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El nacional-bolchevismo ruso

Fuentes: Vänsternationell

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

«La causa del pueblo es la causa de la nación, y la causa de la nación será la causa del pueblo» (Lenin)

Si ahora hay disponibles en Francia una serie de obras de referencia satisfactorias que nos permiten comprender bien el nacional-bolchevismo alemán, este no es el caso del nacional-bolchevismo ruso, cuya existencia estamos descubriendo ahora. Así, el trabajo de Mikhail Agursky, aunque hostil, es una fuente de información de gran importancia y da muchas razones para meditar, incluso para tener esperanza.

La tesis del autor, inspirada en las reflexiones de Ortega y Gasset en La rebelión de las masas, es que los componentes marxistas y socialistas del bolchevismo ruso son en realidad «camuflajes históricos» para un proceso geopolítico e histórico más profundo. Para Agursky, Lenin practicaba un doble lenguaje: marxista ortodoxo en sus escritos, que solo deben considerarse como obras de «relaciones públicas», pero que en la práctica se colocaba de hecho en la línea de Alexandr Herzen, autor que rechazó a Occidente y promovió una invasión de Europa por los eslavos. Desde principios de siglo, Lenin y los bolcheviques se habrían asignado el objetivo de dar el liderazgo de la revolución mundial a Rusia y a los rusos. Desde este punto de vista, el nacional-bolchevismo sería la ideología nacionalista rusa que legitimaría el sistema político soviético desde el punto de vista nacionalista y no desde el punto de vista marxista. El nacional-bolchevismo sería un intento de dominación mundial para un Imperio Ruso cimentado en la ideología comunista.

Examinando un período que se extiende desde 1870 hasta noviembre de 1927 (fecha del triunfo de Stalin en el 15° congreso del Partido Comunista), el libro de Agursky cubre sucesivamente diferentes facetas del nacional-bolchevismo ruso: la contribución de los partidos revolucionarios no marxistas, su relaciones con los proto-fascistas de la Unión del Pueblo Ruso, la facción ultra bolchevique «Vpered» (¡Adelante! en ruso), la influencia futurista, la importancia de los intelectuales judíos en el nacional-bolchevismo y el smenovexismo.

La herencia no marxista de los nacional-bolcheviques

Agusky ve en el nacional-bolchevismo ruso el resultado de un cierto número de influencias no marxistas. En primer lugar, estaría la influencia de Aleksandr Herzen, quien pensaba que el socialismo ruso se beneficiaría del paneslavismo y que Rusia era una nación joven, mucho más saludable que Occidente, cuyo futuro era crear un Imperio «que llegaría hasta el Rin, luego al Bósforo y al otro lado se extendería hasta el Pacífico «. En segundo lugar, estaría Mikhail Bakunin anarquista de origen nacionalista que se hizo partidario de Nikolai Muraviev-Amursky, gobernador de Siberia que conquistó una parte de los territorios del Lejano Oriente con el consentimiento del gobierno, y quién pensó que los eslavos deberían tener un interés nacional en la revolución. Igualmente habría que contar al consejero prusiano Ferdinand Lassalle, cuyo socialismo se mezcló con un nacionalismo muy fuerte y un no menos fuerte estatismo. También estarían los populistas, principalmente después de la revolución, cuando numerosos miembros del Partido Socialista Revolucionario se unieron a los bolcheviques, ya que la SR se oponía tradicionalmente al Occidente capitalista y, finalmente, los mesianistas rusos que creían que el pueblo ruso crearía su propia forma de socialismo y sería la vanguardia de toda la humanidad.

Las Banderas Rojas y las Centurias Negras

La Unión del Pueblo Ruso, también conocida bajo el nombre de Centurias Negras, representa una forma de proto-fascismo ruso. Un movimiento pro-alemán, anti-inglés y anti-yanqui que temía la expansión de los pueblos amarillos, condenó con fuerza al capitalismo, el parlamentarismo y el liberalismo, y ambicionaba una cruenta revolución anti-Romanov. Su base militante fue formada en su mayor parte por trabajadores industriales. Contrariamente a la opinión actual, este grupo no se opuso violentamente a los comunistas rusos, sino que coincidió y compartió una cierta admiración hacia ellos, llevándolos a alianzas oportunas y creando puentes para que sus militantes pasaran de un campo al otro.

Plejanov estimó que las filas de la URP (SRN po-ruso) estaban formadas en un 80% por proletarios y que «se convertirían en participantes ardientes del movimiento revolucionario», Peter Struve afirmó que la URP era un partido socialista revolucionario y en el congreso del Partido Socialdemócrata de 1907 Pokrovski, que se encontrará en la facción bolchevique extremista «Vpered«, insistió en los aspectos positivos de la URP. Lenin al principio se mostró reticente frente a estas posiciones, pero luego Maksim Gorky, que había entablado correspondencia con los Centurias Negras desde 1905, lo convenció de sus buenas bases.

Del lado de la URP esto condujo a numerosos cambios en la estrategia con los futuros comunistas a fin de provocar la caída de los liberales. Uno de los líderes de Centurias Negras, Apollon Maikov creía que los comunistas «persiguen los mismos objetivos que los revolucionarios, es decir, el mejoramiento de las condiciones de vida, una meta que coincide en cierta manera con las enseñanzas de los anarquistas sociales… Los constitucionalistas llaman a los revolucionarios armados «revolucionarios de izquierda» y a las Centurias Negras «revolucionarios de derecha». Desde su punto de vista, esta definición tiene cierta legitimidad… Porque todos pensamos que la forma constitucional de gobierno trae el dominio total del capital, y en tales condiciones el poder se encontrará exclusivamente en manos de los capitalistas, quienes solo lo usarán para su propio beneficio a fin de oprimir y explotar a la población». Otro líder de la URP, Viktor Sokolov, acusó a la burocracia gobernante de querer incitar a sus miembros «a luchar contra los elementos revolucionarios, y así debilitar a los dos partidos por medio de esta lucha».

A partir de marzo de 1917, la mayoría de los 3.000 miembros de la URP (al mismo tiempo los bolcheviques eran solo 10.000), comenzaron a unirse al Partido Bolchevique o trabajar para él después de la Revolución. Así, uno ve los diarios de las Centurias Negras pidiendo la dictadura del proletariado, o al jefe de los estudiantes de la URP en Kiev, Yuri Piatakov, que se convirtió en uno de los jefes de la extrema izquierda bolchevique, además de algunos militantes menos conocidos que adquirieron importantes cargos en la burocracia soviética o trabajaron para la Cheka (más tarde-KGB), mientras que muchos otros se convirtieron en miembros importantes de la Iglesia Ortodoxa leal al régimen (el jefe de la URP de Tiflis se convirtió también en el Metropolitano Varfolomei y murió por causas naturales, a los 90 años de edad, en 1956).

La facción «¡Vpered!»

Una facción interna y luego externa del Partido Bolchevique, que finalmente se reintegra dentro de él, «¡Adelante!», agrupó a la semi-totalidad de los intelectuales bolcheviques (Maksim Gorky fue uno de sus partidarios más conocidos) y ejerció una influencia asombrosa en la sociedad soviética bajo Lenin y después de su muerte.

La mayoría de los líderes de «¡Adelante!» prosperaron bajo Stalin y ninguno de ellos tuvo que sufrir las purgas. Uno puede considerarlos como los teóricos del giro nacional y totalitario del bolchevismo. Si muchas de sus ideas son muy interesantes en sí mismas y merecerían un largo desarrollo (el concepto faustiano de la vida, la creencia en la creación de una sobre-humanidad, la democracia totalitaria que valora al grupo y la negación de la individualidad) nos ocupamos de ellos principalmente porque han contribuido en gran parte al desarrollo del nacional-bolchevismo ruso, en primer lugar por la deificación del pueblo ruso que dio origen a un movimiento semirreligioso «Los constructores de dioses», seguido de su rechazo absoluto de Occidente. Sobre este punto, afirmaban que Rusia fue una colonia de Occidente solo hasta la revolución, que su tradición revolucionaria era puramente rusa y que la Revolución de 1917 tenía un elemento nacional. Finalmente fueron los miembros de «¡Adelante!» quienes estuvieron en el origen del Proletcult (cultura proletaria) afirmando que el pueblo es el único creador de la cultura y que las individualidades desviadas deben ser eliminadas.

El nacionalismo de los futuristas

Los futuristas rusos abarcan un amplio espectro del campo intelectual soviético caracterizado por un fuerte nacionalismo que se desarrolló desde su aparición hasta mucho antes de la Gran Guerra. Insistían en la pureza del idioma, proponiendo la exclusión de los términos de origen extranjero del vocabulario ruso. Intelectuales con muchos recursos, viajaron «al Occidente» contra el cual reaccionaron observando su decadencia y su debilidad comparándolo con la juventud y la fuerza del Este Ruso, afirmando que «la luz del Este no es solo la liberación de los trabajadores… La luz de Oriente es una nueva actitud frente al hombre, a la mujer y las cosas», o escribían que «como un toro, ¡tengo suerte de que mi patria, mi madre, sea la tierra rusa, la tierra rusa, la tierra rusa! Estoy listo para vivir mi vida de nuevo, solo conociendo las palabras «tierra rusa». No conozco una felicidad más profunda que ser ruso. No conozco sensaciones más profundas que ser ruso, un verdadero ruso».

Un nacional-bolchevismo judío

Uno de los puntos más sorprendentes del bolchevismo nacional ruso de los años 20 es la importancia que en sus filas desempeñaron los intelectuales de origen judío, muchos de los cuales habían atravesado por una fase mística. Para ellos, la revolución significaba un evento mesiánico y les permitía afirmar su amor por la patria rusa sin ser rechazados por el antisemitismo de la sociedad rusa.

Estos intelectuales judíos se organizaron en la emigración en la que participaron en la corriente smenovexista, o en la propia Rusia, donde, a pesar de su heterodoxia, algunos de ellos ocuparon cargos importantes. Si Ilya Ehrenburg, conocido en su momento por sus artículos y transmisiones de radio ultranacionalistas después de 1941, no tuvo una originalidad conceptual extraordinaria, uno no puede decir lo mismo de dos de los principales teóricos judíos del bolchevismo nacional: Isai Lezhnev y Vladimir Tan-Bogoraz.

El primero, aunque se opuso a los comunistas durante la Revolución de 1917, fue uno de los hombres favoritos de Stalin, responsable de las páginas literarias de Pravda y uno de los principales críticos literarios de la Unión Soviética. Influenciado por Nietzsche, Chestov y Hegel, rechazó los valores tradicionales, la ley y la ideología, y solo reconoció como criterio «el espíritu del pueblo ruso», creyendo que este tenía una dimensión imperial: «el imperialismo ruso (de océano a océano), el mesianismo ruso, el bolchevismo ruso (a nivel mundial) van todos en la misma dirección «.

Vladimir Tan-Bogoraz, proveniente del ala más radical del movimiento populista, se convirtió en el director del Instituto de Religiones. Violentamente anticristiano, mostró cierta preferencia por el Islam, al ver en el Dios del Antiguo Testamento un terrorista populista y sus escritos estuvieron influenciados por la Cábala. Afirmándose orgulloso de ser acusado de ser nacional-bolchevique, vio en el reinado de Pedro el Grande un ejemplo para el nuevo régimen y sostenía un anti-occidentalismo muy fuerte.

El smenovexismo, un nacional-bolchevismo en la emigración

Pero el nacional-bolchevismo más puro e interesante nació en las filas de la emigración blanca. En octubre de 1920, Nikolai Ustrialov hizo referencia al nacional-bolchevismo alemán y confió a sus amigos su decisión de predicar una versión rusa del mismo.

Docente en la Universidad de Moscú, Ustrialov se hizo conocido en 1916 por colaborar con el periódico «Problemy velikoi Rossii» («Problemas de la Gran Rusia») y al defender en él el expansionismo ruso y un Estado fuerte. El mismo año dio una serie de conferencias sobre los eslavófilos, donde afirmó que Rusia tenía una misión global. Miembro activo del Partido Kadet, fue testigo con satisfacción de la caída del zarismo y colaboró en el diario «Utro Rossii» («La mañana de Rusia») donde afirmó que la revolución bolchevique era realmente auténticamente rusa, mientras criticaba la orientación de la política exterior de los bolcheviques. En el verano de 1918, tuvo que huir de Moscú y refugiarse en la zona en poder de los ejércitos blancos. Refugiado varias veces en Omsk, terminó emigrando a China en Harbin, desde donde criticó a las fuerzas contrarrevolucionarias vinculadas demasiado estrechamente para él a los intereses extranjeros. . . En noviembre de 1920, Ustrialov, con tres poetas exiliados que luego se convertirán en célebres escritores soviéticos, fundó la revista «Okno» («Ventana»). Su influencia fue inmediatamente muy grande en la emigración, se celebraron algunas conferencias nacional-bolcheviques en París, apareció un boletín Smena Vex en Praga, se publicó un diario «Nakanun» («En la víspera») en Berlín y un importante grupo militante apareció en Bulgaria (su cabeza fue luego asesinada por los blancos). Incluso en Rusia, el smenovexismo no pasó desapercibido, Lenin imaginó un regreso triunfal de Ustrialov a Moscú (de hecho, eso no sucedió, pero la mayoría de sus partidarios regresaron a Rusia), publicó algunos artículos de Smena Vex en Pravda, financió secretamente a Nakanun y evocó favorablemente la existencia de esta corriente durante el 11 ° Congreso del Partido Comunista en marzo de 1922. Después de la muerte de Lenin, Stalin defendió personalmente, a los smenovexistas – mostrando su apreciaba por todos ellos – que recibieron los ataques de Kamenev, Bujarin y Trotsky. Se dice que, durante su expulsión de la URSS, Trotsky gritó: «¡Es la victoria de Ustrialov!»

Desde un punto de vista teórico, Ustrialov pensaba en términos de la medida del poder, afirmando que «solo un Estado físicamente poderoso puede poseer una gran cultura». Los pequeños poderes pueden, por naturaleza, demostrar su elegancia, honor e incluso heroísmo, pero son orgánicamente incapaces de grandeza; eso requiere un gran estilo, una protección en la gran unidad de pensamiento y acción». También consideró que:

«El gobierno soviético forzará por todos los medios la reunificación de los territorios periféricos con el centro en nombre de la Revolución Mundial. Los patriotas rusos lucharán para lograr el mismo objetivo en nombre de una Gran Rusia indivisible. A pesar de todas las diferencias ideológicas, todos siguen prácticamente el mismo camino».

Mientras tanto, uno de sus discípulos, el poeta Vladimir Jolodkovsky, gritaba: «La URSS no es solo un estado del desarrollo de Rusia como una entidad etnogeográfica, es un punto de inflexión en la evolución de la nacionalidad en la humanidad. Si la Moscú de Kalita pudo unir la tierra rusa en un gran imperio por la gloria y la opresión, la Moscú soviética ha comenzado a unir la tierra en un Imperio de los trabajadores y de la libertad».

Bolchevismo nacional ruso desde 1927

A pesar de sus 500 páginas, el trabajo de Agursky nos deja un cierto sentido de carencia. No nos proporciona un análisis del triunfal estalinismo, de la «Gran Guerra Patria», ni siquiera de la evolución de la opinión de la emigración.

Al mismo tiempo, la situación actual o contemporánea queda por explorar. ¿Qué genealogía ideológica se puede rastrear hasta los disidentes nacional-bolcheviques a principios de los años setenta? Ya sean los miembros del grupo Fetisov (en nombre de A.A. Fetisov que abandonó el PC para protestar contra la desestalinización) que afirmaban que «el leninismo tiene incomparablemente más en común con la ortodoxia y la eslavófila rusa que con el marxismo y el catolicismo» y que «solo una unión de la Rusia ortodoxa con el leninismo puede producir esta visión del mundo ideal para el pueblo ruso que creará una síntesis de toda la experiencia del pueblo a través de los siglos». O de los «ultras» de Gennadiy Shimanov, partidarios de la Tercera Roma que se dieron cuenta de que el régimen soviético era la única organización política que podía oponerse a «la podredumbre democrática occidental» y movilizar al pueblo hacia un nuevo objetivo histórico: el Imperio. O también, finalmente, en la afiliación nacional-bolchevique de los líderes de la actual Unión de todos los Partidos Comunistas de Bolcheviques, el Partido Comunista ruso o el Partido Comunista de los Trabajadores Rusos y algunos otros grupos políticos y revistas clasificadas en el «círculo rojo-pardo».

Fuente: https://vansternationell.wordpress.com/national-bolshevik-documents/russian-national-bolshevism/