La Universidad Autónoma de Santo Domingo, a propósito de su próximo 474 aniversario, es el fruto de un proceso histórico y social, y no la podemos catalogar como un «resultado» pues su realidad no es estática, esta en constante evolución. El escenario social y político que motivó a convertir a la UASD en lo que […]
La Universidad Autónoma de Santo Domingo, a propósito de su próximo 474 aniversario, es el fruto de un proceso histórico y social, y no la podemos catalogar como un «resultado» pues su realidad no es estática, esta en constante evolución. El escenario social y político que motivó a convertir a la UASD en lo que es hoy, ha cambiado mucho, sin embargo, esta sigue congelada en el tiempo. No me refiero a su estructura física, ni a su plataforma tecnológica, las cuales han progresado mucho, me refiero a su estructura orgánica, la cual está entrando en una fase de caducidad. La pregunta no es si habrá cambios profundos, eso es inminente, la pregunta es a que rumbo llevaran esos cambios.
Durante las últimas décadas, las autoridades universitarias han desarrollado un sistemático y efectivo plan de destruir y desacreditar el movimiento estudiantil dominicano. Han estado jugando con una espada de doble filo. Por un lado reduciendo la cuota de poder del estudiantado, por otro destruyendo la verdadera fuerza de la universidad.
En la actualidad los estudiantes no están organizados, ni les preocupa el rumbo de la universidad, como demuestra el resultado oficial de las pasadas elecciones estudiantiles, donde participó menos de un 16% de la población estudiantil. Se ha creado una clase dirigencial caracterizada por dirigentes mediocres, incapaces de ser verdaderos lideres, y de esta manera desmovilizar a los estudiantes y mantenerlos dispersos. Como menciona Amaury Reyna, en un articulo de fecha 15 de abril de 2009: «Los Dirigentes Estudiantiles carecen de la calidad moral y la ética que caracterizó a los miembros del Movimiento Renovador. Los grupos estudiantiles en la UASD no son más que la representación de los intereses políticos y particulares de algunos». A ese vergonzoso y peligroso punto hemos llegado.
Por un lado las autoridades cubriendo el déficit con el bolsillo del estudiantado y aplicando expulsiones injustas, rememorando las expulsiones de 1964. Por el otro lado estudiantes acusando a las autoridades de corrupción, malversación de fondos y violación a las leyes. Lo transcendente no es quien tiene la razón, lo importante es el resultado. Le estamos restando a la universidad el imprescindible apoyo social, la sociedad dominicana no se siente cómoda de alimentar con sus impuestos una universidad tan desacreditada. Se le están abriendo las puertas al gobierno para que intervenga la universidad y nos prive de los logros que con tanta sangre se han obtenido. La UASD está perdiendo su fuerza y su reputación, quedando a merced de sus enemigos, los enemigos del pueblo.
Es innegable que la UASD requiere más fondos, como también requiere más eficiencia en el manejo de estos. Es cierto que los estudiantes merecen más calidad en los servicios de la academia, pero también se requieren estudiantes con un mayor compromiso.
No hago este escrito con ánimo de desacreditar, sino imbuido por el amor que siento por mi universidad, con la intención de advertir de esta peligrosa situación. Me aparté de los núcleos de poder de la universidad para poder ver las cosas con mayor imparcialidad.
La familia universitaria tiene que caminar todos de la mano. Respetarnos en la base de nuestras diferencias y apoyarnos en la base de nuestras confluencias. La Ley No.5778 que da autonomía y asigna un presupuesto a la academia estatal, así como demás logros y reivindicaciones obtenidos, han sido logros de toda la familia universitaria, no de sectores aislados. Es momento que pensemos como institución y pongamos a un lado el individualismo. Como sugiere el editorial de Diario Libre del 6 de julio de 2012 : » es necesario otro movimiento renovador en la UASD que consolide los logros y devuelva el orden, la autoridad y la gestión eficiente a la academia «.
Claudio Caamaño, estudiante de Derecho UASD. Fue miembro del Comité Ejecutivo de la FED, renunció el 18 de septiembre de 2012.
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