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Fantasma de ex dictador ronda las urnas en Birmania

Fuentes: IPS

El fantasma del primer hombre fuerte de Birmana, Ne Win, vuelve a acosar al actual jefe de la junta militar, Than Shwe, en vísperas del primeras elecciones generales en dos décadas en este país de Asia sudoriental. En un extraño giro, los candidatos que siguen el legado de Ne Win, fallecido en 2002 y quien […]

El fantasma del primer hombre fuerte de Birmana, Ne Win, vuelve a acosar al actual jefe de la junta militar, Than Shwe, en vísperas del primeras elecciones generales en dos décadas en este país de Asia sudoriental. En un extraño giro, los candidatos que siguen el legado de Ne Win, fallecido en 2002 y quien gobernó Birmana con mano de hierro entre el golpe de Estado de 1962 y 1988, son vistos ahora en algunos sectores como una fuerza positiva que podría expandir el muy limitado espacio político existente en este país desde inicios de los años 90, cuando Than Shwe llegó al poder.

El Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo (USDP), respaldado por Than Shwe, designó a más de 1.100 candidatos para las elecciones de los parlamentos nacionales y regionales que se realizará el 7 de este mes. Por su parte, el Partido de Unidad Nacional (NUP), de los leales a Ne Win –quien perdió favores políticos y poder luego de que Than Shwe se convirtiera en el líder de la junta–, designó 999 candidatos para competir por asientos legislativos.

Estos dos partidos, que gozan de fuertes lazos con distintos líderes de la junta, eclipsaron a otras fuerzas políticas con credenciales democráticas más creíbles, como la Fuerza Democrática Nacional, el Partido Democrático de Myanmar y el Partido Democrático de Nacionalidades Shan, con 163, 48 y 156 candidatos respectivamente.

Ante esto, no es de extrañar que las próximas elecciones sean descritas por observadores políticos en Mandalay y Rangún, las dos principales ciudades del país, como un inminente enfrentamiento entre leales de los dos hombres fuertes.

El NUP ya está, de hecho, desafiando abiertamente al USDP, dijeron los analistas a IPS. «El NUP intenta distinguirse del actual gobierno militar», dijo un comentarista de Rangún. «Sólo hasta hace poco le dijeron a los votantes que no eran ‘monstruos políticos’ y que habían aprendido de sus errores pasados», señaló. «Algunas de sus políticas han atraído a sectores de la clase media que desean un cambio», añadió. «Ofrecen un camino de transformaciones dentro de fronteras limitadas».

La emergencia del NUP como única fuerza capaz de desafiar a la junta militar no ha pasado por desapercibida ante los ojos de los medios birmanos en el exilio que han sido duros críticos tanto del régimen de Than Shwe como de Ne Win. «El Partido de Unidad Nacional podría perturbar los planes del régimen del Partido Unión, Solidaridad y Desarrollo de obtener una victoria arrolladora», escribió el sitio web The Irrawaddy, de periodistas birmanos exiliados en Tailandia.

El reciente comentario del líder del NUP «de que no restringiría la libertad de prensa en Birmania excepto en caso de una emergencia nacional impresionó a muchos observadores políticos en el país», señaló.

Ese anunció además llevó a algunos analistas locales a sugerir que el NUP «podría estar dispuesto a formar una suerte de alianza con partidos pro-democráticos y étnicos más pequeños», añadió The Irrawaddy.

Esto marca un importante cambio en la imagen del NUP desde sus primeros años. En las últimas elecciones generales en 1990, los leales a Ne Win sólo obtuvieron 10 de los 440 asientos del parlamento. Este fuerte rechazo de los votantes al opresivo régimen de Ne Win permitió el ascenso de la Liga Nacional por la Democracia (NLD), que ganó 82 por ciento de las bancas en esos comicios, pero no pudo acceder al gobierno ya que el régimen militar se negó a reconocer los resultados.

La NLD, liderada por Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz y actualmente en su decimocuarto año de arresto domiciliario, se negó a participar de las elecciones de este mes. Esto, que llevó a la proscripción del partido, hizo que una facción de sus miembros decidiera formar el NDF. Para las próximas elecciones, de los 440 asientos parlamentarios, 110 están reservados por la Constitución para jefes militares designados por la junta. «El principal punto de las elecciones esta vez es que el partido pro-militar solamente necesita ganar 166 bancas», dijo Win Min, experto en seguridad nacional birmana. «Por supuesto, el general Than Shwe podría verse tentado a ganar más de 82 por ciento de los asientos para batir el récord del NLD en 1990», añadió.

Con el respaldo de las bancas reservadas para la junta, Than Shwe necesita solamente el apoyo de otros 166 parlamentarios para ser elegido nuevo presidente, explicó Win Min a IPS. «No habrá esta vez un requisito de 50 por ciento de asistencia a las urnas, como en 1990, lo que facilita un triunfo de los candidatos pro-militares aun si muchos deciden no votar», explicó.

Esto sumado a una serie de medidas opresivas contra los partidos pro-democráticos ha llevado a analistas e incluso a algunos gobiernos de la región a considerar el acto comicial una farsa.

Pero nada de eso ha disuadido al NUP, cuyos miembros, incluyendo ex jefes militares, quieren desafiar el intento de Than Shwe de utilizar las urnas para afirmar su legado, dijo un analista de Mandalay. «Las elecciones de noviembre se vuelven una batalla entre un general muerto y uno vivo», opinó.

Fuente: http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=96783