Las encuestas de intención de voto para los comicios generales de este domingo en Ecuador indican que el presidente Rafael Correa sería reelecto en primera vuelta. Los datos de los últimos sondeos señalan que Correa obtendría cerca de 50 por ciento de los sufragios, con una distancia de 20 puntos porcentuales de su más cercano […]
Las encuestas de intención de voto para los comicios generales de este domingo en Ecuador indican que el presidente Rafael Correa sería reelecto en primera vuelta.
Los datos de los últimos sondeos señalan que Correa obtendría cerca de 50 por ciento de los sufragios, con una distancia de 20 puntos porcentuales de su más cercano adversario, el ex presidente Lucio Gutiérrez (2003-2005).
El magnate bananero Álvaro Noboa se ubicaría en tercer lugar, y en cuarto puesto, con 10 por ciento de intenciones de voto, estaría la postulante Martha Roldós, hija del ex presidente Jaime Roldós (1979-1981), que lidera una pequeña alianza de izquierda y centroizquierda crítica del gobierno al que había apoyado en la Asamblea Constituyente del año pasado.
Según la ley electoral, para ganar la Presidencia en primera vuelta se necesitan más de 50 por ciento de los votos, o más de 40 por ciento con una diferencia de 10 puntos porcentuales respecto de los otros candidatos.
El marcado favoritismo de Correa impulsó a los demás postulantes, sobre todo a Gutiérrez, a centrar sus campañas en los ataques al mandatario.
La intención de voto de Gutiérrez creció en las últimas semanas, y el ex presidente puede conseguir un importante caudal de sufragios.
Varios aspirantes afirmaron que un segundo gobierno de Correa pondría fin a la dolarización de la moneda y llegaron a sostener que había llegado al país un barco cargado de billetes de una nueva moneda, llamada «cóndor», lo que nunca se comprobó.
También hubo dardos específicos al Ministerio de Salud Pública, protagonista de algunos de los logros que esgrime la administración de Correa.
Una denuncia contra la ministra de Salud, Caroline Chang, intentó responsabilizarla del pago de sobreprecio en contratos de compra de camas para hospitales. Pero poco después se comprobó que el documento exhibido en los medios sobre esa irregularidad databa de 2006, cuando aún no había asumido este gobierno, y la fecha había sido adulterada.
Para el analista Santiago Pérez, director de la encuestadora que lleva su nombre, cree que fue un error de los candidatos enfocar la campaña en esos ataques.
«La que más se equivocó fue Martha Roldós. Ella tenía posibilidades de generar una voz alternativa de un proceso de cambio que podía ser vista de una manera diferente, pero se centró» en atacar a Correa y perdió posibilidades.
«El nerviosismo, incapacidad y falta de tiempo hicieron que (los estrategas) cayeran en los mismos clichés, que solo ensuciaron el ambiente», dijo Pérez.
Para Simón Pachano, catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, la ventaja de Correa provocó desinterés de la ciudadanía, reflejado en la ausencia de debates entre los candidatos, el poco contenido de la campaña y la escasa participación popular.
Uno de los temas ausentes del debate fue el potencial impacto que tendría en este país la crisis económica internacional. El presidente ha insistido en que Ecuador tiene una economía estable, por lo que no lo afectará la crisis, ni se reducirá la inversión social.
Gutiérrez, en cambio, opina que hay que reducir el gasto para enfrentar la crisis, porque el gobierno ha despilfarrado fondos públicos.
Las encuestas no arrojan resultados categóricos en cuanto a la distribución de poder que tendría la unicameral Asamblea legislativa. Los postulantes de la fuerza gobernante, el Movimiento Acuerdo País, carecen de la popularidad de Correa y muchos de ellos despiertan marcado rechazo.
En septiembre de 2007, cuando se eligieron los representantes a la Asamblea Constituyente, Acuerdo País se alzó con 82 por ciento de los votos.
Hoy, si bien algunas encuestas indican que Acuerdo País puede lograr 60 de los 126 escaños de la Asamblea, otros sondeos son menos optimistas.
En las dos últimas semanas, Correa tuvo que redoblar esfuerzos para fortalecer la imagen de varios candidatos a legisladores.
Quienes aspiran a alcaldías y prefecturas (gobernaciones provinciales) también podrían perder en muchas ciudades y provincias, contradiciendo lo pronosticado por analistas dos meses atrás.
La segura reelección del derechista Jaime Nebot como alcalde de Guayaquil, ciudad más grande y principal centro comercial, fortalecería a la derecha en ámbitos locales.
El comportamiento del electorado podría ser muy diferente al de la consulta popular que aprobó la vigencia de una nueva Constitución, en septiembre del año pasado.
Entonces fue fundamental la presencia de actores sociales y políticos para asegurar el éxito del proyecto constitucional que promovía Correa, tal como ocurrió en la segunda vuelta electoral de 2006, cuando el actual mandatario se midió con Noboa.
La participación de movimientos sociales, especialmente de la Confederación de Pueblos de la Nacionalidad Kichua, la más importante de las organizaciones indígenas, movilizados barrio por barrio y comunidad por comunidad para difundir la Constitución, resultó determinante para el resultado.
En esa movilización de carácter nacional jugo también un papel importante el ex presidente de la Asamblea Constituyente, Alberto Acosta, ahora distanciado de Correa por discrepancias políticas.
Esa campaña nacional rescató el voto de mucha gente crítica del gobierno que, sin embargo, apoyó el texto constitucional en lo que se denominó un «Sí» crítico o de conciencia.
Ahora, varios de los sectores que apoyaron la Constitución, sobre todo el movimiento indígena, el mayor por su organización y capacidad de movilización, no respaldan al gobierno, con el que han chocado por sus políticas en minería y seguridad alimentaria, entre otros temas.
Se puso así de manifiesto la debilidad organizativa y de movilización y la falta de respuesta política de Acuerdo País, así como la escasa representatividad de los pequeños grupos que lo integran.
Los indígenas tampoco respaldan otra candidatura, y solo participan de los comicios con candidatos en el plano local. Acosta tampoco se pronunció públicamente por ningún postulante y prefirió mantenerse fuera de la campaña.
La mayor fortaleza de la campaña de Correa, entonces, es su popularidad, cimentada en las políticas sociales de su gestión, en especial en materia de salud.
La extensión de la atención en salud a consecuencia de la gratuidad progresiva y de la mejora de los servicios fue una de las mayores banderas del oficialismo.
En dos años, cientos de miles de ecuatorianos y ecuatorianas marginados de la atención sanitaria pudieron tener cobertura de salud pública.
«La inversión social ha estado dirigida principalmente a los sectores más desprotegidos», dijo Correa a IPS.
«En estos dos años se han entregado más de 33.000 títulos de legalización de tierras, lo que no se ha hecho en ningún otro gobierno, se están entregando créditos a los campesinos y se está atendiendo las principales necesidades de la población, en salud, educación y vivienda. Se ha dado prioridad a lo social, y no al pago de la deuda externa, como hacían los gobiernos anteriores», aseguró Correa.
Para algunos actores sociales e intelectuales, tras los comicios llegará el momento de profundizar cambios políticos, sociales y económicos, utilizando las herramientas de la nueva Constitución.
Pero todo dependerá de la correlación de fuerzas en el parlamento y el gobierno, así como en los ámbitos sociales.
Están habilitadas para votar un poco más de 10 millones de personas, que elegirán presidente y vicepresidente, legisladores, alcaldes y prefectos.
Tendrán la opción de sufragar los jóvenes de entre 16 y 18 años, los presos sin sentencia y los extranjeros con más de cinco años de residencia en el país.