El noveno aniversario de los Acuerdos por una Paz Firme y Duradera en Guatemala se conmemoró hoy con la percepción generalizada de que la esencia de estos compromisos aún está por cumplirse. Monseñor Fernando Quesada Toruño, Arzobispo de Guatemala y uno de los artífices del proceso negociador, lamentó que la pobreza y la violencia hayan […]
El noveno aniversario de los Acuerdos por una Paz Firme y Duradera en Guatemala se conmemoró hoy con la percepción generalizada de que la esencia de estos compromisos aún está por cumplirse.
Monseñor Fernando Quesada Toruño, Arzobispo de Guatemala y uno de los artífices del proceso negociador, lamentó que la pobreza y la violencia hayan crecido durante estos nueve años, en lugar de consolidarse la paz.
Después del desastre por la tormenta Stan, en octubre pasado, el gobierno tiene la oportunidad no de reconstruir a Guatemala, sino de construirla -dijo- y exhortó a hacer coincidir los acuerdos de paz con el programa de restauración de los daños.
Para el diputado Jorge Ismael Soto, antes comandante guerrillero Pablo Monsanto, en estos años se abrieron pequeños espacios de participación política y se puso fin a la represión del Estado, pero permanecen la inseguridad y la confrontación social.
El ex miembro de la Comandancia General de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca consideró necesaria una reforma política para hacer viable la paz.
Por su parte el analista Miguel Angel Sandoval señaló que no hay un programa de desarrollo rural, falta una reforma tributaria y la ley electoral y de partidos políticos es apenas parcial.
Todos estos aspectos están contenidos en los acuerdos, que no pudieron elevarse a rango constitucional por el fracaso de una consulta popular realizada en mayo de 1999.
Fue hasta septiembre de 2005 cuando el Congreso de la República aprobó la Ley Marco de los Acuerdos de Paz, con lo cual le dio vida legal a los compromisos, dijo Soto.
Esta ley, sin embargo, no contempla sanciones en caso de incumplimiento, lo que hace difícil garantizar su respeto, recordó.
Los actos por el noveno aniversario del fin del conflicto armado comenzaron con una ceremonia maya y luego se instaló el Consejo de Acuerdos de Paz, entidad civil formada por representantes de distintos sectores sociales.
Para contribuir a impulsar una cultura de conciliación, el gobierno decidió declarar a 2006 como «Año de la Paz en Guatemala»