La discusión en torno al desarrollo sustentable se ralentizó durante la primera década del presente siglo. El estallido de la crisis económica en 2008, que ha tenido efectos devastadores sobre cientos de millones de personas en todo el planeta, dejó al desnudo los graves problemas del modelo capitalista global, situación que debió haber profundizado los […]
La discusión en torno al desarrollo sustentable se ralentizó durante la primera década del presente siglo. El estallido de la crisis económica en 2008, que ha tenido efectos devastadores sobre cientos de millones de personas en todo el planeta, dejó al desnudo los graves problemas del modelo capitalista global, situación que debió haber profundizado los debates en torno a cuales son las trayectorias tecnológicas y económicas que pueden garantizar la subsistencia de la especie humana. Lejos de esto, en la mayoría de los gobiernos del orbe, incluso muchos de ellos «progresistas», la atención se concentró en buscar soluciones defensivas para superar los efectos dentro de las trayectorias del modelo imperante y, sorpresivamente, decayó la presión y la participación social.
En el caso de América Latina, la crisis se ha manifestado con menor intensidad, observándose incluso índices de crecimiento. Diversos analistas económicos sostienen que esto es debido a las reformas que introdujeron los países en sus sistemas financieros durante la última década del siglo XX. Soslayan, sin embargo, el impacto generado por el incremento sostenido en los precios de commodities agrícolas, minerales y energéticos desde inicios del siglo, por la creciente demanda de Asia, especialmente China e India. Estos cayeron por un breve período a finales de 2008 y 2009, pero sorprendente retomaron la tendencia alcista en 2010, volviendo a mostrar señales de decrecimiento este mes -mayo de 2011- debido a la creciente preocupación sobre la agudización de la crisis global. La preguntas que subyacen son ¿Qué pasaría si se agudiza la crisis y se derrumban los precios de los commodities? En caso que no, ¿Qué pasará si se continúa con la creciente e intensiva explotación de los recursos naturales?
Gran parte de las preocupaciones de la política tecnológica e industrial en la región continúa girando en torno al aprovechamiento de estos recursos pero sin hacer mayores consideraciones acerca de la sustentabilidad de las formas y ritmos de explotación de los mismos. La construcción de un modelo productivo que permita su aprovechamiento sustentable para mejorar las condiciones de vida de grandes porciones de la población que continua excluida -América Latina, continua siendo la región más desigual del planeta- debe ser uno de los objetivos fundamentales de los responsables de las áreas de ciencia, tecnología e industria de de los países de UNASUR y el ALBA.
Históricamente, la extraordinaria dotación de recursos naturales de nuestra región ha servido para establecer relaciones de dependencia tecnológica y económica con los países desarrollados, cuyas corporaciones multinacionales en muchos casos han consolidado en nuestros territorios modelos de producción primario-exportadores, bajo regímenes de explotación capitalista altamente depredadores del medio ambiente. En la actualidad la mirada la orientan hacia minerales estratégicos como las sales de Litio (en la región, especialmente en Bolivia, se encuentra la mayor cantidad de reservas mundiales) y el Coltán, de los cuales se obtienen valiosas materias primas para elaborar productos que emplean industrias de punta como la microelectrónica y la producción de energía. ¿Se mantendrán y reproducirán los mismos patrones de explotación?
Un ejemplo muy ilustrativo es el escaso desarrollo de diversos sectores conexos a la industria petrolera en Venezuela. En el caso de los productos químicos que requiere esta industria para la explotación del recurso, gran porcentaje se importa, traduciéndose en importantes erogaciones de divisas. Por otra parte, en el corto plazo, los directivos de la industria planean elevar la producción a más de seis millones de barriles diarios, lo que aumentará significativamente la demanda de estos productos químicos.
Esta situación plantea importantes dilemas en términos del desarrollo sustentable. Por una parte, se propone incrementar la explotación del recurso natural y la producción de bienes de primera transformación para colocarlos en el exterior, consolidando nuestro patrón primario exportador, acentuando la complementariedad asimétrica al modelo capitalista global. Por otra, la adquisición de productos de alto valor agregado en el exterior para dicha explotación, los cuales pudieran estarse desarrollando localmente por personal de nuestras universidades y centros de investigación. Cabe además preguntar ¿Con el incremento de la producción -su duplicación- cuál será responsabilidad del país en el incremento de las emisiones de CO2 y, consecuentemente, del calentamiento global? Tal situación definitivamente contraviene la sustentabilidad.
Revertir esta situación primario exportadora resulta entonces un imperativo. para los países de la región La agregación de valor a nuestras materias primas mediante la implantación de industrias sustentables elaboradoras de bienes intermedios y finales esenciales, que permitan mejorar las condiciones de vida de la población, es un extraordinario desafío a afrontar. Para ello deben superarse importantes debilidades estructurales relacionadas con la poca cantidad de masa crítica (especialistas en áreas técnico-científicas relacionadas) para llevar adelante emprendimientos de esta naturaleza y complejidad.
Es necesario realizar grandes esfuerzos para integrar las, en muchos casos, exiguas capacidades nacionales de investigación, desarrollo e innovación existentes y la formación de nuevos profesionales en áreas estratégicas en las cuales todavía se cuenta con pocas fortalezas y experiencia. Pero esta formación no debe circunscribirse a lo meramente técnico, sino considerar elementos que fortalezcan una conducta que promueva la sustentabilidad (conceptos básicos de ecología, legislación ambiental, ética).
Superar la exclusión, aprovechando racionalmente los recursos naturales, minimizando el impacto de su explotación y agregar valor a la producción vía conocimiento, son elementos fundamentales que deben incluirse en la elaboración de la política tecnológica e industrial de cara a proponer alternativas reales al modelo capitalista global.
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