Durante dos días 2 y 3 de noviembre, el Movimiento social y popular de Honduras se reunió en la ciudad de Siguatepeque con el objetivo de articular y definir acciones ante la creciente crisis estructural, la violencia y la criminalización del movimiento social y popular. Asimismo, reaccionar y buscar alternativas ante la profundización de las […]
Durante dos días 2 y 3 de noviembre, el Movimiento social y popular de Honduras se reunió en la ciudad de Siguatepeque con el objetivo de articular y definir acciones ante la creciente crisis estructural, la violencia y la criminalización del movimiento social y popular. Asimismo, reaccionar y buscar alternativas ante la profundización de las políticas neoliberales y extractivistas, que violentan la soberanía territorial, amenazan y destruyen la vida de las comunidades nacionales.
«Queremos que las mujeres, los hombres, los docentes, los pueblos indígenas y negros, nos juntemos para decidir qué país queremos; para preguntarnos si queremos convertirnos en un país sin futuro», dijo Miriam Miranda, presidenta de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH), en su discurso de apertura del evento.
Según ella, el Movimiento social y popular hondureño tiene el gran reto de buscar y fortalecer la unidad, la solidaridad y la lucha. «Hay un plan de destrucción del pueblo hondureño y tenemos que contestar con alegría, lucha, cultura. Es un encuentro, una hermandad, una fraternidad y un llamado a las personas que físicamente ya no están con nosotros, para que nos iluminen, nos den las mejores ideas y orientaciones», agregó la dirigente garífuna.
Problemas y estrategias de lucha
Después de un acto espiritual garífuna al sonido de los tambores, cantos e incienso, el padre Ismael Moreno enfocó de manera muy exhaustiva los problemas que el Movimiento tiene que enfrentar, así como las estrategias de lucha para avanzar hacia la unidad y la definición de acciones concretas.
Durante su exposición, el padre Melo analizó cinco condiciones necesarias para que se pueda entrar a un verdadero debate en búsqueda de la unidad: ver la realidad no solamente como una coyuntura, sino como un proceso histórico (no al cortoplacismo), nadie tiene toda la verdad, ni está totalmente equivocado (no hay ni mejores ni peores), todos los aporte valen en un debate, firmeza en los objetivos pero flexibilidad en los pasos en las alianzas y la búsqueda y, quinta condición, los procesos no son para buscar objetivos máximos, sino consensos mínimos para avanzar y fortalecerse (saber escuchar, reconocernos y saber debatir).
Entre las estrategias de lucha a adoptar para avanzar en una propuesta unitarias, el también director de Radio Progreso evidenció elaborar una propuesta y trabajar en un modelo económico verdaderamente alternativo al neoliberal, construir institucionalidad a partir del sistema de justicia y de una asamblea nacional constituyente verdaderamente incluyente, multiétnica y pluricultural, así como decidir una lucha para la defensa, recuperación y preservación de los bienes naturales y la soberanía.
Asimismo, indicó que es prioritaria la formación de una nueva generación política, recuperar y reconstruir el espacio de lo público en contra de la dinámica privatizadora, construir redes de comunicación popular y avanzar en una cultura de paz con una perspectiva política y cultural de lucha contra el modelo actual.
Después de varias intervenciones, entre otras las de Paola Estrada, representante de la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA, Bertha Cáceres, coordinadora del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), del investigador y analista político Álvaro Cálix y de Juan Almendarez, coordinador del centro de Prevención, Tratamiento y Rehabilitación de las Victimas de la Tortura y Sus Familiares (CPTRT), los más de 350 delegados y delegadas en representación de unas 50 organizaciones, trabajaron y debatieron en grupo.
Después de un largo debate se dio a conocer la Declaración de la Plataforma del movimiento social y popular de Honduras
«Los días 2 y 3 de noviembre del 2013, 58 organizaciones indígenas, negras, campesinas, ambientalistas, estudiantiles, artísticas, feministas, de la diversidad sexual, de pobladoras y pobladores, políticas, juveniles, internacionalistas y gremiales, con la participación de la articulación de movimientos sociales hacia el ALBA; nos auto convocamos para, desde nuestras sabidurías y poderes ancestrales, reflexionar y debatir sobre nuestras estrategias de lucha frente a la profundización del modelo de destrucción y despojo patriarcal, capitalista y neoliberal.
Con la dignidad y la fuerza de nuestros pueblos, declaramos: Que nos hemos constituido en una plataforma que aglutina los movimientos sociales y populares de Honduras, alrededor de los principios de unidad, solidaridad y de lucha por la vida. Siguiendo estos principios y en el ejercicio de nuestros derechos como ciudadanas y ciudadanos demandamos el respeto a la autonomía de nuestras organizaciones y comunidades por lo tanto, rechazamos y denunciamos:
1. El proyecto militarista y represivo del gobierno y que el candidato oficialista a la presidencia de la Republica se ha dedicado a promover y a profundizar la violencia y pobreza, impulsando desde el congreso nacional la aprobación de nuevas leyes, acciones ilegales encaminadas a terminar con la escaza institucionalidad formal y la creación de nuevos cuerpos armados y entrenados para intimidar y reprimir a dirigentes, luchadores-luchadoras, comunidades y organizaciones populares en general.
2. La profundización del despojo y saqueo de los bienes comunes y recursos de nuestras comunidades, promovida por las grandes corporaciones nacionales y transnacionales coludidas con el gobierno, con el argumento de impulsar un desarrollo que desconocemos porque solo enriquece a unos pocos a costa del empobrecimiento de la mayoría de la población, el incremento de las desigualdades sociales y el deterioro de la vida en el planeta.
3. La violencia generalizada que este modelo promueve y que pretende combatir con medidas que solo generan más violencia. De manera especial rechazamos la violencia contra las mujeres que ha elevado dramáticamente la cifra de femicidios; contra líderes y luchadores sociales, jóvenes, comunicadores sociales y compañeras y compañeros de la diversidad sexual, crímenes que permanecen en total impunidad.
4. El hostigamiento y la persecución en contra de defensoras y defensores de derechos humanos y la constante descalificación del trabajo que estas organizaciones realizan en defensa de la vida. Especialmente en contra de las defensoras Magdalena Morales y Bertha Cáceres.
5. La precarización de la vida expresada en la eliminación de las mínimas condiciones y leyes de protección social que costo décadas de lucha al movimiento popular hondureño.
6. Las políticas neoliberales encaminadas a la privatización y mercantilización de la educación pública que significa cada vez un mayor número de jóvenes que quedan fuera del sistema educativo, violentando su derecho a una educación de calidad.
7. La impunidad que incentiva y genera una elevada corrupción que impide la inversión social y políticas públicas orientadas a la reducción de la pobreza y la desigualdad social
8. La demagogia que tradicionalmente hace un uso perverso de las necesidades de la población para promover campañas electorales vacías tendientes a mantener los privilegios de unos pocos que inclusive llegan a promover y ejecutar prácticas violentas en contra de quienes piensan diferente.
Promovemos y reafirmamos nuestro compromiso con:
1. Una Asamblea Nacional Constituyente, originaria, popular, incluyente y autoconvocada, condición indispensable para la refundación del país
2. La defensa de los derechos territoriales, culturales y espirituales de las comunidades y pueblos originarios. Derechos reconocidos en convenios internacionales firmados y ratificados por el Estado de Honduras (convenio 169 OIT, sobre todo en lo relacionado a la autonomía y el derecho a la consulta libre, previa e informada actualmente violentados por el Estado hondureño que actúa en favor del capital transnacional.
3. La denuncia de la persecución y criminalización de las luchadoras y luchadores y los movimientos sociales y populares a los que pertenecen.
4. La construcción colectiva y unitaria del movimiento social y popular hondureño que trasciende la política formal en todas sus manifestaciones e intereses.
5. La búsqueda y construcción de un nuevo modelo económico alternativo al modelo neoliberal que en vez del lucro ya la competencia promueva la solidaridad, la cooperación y el respeto a la vida y a la naturaleza.
6. El rescate de lo público y del Estado, para construir un nuevo Estado al servicio del ser humano, no del capital, laico y garante de los derechos fundamentales de los hondureños y hondureñas.
7. Una verdadera Cultura de paz, construida desde el respeto a las diversidades de las personas y a las diferentes cosmovisiones de los pueblos que elimine las prácticas racistas, discriminatorias y sexistas.
8. La construcción de nuevos sujetas y sujetos políticos, proceso dirigido fundamentalmente a las y los jóvenes que hoy constituyen el 52% de la población hondureña.
9. El derecho a contar con nuestros propios medios de comunicación comunitarios fundamentales para avanzar en la construcción de un proyecto de nación desde el movimiento social y popular hondureño.
10. El arte y la cultura popular como legítima expresión de los pueblos.
11. Nuestra resistencia y la construcción de prácticas y formas de pensar anti-neoliberales, anti-capitalistas y anti-patriarcales.
12. La solidaridad entre los pueblos del mundo como pilar fundamental para avanzar en nuestras luchas».
Siguatepeque, 3 de noviembre de 2013.
UNIDAD, SOLIDARIDAD Y LUCHA
Fuente: http://nicaraguaymasespanol.