Después del golpe de Estado en Honduras se han intensificado los ataques contra la comunidad LGBTI, con un saldo de 331 personas asesinadas y 1 desaparecida, una cantidad importante de ataques, agresiones, amenazas, y el cercenamiento acelerado de derechos fundamentales. Indyra Mendoza, directora de la Red Lésbica Cattrachas y panelista en el Foro «Impactos del […]
Después del golpe de Estado en Honduras se han intensificado los ataques contra la comunidad LGBTI, con un saldo de 331 personas asesinadas y 1 desaparecida, una cantidad importante de ataques, agresiones, amenazas, y el cercenamiento acelerado de derechos fundamentales.
Indyra Mendoza, directora de la Red Lésbica Cattrachas y panelista en el Foro «Impactos del golpe de Estado en los derechos humanos, con énfasis en la violación de los derechos laborales y de la comunidad LGBTI», organizado por Cofadeh, Apuvimeh y la Rel-UITA, conversó con La Rel.
Durante el golpe, de las 29 personas asesinadas, 15 eran mujeres trans, 9 de las cuales fueron ejecutadas de forma extrajudicial. Todos los casos están impunes.
Pero también aprendimos que nuestras demandas podían ser escuchadas a nivel internacional. En el primer Examen Periódico Universal (EPU) logramos que Naciones Unidas le hiciera 7 recomendaciones al Estado de Honduras.
Diez años después tenemos 88 recomendaciones sobre temáticas LGBTI desde diferentes espacios internacionales.
El caso de Vicky Hernández nos enseñó que, aunque nos vean desechables, sí valemos.
Su caso ahora se ventila en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH), donde se hablará de los asesinatos y las ejecuciones extrajudiciales durante el golpe.
De lograr la derogación de la amnistía general[1] se abriría la posibilidad de perseguir penalmente a los que estuvieron detrás de todos los asesinatos ocurridos durante y después del golpe.
Estamos hablando de miles de personas asesinadas, incluyendo a más de 340 femicidios durante los primeros seis meses del golpe. ¿Dónde están los culpables?
Ni ella ni sus compañeras se habían dado cuenta que había ‘toque de queda’ y que en las calles sólo había policías y militares.
Cuando miraron que un grupo de uniformados se estaba acercando a ellas comenzaron a correr. A Vicky la encontraron el siguiente día con un disparo en la cabeza.
Logramos tener acceso a un documento de Medicina Forense donde se decía que a Vicky no se le hizo autopsia porque era VIH positiva. De esta manera ocultaron todas las pruebas. Fueron sus compañeras, junto con su familia, que recuperaron su cadáver en la morgue y la enterraron.
Desde este momento, nuestra organización, sus familiares y la Fundación Mundial de Victidogmática «Robert F. Kennedy» le hemos dado seguimiento al caso, que ahora se conocerá en la Corte IDH.
A partir del 2004, la Confraternidad Evangélica de Honduras decidió hacer todo lo posible para que no se aprobaran leyes sobre los derechos LGBTI.
De esta manera se fue profundizando el odio en la sociedad y los evangélicos fueron adquiriendo más poder, posicionándose en puestos claves como educación, salud y depuración policial. Prácticamente se han convertido en el soporte moral de este régimen.
El objetivo es muy claro: llegar a tener una nación sin personas anormales, inmorales o aberradas como nos llaman a nosotros. Una nueva nación sólo de gente de camiseta blanca, que se adhiera a su moral y no a las libertades y a los derechos humanos.
Muchas organizaciones se han abierto a la temática LGBTI, como por ejemplo Copinh y Ofraneh[2] que ya tienen comisiones específicas dentro de su estructura.
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