Este 24 de noviembre se desarrollará en Honduras una elección presidencial que seguramente tenga gran relevancia, a corto y mediano plazo, en el mapa geopolítico de América Latina y el Caribe. Se abre ciertamente la posibilidad de que Xiomara Castro de Zelaya, de la mano del partido LIBRE (Libertad y Refundación), le dispute la elección […]
Este 24 de noviembre se desarrollará en Honduras una elección presidencial que seguramente tenga gran relevancia, a corto y mediano plazo, en el mapa geopolítico de América Latina y el Caribe. Se abre ciertamente la posibilidad de que Xiomara Castro de Zelaya, de la mano del partido LIBRE (Libertad y Refundación), le dispute la elección a Juan Orlando Hernández, candidato por el oficialista Partido Nacional de Honduras (PNH). Al cierre de esta edición, diversas encuestas muestran a los candidatos cabeza a cabeza: Tecnimerk ubica ganadora a la candidata del partido LIBRE, rondando el 32%; mientras que Gallup da una ventaja a Hernández (35% a 30%).
Un poco de historia
En 2006, Manuel Zelaya llegó al gobierno de Honduras desde el Partido Liberal. Sin embargo, pocos años después comenzó a mostrarse más alineado con el ala más izquierdista de los gobiernos latinoamericanos «post-neoliberales». Prueba de ello fue el ingreso de Honduras a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), creada por Cuba y Venezuela a fines de 2004.
Lo que sigue de la historia es más bien conocido: en 2009, ante la convocatoria a una Asamblea Constituyente, la derecha hondureña orquestó un golpe de Estado con el apoyo de la embajada norteamericana en Tegucigalpa. Luego de la breve presidencia de facto de Roberto Micheletti, una elección muy cuestionada y con altísimos niveles de abstención llevó al gobierno a Porfirio Lobo, del Partido Nacional.
La política económica de Lobo ha mostrado una tendencia fuerte hacia la extranjerización. Diversas empresas transnacionales han recibido concesiones muy importantes, entre ellas la construcción de una reserva hidroeléctrica en territorio campesino. Uno de los proyectos más llamativos, aprobado a principios de este año, es el de la creación de Zonas Especiales de Desarrollo. Se trata de áreas del país sobre las cuales el Estado nacional resigna su soberanía (a excepción de algunas mínimas garantías jurídicas): se crean así paraísos para que las empresas extranjeras lleven adelante sus negocios sin regulación de ningún tipo. Otro dato significativo de la economía hondureña es el estrepitoso crecimiento que ha experimentado la deuda pública, que actualmente ronda el 40% del PBI.
Mientras tanto, Honduras ha sido testigo en los últimos cuatro años de una brutal represión, cuyas víctimas han sido, entre otros, los movimientos de campesinos y los trabajadores de prensa. Se estima que los asesinatos políticos fueron alrededor de 300 (cerca de 100 campesinos y 35 periodistas). Esta flagrante violación de los DDHH es desconocida en el plano internacional.
El programa de LIBRE
En diversas entrevistas y declaraciones públicas, Xiomara Castro, esposa del presidente destituido Manuel Zelaya, ha manifestado sus principales propuestas en el aspecto «social» para llevar adelante en caso de acceder a la presidencia. Una de las prioridades del proyecto que ella ha llamado «socialismo democrático» será, en sus palabras, la «aceleración del proceso productivo» mediante la generación de empleos. También se tomará en cuenta la necesidad de avanzar hacia la soberanía alimentaria, la construcción de sistemas educativos y de salud públicos y de calidad y el desarrollo de sistemas de economía social, que posibiliten la salida de la pobreza de millones de hondureños.
Las políticas propuestas por Castro remiten a los principios programáticos generales del partido: LIBRE se pronuncia por la soberanía popular, la igualdad económica y el fin de la explotación y el anticolonialismo. Naturalmente, una piedra fundamental de los principios de LIBRE es el rechazo a los golpes de Estado, la intervención imperialista y la represión, que han vivido, como todo el pueblo hondureño, en carne propia.
Además, otro aspecto de crucial importancia de la candidatura de Castro es su postura abierta hacia una integración latinoamericana a través de proyectos que, aún con sus matices, se plantean como alternativos a la injerencia de Washington: UNASUR, CELAC y ALBA (espacio que Honduras ha abandonado desde el golpe de Micheletti). En momentos donde ha tomado fuerza el bloque de países denominado Alianza del Pacífico, integrado por los gobiernos conservadores de México, Colombia, Perú y Chile bajo el auspicio de EEUU, cobra especial importancia el modelo de integración hacia el cual un nuevo gobierno incline la balanza.
El apoyo de las organizaciones sociales
Para finalizar, hay que dar cuenta de que una parte muy importante de las organizaciones populares protagonistas de la resistencia han dado su apoyo al programa de LIBRE, por los puntos que mencionabamos con anterioridad. Entre ellas se destaca la Vía Campesina hondureña, por ejemplo, y otras organizaciones que participan activamente en la Articulación Continental de Movimientos Sociales hacia el ALBA. Por otro lado, otras organizaciones, como el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, han mostrado cierta distancia respecto de la candidatura de Castro, si bien también reconocen la gran popularidad del ex presidente Zelaya.
LIBRE se presenta en estas elecciones como «el único que representa el cambio a favor de las mayorías en Honduras». Por esto, durante la campaña, ha insistido en una agenda de mejoras sociales, recuperación de los recursos naturales entregados a empresas extranjeras y promoción de la economía campesina, tal como enumerábamos. Un hipotético triunfo electoral de Xiomara Castro implicaría la posibilidad concreta de poner un freno al ciclo de ofensiva neoliberal comenzado con el golpe de Estado, y traduciría, a su vez, la invalorable resistencia del pueblo hondureño en una importante conquista institucional que permita un nuevo realineamiento en la geopolítica continental. La última decisión, sin dudas, la tendrá el pueblo hondureño el próximo 24 de noviembre.
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