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Cooperación Sur-Sur sin restricciones

Fuentes: IPS

Indonesia recibió de Alemania 40 vagones de un tren eléctrico que no le sirvieron para nada porque no eran adecuados para sus vías férreas. El activista Don Marut se sirvió del ejemplo para cuestionar las dificultades de la asistencia del mundo rico al Sur en desarrollo. Comprados a Alemania en el marco de un paquete […]

Indonesia recibió de Alemania 40 vagones de un tren eléctrico que no le sirvieron para nada porque no eran adecuados para sus vías férreas. El activista Don Marut se sirvió del ejemplo para cuestionar las dificultades de la asistencia del mundo rico al Sur en desarrollo. Comprados a Alemania en el marco de un paquete de «ayuda condicionada», los vagones, construidos para vías férreas más anchas, se están oxidando en una estación de tren de ese país de Asia sudoriental, pese a que fue parte de un proyecto para mejorar la eficiencia del sector y contó con respaldo del Banco Mundial.

«Ayuda condicionada» es un «eufemismo para imposiciones rigurosas que las naciones del Sur tienen que aceptar para recibir un préstamo para el ‘desarrollo’ de un país occidental», indicó Marut, director ejecutivo del no gubernamental Foro Internacional para el Desarrollo de Indonesia, coalición de organizaciones con sede en Yakarta. «Recibimos un buque de guerra y una embarcación patrullera de Occidente que no se podía utilizar en nuestras aguas», añadió.

Las ataduras disfrazadas de asistencia al ‘desarrollo’ son una artimaña usual de los países ricos para «reubicar tecnología no utilizada», explicó Marut en la conferencia sobre asistencia y desarrollo realizada en la capital de Tailandia.

«No puede seguir así. Estamos apoyando el negocio de la asistencia para garantizar el empleo en las agencias donantes», indicó Marut.

La irrupción de actores como China y, cada vez más, India, que ofrecen millones de dólares en asistencia oficial al desarrollo (ODA) sin condiciones, cambia las reglas de juego, según analistas.

Numerosos activistas sostienen que el cuarto Foro de Alto Nivel sobre la Efectividad de la Asistencia, que se realizará del 29 de noviembre al 1 de diciembre en la ciudad surcoreana de Busan, será un punto de inflexión para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un grupo de países ricos que desde hace décadas fija la política de la asistencia al desarrollo. «La legitimidad de la OCDE fue puesta en cuestión por los nuevos donantes, en especial China e India, en Asia, y Brasil, en América Latina», indicó Antonio Tujan, director de IBON International, organización con sede en Manila. «La crisis económica global complicó a la OCDE y puso en cuestión su existencia misma», indicó Tujan.

La Organización sabe que las «naciones en desarrollo pueden recurrir a China si no quieren aceptar las condiciones de asistencia tradicional», dijo a IPS. «La reunión de Busan será un proceso dirigido por la OCDE, pero marcará el cambio de caminos en el paisaje de la ayuda al desarrollo», sostuvo.

La asistencia al desarrollo Sur-Sur incluyó 2.500 millones de dólares aportados por China, en 2009, y 547 millones de dólares de India, en 2008, por debajo del monto global de 140.000 millones de dólares en 2009. Estimaciones de la Facultad Wagner, de la Universidad de Nueva York, estiman que el aporte de China fue mucho mayor y ascendió a 27.500 millones de dólares, en 2006, y a 25.000 millones de dólares, en 2007.

Las cifras manejadas por la Universidad se basan en informes de prensa, pero coinciden con el estudio «Cooperación Sur-Sur: un desafío al sistema de ayuda», publicado por IBON».

«Parece haber consenso de que la asistencia china es sustancial y que aumentó en los últimos años», añade.

África sigue siendo el principal objetivo de la generosidad de China al recibir 45 por ciento de los fondos concedidos por Beijing. India dividió su asistencia entre países de Asia meridional, como Bután y Afganistán, y de África, como Sudán y Etiopía.

La ayuda, la asistencia al desarrollo y el comercio de China con Camboya, un país que lucha por recuperarse desde 1991, cuando se logró un acuerdo de paz que puso fin a un sanguinario conflicto de dos décadas, ilustra la velocidad con la cual aumenta la cooperación Sur- Sur y se erosiona el monopolio de los donantes occidentales.

Beijing contribuyó con 850 millones de dólares para construir 14 represas en 2008, un notorio aumento respecto de los 45 millones invertidos en 2003. «China e India ingresaron en el terreno con intereses estratégicos y de política exterior», dijo Kavaljit Singh, director del Centro de Investigación sobre Interés Público, con sede en Nueva Delhi.

«China quiere acceder a recursos naturales a cambio de su inversión en infraestructura, en tanto India pretende asegurarse beneficios geopolíticos, y una voz más fuerte en el concierto internacional».

Pero ni Beijing ni Nueva Delhi revelan qué papel pretenden desempeñar en la reunión de Busan, organizada por la OCDE.

El grupo de países ricos «quiere a India, China y Brasil porque saben que disminuye su legitimidad e influencia en el mundo», señaló Anselmo Lee, del Foro de Cooperación Internacional para el Desarrollo de la Sociedad Civil Coreana. «No se siente cómodo con la competencia del Sur», apuntó. «Es uno de los asuntos políticos más importantes que ocurren tras bambalinas», dijo a IPS.

 

Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98973