Mientras en el día de ayer, 25 de febrero de 2010, cerca de 100.000 hondureños marcharon en Tegucigalpa con el objetivo de manifestar su rechazo a la represión desatada por el gobierno de continuidad golpista, dirigido por Porfirio Lobo, repudiando de la misma manera a la mal llamada «Comisión de Verdad», nuevos elementos señalan un […]
Mientras en el día de ayer, 25 de febrero de 2010, cerca de 100.000 hondureños marcharon en Tegucigalpa con el objetivo de manifestar su rechazo a la represión desatada por el gobierno de continuidad golpista, dirigido por Porfirio Lobo, repudiando de la misma manera a la mal llamada «Comisión de Verdad», nuevos elementos señalan un recrudecimiento de la contraofensiva reaccionaria contra las fuerzas progresistas en ese país centroamericano sin que se levante una sola voz de protesta por estos hechos a nivel internacional.
Los difamadores a sueldo del imperio, empeñados en lanzar diatribas contra Cuba y Venezuela, así como otras naciones progresistas en el área latinoamericana, mantienen un cómplice mutismo con respecto al aumento de las desapariciones selectivas de líderes de la resistencia al golpismo, los asesinatos y torturas que padecen los simpatizantes contra el golpe, así como el incremento de la represión contra el pueblo de esa nación.
No resulta casual el hecho de que la actual campaña anticubana, a causa del lamentable fallecimiento del contrarrevolucionario Orlando Zapata, esté capitaneada por los mismos que se confabularon para perpetuar el golpe de estado del 28 de junio en Honduras, legitimando unas elecciones espurias que llevaron al gobierno a los propios golpistas y que, con un nuevo rostro, han mantenido el histórico statu quo de explotación existente en Honduras desde hace siglos.
La ideología anticomunista, ultraconservadora y pro fascista de unos, convergiendo con lastres perversos de la política de las derechas de otros, en las que pululan la mentira y la difamación, el oportunismo político, las ambiciones a ultranza, el mercenarismo y la falta de pudor, la intolerancia y la ética mafiosa sustentada en la más vil vendetta, hacen que la reacción internacional y su conglomerado mediático sobredimensione ciertos hechos y silencien otros, en correspondencia a sus apetencias ideológicas. Esa es la simple cuestión: callar lo que les conviene y levantar histéricas alharacas contra lo que no les conviene.
El revanchismo de la oligarquía hondureña se ha puesto en marcha
Mientras que el actual gobierno y el tinglado judicial de la oligarquía en Honduras ignoran los crímenes y violaciones constitucionales de los militares golpistas hondureños, exculpándolos de delito alguno, se ha iniciado un vasto proceso judicial contra el depuesto presidente Manuel Zelaya y varios funcionarios de su gobierno.
Solicitando la aprehensión de Zelaya y librando órdenes de captura contra él y varios de sus colaboradores, el fiscal contra la Corrupción, Leonardo Orellana, acusó al ex presidente ante el Juzgado Penal de Tegucigalpa de desviar cerca de $1.5 millones del presupuesto del Fondo de Inversión Social, en septiembre de 2008, destinándolos a gastos de propaganda con vistas a promover la convocatoria a una Asamblea Constituyente. De la misma manera, la acusación por «delitos de fraude, falsificar documentos públicos y abuso de autoridad», implica a los ex ministros de la Presidencia, Enrique Flores; de Finanzas, Rebeca Santos; del Fondo de Inversión Social, César Salgado; así como al viceministro de Finanzas, Antonio Borjas.
Al cúmulo de delitos presentados contra Zelaya se suman otras acusaciones levantadas durante el mandato del golpista Micheletti, en agosto de 2009, con vistas a amedrentar al entonces asilado ex presidente: «atentar contra la forma democrática de gobierno, traición a la patria, usurpar funciones públicas y abuso de autoridad.»
También han sido acusados el ex ministro de Defensa de Honduras, Arístides Mejía, y la ex gerente de la estatal Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) Rixi Moncada, sobre quienes pende la acusación de abuso de autoridad y fraude, y son requeridos bajo orden de captura, así como pesa sobre ellos el delito de cometer supuestas irregularidades administrativas en el alquiler de un edificio para unas oficinas de la ENEE, durante el gobierno zelayista.
La aprobación por el Congreso unicameral, en enero pasado, de una dudosa amnistía general que involucra lo mismo a los golpistas y a sus víctimas, marca una clara encerrona a Manuel Zelaya: éste debe presentarse ante los órganos judiciales hondureños y entonces, sólo entonces, se determinará si recibe o no el perdón legislativo. Mientras tanto la cúpula militar, absuelta por la Corte Suprema de Justicia (CSJ) de Honduras el 19 de febrero pasado, y los estamentos legales involucrados en el golpe, siguen en sus cargos manejando la justicia a su antojo.
Los parcializados devaneos de la actual justicia hondureña
Mientras la justicia hondureña se mantiene entretenida en su venganza contra Zelaya y su gobierno, varias demandas realizadas por la población apenas si son atendidas o, simplemente, se hace caso omiso de ellas. Una de estas denuncias ha sido la interpuesta por dirigentes de 90 comunidades del sur hondureño, con vistas a derogar un decreto que favorece la concesión de la hidroeléctrica José Cecilio del Valle a un consorcio de Italia, en detrimento del abasto de agua a más de cien mil pobladores. Este antisocial decreto fue rubricado por el régimen de Micheletti.
Los entes judiciales del actual gobierno también han desoído centenares de acusaciones contra el régimen de facto de Micheletti, las fuerzas armadas y los órganos policiales por violaciones a los derechos humanos y otros actos delictivos, que permanecen en total impunidad.
Desaparición selectiva de los líderes de la Resistencia
En una Carta Abierta del Frente Nacional de Resistencia Popular al Grupo de Rio, reunido hace unos días en Cancún, México, se expone la actual situación que vive el pueblo hondureño y la violación reiterada de los derechos humanos en ese país, acrecentada por la vendetta que están llevando a cabo los órganos represivos dentro del «legitimado» gobierno de Porfirio Lobo. La misiva fue recibida, incluso, por algunos dignatarios que santificaron complacientemente la supuesta transición hacia la democracia en Honduras.
Con total claridad, la carta expresa:
«El régimen dictatorial surgido de la violación de nuestro Estado de Derecho ha manipulado la opinión pública nacional e internacional para ocultar las violaciones a los derechos humanos que se realizan diariamente.»
«Los poderes del Estado siguen conformados por las personas que abiertamente se coludieron para ejecutar y validar el golpe de Estado. Nadie en Honduras ha sido condenado por las violaciones a nuestros derechos, asesinatos, torturas y represión; como prueba de lo anterior, la Corte Suprema de Justicia exculpó y sobreseyó definitivamente a la cúpula militar, actora fundamental de la violación a nuestro Estado de Derecho.»
El Frente Nacional de Resistencia Popular solicita a los dignatarios cinco puntos esenciales: 1. Mantener su posición de no reconocer al régimen de Porfirio Lobo Sosa. 2. Condenar con energía y determinación la violación de los derechos humanos y los crímenes de lesa humanidad en Honduras. 3. Reconocer al Frente Nacional de Resistencia Popular como la representación legitima del pueblo hondureño. 4. Exigir una justicia imparcial y el debido proceso como lo establece la Constitución de Honduras. 5. Exigir la desaparición de sus cargos públicos a los autores materiales e intelectuales del golpe de Estado y que sean juzgados ante una Corte Internacional imparcial.
Las pruebas de la eliminación selectiva de los dirigentes opositores al golpe de estado y su continuismo son varias.
El Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH), atendiendo una denuncia del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), dio a conocer el asesinato de Claudia Larissa Brizuela, en la colonia Celeo Gonzáles, San Pedro Sula, por sicarios al servicio del gobierno. La víctima ha dejado dos hijos huérfanos.
Unos días antes fueron ejecutados brutalmente otros dos militantes del FNRP: Vanessa Zepeda y Julio Fúnez Benítez, a manos de sicarios uniformados. En el caso de Vanessa Zepeda, activista del Frente y sindicalista de 29 años de edad, el crimen fue perpetrado el propio día 2 de febrero, en horas de la noche. Por su parte, Fúnez, fue asesinado el 15 de febrero, prácticamente frente a su vivienda, por su militancia activa dentro del FNRP y en el Sindicato de Trabajadores del Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SITRASANAAYS). Fúnez dejó una viuda y tres hijos.
Otro militante del FNRP asesinado fue Luis Gradis Espinal
De la misma forma, el pasado 2 de febrero de este año fue secuestrado Manuel de Jesús Murillo junto a Ricardo Vázquez, ambos camarógrafos que trabajaron en la Casa Presidencial en el mandato de Zelaya, a la par que opositores al golpe de estado. Los dos fueron salvajemente torturados por miembros de la Secretaría de Seguridad.
Estos hechos, sin embargo, no son los únicos. El Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (COFADEH) ha registrado varios asesinatos, secuestros y otros muchos hechos violentos contra dirigentes opositores durante el gobierno de Porfirio Lobo.
El 11 de febrero fue asaltado el domicilio de Porfirio Ponce, dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Bebida y Similares (STIBYS), por varios sicarios encapuchados, quienes sustrajeron su computador personal.
Dos hechos más marcaron la feroz represión que viven los opositores hondureños al continuismo golpista. El 12 de febrero, un representante del Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ) ante el FNRP, Hermes Reyes, fue torturado por agentes al servicio del gobierno con el fin de obtener información sobre la recientemente realizada Primera Asamblea del Frente Nacional de Resistencia.
Otro militante del FNRP en San Pedro Sula, Edgar Martínez, fue igualmente secuestrado junto a sus familiares, siendo todos salvajemente torturados por la policía.
Otra variante de la represión mantenida por el gobierno de Porfirio Lobo lo es la ejecución de desalojos masivos de campesinos en la región del Bajo Aguán, en el departamento Atlántico, según denunció el Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA). El propósito de estos desalojos, realizados por la propia policía y el ejército, es defender los intereses de grandes empresarios y terratenientes vinculados al gobierno golpista y a su continuismo, entre ellos Miguel Facussé, René Morales y Reynaldo Canales. La pretensión de los oligarcas es recuperar las tierras entregadas al campesinado por el gobierno de Zelaya.
Al conocer de estos atroces hechos, fundamentalmente dados a conocer a través de medios alternativos en la web, conscientemente silenciados por los poderosos medios de comunicación al servicio del imperialismo y de sus cómplices, no cabe la menor duda que los asesinados en Honduras, carecen de importancia para quienes se vanaglorian de defender a la democracia y los derechos humanos desde sus cómodas oficinas de Washington, Miami, Madrid y otras ciudades europeas.
Salvo honrosas excepciones, no ha habido una crítica enérgica, ni tan siquiera una pálida denuncia, por parte de quienes violentaron la Constitución hondureña y avalaron a los perpetradores del continuismo golpista. No les importa para nada la cruel mascarada impuesta al pueblo hondureño, la mejor solución encontrada por ellos, ni les importan los desmanes que se cometen a diario por su representante de «la democracia» en ese país.
Cuba, sin embargo, está en el centro de su atención. Atacada reiteradamente por detractores y mercenarios a sueldo, cuestionada a partir de infundios y diatribas, es hoy por hoy el objetivo de la más desvergonzada e ignominiosa guerra ideológica.
Una nueva campaña anti cubana se está urdiendo desde la Casa Blanca y el Congreso norteamericano, desde las oficinas de los anticomunistas y conservadores de los partidos de derecha europeos y desde los oscuros antros de los grupúsculos de los mafiosos y terroristas en Miami.
La víctima propiciatoria de la actual alharaca anticubana ha sido Orlando Zapata, estimulado al vano sacrificio por sus congéneres mercenarios del imperio, sabedores que se les acaba la ayuda financiera y había que encontrar, a toda costa, un motivo para que EE UU siguiera desembolsando dinero desenfrenadamente para mantener su negocio contrarrevolucionario.
La actual campaña anticubana y sus objetivos
Los tímidos pasos de acercamiento de la Casa Blanca hacia Cuba, que significan solo pasos insignificantes y la promesa de dar otros, sobre la base de inaceptables condiciones para los cubanos, así como la disposición española de promover la eliminación de la añeja y absurda Posición Común hacia la Isla dentro de la Unión Europea, han puesto en peligro las férreas y absurdas posiciones de la ultraderecha conservadora en EE UU y Europa, así como dentro de la mafia terrorista de Miami.
Al ver en peligro su política de aislamiento hacia Cuba, han tratado de enrarecer la política de Obama y de la UE mediante la más incruenta guerra ideológica, sostenida en falsas acusaciones y calumnias sobre la situación de los derechos humanos y la democracia dentro de nuestro país. La cacareada intención de transformar por arte de magia a sus mercenarios en presos de conciencia y luchadores por la libertad, ha sufrido serios reveses en más de una oportunidad. Por un lado, por el desvío descarado de los fondos para la contrarrevolución por parte del tinglado de aprovechados de la USAID, la NED y otras organizaciones terroristas, así como por la dudosa y desgastada condición de sus mercenarios en Cuba, incapaces de ganar adeptos dentro del pueblo, sus planes han fracasado uno tras otro.
La pequeña e insignificante contrarrevolución interna, sobredimensionada mediante los resortes y la complicidad mediática de los poderosos conglomerados de comunicación, necesitaba urgentemente de los fondos congelados por Obama. Así se lo hicieron ver a Craig Kelly durante su encuentro en la residencia del jefe de la SINA, Jonathan D. Farrar hace unos días. Por supuesto, muchos maniobraron para lograr esos fondos y, para lograrlo, había que buscar un motivo a toda costa.
El motivo apareció no por obra y gracia de la casualidad. Orlando Zapata fue estimulado reiteradamente por los grupúsculos contrarrevolucionarios, los que lo impulsaron a mantener una prolongada huelga de hambre que deterioró su cuerpo y lo condujo a la muerte, convertida en show mediático por los patrocinadores de la contrarrevolución desde el exterior y por los propios mercenarios autóctonos. Fabricado por ellos como preso de conciencia, Zapata poseía, sin embargo, un historial delictivo desde 1990, habiendo sido acusado de varios cargos entre los que se destacaron el de fraude, exhibicionismo público, tenencia ilegal de armas blancas con peligro para otras personas, así como agresión a funcionarios públicos.
El fallecimiento de Zapata, doloroso en sí mismo, se ha convertido en un factor clave para estimular la actividad anticubana en los próximos días, tal como lo esperaron sus socios de contrarrevolución y sus amos. Cuba, por el contrario, no se regodea por esa muerte, sin embargo, los eternos aprovechados dentro del negocio de la contrarrevolución sí esperan pingües dividendos y regalías. Mientras montan histéricas representaciones de burdas tragedias, se frotan las manos solapadamente.
Casi todos los implicados en la actual alharaca por el funesto deceso, son los cómplices de los crímenes en Honduras, pues ellos aprobaron la mascarada anticonstitucional ejecutada por la oligarquía de ese país o, simplemente, se lavaron las manos como Poncio Pilatos, al darle el tiro de gracia a la constitucionalidad en ese país.
Bastaría evaluar algunas de las más histéricas reacciones para comprender que los actuales ataques a Cuba por el caso Zapata, provienen de los mismos que hoy ignoran los crímenes contra el pueblo hondureño, perpetrados por el gobierno bendecido por ellos. Todo, como hemos dicho al inicio, es cuestión de conveniencia ideológica.
Una de las primeras reacciones fue la de la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, quien expresó en una Audiencia del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, lo siguiente: »El Gobierno de Estados Unidos lamenta profundamente la muerte de Orlando Zapata Tamayo, y enviamos nuestras condolencias a su familia y reiteramos nuestra fuerte objeción a las acciones del Gobierno cubano».
Tal declaración la efectuó, sospechosamente, en la referida audiencia en la que se debatía el proyecto de presupuesto de cerca de 53 millones de USD para las actividades de su propia secretaría y de la USAID para el año fiscal 2011. La Clinton estaba consciente que en ese foro se debatía el destino de los fondos para las actividades injerencistas de su Departamento y de la USAID a favor de la contrarrevolución en países como Cuba y Venezuela.
Por supuesto, ni un solo centavo de este presupuesto irá a parar a las manos de la resistencia hondureña (quienes, por supuesto, no la aceptarían), ya que ella lucha contra el gobierno continuista impuesto por EE UU en Honduras y a Hillary, de manera especial, no parecen preocuparle las violaciones de los derechos humanos que existen en ese país o las ignora deliberadamente.
Una nueva provocación se maquinaría en la propia Cámara de Representantes al término de la citada audiencia: varios enconados y ultraconservadores legisladores anticubanos como Ileana Ros Lehtinen, Lincoln Díaz Balart, Mario Díaz Balart, Albio Cires y Christopher Smith, realizaron una vigilia en honor a Orlando Zapata frente a la Sección de Intereses de Cuba en Washington. Casualmente, casi todos ellos apoyaron al régimen de facto de Micheletti y abogaron por la imposición de Porfirio Lobo en unas elecciones anti constitucionales. Tampoco, ninguno ha criticado a los crímenes contra los líderes de la resistencia hondureña.
Mientras tanto, la Unión Europea (UE), cómplice pasiva de los crímenes contra el pueblo hondureño, dijo «lamentar profundamente» la muerte de Zapata y las «numerosas denuncias de violaciones a los derechos humanos en Cuba», en la voz de Jerzy Buzek, presidente del Parlamento Europeo. Sin embargo, tampoco ha habido por parte de ellos ni un simple regaño al gobierno de Porfirio Lobo.
El ultraconservador y socio beneficiario de los terroristas de Miami, el ex primer ministro español José María Aznar, también se sumó a los ataques anticubanos, presionando al actual primer ministro español, Rodríguez Zapatero, junto a los medios conservadores, para que endureciera su política hacia la Isla. A través de su partido, el Partido Popular, lo instó a abandonar sus esfuerzos para propiciar el diálogo entre Cuba y la UE. Aznar, sin embargo, sin escrúpulo alguno, apoyó al golpe de estado en Honduras y el continuismo represivo de Porfirio Lobo. Tampoco tuvo escrúpulos para codearse con terroristas en Miami de forma reiterada.
Otra de las primeras voces en arreciar la campaña anticubana fue la del ex presidente de Polonia, Lech Walesa, anticomunista de profesión, quien invitó a los laureados con el Premio Nobel de la Paz a presionar a Cuba para que libere a los contrarrevolucionarios presos por su actividad provocadora y anti patriótica. Pocos serán los que lo apoyen en tan pérfida intención, tal vez solo Obama y Óscar Arias.
No podía faltar en el show mediático la pusilánime Amnistía Internacional (AI), quien poco ha hecho por los hondureños asesinados y torturados, salvo pálidos y mecánicos reclamos, al declarar: «Enfrentado a una prolongada sentencia en prisión, el hecho de que Orlando Zapata Tamayo sintiera que no tenía otra salida que morir de hambre en señal de protesta es una terrible muestra de la continua represión política a los disidentes en Cuba». (…) «Sin un poder judicial independiente en Cuba, los juicios son rápidos y no cumplen con los requisitos internacionales de un juicio justo».
Amnistía Internacional parece ignorar lo que sucede en Honduras y la verdadera dimensión de los desmanes del gobierno de Lobo y de la oligarquía contra el pueblo hondureño. Si pusiera un poco del énfasis que emplea para atacar a Cuba en la denuncia contra el continuismo de los golpistas hondureños, tendría mayor calidad ética para juzgar y condenar lo que sea justo y verdaderamente condenable y distinguir con claridad las diatribas de la verdad. Human Rights Watch cometió el mismo error de su socia de correrías y detracción.
Por supuesto, los grupos mafiosos y terroristas de Miami no podían quedarse rezagados dentro de la insidiosa campaña anticubana.
Orlando Gutiérrez Boronat, quien asistió a Honduras en su condición de jefe del Directorio Democrático Cubano, para bendecir a un gobierno que hoy viola impunemente a los derechos humanos en ese país y legalizar las ilegales elecciones del 29 de noviembre de 2009, declaró a través de su virulenta organización: «Los abusos cometidos contra Orlando Zapata Tamayo comprueban que la tortura y el terror contra el pueblo son políticas de Estado bajo el régimen castrista. Esta muerte es una prueba de la práctica del terrorismo de Estado».
El show mediático alcanzó su parangón cuando supuestamente la mal llamada Radio Martí declaró haber hecho una cobertura en vivo durante las exequias fúnebres de Orlando Zapata, en su ciudad natal de Banes, en la provincia de Holguín.
Otra de las organizaciones de probado historial terrorista e involucrada hasta los tuétanos en la estimulación de la actividad contrarrevolucionaria interna dentro de Cuba, así como numerosos atentados y planes de asesinato, la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), también se sumó, al show mediático, al convocar para el próximo domingo 28 de febrero una marcha de protesta en la calle 8 de Miami y la realización de una misa en la Ermita de la Caridad.
Con su tradicional oportunismo político, declaro la FNCA en un comunicado: «La muerte de Orlando Zapata Tamayo es un crimen no sólo contra un individuo en particular, sino una afrenta a la libertad y la democracia en todos los confines de nuestro continente».
Sin perderle pie ni pisada a la FNCA, su clon conocido como Consejo por la Libertad de Cuba (CLC), emitió también un comunicado en el que expresó: «La negativa del régimen castrista de acceder a sus exigencias de respeto a sus derechos, la falta de asistencia médica y el desprecio por la vida humana constituyen un crimen más en el abultado expediente del régimen de los hermanos Castro».
La supuesta preocupación de la FNCA y el CLC por la suerte de Orlando Zapata no puede ser sincera, en la medida en que varios de sus directivos se involucraron en acciones violentas y terroristas en la década de los noventa, sin demostrar el menor cargo de conciencia por sus potenciales víctimas. ¿Acaso les dolió la muerte de Fabio DiCelmo, a cuyo asesino pagaron a través del terrorista Luis Posada Carriles? ¿Acaso también sintieron la misma piedad y la misma pena por los centenares de estudiantes panameños que morirían en el Paraninfo de la universidad, como consecuencia del plan magnicida contra Fidel Castro, que ejecutarían Posada Carriles y sus cómplices, financiados por ellos?
No por último es más detestable en sus declaraciones otro connotado terrorista, Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia, quien pareció olvidarse de las víctimas a las que asesinó cuando militaba en Omega 7 y en la organización «Los Jóvenes de la Estrella», cuando se sumó al corrillo anticubano y declarar con respecto a la muerte de Zapata: «Los dos dictadores cubanos, Fidel y Raúl Castro, son directamente responsables de la muerte de este hombre porque en prisión le fue extendida su sentencia hasta 36 años, sin que cometiera ningún acto que lo justificara».
Consideraciones finales
Al analizar la actual campaña anticubana, desatada tras la muerte de Orlando Zapata, no cabe duda de que la misma responde inequívocamente a la permanente guerra ideológica contra la Isla, aupada por el imperialismo y sus acólitos. Ésta es, en esencia, parcializada. Quienes denigran a Cuba, ignoran los crímenes repudiables que existen en Honduras. Sus ojos no ven hacia allá, sino a su propia conveniencia ideológica.
Desgraciadamente, los que hoy se lamentan hipócritamente por la muerte de Orlando Zapata, parecen ignorar que Claudia Larissa Brizuela, Luis Gradis Espinal, Vanessa Zepeda y Julio Fúnez Benítez, luchadores hondureños, también son seres humanos y sus muertes merecen ser denunciadas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.