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La izquierda árabe no ha muerto

Fuentes: Il Manifesto

Traducido para Rebelión por Jorge Aldao

Unificar a una buena parte de la izquierda en el mundo árabe no es más fácil que hacerlo entre nosotros. Son muchas, más bien muchísimas, las divergencias  y a veces también son violentas. Una izquierda que, en sus países, se pregunta por su futuro e intenta imaginarse fuera de la tormenta que en estos años la ha confinado a un papel subalterno, oprimida entre un Islam político cada vez más agresivo y un nacionalismo panarábico corrupto y, a menudo, al servicio de los Estados Unidos. Por estas razones el encuentro que se ha desarrollado días atrás en Damasco -la reunión extraordinaria de la Solidnet (1), de los partidos comunistas y de los trabajadores, dedicado a la solidaridad hacia la cuestión árabe y palestina – ha tenido el sabor de un acontecimiento importante. Casi cien participantes de todo el mundo que representaban a 33 países y 53 partidos, estando presente por Italia únicamente el PdCI (N.deT.: Partido de los Comunistas Italianos)

Participó un fenomenal conjunto de partidos internacionales, capaces de sentar en la misma mesa a partidos árabes que, a menudo, no aceptan ni siquiera empezar a hablar entre ellos. Al final, entre mil disparidades, se verificaron tres días llenos de ideas e intereses. La izquierda de Medio Oriente ha demostrado no estar muerta, aunque no encuentra aún la punta del ovillo para salir de una crisis que nació bastante antes de la caída del bloque soviético. Aunque hoy vive una renovada esperanza: la crisis económica podría hacer revivir las razones para ser comunista. Las reflexiones de todas las fuerzas marxistas en el Oriente Medio transmitían la conciencia de que su espacio sólo puede buscarse dentro de lo que es la temática principal en el terreno: la cuestión palestina y el rol de Estados Unidos en la región. Por último, una advertencia contra las divisiones internas del mundo político palestino, una desunión que se convierte en el paradigma del conflicto entre el antiguo nacionalismo, desprestigiado por los escándalos económicos y totalmente falto de la confianza del propio pueblo -representado por la dirigencia cercana a Abu Mazen pero, también, por los regímenes egipcio y jordano- y un renacimiento islámico de matices integristas que, por una parte, acepta el juego democrático de los votos pero, por la otra, no renuncia a hacer temer el establecimiento de un califato religioso.

No hubo excomuniones para ninguna de las fuerzas presentes en la capital siria, pero sí una clara conciencia de la necesidad de proponer no sólo respuestas ideológicas sino aquellas respuestas concretas que puedan devolver la confianza al pueblo. Al finalizar el encuentro, junto a un documento político muy extenso, se preparó un pequeño programa acerca de » qué hacer «.

Hubo un importante debate sobre la representación de Palestina. Todos acordaron asignar a la OLP un rol central, pero estuvieron divididos sobre la conveniencia de considerarla «única» representante o «una» de las representantes (de Palestina). Así, hay quien ve a la OLP como una herramienta para superar las actuales divisiones, partiendo de la premisa de que el derecho internacional acuerda a esta organización un lugar en las Naciones Unidas, mientras otros piensan que la realidad actual ya ha petrificado situaciones muy difíciles de modificar y que es mejor pensar en una representación multipolar.

Un tema aparte fue la cuestión de las alianzas dentro de cada Estado en particular. En este caso, el Líbano y sus recientes elecciónes se convierten en un ejemplo paradigmático. El PC del Líbano en los últimos meses ha mantenido un debate, a menudo apasionado, sobre la necesidad de integrarse en un frente nacional patriótico de resistencia, el protagonista de la guerra de 2006 y ahora controlado por Hezbolláh y el partido cristiano de Michel Aoun. Esta opción traspasa, claramente, las barreras de clase pero sin duda le permitiría tener una representación en el Parlamento elegido por un sistema feudal que favorece a las confesiones religiosas o -como en el pasado- para encontrar un lugar como una fuerza política clasista y del trabajo dentro de una organización (hoy probablemente minoritaria) que prioriza la necesidad de dar respuestas sociales a la crisis económica, sin castigar a las clases más vulnerables y a los marginados. Una discusión parecida se verifica hoy en Siria. Por un lado hay personas que ven en la opción por la privatización realizada por el partido Baaz un «mal necesario» para resistir a la voluntad de los Estados Unidos e Israel de poner de rodillas a Damasco y, por el otro, hay quienes abogan por un retorno a la estructura socialista que caracterizó durante décadas a este país. En Siria, los dos principales partidos comunistas están involucrados en el Frente Patriótico, la alianza que ha dirigido el país durante cuarenta años, pero que no renuncian a expresar su opinión.

En la reunión en Damasco, también estuvieron presentes otros temas. Desde el significado de la palabra «resistencia» – dura confrontación con los comunistas iraquíes que presionaron para sustituir esta palabra por un más genérico «lucha por la independencia y la democracia» – al concepto del sionismo, considerado por muchos el verdadero problema de la región y una versión particular del fascismo en el Medio Oriente. Un caso particular fue el debate en el ámbito de la izquierda árabe acerca del fuerte movimiento de boicot a los productos israelíes. Aquí desaparecieron las diferencias, convencidos todos de la bondad de esta propuesta, pero aquí entraron en juego las diferencias y divisiones en Europa. Las delegaciones llegadas a Damasco de los partidos de izquierda portugueses y españoles, griegos e incluso chipriotas presentaron alguna objeción a esta propuesta. Pero estaban a favor de ella todos los representantes del norte de Europa. Los que rechazan el boicot tienen a su favor la poca incidencia de esta forma de lucha, la oposición de los sindicatos y, por último, una especie de hipocresía: ¿por qué culpar sólo a Israel si todo el mundo está de acuerdo en que el principal responsable de los males de la región son los Estados Unidos? Hubo rostros perplejos por esta cuestión entre los representantes árabes y los de otros países del mundo. Una larga discusión que debería haberse terminado en pocos minutos.

Nota de la traducción

1) Solid Net ( Solidarity Network ) organización cuyo objetivo es informar sobre las actividades y puntos de vista políticos e ideológicos de los diferentes Partidos Comunistas y Partidos de los Trabajadores de todo el mundo en asuntos nacionales e internacionales.

http://www.ilmanifesto.it/archivi/fuoripagina/anno/2009/mese/10/articolo/1596/