Nuestra región se caracteriza por ser una zona libre de conflictos bélicos. Desde hace quince años que no se registra una guerra convencional, siendo el enfrentamiento armado entre Perú y Ecuador de 1995 el último en producirse. Sin embargo, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), un think tank cercano a los sectores conservadores de […]
Nuestra región se caracteriza por ser una zona libre de conflictos bélicos. Desde hace quince años que no se registra una guerra convencional, siendo el enfrentamiento armado entre Perú y Ecuador de 1995 el último en producirse. Sin embargo, el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), un think tank cercano a los sectores conservadores de Washington, reveló días atrás que en los últimos cinco años América Latina y el Caribe incrementaron su gasto en armamentos y defensa en un 151 por ciento.
En el informe presentado en Londres bajo el título Balance Militar 2010, se detalla que el volumen de compras de armas de la región trepó en 2009 a los US$ 58 mil millones, cuando en 2006 no superaba los US$ 39 mil millones. Por lo tanto, la crisis económica mundial no afectó al gasto militar.
Otro aspecto llamativo es que por primera vez Rusia desplazó a los Estados Unidos en cuanto a la venta de armas a América Latina.
No es extraño que Brasil haya sido el país que más dinero destinó al sector de la defensa, ya que aspira a mantener el peso internacional que logró al conformar el grupo de las potencias emergentes, junto con Rusia, India y China (BRIC).
El 1,7 por ciento de su PBI – unos US$ 27.780 – fueron invertidos el año pasado en armamentos. Mientras que en segundo lugar se situó Colombia con US$ 10 mil millones y luego continuó Chile con US$ 5.200 millones. Nuestro país [Argentina] se ubicó en quinto lugar con US$ 2.220 millones durante 2009.
Motivos
De acuerdo con el IISS, los problemas militares que debe afrontar América Latina están relacionados con la degradación de la democracia, el crimen organizado internacional, el terrorismo, la insurgencia y el tráfico ilegal de armas y de drogas.
Más allá de que las cifras son objetivas, el informe muestra una tendencia cercana al intervencionismo militar norteamericano clásico. Por ejemplo, en una de las 500 páginas de la publicación, el IISS le atribuye la caída de la influencia norteamericana en la zona a la falta de voluntad de Washington para gestionar los conflictos regionales.
De esta manera, este influyente centro de estudios estratégicos, presiona al gobierno de Obama para que acentúe la tradicional injerencia de los EE.UU. en nuestra región ante el avance de Rusia e Irán.
El IISS fue uno los think tanks norteamericanos que aseguraba en 2003 que el régimen iraquí de Saddam Hussein disponía de un arsenal de armas de destrucción masiva. Varios de estos informes supuestamente confiables fueron la base de la excusa para atacar a Irak.
A pesar de que los EE.UU. le hayan vendido el año pasado a América Latina menos armamento que Rusia, tanto Colombia como México fueron los dos únicos países que incrementaron sus compras a Washington.
El Plan Colombia y la Iniciativa Mérida, por el cuál los EE.UU. enfrentan a las redes de narcotráfico mediante el envío de armamentos y técnicos especializados, fueron la principal causa por la cuál los vínculos militares de estos países con Washington hayan crecido.
El informe sitúa a Colombia en el segundo lugar de países que adquirieron armamento y además destaca el supuesto desinterés norteamericano por los conflictos militares de la región, pero no menciona la ampliación de las siete bases colombianas que van a ser utilizadas por soldados estadounidenses, como si este fuese un hecho menor e insuficiente que no colma las expectativas de los sectores más duros del Pentágono.
Avance ruso
En tanto, Rusia aprovechó que los EE.UU. cortaron el suministro de armas a Venezuela y Bolivia, para transformarse en el principal proveedor de armas y logística militar. Washington canceló la venta de armas a ambos países con el argumento de que Bolivia evita la lucha contra el narcotráfico y que Venezuela apoya al terrorismo, en alusión a las FARC.
Pero Moscú, no solamente le aporta armamento a Venezuela, Bolivia y Brasil, sino que también lo hace con países aliados de EE.UU. como Perú, Colombia y México. Además, se encuentra en proceso de negociación un convenio con Ecuador y Uruguay.
De acuerdo con el Balance Militar 2010, la influencia rusa en Venezuela no se limita solamente al ámbito militar, ya que Caracas obtuvo de Moscú un crédito por US$ 2.200 millones a cambio de que las compañías rusas pudiesen acceder a los campos petroleros venezolanos. También, el informe alerta sobre la posibilidad a largo plazo de que Venezuela adquiera un sistema de escudo antimisiles provisto por Rusia.
La importancia del informe no es menor porque influye en las decisiones del Pentágono, o bien, los sectores conservadores utilizan al IISS como herramienta para explicar sus controvertidas decisiones.
Dentro de lo que el IISS llama degradación de la democracia, no se refiere al golpe en Honduras. Siguiendo esta línea, el informe sitúa a la lucha contra el narcotráfico como uno de los principales problemas de la región, pero evita señalar que el 90 % de las armas que compran los traficantes de drogas mexicanos provienen de los EE.UU.
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