«Seamos realistas y soñemos lo imposible» Ernesto Che Guevara Desde el primer momento que llegué a La Esperanza, en Honduras, pude sentir una atmósfera mágica, una nueva fuerza que tomó posesión de los asistentes, como si por una vez, casi podía palpar la presencia histórica de los mártires antiguos, de Honduras, que murieron por su […]
Ernesto Che Guevara
Desde el primer momento que llegué a La Esperanza, en Honduras, pude sentir una atmósfera mágica, una nueva fuerza que tomó posesión de los asistentes, como si por una vez, casi podía palpar la presencia histórica de los mártires antiguos, de Honduras, que murieron por su libertad, como Lempira y Francisco Morazán y los recientes que, por desgracia, fueron asesinados por el gobierno golpista.
Todo esto pasa también porque la apertura del II Encuentro Nacional para la Refundación de Honduras se inaugura con un ritual espiritual tradicionales de protección de los indígenas lencas, un rito que generalmente se hace como un buen augurio para la cosecha de la tierra.
El COPINH (Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras) fue el principal patrocinador del evento, acompañados por otras organizaciones, todas parte del Frente Nacional de Resistencia Popular, como el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia, Movimiento para la Refundación de Honduras y las Feministas en Resistencia.
Ayudé en la inscripción de los participantes, hecho que me permitió observar de cerca los trajes típicos de las diferentes zonas de Honduras y de regalar una sonrisa de bienvenida a los asistentes.
Una anciana de la profunda Honduras me deja sin palabras cuando le entrego el material que servirá como guía para la labor sobre un sueño, la Asamblea Constituyente (que, aquí, en La Esperanza, se convertirá en realidad) y me respondió que no puede usarlo porque nadie le enseñó a leer y a escribir.
Por un momento me quedé sin habla y en mi mente dan vuelta las palabras de Fidel Castro, que parecen escritas hoy, en el 2010, a pesar de que fueron pronunciadas en el 1961, cuando dijo que «lo más fundamental que tiene que hacer una revolución es preparar hombres y mujeres. Lo más fundamental que tiene que hacer una revolución es enseñar y educar. La tarea más importante de una revolución, y sin la cual no hay revolución, es la de hacer que el pueblo estudie.»
Y es por eso aquí, en La Esperanza se llevó a cabo una prueba de lo que debe ser una Asamblea Constituyente, los participantes se dividieron en 20 mesas de reunión donde se tocaron los temas (medio ambiente, la educación, el racismo, la comunicación, la lucha contra el patriarcado, la corrupción, los derechos de la mujer, por nombrar algunos) que servirán para sanar esta Honduras herida y maltratada por los militares, prácticamente desde el 15 de septiembre de 1821, la fecha de su supuesta liberación del colonialismo.
Cada mesa eligió dos candidatos, un hombre y una mujer que asistieron a la reunión y elaboró un texto constitucional sobre el tema asignado por la Asamblea Constituyente.
Claramente la Asamblea fue «ilegal» (y si fue ilegal entonces….. ¿Cómo se puede definir a un gobierno ilegítimo elegido en el medio de un golpe de Estado?) Emocionante y realmente contundente: el trabajo se llevó a cabo con rigor y disciplina, permitió que todas las personas pudieran confrontarse entre clases sociales, todos los asistentes expresaron su opinión, todos pudieron votar por los candidatos y producir un resultado honesto y fiel a la democracia, que está prácticamente ausente de los votos de los llamados países desarrollados.
Como ejemplo, sólo quiero recordar que en mi país, Italia, la cuna de una gran civilización en el pasado, en la última elecciones, cuando fue elegido como primer ministro el hombre de la mafia, Silvio Berlusconi, se encontraron algunas urnas con los votos para los partidos de izquierda tiradas en un basurero.
En cambio, en La Esperanza, luego de una muy ordenada votación en plena democracia, se eligió como Presidente Bertha Oliva, dirigente de los Derechos Humanos, Vice Presidente Saturnino Sánchez, dirigente del magisterio, Secretaria Pascualita Vázquez, coordinadora de educación general del COPINH y parte integrante del Consejo de ancianos de su comunidad, y el Subsecretario Donny Reyes, representante de la comunidad LGTTBI (Lésbico, gay, transexual, travesti, bisexual e intersex).
De este resultado tan innovador, sólo podemos comprender que casi un millar de participantes de todo el país quieren a gritos la Refundación de Honduras, no sólo reformas vacías no concluyentes, la mayoría ha mostrado que el bipartidismo está muerto y que quiere revolucionar las relaciones de poder.
El llamado «Plan de Nación», impulsado por el presidente ilegal Porfirio Lobo, con la complicidad de la Iglesia, de los militares, de la cúpula económica y de la delincuencia organizada, es una farsa construida para permitir a las diez familias más poderosas de Honduras siguán dominando el país.
Personalmente, pasé tres días increíbles, donde las emociones fuertes siguieron sin cesar: en primer lugar, las lágrimas de impotencia ante el homenaje a los mártires de ese golpe de Estado de 28 de junio de 2009 y los escalofríos en la piel, mientras las cantantes Karla Lara ( Honduras) y Sandra Morán (Guatemala), acompañaban este momento hermoso «por no olvidar nunca más» con su canto y su tambor, hasta sacudir nuestras almas y infundir la esperanza real de que Honduras sí, puede y debe ser refundada.
El 12, 13 y 14 de marzo de 2010, otra vez, Honduras escribió la historia de América Latina, su pueblo mostró de manera democrática y pacífica que nadie necesita líderes corruptos y asesinos, los que rigen actualmente el país, ya que la masa aprendió a caminar sola, y como dijo José Martí, «en el mundo ha de haber cierta cantidad de luz, como ha de haber cierta cantidad de decoro. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres».
Ida Garberi es responsable de la página web en italiano de Prensa Latina
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.