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Egipto: Mubarak se presenta a la presidencia para protegernos del «terrorismo» pero , ¿cómo nos protegeremos del terrorismo de Estado?

Fuentes: Comité de Solidaridad con la Causa Arabe

Insiste Mubarak en proteger al pueblo egipcio del «terrorismo», pero ¿cómo lo hace esta vez? Vuelve a nombrarse como candidato para la presidencia después de 25 años de mandato y de lucha contra los derechos sociales, económicos y políticos de todas las clases sociales, y ahora utilizando los atentados de Sharm el Sheik como excusa […]

Insiste Mubarak en proteger al pueblo egipcio del «terrorismo», pero ¿cómo lo hace esta vez? Vuelve a nombrarse como candidato para la presidencia después de 25 años de mandato y de lucha contra los derechos sociales, económicos y políticos de todas las clases sociales, y ahora utilizando los atentados de Sharm el Sheik como excusa para quedarse mucho más años en el gobierno.

Quizá no presente ninguna sorpresa esta candidatura, algo que se esperaba de un gobierno que nunca renunciaría pacíficamente a todos sus beneficios capitalistas. Pero la sorpresa se presenta en los regalos que Mubarak quiere hacer al pueblo egipcio; ¡Piensa poner fin a la Ley de Emergencia! Una ley que ha servido durante muchos años para frenar y retener todo tipo de oposición política, a través una serie de medidas que permitían, y siguen permitiendo, actuaciones policiales y mantener a miles de personas en las cárceles sin ningún tipo de investigación ni recurso jurídico, prohibiendo cualquier tipo de huelga, manifestación, reunión… etc.

El gobierno quiere también hacernos otro regalo, que no rompe la coherencia de esa dictadura; crear otra ley para luchar contra el «terrorismo».

Sabemos como se entiende el término «terrorismo» en un gobierno como el de Mubarak, así que podemos estar tranquilos al respecto de los planes previstos para crear esta ley nueva: más terrorismo por parte del Estado egipcio, otra ley que va a enfrentarse con todo el movimiento de oposición izquierdista y islamista, que ha empezado en estos dos últimos años a tener fuerza en la calle egipcia; otra ley que va a enfrentarse con la rebelión social que va creciendo entre la clase obrera, los campesinos y en diferentes sindicatos profesionales.

Pero si el gobierno egipcio no deja ninguna oportunidad para ganar más terreno cara a todo el movimiento social creciente, ahora ha encontrado la excusa con la que todo tipo de oposición tiene que callarse, porque todos nosotros -gobierno y oposición- tenemos que aliarnos contra «nuestro enemigo», contra ese fantasma que llaman «terrorismo», y que en Sharm El Sheik la mayoría de victimas que ha provocado han sido los trabajadores egipcios que se encontraban en el barrio más popular de la ciudad. Eran los trabajadores que intentaban aprovechar la temporada turística, la mayoría de ellos venían del sur de Egipto, donde la crisis económica ha llegado a unos niveles desconocidos y donde no queda más remedio que encontrar en estas ciudades turísticas una salida, aunque sea temporal, durante los tres o cuatro meses de verano.

Para buscar ese fantasma, el gobierno en dos días ha recurrido a todos los medios represivos; ha metido a decenas de personas en las cárceles sin ningún tipo de investigación o acusación; ha creado un enfrentamiento armado con los beduinos del Sinaí, donde todavía no se sabe cuantos muertos han sido victimas de esa búsqueda de «algunos pakistaníes desaparecidos» y moviliza sus fuerzas armadas contra barrios populares enteros, en el Cairo y en el sur de Egipto, en busca de algunos familiares de terroristas desconocidos. De una hora a otra el gobierno cambia de línea de investigación, ahora asegura que los terroristas son pakistaníes escondidos en las montañas del Sinaí; ahora afirma que son los familiares de un terrorista escapado; primero dice que es un coche bomba, pero el día siguiente declara que fue un suicida. ¿Cuántos muertos y cuántas víctimas se ha cobrado esa búsqueda ciega? Todavía no se sabe y, como es habitual durante los 25 años del mandato del gobierno de Mubarak, nunca se sabrá nada. Lo que sí es seguro es que el terrorismo de este Estado ha llegado a unos niveles desconocidos, y ahora se alimenta de una alianza nueva, de la alianza global contra el «terrorismo» donde nuestros aliados son Israel, Estados Unidos, Inglaterra… etc.

¿Es el mismo terrorismo el del 11 de septiembre en Estados Unidos y el del 11 de marzo en España? ¿Es el mismo terrorismo el de los autobuses de Londres y el de Sharm El Sheik? ¿Es el mismo terrorismo el que mata a uno de los más firmes aliados de Estados Unidos, Rafiq El Hariri en El Líbano y después asesina a Jeorge Hawi, antiguo secretario general del Partido Comunista, que siempre ha luchado contra Israel y contra Estados Unidos? Miles y miles de preguntas flotan sobre este fantasma, sobre su cara verdadera, sobre sus objetivos y pretensiones… ¿existe de verdad ese fantasma? ¿O es el último invento por parte del imperialismo para superar sus crisis y frenar cualquier movimiento social en cualquier punto del mundo?

Al igual que existen miles de preguntas, existen miles respuestas, sobre todo cuando a los atentados de la resistencia iraquí contra la ocupación se les llama «terrorismo», cuando a la resistencia palestina se le llama «terrorismo», y cuando se utiliza el mismo término en Egipto para vencer y poner fin de toda la rebelión social en estos dos últimos años.

Pero eso sí, ahora podemos hablar sobre un terrorismo concreto, con nombre y apellido, es más conocido que cualquier otra cosa, su cara se está revelando cada vez más; es el único con el que tenemos que enfrentarnos, sus victimas son miles y miles de personas en Irak, en Palestina, en Afganistán, en el Líbano, en Egipto, en América Latina… etc. No es otra cosa que el terrorismo imperialista, es el terrorismo de Estados Unidos y sus aliados contra todos los iraquíes, es el terrorismo de la ocupación israelí en Palestina, es el terrorismo que intenta revivir la guerra civil en el Líbano y es el terrorismo que va matando y encarcelando miles de personas en Egipto durante años. El «terrorismo» no empezó -como nos dicen- con el 11 de septiembre, sino con los primeros crímenes del capitalismo contra todas las clases sociales en todos los países, empezó cuando el imperialismo no veía sino sus intereses económicos en todas partes, explotando y matando por ellos a millones de hombres, mujeres y niños en todo el mundo; el terrorismo empezó con millones de personas que morían y siguen muriéndose de hambre, con millones de personas que no tienen los mínimos servicios ni derechos para sobrevivir. El terrorismo empezó cuando el capitalismo tuvo como único enemigo la clase obrera y todas las clases sociales que intentan luchar para conseguir vencer su explotación.

Como las victimas de esta globalización de horror somos nosotros, no sólo es que sus guerras no son nuestras guerras, sino que la única guerra que tenemos que librar es con este enemigo conocido en todas partes; nuestra lucha no es contra fantasmas, sino contra el imperialismo, origen y causa de todos los fantasmas: nuestra guerra es contra su terrorismo. Por eso los intentos del imperialismo para presentar «la guerra contra el terrorismo» como una guerra de todos los pueblos, no pueden llegar a ningún lado; sus enemigos no son nuestros enemigos ni tenemos los mismos intereses, y en muchas partes del mundo ya ha empezado la lucha verdadera contra el imperialismo, esa lucha que no va a acabar antes de vencer su terror.

En Sharm El Sheik las víctimas son las víctimas del terrorismo de Estado de Mubarak, victimas de 25 años de terror, victimas de la pobreza, victimas de la falta educación, víctimas de la falta de ningún tipo de atención medica durante toda la vida; son las victimas de leyes y constituciones que solo protegen a esta clase capitalista y son las victimas de la desesperación que llevan a miles de jóvenes a buscar alguna salida en los grupos islamistas armados.

Después del atentado y antes de que Mubarak revelara su intención de quedarse en el gobierno otros seis años, muchos partidos de la oposición reformista como el partido nasserista, el Wafd, el Tagamue o Los Hermanos Musulmanes, han denunciado y condenado el «terrorismo» en Sharm El Sheik, siguiendo la misma línea que la propaganda gubernamental. Al caer en el error de estar en la misma trinchera del Estado de Mubarak -aunque por unos días- se ha beneficiado su candidatura, porque si todos nosotros estamos contra el mismo enemigo ¿por qué no dejamos el mando al más experto en luchar contra el «terrorismo»?

Pero si el gobierno se ha aprovechado de toda esta propaganda para presentarnos y sorprendernos con la candidatura de Mubarak por parte del Partido Demócrata NAcional, el movimiento contra él y contra su gobierno también ha ganado terreno en estos dos últimos años, y por eso no ha tardado mucho en manifestarse la respuesta sobre esa candidatura. Todos los partidos de la oposición reformista o radical, los diferentes sindicatos, el movimiento «Kefaya», los diferentes grupos de la izquierda, los partidos comunistas clandestinos han hecho un llamamiento para manifestarse de manera constante en todo Egipto contra Mubarak y contra todas las mentiras de su gobierno.

La movilización social que ha empezado a revivir en Egipto está revelando, cada vez más, quiénes son nuestros enemigos y hacia dónde tenemos que dirigir nuestra lucha. Quizá en algunos momentos se pierda la perspectiva, pero después de muchos años de dictadura, después de muchos años de pobreza y de explotación, y también después de que huelgas y manifestaciones hayan sido en este último año una constante diaria y habitual, es muy difícil perder la perspectiva por mucho tiempo, porque ahora sabemos que el primer enemigo del pueblo egipcio no es ese fantasma de Sharm El Sheik, sino Mubarak con su gobierno y sus políticas que alimentan todo tipo de «terrorismo», y por lo tanto sabemos contra que tipo de «terrorismo» tenemos que luchar.

Amal Ramsis, egipcia, es cineasta y colaboradora habitual del CSCA.

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