A pocos días de la toma de posesión del ganador de las ilegítimas elecciones del pasado noviembre y cuando se anuncia ya la conformación de las comisiones de transición del golpista régimen y de su continuador, las contradicciones afloran por doquier. Si el gobierno de Zelaya nació débil por la oposición de las elites, la […]
A pocos días de la toma de posesión del ganador de las ilegítimas elecciones del pasado noviembre y cuando se anuncia ya la conformación de las comisiones de transición del golpista régimen y de su continuador, las contradicciones afloran por doquier. Si el gobierno de Zelaya nació débil por la oposición de las elites, la regencia de Lobo nace en peores condiciones.
Por el lado que se quiera analizar, las circunstancias en que Lobo intentará gobernar serán de una crisis profunda de la que sólo con el apoyo real de todos los sectores del país y de la comunidad internacional, algo muy remoto, podrá sortear con algún grado de éxito su mandato, que por naturaleza es sumamente frágil. Considerando sólo los datos electorales, aún los manejados por sus adeptos, no podemos esperar lo mínimo de esta jefatura en ciernes.
Las primeras señales que Lobo ha dado son inequívocas sobre el tipo de régimen que ejecutará. Mas allá de la retórica ampliamente publicitada sobre el diálogo nacional, sus intenciones están muy claras. Su primera reunión después de resultar elegido fue con la Junta de Comandantes de las Fuerzas Armadas. A buen entendedor, pocas palabras. Este acto más que simbólico envía un mensaje claro a quienes esperaban que las elecciones y el cambio de régimen lavaran la cara sucia del golpe. Nada mas equivocado y la gente se da cuenta. Con el golpe, los militares renegaron de su mandato constitucional y ahora se volvieron políticos, desobedientes y deliberantes. En otras palabras, se quitaron la molesta máscara que les obligaron a ponerse en décadas pasadas.
Una contradicción a lo interno de las Fuerzas Armadas surgió cuando el Presidente Zelaya -haciendo una consideración especial con su entonces buen amigo y compadre Romeo Vásquez- prorrogó a éste el período como Jefe de las Fuerzas Armadas y que oficialmente había concluido cuando terminó el mandato de Maduro. Con esto, Mel casi triplicó el período establecido en la Ley Constitutiva de las Fuerzas Armadas. Esto no supondría un problema si no es porque el sistema de ascensos, basado en las promociones de la Escuela Militar, deja un margen de tiempo demasiado pequeño a quienes ciertamente aspiran a llegar a formar parte de la Junta de Comandantes o al menos, del Estado Mayor Conjunto, lo que en la práctica representa las llaves de mucho poder y riquezas, basados en gran parte en el tráfico de influencias, corrupción, narcotráfico y crimen. Si una promoción no asciende en el tiempo estipulado, entonces todo el engranaje se detiene. Por lo tanto, por mucho que se quiera ocultar, los militares de por lo menos las dos promociones posteriores de la que hoy controla el Estado Mayor y la Junta de Comandantes no están para nada contentos con la situación. El problema es tal que, o asumen en este período la dirección de las Fuerzas Armadas o tendrán ambas que conformarse con su retiro sin haber cumplido «el ciclo natural». En otras palabras, el golpe de Estado les ha quitado su derecho a «distribuir el pastel» y deberán conformarse con las migajas.
Esa contradicción se profundizará ahora porque le tocará a Lobo -si finalmente asume el control del gobierno, porque hay muchos rumores de lo contrario- decidir la sustitución de Romeo Vásquez y sus principales colaboradores para dar el poder a las siguientes promociones. El problema no está en si esto puede o no hacerse. El problema es que hay demasiadas presiones desde abajo, de las promociones que necesitan subir para asumir el control y desde arriba, para no ser sustituidos. Un elemento clave y definitorio lo juegan las consecuencias penales que el golpe tiene para sus perpetradores y sustentadores, entre los que tienen un papel clave quienes hoy dirigen las Fuerzas Armadas. Su preocupación debe ser mayor ahora dada la necesidad legal de su sustitución contemplada en la Ley -lo que evidentemente les quitará la mayor parte del poder que hoy disponen- y las consecuencias penales que sus acciones en el marco del golpe les están acarreando, principalmente las que encabeza la Corte Penal Internacional.
Hace unas semanas, el que fuera efímero canciller de facto les envió un mensaje fulminante a sus compañeros golpistas. En una declaración pública el tristemente célebre personaje les aconsejó que se buscaran buenos abogados y que preferiblemente lo hicieran fuera del país, ya que el había revisado los documentos de la Corte y que la cosa iba en serio, que no serían suficientes sus mediocres abogados del país, pues se requerirían abogados de renombre internacional para su defensa. Al final del año, circuló la noticia que el ex presidente Maduro había sido detenido en un aeropuerto extranjero para entregarle un citatorio de la CPI. Esta noticia aunque no circuló en los medios masivos, corrió como reguero de pólvora a lo largo y ancho del país. Aunque no se pueda por ahora confirmar su autenticidad, solamente el rumor hace acrecentar geométricamente su miedo, cuando se podría constatar en carne propia y en la persona de uno de los más conspicuos representantes de la burguesía que la Corte Penal no esta jugando ni mucho menos.
Así que ni militares ni civiles involucrados en el golpe están muy convencidos de tener que dejar el poder en manos de quien sea, porque dispondrán a partir de ese momento de menos poder que se traducirá instantáneamente en menos recursos para su seguridad y defensa jurídica. Seguramente deben recordar a cada momento, cómo otros celebres personajes que antes sirvieron muy bien a sus amos acabaron bastante mal sus últimos días. Por sus cabezas deben dar vuelta los nombres de Noriega, Hussein, entre otros. Saben muy bien que mal paga el diablo a quien bien le sirve. Así que la cosa no esta nada fácil para ellos. Los gringos por su parte necesitan con urgencia lavarle la cara al golpe y para eso están dispuestos a sacrificar a algunos de sus peones. ¿Quiénes estarán en esa lista? La presión crece día a día y la olla parece estar a punto de reventar.
Por si fuera poco esto, la crisis económica que abate al país y que se agravó enormemente con el golpe de Estado obligará al gobierno ilegitimo entrante a tomar medidas que agravarán la situación de la mayoría de la población. Será como echar sal en la herida abierta de este pueblo.
La caída brutal en sectores como el turismo calculada en aproximadamente 80% y que tiene una tibia recuperación y en el sector servicios asociado a éste y lo que representa en términos de perdida de empleos, pobreza y precariedad, es otra herencia con la que Lobo deberá lidiar. Sumado a esto, se ha anunciado una reducción en el monto de las remesas que los migrantes hondureños han estado enviando por años para mantener a sus familias desde el exterior. La reducción afectará principalmente a las familias más pobres y en general al país entero.
Al mismo tiempo, las reservas internacionales de Honduras se redujeron en aproximadamente 100 millones de dólares mensuales desde el golpe de estado, totalizando a diciembre alrededor de 600 millones de dólares menos. Esto ha puesto en precario la liquidez de la economía del país y la capacidad de nuestra moneda de mantener su valor. Se menciona públicamente la posibilidad que el nuevo gobierno denunciará el Tratado del ALBA que fue firmado por el Presidente Zelaya y ratificado por el Congreso Nacional. Nada se dice de los recursos obtenidos a través de esa iniciativa, pero son muchos los rumores de que una gran cantidad de los recursos obtenidos a través de Petrocaribe han sido dilapidados. Éstos estaban previstos para programas sociales, especialmente para la construcción de viviendas populares para familias de bajos ingresos. La precariedad de esta situación afectara indudablemente a la mayoría de la población.
No sólo estos recursos se han estado usando para sostener el régimen golpista. Los gremios magisteriales han denunciado fuertemente que desde el golpe de estado no se están haciendo las transferencias -que el gobierno esta obligado por ley- a su instituto de previsión. Tampoco se han hecho pagos de salarios, aguinaldos, pagos de zonaje y otros relacionados a su sistema de escalafón. El monto no transferido asciende ya a más de cinco mil millones de Lempiras, aproximadamente. El IMPREMA ha sido uno de los fondos de jubilación más codiciados por los grupos de poder para privatizarlo. Ahora están haciendo lo posible para quebrarlo y pasarlo después a manos privadas. Por supuesto que los maestros no se quedaran con las manos cruzadas y se han declarado en rebeldía y en pie de lucha para defender sus conquistas. Lobo sabe que el magisterio unido alrededor de esos temas será muy difícil de derrotar, pero también sabe que no tiene de dónde echar mano para apagar los incendios que el régimen de facto le esta legando. ¿Reprimirá a los maestros? Que no les quepa la menor duda.
La política fiscal hondureña es una de las más injustas de la región. Aquí el que más tiene es el que menos paga. El ex Presidente Maduro en su primer paquetazo identificado como decreto ejecutivo 194-2002 denominado rimbombantemente «Ley de Ajuste Financiero y Protección Social» redujo el impuesto a la importación de vehículos nuevos y lo incrementó para los vehículos usados. Pero aún más importante que eso es que en un período de 3 años, entre 2002 y 2004, redujo desde el 15% hasta el 0% el impuesto a quienes tienen rentas, utilidades, dividendos o cualquier forma de participación de utilidades o reserva, es decir, a los más ricos del país les eliminaron los impuestos a sus ganancias. Ésta es otra de las razones del golpe: mantener esta clase de privilegios que ya casi no se ven en ningún país del mundo.
El paquetazo es ya un secreto a voces, el que entre otras cosas incluiría una devaluación de medio grado entre el 20 y 25% del valor nominal actual del Lempira, lo que beneficiaría al sector exportador y castigaría a los asalariados y clase media. La indexación de los préstamos será una realidad, no así la de los salarios y ahorros. En palabras comunes se castigará a la población corriente incautándole alrededor de la cuarta parte de sus ingresos.
También se menciona el incremento a algunos impuestos, particularmente el ISV (impuesto sobre ventas) que actualmente es del 12% sobre el valor de los bienes y servicios, subirá a 15%. Este impuesto ha sido usado por las elites para enriquecerse pues lo retienen a los compradores y no lo restituyen al Estado, usando para ello doble contabilidad, sobornos, etc. El golpe redujo en un monto muy importante el ingreso fiscal.
El paquetazo de Lobo también incluirá el incremento al coste de la factura eléctrica residencial y del servicio de agua. En los últimos meses del año éstos se han ido incrementando de facto. La fórmula para poner el precio a los combustibles, una conquista de la Coalición Patriótica y del gobierno Zelaya que acabó con el monopolio de la importación, serán cancelados. Ahora se volvió al monopolio y ya se anunció la vuelta a la misma fórmula que enriquecía a una empresa por la importación y a las distribuidoras y el gobierno. El desmontaje de los beneficios sociales del gobierno Zelaya es más que evidente. Las empresas estatales como la ENEE (Energía) y Hondutel (Telefonía) serán privatizas tardíamente cuando ha quedado demostrado en otros países de la región la ineficacia del paradigma neoliberal y aún mas el empobrecimiento masivo de la población a partir de la puesta en marcha de sus recetas.
Esta difícil situación se agravará aún más porque el golpe ha aislado al país de la comunidad internacional. Muchos países y foros internacionales han declarado que no reconocerán al gobierno surgido de las elecciones ilegitimas realizadas en medio del golpe de Estado. Esto significa que importantes recursos de cooperación se mantendrán congelados en tanto no se resuelva la situación de ilegalidad en que esta el país. Y este aspecto esta ligado fuertemente a la situación de creciente violación de Derechos Humanos que preocupa a buena parte de esa comunidad internacional. Las denuncias de ejecuciones, secuestros, torturas, amenazas e intimidaciones van en aumento.
Las organizaciones de Derechos Humanos y otras instancias de la sociedad civil, han anunciado ya que no se sentarán en ningún diálogo en tanto no se resuelvan los casos de violaciones cada vez más brutales que estamos viviendo. El trabajo coordinado y cada vez mas concienzudo de estas organizaciones esta poniendo en evidencia la implementación de la nueva doctrina de seguridad nacional (NDSN), reeditada de los 80 y maquillada y perfeccionada para aplacar la resistencia contra el golpe. Sus métodos nos recuerdan el cinismo, la impunidad y la naturaleza criminal de sus implementadores y de sus patrones. Por ello se esta haciendo un esfuerzo por documentar con mayor detalle cada caso para que, llegado el momento, se conviertan en evidencias irrefutables con las cuales se podrá enjuiciar y condenar a los criminales que hoy creen erróneamente estar fuera del alcance de la ley y la justicia.
Lobo ha dado muy mal sus primeros pasos y ha mandado mensajes a quienes lo tienen de su lado y a quienes se le oponen. Parece que ha optado por el camino fácil de complacer a quienes ahora tienen el poder y le han advertido que ahora no le tolerarán sus deslices juveniles. Ha tenido que mostrarse dócil y complaciente con la cúpula militar, con la cámara empresarial y con los gringos. Por eso dejó de hacer lo que estaba en sus manos para mostrar la posibilidad de un camino de negociación a través del control de su bancada. Queda claro que los grupos de poder le han advertido que el sólo tiene una cuota mínima del poder que ellos quieren cederle.
Pero también ha desperdiciado una oportunidad para sentarse a hablar con La Resistencia. Su precariedad es tal que le han prohibido hacerlo so pena de no dejarlo sentarse en la silla que tanto ha ansiado. La Resistencia ha leído muy bien el gesto y sus dirigentes no se han dejado embaucar con los cantos de sirena del diálogo, rechazando las invitaciones a titulo individual. A estas alturas, no reconocer a La Resistencia es un error que pagará con creces. Pronto le harán saber su poder de convocatoria y su capacidad de lucha. Su careta caerá y se verá obligado a mostrar la mano dura que tanto le gustó empuñar en la contienda que perdió con Mel.
El laberinto de Lobo esta cada vez más difícil. La promiscuidad con los chafas y las elites por la que ha apostado le llevará -pese a lo que parece- por el camino duro. La bomba social que está a punto de estallar le salpicará en la cara y muy fuerte remeciendo lo poco de decencia si es que aún le queda alguna. La justicia internacional vendrá a cobrarse lo que el triste remedo judicial que tenemos dentro no es capaz de hacer porque es parte de lo mismo. El miedo de los golpistas se tornará en asombro y en incredulidad al principio y en llanto después. Será demasiado tarde. Las víctimas y sus familiares serán compensadas con el castigo a los criminales.
El presidente Zelaya, mientras tanto, seguirá usando su guitarra, su carisma y todos los medios a su disposición para conquistar más corazones y mentes como ya lo ha hecho en abundancia. El valor que ha mostrado y la contundencia de sus acciones no tienen parangón en la reciente historia política del país. Su estatura ha crecido enormemente y será indudablemente el dolor de cabeza que enfrentarán los grupos de poder y sus criados en el futuro cercano. Su poder reside en la justicia de su lucha y de su planteamiento y en la imperiosa necesidad de acabar el apartheid contra los pobres como modelo de gobierno. El pueblo hondureño tiene muy arraigado ese sentido y no tolera la injusticia. La Resistencia avanzará hacia la construcción de un frente amplio y de ahí presentará la lucha en cualquier campo. De su seno surgirán nuevos líderes que fortalecerán su estructura y dinamismo. Si quienes tienen secuestrado el Estado para su uso patrimonial persisten en cerrar los caminos políticos y democráticos e insisten en incrementar la campaña de terror será el último error que cometerán. Poco a poco pero de forma decisiva la paciencia se va acabando. El país no volverá a ser nunca el mismo. Los pobres serán reivindicados con la refundación de Honduras.
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