En los últimos años, la lucha por la transformación en el campo de la salud mental viene conformándose como un verdadero movimiento social que articula experiencias, organizaciones y luchas en los distintos países del continente. El consenso que en el 2010 los estados de la región habían asumido para llegar al 2020 sin manicomios (y que incumplieron sistemáticamente), las luchas por los derechos de las personas con discapacidad, la reformas jurídicas en torno al reconocimiento de la capacidad para la toma de decisiones, entre otros procesos motivados por la movilización social y política en diversos territorios, activaron la articulación de un movimiento por la salud mental que hoy se extiende por todo el continente.
Las marchas que se realizan cada año en Córdoba, por ejemplo, se replican en distintas ciudades del país y de otros países. Cada año un mapa nacional y regional muestra las distintas acciones que hacen eco de la consigna y suman demandas locales. Y también se hermanan con manifestaciones en toda la región a partir de la articulación de la Red Latinoamericana y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental.
A dos semanas de la 7ma Marcha en Córdoba (Argentina), conversamos con Ana Heredia, quien participa en esta red regional -representando al Observatorio de Salud Mental y Derechos humanos de Córdoba- e integra el Colectivo organizador de la marcha en nuestra provincia, para conocer más sobre la situación de la salud mental y el proceso de lucha antimanicomial que se viene sosteniendo en la región.
—¿Qué es la Red Latinoamericana y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental?
Es un espacio autónomo y contra-hegemónico, que desde el año 2017 se constituye como herramienta colectiva para aportar a la lucha por la defensa de los Derechos Humanos y Salud Mental desde una perspectiva antimanicomial. Desde el primer encuentro en Florianópolis (Brasil, 2017), luego en Montevideo (Uruguay, 2018) y el último Encuentro en Rosario (Argentina, 2019), la Red sostiene la idea central de pensar procesos colectivos y articulados que rescaten la lucha que los distintos movimientos del campo de la lucha antimanicomial. La existencia de la Red es un nuevo impulso de un hito histórico que se vincula al proceso de reforma psiquiátrica en América Latina y el Caribe, que liga movimientos sociales, colectivos de trabajadores, de usuarios, de familiares, de intelectuales, que coinciden y se congregan en lo que ha sido y sigue siendo la denuncia del manicomio y la denuncia de las prácticas manicomiales como un proceso político y de exclusión social.
—¿Cómo trabaja la red en este contexto?
Desde sus inicios ha promovido la creación de nuevas leyes, políticas públicas y nuevos espacios sociales que, desde criterios de comunidad, interdisciplina, intersectorialidad e interculturalidad resignifiquen la locura y fundamentalmente defiendan y promuevan los derechos humanos de las personas con sufrimiento psíquico o con consumo problemático de sustancias psicoactivas.
En el marco de la pandemia la Red se vienen realizando asambleas virtuales en las que se ha analizado el contexto regional y se trabajó en la consolidación como movimiento social activo. El resultado del análisis de coyuntura en el que participan Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Uruguay se expresa en una cartografía del estado de situación de la salud mental en la región desde un enfoque de derechos humanos.
—¿Qué tendencias sobresalen en este contexto?
La actual emergencia sanitaria del mundo vinculada al Covid-19, dejó en evidencia la preocupación por lo que ocurre en las instituciones asilares, manicomios y neuropsiquiátricos, que a pesar de las leyes, y la ilegitimidad de las prácticas de encierro, aún hoy en latinoamérica y el caribe existen. Preocupa el hacinamiento, la falta de medidas preventivas y de protocolos de cuidados, ausencia de los apoyos necesarios, no sólo para proteger la salud sino también para garantizar recursos sociales, económicos y culturales.
También se hace hincapié en tiempos de crisis en la importancia del cuidado y la protección de la salud mental de la comunidad en general. Si bien cada territorio latinoamericano frente a esta pandemia tiene escenarios diversos, preocupa entre otras cosas: el alto número de personas en situación de calle, los discursos que aparecen en los medios de comunicación altamente estigmatizantes, el desmantelamiento de programas de salud comunitaria y la dificultad en los cuidados de los equipos de salud. Es alarmante que aún hoy se denuncia lo extendido y habitual del uso de prácticas invasivas como el electroshock; la incidencia del poder religioso en las prácticas “terapéuticas”, que frente a la emergencia social vuelven a quedar al descubierto, en contraposición de una perspectiva integral que incluya el enfoque de los derechos humanos, lo social y la salud pública.
La cuestión del poder en el marco de una sociedad capitalista en una fase de salvajismo imperialista arrasa con lo social. Se insiste en la permanencia de prácticas inhumanas que atentan contra los DDHH. Se plantea con preocupación el corporativismo que existe entre los psiquiatras, sin dejar de lado que es un efecto que atraviesa a todas las disciplinas, se considera como un punto de especial análisis para nuestro colectivo. Se incorpora la dimensión ética, estética, política e ideológica que complejiza el análisis, pero se adecúa a la perspectiva contrahegemónica que estamos construyendo como Red.
—¿Cuáles son las perspectivas de la lucha antimanicomial desde la red latinoamericana?
En la actualidad la Red está organizada en dos grupos de trabajo, dedicados a la producción de publicaciones y el Observatorio Latinoamericano y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental. Desde el Observatorio regional recientemente se generó un fuerte pronunciamiento en contra al intento reciente de modificación de la Ley General de Salud Mental en México, un verdadero retroceso que vuelve a entender a la atención a la salud mental desde la centralización en los manicomios. Este intento es contrario a los principios y estándares internacionales de Derechos Humanos en materia de discapacidad y salud mental, ya que por ejemplo admite la restricción de la capacidad jurídica de las personas usuarias, considerando a las mismas sólo como sujetos de tratamiento y no como sujetos de derechos. Además, el Observatorio regional está trabajando para relevar, a través de un mapeo colectivo, las distintas experiencias de transformación en la región, que permita delimitar y reconocernos en pos de dimensionar nuestra incidencia y nuestras prácticas como trabajadores, usuarixs, familiares, profesionales, estudiantes del campo de la salud mental.
Además desde su otro grupo de trabajo la Red está organizando la Semana de la Lucha Antimanicomial, que será previa a la Marcha en Córdoba. Del 5 al 11 de octubre se irán compartiendo vídeos y producciones artísticas para hacer visible las luchas latinoamericanas, cada día compartirá la expresión según algunos de los ejes temáticos: despatologización de la vida, encierros, locura y derechos humanos. Políticas de Drogas en América Latina, desmedicalización de infancias y juventudes; medios de comunicación y estigmatización de la locura.
Resignificar el Día Mundial de la Salud Mental
Desde las distintas expresiones locales y regionales de esta lucha coinciden en transformar el 10 de octubre, es decir el día Mundial de la Salud Mental: ¿Qué significa un día mundial para hablar de salud mental? ¿Quiénes se benefician? Desde la página de facebook de la red, la convocatoria a la semana por la lucha antimanicomial especifica: “El Día mundial ha sido utilizado por la industria del psicofármaco para promocionar prevención, diagnósticos y medicamentos. Dicen que quieren incluir la diversidad, pero hablando de trastornos mentales o déficit, etiquetando con enfermedades mentales la identidad de las personas. Convierten a la salud mental en un negocio”. También afirman: “Hoy no hay nada que festejar, ni recordar, ni conmemorar. Porque los manicomios siguen siendo el modelo central de los sistemas de salud mental. Porque en los países de Latinoamérica y caribe, se cometen todo tipo de abusos y violaciones de derechos en nombre de la salud mental. Porque nos siguen matando dentro de los loqueros, donde reina la violencia institucional. Porque nos faltan políticas públicas por crear para lograr una salud mental comunitaria y de pleno derecho.”
Página de la Marcha por el Derecho a la Salud Mental
Página de la Red Latinoamericana y del Caribe de Derechos Humanos y Salud Mental
Fuente: https://latinta.com.ar/2020/10/lucha-por-latinoamerica-sin-manicomios/