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EEUU-Irán

La inteligencia tiene dos caras

Fuentes: IPS

Funcionarios estadounidenses consideran que el físico nuclear Shahram Amiri regresó a su Irán natal preocupado por las amenazas a su familia por parte del gobierno de Mahmoud Ahmadineyad. Pero Teherán y el propio científico insisten en que fue secuestrado y huyó de sus captores. Varios detalles de la historia de Amiri sugieren que el científico […]

Funcionarios estadounidenses consideran que el físico nuclear Shahram Amiri regresó a su Irán natal preocupado por las amenazas a su familia por parte del gobierno de Mahmoud Ahmadineyad. Pero Teherán y el propio científico insisten en que fue secuestrado y huyó de sus captores.

Varios detalles de la historia de Amiri sugieren que el científico actuaba bajo las órdenes del gobierno iraní y que desertó temporariamente a fin de colocar en una situación delicada al gobierno de Estados Unidos.

Amiri reapareció recién el mes pasado, tras haber desaparecido de Arabia Saudita durante un peregrinaje en junio de 2009. Hizo dos vídeos aparentemente contradictorios que se difundieron con una diferencia de apenas horas. En el primero denunció que Estados Unidos lo había secuestrado y llevado a su territorio contra su voluntad. Y en el segundo dijo que vivía en Estados Unidos libremente, para continuar su educación.

El misterio continuaba sin resolverse cuando Amiri se presentó, el lunes por la noche, en la Embajada de Pakistán, diciendo que quería regresar a Irán.

Una señal de que ahora los funcionarios de inteligencia consideran la posibilidad real de que la deserción de Amiri no fuera genuina es que se suscitan preguntas sobre cómo se estableció contacto con el científico.

La cadena ABC News informó el 31 de marzo que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) se había acercado a Amiri a través de un intermediario y le había ofrecido reasentarse en Estados Unidos.

Pero David Ignatius, un periodista de The Washington Post que posee estrechos contactos en la CIA, sugirió el miércoles en una columna que fue Amiri quien se vinculó primero con esa agencia, a través de Internet, lo que normalmente es una señal de peligro para un «desertor» que todavía es agente de un gobierno.

Ignatius también señaló otro «misterio» en torno al científico iraní que ahora aparentemente se discute en círculos de inteligencia: «por qué decidió desertar sin su joven esposa e hijo, dejándolos –a ellos y a sí mismo– vulnerables ante la presión iraní».

Lo normal sería que la agencia coordinara que toda la familia de un desertor lo acompañara. Pero Ignatius observó que Amiri eligió dejar a su familia en Teherán, lo que debería haber sido otra señal de alerta para la CIA.

Otra muestra de que los funcionarios de la inteligencia estadounidense sospechaban que la deserción de Amiri era un engaño es cuán lejos llegaron para retratarlo como un agente de la CIA de larga data.

The Washington Post informó el jueves que un funcionario de Estados Unidos había declarado que a Amiri se le pagó cinco millones de dólares a cambio de valiosa información sobre el programa nuclear de Irán.

El 28 de junio, ABC News difundió un informe que citó declaraciones de funcionarios de la CIA en cuanto a que durante varios años Amiri se había desempeñado en esa agencia como espía del programa nuclear iraní.

Las fuentes sostuvieron que la CIA había urgido al científico a huir de Irán el año pasado, por temor a que sus revelaciones pudieran hacer que Teherán lo considerara un espía.

ABC News reiteró esa afirmación en su informe del 13 de julio sobre el regreso de Amiri a Irán.

En el críptico mundo del espionaje, esos alegatos no se habrían filtrado a los medios de comunicación a menos que la CIA hubiera creído que Amiri trabajaba para la otra parte, según un ex funcionario de inteligencia.

«Éste es el patrón (que sigue) un doble agente. Nada más tiene sentido», dijo el ex funcionario.

Otra información que ahora surgió sobre Amiri sugiere que el informe según el cual era un agente de la CIA fue una falsedad dirigida a que Teherán desconfiara de él.

A los 32 años, Amiri es un científico muy joven que no pudo haber tenido información sobre cuestiones tales como los planes para la central de Qom, aunque hubiera estado trabajando para el programa nuclear.

El artículo publicado en The Washington Post admitió que no se cree que el científico haya tenido «un acceso directo a los sitios nucleares más delicados de Irán, o a líderes involucrados en decisiones sobre si buscar o no (la fabricación de) una bomba».

Tanto el Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán como la esposa de Amiri dijeron que él era especialista en radioisótopos con fines médicos, lo que significaría que probablemente no tenía conocimiento del programa nuclear que pudiera resultar valiosa para la inteligencia estadounidense.

El comportamiento de Amiri parece reflejar un interés por demostrarle al mundo que el gobierno de Estados Unidos estaba decidido a diseminar falsedades sobre una presunta campaña iraní para fabricar armas nucleares.

Los funcionarios de la CIA vieron la cercanía del científico con la iraní Universidad Industrial Malek-e-Ashtar, que tiene vínculos con la Guardia Revolucionaria Islámica, como evidencia de que debía estar relacionado con los presuntos planes iraníes para fabricar armas nucleares.

Gareth Porter es un historiador y periodista de investigación especializado en la política de seguridad nacional de Estados Unidos. Su último libro, «Perils of Dominance: Imbalance of Power and the Road to War in Vietnam» (Peligros del dominio: Desequilibrio de poder y el camino hacia la guerra en Vietnam), se editó en 2006.
 

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=95939