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La guerra chino-norteamericana

Fuentes: Rebelión

Semanas atrás el presidente chino Xi Jinping se reunió con su par de Estados Unidos Donald Trump y, factor sorpresa de por medio (bombardeando a Siria), trataron una agenda abierta (la balanza comercial deficitaria de $386,000 millones, el conflicto con Korea del Norte, etc.), sin embargo, mucho ruido y pocas nueces. No llegaron a ningún […]

Semanas atrás el presidente chino Xi Jinping se reunió con su par de Estados Unidos Donald Trump y, factor sorpresa de por medio (bombardeando a Siria), trataron una agenda abierta (la balanza comercial deficitaria de $386,000 millones, el conflicto con Korea del Norte, etc.), sin embargo, mucho ruido y pocas nueces. No llegaron a ningún acuerdo.

Esta cuestión alimenta la idea de que Trump quiere afianzar su política proteccionista contra su rival en el mercado mundial: China. No obstante, esta estrategia implicaría ir a contracorriente porque la globalización se basa en la libertad de la oferta y la demanda y por tanto en la apertura de los mercados. Además, muchos productos y repuestos de autos que consumen los norteamericanos son producidos en China.

Y si Trump no ha podido hacer regresar (bajo el slogan de American First), los capitales americanos de México, peor será traerlos de China donde la mano de obra es mucho más barata. A esto hay que agregar que la deuda del gobierno norteamericano es superior a los $14 billones y el mayor acreedor es China (después del BCR).

Por tanto, la estrategia de Trump apuntaría no necesariamente a una guerra militar con China (aunque de líderes tan emotivos y populistas como estos no se puede tener certeza), sino a una estrategia de presión sobre el gobierno chino para que éste abra más su mercado al capital yanqui. Esto implicaría la privatización de empresas estatales estratégicas como la del aluminio o acero (en la cual los chinos son primeros en producción mundial), y también la apertura de las bolsas de Pekín y Shangai.

Y no es para menos. Como dice el analista Jorge Altamira, «…China procura salir de esta crisis de sobreproducción, liquidando parte de estas ramas, pero también mediante la industrialización de estas materias primas, lo que se llama aumentar la escala de valor. Este choque ha alcanzado una temperatura excepcional con el desarrollo, aún incipiente, de una industria de chips y semiconductores, por parte de China. Se trata de la matriz tecnológica de los servicios industriales modernos…», (Cambio de régimen y crisis política, 22/01/17).

Hay medios de prensa que han comparado la estrategia tecnológica china con la estrategia de Hitler de desarrollar su flota naval que produjo la segunda guerra mundial.

No obstante, si bien es verdad China es hoy la primera potencia económica mundial (gracias a la revolución social de 1949 de Mao Tse Tung y la estrategia de «no me importa el color del gato sino que case ratones» de Deng Xiao Ping), EE.UU. sigue siendo la primera potencia política (maneja la ONU, OTAN, OEA, BM, etc.), y militar-nuclear (mil bases militares aproximadamente en todo el Planeta; 9400 cabezas nucleares contra 240 chinos; 71 submarinos contra 18 chinos; 57 destructores contra 27; 16 mil blindados contra 9480 chinos, etc.).

Por tanto, es poco probable que bajo estas condiciones, la cultura milenaria china, de la que son parte Confusio y Tsun Tzu (cultura que invento el papel, la pólvora, la seda, el sismógrafo, el compás, los fideos, etc.), se animen a ir a una tercera guerra mundial. Más bien pareciera que van a buscar, junto con Rusia (y esto puedo explicar el apoyo electoral a Trump), una alianza con el capital mundial, para desplazar a la Unión Europea (UE).

Y esto por la sencilla razón de que el capital internacional no va a poner en peligro sus negocios como el del gas y petróleo para exportar a Europa y Asia o el de Apple que va a producir «phones» con Foxcom en China. Sin embargo, también existe la posibilidad de que los Halcones de la Casa Blanca, como antes llevaron a Clinton a la guerra en Yugoeslavia y después a Bush a la guerra en Irak y Medio Oriente, así también ahora presionen para llevar a Trump a una guerra con China poniendo como pretexto la belicosidad de Corea del Norte.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.