La compañía frutera irlandesa Fyffes produce melones en el sur de Honduras a través de tres subsidiarias. En sus plantaciones, el 80 por ciento de la mano de obra es femenina y temporal. La mitad de estas mujeres son madres solteras. El simple hecho de querer ejercer su derecho a organizarse para defender el trabajo […]
La compañía frutera irlandesa Fyffes produce melones en el sur de Honduras a través de tres subsidiarias. En sus plantaciones, el 80 por ciento de la mano de obra es femenina y temporal. La mitad de estas mujeres son madres solteras. El simple hecho de querer ejercer su derecho a organizarse para defender el trabajo decente se ha convertido en una pesadilla.
En enero de este año, el Sindicato de Trabajadores de la Agroindustria y Similares (STAS) notificó la creación de una subseccional en Sur Agrícola de Honduras SA (Suragroh), una de las tres empresas subsidiarias [1] de Fyffes en Honduras. También hizo entrega del pliego de peticiones para la negociación de un convenio colectivo.
No habían pasado ni 24 horas cuando la transnacional reunió a los integrantes de la junta directiva y los hizo renunciar al Sindicato. Tras un segundo intento fallido, en el mes de abril el STAS volvió a conformar una subseccional, esta vez en Melon Export SA (Melexsa).
La reacción de la empresa fue aún más brutal.
«Antes de que pudiéramos notificar la conformación de la subseccional la empresa despidió a 21 trabajadores, incluidos los directivos que, además, tenían un contrato permanente», dijo a La Rel, Nelson Núñez, asesor técnico del STAS y de Festagro [2].
«No nos dimos por vencidos y volvimos a nombrar a otra junta directiva, al tiempo que comenzamos a investigar todas las violaciones de derechos laborales que se estaban dando», agregó Núñez.
Después de reunir todas las pruebas, 92 trabajadores y trabajadoras decidieron demandar a la empresa en los tribunales por el no pago de las prestaciones sociales adquiridas.
Una transnacional antisindical Derechos por el suelo
En víspera de la nueva temporada de melones que inicia en octubre, hay temor que ninguna de las tres subsidiarias de Fyffes contrate a personas vinculadas con el Sindicato.
La subseccional del STAS denuncia que se han creado listas negras. «Vos la cagaste con esto de meter sindicatos. Ya estás colorado y nunca más vas a tener empleo», le dijo recientemente un capataz a uno de los directivos.
Tanto el gobierno nacional como el municipal de Santa Ana Yusguare, los patronatos y hasta un sacerdote de la zona están respaldando la violación de derechos. Aducen que trabajadores temporales no pueden pertenecer a una instancia permanente como es el sindicato.
Una explicación burda que para el STAS oculta el verdadero objetivo de la transnacional irlandesa: seguir acumulando ganancias a costa del sudor de las y los trabajadores.
La lista de violaciones de derechos laborales es infinita, y las que más sufren son las mujeres.
«La empresa aprovecha la temporalidad del trabajo para chantajear a las trabajadoras. Las jornadas de trabajo son extenuantes, no pagan horas extra, ni vacaciones proporcionales. Tampoco acumulan antigüedad, ni cotizan a la seguridad social», explicó Tomás Membreño, presidente del STAS.
Hay mujeres con 25 o más años de trabajo en las meloneras o que ya están en edad de jubilación que siguen trabajando. Saben que nunca recibirían sus prestaciones, ni una pensión.
«Otras fueron despedidas por estar embarazadas o por haberse lesionado en el trabajo. Son muy pocas las que denuncian esta situación, porque temen represalias contra sus familiares que también trabajan en las meloneras», añadió Membreño.
También hay malas condiciones higiénicas y de seguridad. En diciembre de 2015, unas 100 mujeres sufrieron una intoxicación por una combinación de herbicida y cloro que estaban aplicando en una parcela colindante.
Amenazas y persecución ¿Fyffes empresa ética…? ¿Usted, qué opina?
La lucha por organizarse también ha acarreado serios problemas de seguridad.
En más de una ocasión, los directivos de la subseccional han sido acosados por miembros de la seguridad privada de la empresa para que renuncien al Sindicato.
La semana pasada, el mismo Nelson Núñez ha sido amenazado de muerte. «Dejaron una nota anónima en la oficina de Festagro en Choluteca, pidiéndome que deje de organizar sindicatos o que me atenga a las consecuencias», dijo Núñez a La Rel.
Pese a la difícil situación, las y los trabajadores están dispuestos a seguir luchando para que Fyffes cumpla con la ley.
«Se mantienen firmes. Saben que es la única forma de romper con un pasado sin derechos», concluyó Núñez.
Varias organizaciones internacionales, incluyendo la UITA, están preparando una campaña de denuncia y pronto viajarán a la zona, y ya se pidió oficialmente la expulsión de Fyffes de la Iniciativa de Comercio Ético (ETI).
Notas
[1] Melon Export SA (Melexsa), Sur Agrícola de Honduras SA (Suragroh) y Soleado SA (Solesa), ubicadas en Santa Ana Yusguare y El Corpus, Choluteca.
[2] Federación de Sindicatos de Trabajadores de la Agroindustria. http://www.fyffes.com/
Fuente: Rel-UITA
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