Traducido del ruso para Rebelión por Josafat S. Comín
Tras los sangrientos enfrentamientos en Jalal-Abad, ocurridos el 19 de mayo, en el sur del país se ha establecido una relativa calma. Ha contribuido a ello, tanto en la ciudad como en la región vecina de Suzak, el estado de emergencia, cuyo periodo de vigencia concluye el 1 de junio. Sin embargo las reivindicaciones mutuas, tanto por parte de la comunidad kirguisa como de la uzbeka siguen presentes. Los representantes de la primera, exigen que sea procesado Kydyrzhan Batyrov, hombre de negocios uzbeco, al que acusan de ser el responsable de sembrar cizaña entre las dos comunidades. Los segundos insisten en castigar a los que participaron en el asalto de la universidad fundada por Batyrov. Recordemos que como resultado de los disturbios, 3 personas murieron y decenas resultaron heridas.
Mientras, la ciudadanía confía en que se mantenga la paz una vez se levante el estado de emergencia. Dentro de poco se cumplirán 20 años de uno de los más cruentos conflictos interétnicos de los últimos años de existencia de la URSS. En la denominada carnicería de Osh, en unos cuantos días de julio de 1990, murieron cientos de uzbecos y kirguises. La gente tiene muy vivos en la memoria aquellos acontecimientos, y da miedo pensar que se pueda repetir algo semejante.
La situación en Kirguistán depende mucho de las medidas que pueda tomar al autoproclamado gobierno, tras el derrocamiento y huida de Bakiev. Más aún ahora que Rosa Otumbayeva no solo es jefa de ese gobierno, sino presidenta en funciones, proclamada por ese mismo gobierno. Además su mandato se alargará año y medio más (el estatus de presidenta provisional le imposibilita para presentarse a las elecciones para elegir jefe de estado en otoño de 2011). Claro que antes esa convocatoria tiene que ser aprobada en las urnas en el referéndum a celebrar en junio. En ese referéndum se prevé también aprobar la nueva constitución de Kirguistán. Las elecciones al parlamento -Zhogorku Kenesh-, está previstas para el próximo octubre. En el caso de que se lleguen a celebrar, pues no hay nada seguro. La situación sigue siendo muy inestable, tanto más ahora cuando son los propios miembros del gobierno provisional el principal factor de inestabilidad.
Durante toda la semana, Kirguistán ha estado debatiendo el escándalo de las escuchas telefónicas de los principales ministros, que han sido publicadas en internet. En el transcurso de una de ellas, el vice primer ministro Azimbek Beknazarov discute con otro vice primer ministro, en funciones de ministro de finanzas, Temir Sariyev, un tema espinoso:»Cómo robar un millón de dólares». Los interlocutores están preocupados en cómo devolver al presupuesto 17,6 millones, siendo que han «cogido» un millón más, y mantenerlo en completo secreto. Beknazarov propone a su interlocutor destruir toda la documentación y emitir nuevas facturas. Además por lo que se desprende de la conversación, es más que evidente que este no es el primer millón que se «pierde».
En una segunda grabación el mismo Beknazarov acusa a otro vicepresidente del gobierno y líder del Partido Socialdemócrata Almazbek Atambayev, de «conducta deshonesta». Al parecer Atambayev habría aceptado de gente de Osh 400 mil dólares a cambio de prometer colocarlos en el servicio aduanero, pero habría designado a otros para esos puestos. Beknazarov amenaza incluso con organizar, si la cosa sigue así, una «tercera revolución».
Todas las partes se han visto obligadas a confirmar la autenticidad de las grabaciones, si bien los protagonistas de este «Kirguisgate» insisten en que las conversaciones están «sacadas de contexto». Rosa Otumbayeva ha tenido que emitir una declaración oficial. «Se trata de una cantidad, equivalente a un millón de dólares, solicitada por los ministerios de seguridad y concedida por decisión del gobierno provisional con el fin de garantizar la seguridad y el mantenimiento del orden durante los actos convocados por fuerzas políticas destructivas el 12-14 de mayo del presente. Según datos de los órganos encargados de velar por el orden público, esos medios fueron destinados a ejecutar la operación de seguridad, para gastos de transporte derivados del envío de nuevas tropas a la zona de conflicto y para respaldar a las milicias populares»,- se dice en el comunicado.
Solo que estas explicaciones no han convencido a casi nadie. Los habitantes de Kirguistán siguen sin comprender para qué ese millón, destinado a luchar contra el extremismo, hay que esconderlo y destruir la documentación. También se duda de que para esa operación haya que destinar una suma tan importante. El que se asegure ahora que ese millón no fue detraído de los presupuestos, sino de los medios confiscados al clan de los Bakiev tampoco tranquiliza: ¿Resulta entonces que a Bakiev no se le permite robar, pero a los miembros del gobierno que ha llegado al poder sí?
Por su parte los interlocutores de las escuchas y supuestos compañeros de gobierno, se han enfrascado en un intercambio de acusaciones. Así, Atambayev declaró que la fiscalía y los tribunales se han convertido en «guarida» de Beknazarov. Por su parte Beknazarov rechaza categóricamente todas las acusaciones.
Es significativo que el nuevo gobierno no tenga intención de investigar los hechos que se han destapado. Mientras, condenan al líder de los comunistas Iskhak Masaliyev a dos meses, acusado de organizar desórdenes y de intento de toma de poder (ayer esta medida cautelar fue sustituida por el arresto domiciliario). El motivo de su detención fue una conversación telefónica privada con el también detenido Usen Sadykov, aunque la conversación, en comparación con las de los vice primer ministros, era completamente inocente. «Si el gobierno provisional hubiera llegado al poder por la vía legal, y luego acusara a Usen Sadykov e Iskhak Masaliyev de intento de toma de poder y organización de disturbios, se podría creer en sus buenas intenciones: Pero el propio gobierno ha llegado al poder tras disturbios con derramamiento de sangre. ¿Por qué no se abren causas contra los miembros del gobierno provisional, por qué no se formula ninguna acusación contra ellos? ¿Parece ser que al igual que antaño, funcionan los dobles raseros?» se pregunta el parlamentario Kasim Isayev en entrevista a la agencia 24.Kg.
Por lo visto, intentando que la opinión pública se olvide de sobornos y millones robados, los representantes del nuevo gobierno buscan activamente en el tema de las «escuchas» la pista exterior. ¿Y quién podría estar interesada en enemistar a los miembros del gobierno provisional? Los principales pretendientes son dos: EE.UU. y Rusia. Ninguna de las versiones es descartable. Solo que esos posibles provocadores no se tiene que esforzar demasiado para reunir material comprometedor, pues los propios ministros kirguises se lo ofrecen en cantidades ingentes.
La otra forma de desviar la atención es la persecución de predecesores: Así, Kurmanbek Bakiev está en busca y captura, denunciado a la Interpol. Y el jueves, Azimbek Beknazarov informó que el gobierno provisional está preparando un decreto para privar a Askar Akayev del estatus de primer presidente de la república, lo que permitirá que sea reclamado ante la justicia.
Es sorprendente que los miembros del gobierno provisional no parezca que hayan extraído ninguna enseñanza de los acontecimientos de marzo de 2005, ni de los sucesos de abril de este año. Ese camino de corrupción y degradación que Bakiev recorrió en unos años, parece que estos están capacitados para recorrerlo en unas semanas o meses.
Mientras tanto en Jalal-Abad, han subido los precios del agua y transporte. Y no es el único caso en estas últimas semanas en que se suben las tarifas en las regiones de Kirguistán. Recordemos que los disturbios de abril, que supusieron el derrocamiento del gobierno, comenzaron por la indignación del pueblo por el aumento de la factura de la luz y el teléfono. Uno de los primeros decretos más publicitados por el gobierno provisional fue anular las subidas. Ahora la subida se produce sin ruido y a nivel local.
Fuente: http://www.sovross.ru/modules.