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A un año del golpe, los lectores del periódico Diagonal entrevistan a Jesús Garza, miembro del Frente Nacional de Resistencia

«El comportamiento de los grandes medios españoles frente al golpe de Honduras fue vergonzoso»

Fuentes: Diagonal

Jesús Garza es coordinador de la Coalición Hondureña de Acción Ciudadana (CHAAC) e integrante del Frente de Resistencia contra el golpe de Estado que derrocó al presidente Manuel Zelaya el 28 de junio de 2009

Iñigo Jesús Ansotegi: A mí me gustaría preguntarle por la continuidad del régimen postgolpista. Tengo amistades trabajando en Honduras y me han indicado la existencia de un rumor de que se estaría gestando un golpe dentro del golpe para endurecer las medidas gubernamentales dirigido desde los sectores más reaccionarios del país. ¿Qué considera usted que hay de cierto en todo esto?

Jesús Garza: El señor Lobo Sosa hace intensos esfuerzos infructuosos por lograr el pleno reconocimiento internacional. Esto le lleva a tomar algunas medidas que se contraponen al pensamiento de los sectores ultraderechistas vinculados al golpe de Estado y se manifiestan inconformes con la actuación de Lobo, especialmente cuando habla de que Zelaya puede regresar al país. Algunos incluso se han atrevido a amenazarle públicamente con darle un golpe de Estado. Han circulado editoriales y artículos de opinión en los diarios vinculados al golpismo que hablan de tener listas las «pijamas» para Pepe Lobo en clara alusión a la expulsión de Zelaya en ropa de dormir la madrugada del 28 de junio de 2009.

Lobo es parte del movimiento que gestó el golpe, pero intentó mantenerse como observador, aparentando estar al margen, con la evidente intención de sacar provecho electoral. Por ello podemos decir que no representaba la cara visible del golpe en las elecciones. El candidato idóneo de los golpistas era Elvin Santos.

Todas estas situaciones es lo que ha dado pie a rumores fuertes de golpe de Estado contra Pepe Lobo. Incluso el mismo Lobo dio entrevistas a los medios asegurando que sabía perfectamente quiénes eran los que intentaban darle el golpe, sin dar nombres por supuesto, y comentando que tenía información fidedigna de que se habían producido reuniones secretas con ese fin.

Existen contradicciones entre los sectores de ultraderecha con los de la derecha moderada, no son contradicciones determinantes, pero se manifiestan en los medios. Lobo sabe que si toma algunas tibias medidas contra los golpistas, le granjearían reconocimiento de varios países y simpatías en un buen sector del pueblo hondureño, pero ni siquiera esas medidas son aceptadas por los autores directos del golpe.

Para muchos analistas los rumores sobre un posible golpe pueden resultar también de una campaña personal de Lobo por parecer un mártir y ganarse el apoyo del pueblo en resistencia, asunto que se ve cada día mas difícil.

SARSAMARCUELLO ¿Cuál es el horizonte político en Honduras más allá del golpismo en cuanto a grandes partidos se refiere? ¿Existe la tentación de algún sector socioliberal de aceptar el golpe y comenzar de nuevo como si nada hubiera ocurrido? Por otro lado, sabemos que la represión, lejos de cesar parece incluso poder recrudecerse… ¿cuánto sabemos de cómo se organizan los golpistas?, ¿la represión la ejercen sicarios, policías haciendo horas extra o se está conformando grupos paramilitares?, ¿existen indición de que haya algun tipo de entrenamiento y asesoramiento hacia los «paramilitares»?

J.G.: Desde luego que existe un buen sector de los partidos tradicionales, especialmente del Partido Nacional en el poder de hecho, que aspiran, promueven y hacen campañas, por convencer al pueblo hondureño de que ya pasó todo, que perdonemos a los que rompieron el orden constitucional y asesinaron y violaron derechos humanos, de que el pasado es el pasado, etc. Que ahora volvamos a trabajar como si nada. Pero en la medida que quieren argumentar esas tesis terminan dando más argumentos al pueblo para entender cómo el golpe de Estado militar esta sólidamente unido a los intereses de grupos económicos privilegiados y cómo sus partidos políticos responden a esos intereses.

Ahora bien, es evidente que el bipartidismo se ha roto, especialmente desde la visión del pueblo, se confirmó lo que siempre habían percibido pero no comprobaba: el Partido Nacional y el Partido Liberal son la causa política de la pobreza y no responden a los intereses de las mayorías. Por otro lado, se percibe, que para los grupos económicos estos mismos partidos, sus partidos, ya no son un instrumento idóneo.

Por las noticias y editoriales en los medios golpistas, se percibe el interés de la ultra derecha por lanzar su propio partido, tratan de levantarle perfil a Micheletti tanto a nivel nacional como centroamericano.

En una de las ultimas reuniones del Frente se analizaba que si en un futuro decidiéramos lanzar nuestro propio partido, la contienda no sería contra los liberales y nacionalistas, sino con el partido de ultraderecha que desean echar a andar.

La organización de los golpistas es sumamente compleja. El grupo que construye el golpe está integrado por empresarios ligados a grupos financieros y de servicios, militares, políticos y religiosos fundamentalistas de toda calaña, además de miembros de la «sociedad civil» ligados a la cooperación de los Estados Unidos y en franca relación con el embajador de ese país en Honduras.

Ya en los años ’80, había surgido una organización denominada Asociación para el Progreso de Honduras (APROH) que, entre sus caras más visibles, figuraba el entonces rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y el General Gustavo Alvares, famoso por imponer la doctrina de seguridad nacional, formado en la Argentina de Videla y responsable de los desparecidos y violaciones de derechos humanos en esa época. La APROH fue la base política de la represión de entonces y, de hecho, la han reactivado con lo que ahora se llama Unión Cívica Democrática (UCD), a través de la cual los empresarios y la propia embajada de EE UU apoyaron las acciones antidemocráticas de Michelletti y ahora son los voceros en contra de Lobo cuando este dice algo que no satisface sus posicionamientos golpistas.

Es evidente por los patrones de conducta y violaciones de derechos humanos que existen grupos paramilitares, posiblemente por la reactivación del antiguo batallón 316, célebre por los desaparecidos que provocaron en el país entre 1981 y 1985. Lo más grave es que se percibe la actuación de sicarios, de asesinos que hacen ver la muerte de periodistas, dirigentes y activistas del Frente como acciones de la delincuencia común, que el referente de la policía para luchar contras la «delincuencia» sea justamente un convenio de cooperación con el Gobierno de Colombia que, como todo mundo sabe, está constantemente denunciado por violaciones de los derechos humanos.

César Pérez Navarro: ¿Qué le parece el comportamiento de los medios de comunicación españoles durante el golpe militar? ¿Cómo es posible que eludiesen en un primer momento la expresión «golpe de Estado en Honduras» para convertir lo ocurrido en «detención del presidente hondureño»?

J.G.: El comportamiento de los grandes medios corporativos fue vergonzoso desde la perspectiva de los que creen en un periodismo veraz y digno, algo que en la práctica no existe.

La libertad de expresión se ha convertido en la libertad de inversión en medios de comunicación, pues más allá, este tipo de medios, de ser voceros de los grupos económicos dominantes en nuestra sociedad, son defensores a ultranza de sus intereses en el ámbito nacional e internacional.

Lo raro sería que no defendieran a los golpistas hondureños, pues son de la misma calaña de los que en el Estado español se oponen a todas las conquistas laborales y las posibilidades de gobiernos auténticamente democráticos. Incluso un eurodiputado español del PP se atrevió a decir en el Parlamento Europeo en Bruselas que las elecciones en Honduras habían sido un ejemplo para el mundo, que ojala España tuviera ese tipo de elecciones. Con ese posicionamiento de un político perteneciente a uno de los partidos mayoritarios de España. ¿Cómo podrían comportarse de otro modo los medios que les sirven de voceros?

Además, el gobierno golpista y el continuador del golpe, deben estar pagando buena plata a cambio de campañas en los medios extranjeros para que les mejoren la imagen, un negocio que cuanto más difícil es, mejor se paga.

Los medios españoles, para consuelo de los ilusos, no fueron los únicos en hacer ese viraje, la propia cadena CNN comenzó diciendo «golpe de Estado» y terminó hablando de «sucesión presidencial constitucional, Y mantienen ese criterio a pesar de que la OEA y la ONU siguen sosteniendo la tesis, correcta, de que fue un golpe de Estado, aún cuando pretendan, por diversos intereses económicos y geopolíticos, reconocer a Pepe Lobo.

Los medios de hoy, desgraciadamente, no tienen como virtud la libre expresión y circulación de ideas, sino la venta de publicidad y fortalecimiento de valores políticos que beneficien a sus propietarios. ¡Buena lucha nos espera a los pueblos del mundo por rescatar el periodismo y la prensa de las garras y lógicas del mercado en el contexto neoliberal de la economía mundial!

Antonio Valladares: ¿Cómo se explica que Porfirio Lobo haya ganado las elecciones? ¿Por qué la resistencia no las consideran válidas?

J.G.: Con respecto a las elecciones hay mucho que decir. En primer lugar, la aceptación de la candidatura de Elvin Santos fue ilegal, él era el vicepresidente del país, recurrió a una renuncia ante el Congreso Nacional, lo cual no era posible pues la Constitución establece que los cargos por elección popular son irrenunciables a excepción por casusa de muerte o invalidez física o mental debidamente comprobada (de allí que tampoco fuera posible la renuncia de Mel Zelaya tal como la presentaron al Congreso el 28 de junio del año pasado), pero el Congreso, conducido por Michelletti, aceptó la renuncia de Santos y le permitió participar como candidato del Partido Liberal en las elecciones. Aquí ya hay una ilegalidad en el proceso electoral.

Los Partidos Nacional y Liberal, los tradicionales, decidieron cambiar sus representantes ante el Tribunal Supremo Electoral (TSE) poniendo a sus personeros claves. En ambos casos, el Partido Nacional, con David Matamoros Watson; y el Partido Liberal, con Enrique Ortez Turcios, ostentaban cargos de elección popular, el primero diputado al Congreso Nacional y el segundo Regidor de la Municipalidad de Tegucigalpa, situación que los inhabilitaba para ser electos magistrados en TSE. Esto también es causa de ilegalidad al proceso.

Luego, todo el mundo acepta, incluyendo Pepe Lobo, que lo sucedido el 28 de junio fue un golpe de Estado. Por lo tanto se rompió el orden constitucional, y por lógica se tenía que llamar a una Asamblea Nacional Constituyente para restaurar la ley magna y convocar a elecciones, situación o condición que no se produjo en Honduras.

Las «elecciones» se realizaron en un marco de constante violaciones de derechos humanos, con la sociedad militarizada, con varios medios de comunicación cerrados, con allanamientos a sedes de organizaciones sociales y viviendas de miembros del Frente de Resistencia y otros opositores, detenciones ilegales, e incluso represión a manifestantes contra el golpe el propio día de las elecciones en San Pedro Sula.

Nada de lo anterior puede considerarse propio de un proceso democrático de elección. Por lo tanto no puede ser reconocido por el Frente Nacional de Resistencia

Según los informes que presentó el TSE el 29 de noviembre, día de las elecciones, participaron más del 65% de los electores, pero en su informe oficial, presentado el 17 de febrero 2010, los datos no comprueban lo anterior. Es decir, el anuncio del TSE del 29 de noviembre respondía a una bien montada campaña mediática para validar las elecciones en el ámbito internacional.

Nunca antes en Honduras tantos ricos salieron a votar, y tan pocos pobres fueron a las urnas. Fue obvio que en poblados y zonas urbanas marginales y de clase media que los votantes eran escasos, no así en las residenciales de los ricos y acomodados. Sin embargo los medios nacionales y algunos internacionales pasaban y pasaban tomas de las centros electorales de las zonas privilegiadas, a las 14:00 hs ya el TSE decía que se había agotado la tinta para manchare el dedo que identifica al elector que ejerció el sufragio, asunto por demás absurdo, pues cada centro electoral recibe no más de 300 votantes y cuentan con una dotación de tinta suficiente para ese menester. O sea, montaron una campaña desde la tarde de ese día y prepararon los discursos que validaban las elecciones de cara a los gobiernos que deseaban reconocerles, pues recuérdese que oficialmente no fueron observadas por entidades serias y oficiales.

Como sea, Pepe Lobo ganó esas «elecciones» dicen todavía que fueron las mas votadas, en sus discursos hacia el extranjero, pero internamente sabemos que fueron las menos concurridas de los últimos años. Es más, intencionalmente hablan de que Pepe Lobo fue electo con el 94% del electorado, lo que puede ser cierto si se refieren al electorado que asistió a las elecciones.

En resumen, el proceso electoral del año pasado tuvo unas serie de condicionamientos que le invalidaban y se dieron en un marco del rompimiento constitucional, con lo cual, para el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) carece de toda validez como para reconocerlo en su desarrollo y resultados.

Que ¿por qué gano Lobo? Pues porque sólo eran dos candidatos con posibilidades, la gran mayoría de liberales no fueron a votar, y los pocos nacionalistas que lo hicieron votaron por él. Simple. En el fondo ganó el menos indicado para los golpistas y también el mismo, igual que el otro, para el Frente de Resistencia. Por ello es un gobierno débil, indeciso y sin una ruta clara de cómo salir del embrollo en que se han metido, pues sus campañas no han funcionado ante un pueblo que ya tiene bastante claridad de cómo resuelven sus contradicciones los políticos del patio.

Julia Estensoro: ¿Qué ha ocurrido con el Partido de Unificación Democrática (UD), que terminó participando de las elecciones? ¿La resistencia ha roto con el partido?

J.G.: Sobre UD debemos diferenciar entre el partido, sus militantes y sus dirigentes. Si nos atenemos a los dirigentes oficiales de UD, sería correcto decir que es el partido que rompió con el Frente de Resistencia, pero todavía quedarían muchas cosas por aclarar.

En primer lugar debe decirse que la UD, antes del golpe de Estado, estaba en una situación de severa crisis partidaria. Su «máximo» dirigente, Cesar Ham, estaba señalado como oportunista y desleal al partido, pues hizo uso de las dispensas fiscales para importación de vehículos, que como diputado tenía derecho, pero que los estatutos del partido se los prohibían por ser causa de corrupción. Incluso años atrás, un diputado muy popular de la UD había sido expulsado del partido por hacer lo mismo. Esta situación de Ham causó una fuerte división en el partido y la desilusión de muchos de sus militantes, al extremo que de los movimientos populares surgió la candidatura independiente de Carlos H Reyes. Hicieron varias asambleas de UD donde se pedía la expulsión de Ham. El partido estaba absolutamente dividido aunque tenía posibilidades de sumar votos, especialmente en los departamentos donde Ham no tenía influencia política.

El golpe de Estado y el surgimiento del Frente Nacional de Resistencia fue una puerta abierta para levantar el perfil del partido y de su candidato Cesar Ham. Estuvieron en la calle, marcharon contra el golpe, se pronunciaron públicamente por la restitución de Mel Zelaya, sufrieron acoso y violaciones a derechos humanos, y esto no se olvida en el Frente.

Sin embargo, fue una decisión del Frente, correcta o incorrecta dependiendo de cómo se valore, no participar en el proceso electoral, pidiendo a los liberales en resistencia, a los candidatos del Partido Innovación y Unidad (PINU) en resistencia, a la UD y a la candidatura independiente retirarse de ese proceso. Decisión que fue obedecida en su mayoría, menos por la dirigencia de la UD. Esto, más allá de una traición política al Frente, se calificó como falta de moral y de ética, pues habían mantenido, hasta octubre del 2009, la consiga de que sin restitución no habría elección.

Para colmo, con el gobierno de Lobo y el Partido Nacional, terminaron negociando participar en la junta directiva del Congreso y cooperando abiertamente en el ejecutivo. La dirigencia de UD aduce un sinfín de razones para justificar su participación con los golpistas, pero no se pueden quitar de encima el calificativo de oportunistas y de no tener ética al no respetar la decisión del Frente con respecto a las elecciones.

De allí que no es el Frente quien saco a la UD, sino que este partido, al menos sus dirigentes, los que se separaron. Pero en verdad, además de los UD en resistencia, algunos de los dirigentes de la UD siguen participando en las actividades nacionales y regionales del Frente, pero ya no gozan de la confianza de las bases para proponerles o aceptarles en cargos de conducción. Los militantes de UD con mayor trayectoria histórica en el movimiento popular se han retirado de ese partido y actúan en el Frente.

Laura Montevideo: ¿La resistencia piensa presentarse a futuras elecciones o formar un partido? ¿Qué tendría que pasar para que eso pasase?

J.G.: En el seno del Frente Nacional de Resistencia existen una infinidad de tareas y decisiones políticas que emprender. Una de las discusiones es justamente si se convertirá en un partido político. Algunos creen que ése es el camino correcto, otros dicen que no.

Lo que sí es seguro es que participará de algún modo en el próximo proceso electoral, la discusión pasa por definir cómo. Para muchos el Frente debe mantener su condición de frente amplio, democrático, participativo y que sus miembros participen en las elecciones ya sea por medio de un nuevo partido o como candidatos independientes. Otros sostienen que el Frente conforme una plataforma electoral de carácter amplio.

Lo que sí está claro en el Frente, especialmente después de su última asamblea nacional, es que ya no puede seguir sólo en base a consignas antigolpistas y que debe pasar a la estructuración metódica de sus cuadros y expresiones regionales. Por ello se pretende, ya en los próximos días, realizar una nueva asamblea nacional donde se conforme un directorio provisional de 56 miembros en representación de los diferentes sectores en resistencia: sindicatos, campesinos, liberales en resistencia, artistas en resistencia, grupos lésbico gay, mujeres, pobladores indígenas, afrodescendientes, maestros, partidos políticos en resistencia, etc, etc. Este directorio tendrá la tarea de aglutinar las diferentes expresiones del Frente a lo largo y ancho del país así como facilitar el proceso de discusión de las decisiones políticas como el de la participación o no en los próximos procesos electorales.

Personalmente creo que el Frente participará en las elecciones, lo que falta es definir cómo será y en qué condiciones participar.

En el contexto de país es obvio que sólo se participará si se suspenden las violaciones de derechos humanos y se reforman las legislaciones electorales que impiden una verdadera participación de otros partidos y candidaturas independientes y se evidencie un verdadero proceso de reconciliación nacional con el castigo a los autores materiales e intelectuales del golpe de Estado.

Margarita Rodríguez: ¿Por qué crees que no se ha producido una respuesta armada frente al golpe?

J.G.: La implementación del modelo neoliberal, además de la cruenta represión de los años ´80 para imponerlo, ha significado el desmembramiento de organizaciones políticas de izquierda que en algún momento apostaron por la vía armada. Por los avances en la «democracia» que tenía Honduras no se perfilaba como posible emprender un movimiento armado contra el sistema, más bien se creía que existía apertura en el modelo, que permitía alguna forma de participación ciudadana en la toma de decisiones. De allí que tuviera mucha simpatía popular la propuesta de Mel Zelaya por una Constitución que garantizara la participación de las diferentes expresiones sociales del pueblo en las decisiones transcendentales del país. Tampoco era previsible un golpe de Estado militar: los militares habían perdido, supuestamente, poder político y eran obedientes a su comandancia que la ejerce el Presidente, errores de percepción si se quiere, pero efectivamente cada vez parecían más alejados los militares de las funciones públicas.

De tal manera que el golpe de Estado tomó a las organizaciones políticas o grupos políticos de izquierda que antaño preferían la vía armada, desorganizados y desarmados, sin logística para mantener un movimiento armado, sin una estructura de militantes capaces de pasar a la clandestinidad de inmediato o subirse a las montañas a montar un foco guerrillero. No es una tarea fácil, ni tenían las condiciones y recursos para recurrir a esa vía.

Por otro lado, independientemente de los golpes recibidos, el pueblo hondureño, en su gran mayoría, todavía vislumbra la posibilidad de acceder al poder mediante vías pacificas. No sé qué pasaría si en un próximo proceso electoral se diera una victoria popular y los militares y empresarios impidieran asumir el poder, quizás sería el motivo para ver en la lucha armada el único camino hacia la conquista de la patria que soñamos.

También es importante señalar que muchos movimientos en resistencia, especialmente mujeres y feministas, se opusieron, con argumentos sólidos y contundentes, a cualquier acción que implicara aumentar la violencia que ya estamos viviendo, especialmente señalando el hecho real que nuestros pueblos hermanos de Nicaragua, El Salvador y Guatemala, vivieron cruentas guerras civiles y muy pocos avances se lograron en las condiciones de vida de esos pueblos.

En definitiva, el Frente se manifestó por una lucha pacífica para la refundación de Honduras, y se mantiene en esa línea. Dependerá del Estado y los empresarios que lo manipulan, no llevar al FNRP a otro tipo de decisiones por la conquista del poder popular.

Pedro Alvero: ¿La resistencia sigue teniendo como referencia a Zelaya o las cosas han cambiado?

J.G.: Debe entenderse que el Frente coinciden e interactúan diferentes expresiones políticas: desde aquellos que podrían considerarse «Melistas» porque por diferentes razones eran parte de su movimiento dentro del Partido Liberal o de su gobierno, a los que no teníamos como referente a Manuel Zelaya pero que en su gobierno encontramos la posibilidad de emprender cambios sustanciales que transformaran la nación, hasta aquellos que simplemente se oponen al golpe de Estado por las connotaciones jurídicas que tiene para el país y la consecuente violación de los derechos fundamentes.

Por ello, la figura de Manuel Zelya no puede pasar desapercibida, pero es un error creer, antes y después del golpe, que fuese una referencia absoluta. De hecho el Frente surge sin él y vive sin él. Sin embargo su opinión cuenta, pues para el ciudadano de pie, para la mayoría, es una figura que despierta simpatía.

Toda la actuación del Frente surge por disposición y acción de su coordinación nacional, incluso no hay consultas para Manuel Zelaya. Desde que salió del país sólo en una ocasión Zelaya se ha reunido con representantes del Frente, especialmente para preguntarle su posición política sobre la intención de algunos liberales en resistencia que pretenden «rescatar» a su partido o crear un nuevo partido. La posición del ex presidente fue, en carta pública al Frente, que respetaría las decisiones del Frente y que pedía a sus correligionarios apoyar todos los esfuerzos por mantener su unidad.

En resumen no se puede alinear al Frente con las posiciones del ex presidente, pero tampoco pude desconocerse el liderazgo y la importancia política de Manuel Zelaya para amplios sectores del pueblo hondureño. Se trata de dos fuerzas importantes en el país: el carisma y liderazgo de Mel Zelaya y la capacidad de convocatoria y aglutinamiento que tiene el Frente. Juntos se coadyuvan para emprender los procesos de cambio en el país, separados pueden avanzar también, pero lentamente y con menos opciones de triunfo.

Es posible, creo personalmente, que en algún momento futuro puedan existir fricciones y hasta rompimientos, pero no será de inmediato, y a lo mejor nunca se den. Lo importante es que el Frente sigue creciendo, madurando políticamente, acumulando experiencias y esperanzas, abriéndose a nuevos y variados liderazgos, mas allá de depender o no de una figura emblemática. Además, Mel Zelaya es muy inteligente políticamente, sabe que su futuro político o el mantener una opinión favorable en el pueblo hondureño, depende del desarrollo y consolidación del Frente como movimiento social y político del país surgido con el golpe de Estado, muy diferenciado del sistema tradicional de los partidos políticos y única fuerza capaz de impulsar una verdadera refundación de Honduras.

Rubén Segovia: ¿Existen posibilidades de que se abra un proceso de revolución armada por parte de los seguidores del depuesto presidente Zelaya, para recuperar la soberanía popular el derecho que le ha sido confiscado con el golpe de estado aprobado por los EE UU y con la complicidad de la UE?

J.G.: Por el momento ninguna, la fuerza aglutinante es el FNRP que ha definido su lucha como pacifica y cívica y se mantendrá en esa líneas.

Esto no obstaculiza que otras personas en otros frentes contra el golpe prefieran o primen la lucha armada como instrumento para alcanzar el poder popular, pero no es una situación posible en el futuro inmediato.

Fuente: http://www.diagonalperiodico.net/El-comportamiento-de-los-grandes.html