Fustigado por acusaciones de abuso en la guerra contra el terrorismo y en la ocupación de Iraq, Estados Unidos se retiró de la pugna por integrarse en el flamante Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El gobierno de George W. Bush es objeto de intensas críticas de la comunidad internacional, entre otras razones, por […]
Fustigado por acusaciones de abuso en la guerra contra el terrorismo y en la ocupación de Iraq, Estados Unidos se retiró de la pugna por integrarse en el flamante Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
El gobierno de George W. Bush es objeto de intensas críticas de la comunidad internacional, entre otras razones, por los abusos cometidos contra detenidos en la prisión bagdadí de Abu Ghraib y en la instalada en la base naval del enclave estadounidense en Guantánamo, Cuba.
El portavoz del Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos, Sean McCormack, confirmó el jueves la decisión de su gobierno de no postularse para la integración al Consejo, que se resolverá en mayo.
Fuentes diplomáticas de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Nueva York atribuyen esta decisión al temor de que Estados Unidos no logre los 96 votos necesarios para ser elegido en la Asamblea General del foro mundial, de 191 miembros.
«Como se prevé una elección por voto secreto, es muy improbable que las tácticas de mano dura e intimidación que habitualmente practica Estados Unidos le ayuden a obtener los votos necesarios», dijo un diplomático a IPS.
«Si Estados Unidos se presenta y pierde, sería una resonante bofetada pública para este país que se define a sí mismo como promotor de los derechos humanos pero justifica abusos en nombre de la lucha contra el terrorismo», agregó el informante.
El Consejo de 47 miembros remplazará a la cuestionada Comisión de Derechos Humanos, de 53, en la cual participaron países como China, Cuba, Irán, Libia, Sudán y Zimbabwe, cuyos antecedentes en la materia han sido criticados por Washington y numerosas organizaciones independientes.
China, Cuba, Irán y Libia son desde el jueves candidatos a integrar el Consejo, y tienen grandes posibilidades de ser elegidos.
En mayo de 2001, cuando Estados Unidos se presentó como candidato para ocupar un lugar en la Comisión de Derechos Humanos, sufrió una derrota humillante y fue expulsado por primera vez desde la creación de este foro en 1947.
Debido al gran resentimiento contra Washington, muchos países, que previamente habían prometido su apoyo, dejaron de lado sus compromisos gracias al voto secreto.
Durante las discusiones que precedieron la creación del Consejo de Derechos Humanos a principios de año, Washington respaldó una propuesta según la cual los cinco miembros del Consejo de Seguridad con derecho a veto — China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia–, fueran también integrantes permanentes del nuevo Consejo.
El intento de garantizar un escaño para cada miembro permanente del Consejo de Seguridad fue rechazado por una abrumadora mayoría. Sin embargo, los cinco países sí ocupan un lugar a perpetuidad en otro órgano de la ONU de reciente creación, la Comisión para la Consolidación de la Paz.
«Funcionarios estadounidenses y de la ONU presionaban para que Washington peleara un lugar en el Consejo de Derechos Humanos, pero es muy conveniente que ese país se quede al margen», dijo una experimentada investigadora del Instituto de Estudios Políticos con sede en Washington, Phyllis Bennis.
Según Bennis, el gobierno de George W. Bush prefiere permanecer fuera del Consejo y postularse en las siguientes elecciones.
«Pesa mucho en de la ONU la ira que despierta la hipocresía de Estados Unidos y el doble discurso hacia otros supuestos violadores de los derechos humanos (ha sancionado a Cuba e Irán, mientras protege a Arabia Saudita y Egipto, a la vez que apoya a Israel). Otros gobiernos pueden no estar dispuestos a apoyar el intento de Washington», comentó Bennis a IPS.
Otra posible razón de la caída de la candidatura puede ser el resentimiento del embajador de Estados Unidos en la ONU, John Bolton, con la creación de este Consejo, por la que votó en contra, y el antagonismo general del gobierno de Bush con la ONU. Todos los miembros del Consejo de Derechos Humanos deben someterse a una evaluación en los tres años que durará su participación en el órgano.
«Pero más allá de esas razones, Estados Unidos simplemente no merece integrar el nuevo Consejo, cuyo mandato fue específicamente diseñado para excluir a los violadores de los derechos humanos», agregó Bennis.
Estados Unidos, Islas Marshall, Israel y Palau votaron en contra de la creación del Consejo de Derechos Humanos, aprobada el mes pasado en la Asamblea General.
El jueves, varias organizaciones no gubernamentales expresaron su disconformidad con la decisión de Estados Unidos de rehuir la elección.
«Es muy lamentable» que el gobierno estadounidense no pelee por un lugar en el Consejo, comentó el presidente de Fundación ONU de Estados Unidos, Tim Wirth.
«Para muchos, la decisión puede ser una señal de que no se pliega a los esfuerzos de la comunidad internacional para promover los derechos humanos», señaló Wirth.
Pero Washington debería estar desde el principio en este nuevo foro de derechos humanos, según el diplomático estadounidense William H. Luers, presidente de la Asociación Naciones Unidas de Estados Unidos con sede en Nueva York, organización que respalda al foro mundial.
«Esta decisión con poca visión de futuro contradice lo que declaró antes el gobierno de Estados Unidos acerca de que trabajaría conjuntamente con otros países para que el Consejo sea tan fuerte y efectivo como sea posible», agregó.
«Queremos ver cómo cumplen esto sin siquiera pelear un lugar», agregó Luers.
La decisión de Washington de no presentarse «es un gran error», señaló el director ejecutivo de la organización UN Watch con sede en Ginebra, Hillel Neuer.
«Aun aquellos que no son favorables a Estados Unidos reconocen que la decisión de la superpotencia mundial de quedarse al margen augura la muerte del nuevo Consejo», agregó.
«Seguramente, nosotros los ginebrinos, que regularmente circulamos por la entrada de la sede de la ONU que una vez fuera de la Liga de Naciones, seamos conscientes de lo que la ausencia de Estados Unidos significa para una importante organización internacional», comentó Neuer a IPS.
«Guste o no, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con todos sus defectos, es la nueva realidad. Estados Unidos debería aguantar la respiración e integrarse. Aquellos que se ven tentados por la fantasía de un maravilloso aislamiento pueden regocijarse al ver que este país se enfrenta con todo el resto del mundo».
Bennis, del Instituto de Estudios Políticos, fue inflexible en su cuestionamiento a Estados Unidos.
«Un país que permanentemente recurre a la pena de muerte, incluso consintiendo a la ejecución de menores y de prisioneros mentalmente discapacitados, no merece pertenecer a este Consejo», afirmó.
Un gobierno cuyos principales funcionarios ignoraron y rechazaron las Convenciones de Ginebra (tratados sobre derecho internacional humanitario, que trata sobre el tratamiento a prisioneros de guerra y civiles afectados por conflictos armados) y llevaron a la aniquilación de los derechos humanos, no tiene lugar en este Consejo, agregó Bennis.
«Sean cuales sean las razones, el nuevo Consejo, será más fuerte y mucho más legitimo sin Estados Unidos», subrayó.