«Nadie se nos montará encima si no doblamos la espalda.»-Martin Luther King. Es común escuchar en los corrillos políticos de que los escándalos en Honduras duran tres días y nadie rinde cuentas: la ley existe para proteger a los criminales de traje y para hundir al delincuente común, que por hambre se robó un […]
Es común escuchar en los corrillos políticos de que los escándalos en Honduras duran tres días y nadie rinde cuentas: la ley existe para proteger a los criminales de traje y para hundir al delincuente común, que por hambre se robó un pan o contra aquel ciudadano que señala a las maras en el poder. Ahora ya no solo lo meten preso sino que puede ser presa de los balazos como el abogado Antonio Trejo, quien fue asesinado en el marco de la lucha contra las Ciudades Modelos, que pretenden vender partes de Honduras a otros países para que instalen sucursales de sus países: minipaíses con sus propias leyes, su estilo cultural y teniendo al pueblo hondureño como la servidumbre.
Es probable que basados en que el hondureño carece de memoria, olvida con una velocidad espantosa y es devoto de lo que se conoce como el ‘valeverguismo’: Te van a vender el país (me vale v…); van incorporarse a Petrocaribe para financiar campaña política (a mi me vale v…); Te van a dejar sin ríos se los están vendiendo a compañías extranjeras (a mi me vale v…); Te estás quedando sin carreteras las están vendiendo a extranjeros (a mi me vale v…); Ya la playa no es tuya y no dan permiso para entrar a los nacidos aquí (a mi me vale v…); No le pagan al magisterio y lo reprimen y eso atenta contra la educación de tus hijos (a mi me vale v…). Es posible que llegue el día en que se les diga: No tenés trabajo, no tenés que comer y tu hijo se murió por falta de una medicina barata… Quizá entonces el hondureño/a diga: «Nunca debió valerme v… lo que hacían en contra del que era mi país.» (Tal vez para entonces la reflexión haya llegado demasiado tarde).
Esa teoría del ‘valeverguismo» no es mía sino del dramaturgo amigo, Dr. Rafael Murillo Selva, quien hace años, en Café Paradiso, con risa de asombro, al finalizar se preguntaba y nos preguntaba: «¿En qué vamos a quedar si este país sus hijos (hijas) no lo quieren…? A todo mundo aquí le vale verga». Pues parece que hemos llegado a esa línea divisoria que profetizaba Murillo Selva, es el momento de saber si queremos o no nuestra patria llamada Honduras: rescatarla o dejar que la comercien unos cuantos aventureros de la delincuencia y nuestro pueblo triplique la miseria ya existente.
Es probable que basados en ese posible «olvido» y «valeverguismo» del pueblo hondureño, existan individuos que con el mayor cinismo se lanzan a buscar la presidencia del país presentándose como los angelitos guardianes del indefenso pueblo. Este es el caso de estos dos militares: El primero, Romeo Vásquez Velásquez, quien cree que ya se olvidó al pueblo que él fue el cabecilla militar del golpe de Estado del 28 de junio del 2009 y que tiene, hasta la fecha de hoy, sumida a Honduras en el caos (entre ellos cantidad de compatriotas asesinados por sus ideales); cree que ya se olvidó que él se burló de la tortura que el 3 de octubre del 2009 hicieran contra el presidente Zelaya mientras se encontraba cautivo en la embajada de Brasil, dijo entonces Romeo a Radio Globo, con toda la burla y el cinismo: «¿Cuál tortura? Es que estábamos celebrando el día del soldado»; ya se le olvidó que iba a comer a la casa de los Zelaya-Castro y les llamaba compadre y comadre y después les traicionó; ya se le olvidó al pueblo que a él se le entregaron millones de lempiras del pueblo hondureño y los despareció. Seguramente cree que a todos y todas ya se nos olvidó su pasado, documentado en los periódicos de la época, de pertenecer a una banda de roba carros. E incluso ha de creer que ya se le olvidó al pueblo que llevó a la quiebra a Hondutel. En sus sueños de grandeza piensa que saldrán las multitudes a votar por él para que termine de quebrarles el país.
No niego que Romeo Vásquez Velásquez como ciudadano tenga derecho a aspirar la presidencia del país, pero después de someterse a un tribunal serio, real, que no contemple la impunidad, pague sus años de prisión por el tremendo daño que le ha hecho a Honduras, y solo entonces podría perfilarse como candidato.
El otro militar, egresado del Liceo Militar del Norte, ubicado en San Pedro Sula, Juan Orlando Hernández, basa sus hechos -comenzado por su corte de cabello militar-en la «disciplina» de las barracas, y es así como no le importa pasar por encima de quien sea, incluyendo sus propios correligionarios como RicAlva (Ricardo Alvarez), que entre él y Porfirio Lobo lo convirtieron en manso corderito que ahora le toca estar de arrimado a ellos, a obedecer sin discusión lo que ellos le ordenen o le dejan del todo fuera de la repartición del botín del siguiente asalto.
Juan Orlando (de La Tortilla) Hernández, al igual que Romeo Vásquez Velásquez, creen que el pueblo hondureño es extremadamente tondo (¿o tendrán la razón y el equivocado es uno), y por ello sale con tonterías propias para que se las celebren los tontos/as: «Yo sigo siendo el mismo indito de Lempira». Era, fue, ahora es el «indito del dólar» sino pregúntenle cual es la prisa por vender la patria a través de las Ciudades Modelos. Pregúntenle por qué él y Pepe Lobo mandaron a Arturo Corrales a hacer lobby extremo para que los incorporen (a ellos, no al país) a Petrocaribe (dólares, dólares, dólares para campaña y hambre para el pueblo).
Ahora dice: «Yo soy del centro». Claro, revise el mapa de Honduras y verá que Yoro está en el centro, y de allí es el dictadorzuelo Micheletti, por eso Juan Orlando lo respaldó en lo del golpe. Sin duda que es del centro: seguidor de Micheletti.
No es de extrañar que esta avalancha que están haciendo contra el pueblo hondureño, sea parte del experimento como lo fue el golpe de Estado, con asesoría exterior, para ver como reacciona el pueblo ante la venta de su soberanía, que se pagará la matricula, despido del magisterio, anuncios de Petrocaribe como salvación, exoneraciones, pleitos de compadre hablado entre Pepe Lobo y Juan Orlando contra Maurico Villeda-Micheletti… Todo una caravana de situaciones que mantienen el pueblo en vilo, y la criminalidad de arriba y de abajo a sus anchas, es como para que se pierda toda esperanza. Y con todo esto el principal olvido que buscan es que el pueblo hondureño olvide el reciente descomunal fraude en las elecciones internas.
Esa es la antesala que espera para este noviembre 24 del 2013, gigantesco fraude, avalado por las reacciones del pueblo mexicano ante el fraude y del paraguayo ante el golpe de Estado sin balazos. Manifestaciones unos cuantos días, el cansancio, desinterés, y después todo pasó como si no pasara nada y el neoliberalismo con luz verde para seguir asfixiando a nuestros pueblos.
Escuchaba al candidato independiente Salvador Nasralla, en el noticiero Mi Nación con el periodista Julio Ernesto Alvarado y Peralta, que él se inclinaba por el voto electrónico para evitar el fraude, coincidiendo con la candidata Xiomara Castro de Zelaya, del Partido Libertad y Refundación (libre), quien en la juramentación de su equipo de trabajo el pasado sábado, en concentración masiva del pueblo hondureño, abogó también por el voto electrónico.
Está bien pero no basta, no deben de olvidar que los maestros de la maldad, la avaricia y el fraude, ya han de tener listos sus expertos en alterar también la votación electrónica.
Estos dos militares «piensan» como el oligarca argentino, dueño del conocido periódico La Razón, Bartolomé Mitre, de tan antidemocráticos que ni cuenta se dan cuando caen en el ridículo, citado por el Dr. Carlos Sosa Cuello y el periodista Marvin Ortiz, en su programa de los sábados por Radio Globo: «Vivimos la dictadura de los votos, que es la peor de todas.»
Quizá el comienzo del pueblo hondureño para recuperar su país sea curarse del olvido y olvidarse del «valeverguismo».
Nueva York 21 enero 2013. Día del gran líder mundial Martin Luther King.
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