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La «revolución de los tulipanes» en Kirguizistán y el caos en el espacio postsoviético

Fuentes: Pravda.info

Traducción de Andrés Urruti

Los fracasos crónicos en Irak han obligado a Washington a corregir sustancialmente la estrategia de su comportamiento en el campo internacional. Sin renunciar completamente al uso de la fuerza, los americanos prestan cada vez más atención a medios no militares para conseguir sus fines en política exterior. Así el énfasis se pone en el mecanismo de «organización del caos», cuando, aunque esto no se vocee, se da un papel importante a la interacción con los islamistas radicales. No solo en el Oriente Próximo ,sino también en el espacio postsoviético. Cuanto más compleja se presenta la situación para los USA en Irak, más fuerte se muestra su celo «revolucionario» en el Caucaso del Norte y Asia Central. Mientras , Transcaucasia ha quedado por ahora fuera de su foco de atención. Así, los americanos dieron el visto bueno al traspaso de poder en Bakú de Aliyev1 padre al hijo. La «revolución de terciopelo» en Yereván se aplazó a la espera de mejores tiempos. En Tbilisi, los USA se han convencido de la incapacidad de Saakashvili2 para resolver los problemas de Abjazia y Osetia del S. El asesinato de Zhvania3, al cual empezaban a ver como una alternativa al desequilibrado «Misha»4, también les ha dejado una desagradable impresión. En otras palabras, se ha producido una crisis de ideas. Por eso, la actividad de los americanos en Georgia se limita por ahora a la presión sobre la Federación Rusa con el objetivo de la liquidación rápida de nuestras base militares. Por el contrario, en el Cáucaso Septentrional la actividad de Washington es bastante notable. Pero no directamente, porque eso iría contra los acuerdos de la cumbre Federación Rusa- USA en Bratislava, sino a través de Arabia Saudí, que mantiene estrechos lazos ideológicos con el sustituto de Masjádov, el sheikh Abdul Jalim, firme partidario de la continuación de la jihad. No se excluye que, en próximos meses esta actividad se refleje en acciones espectaculares de terror individual o masivo con el objetivo de desestabilizar nuestra situación interna.

Así y todo, en el momento presente, el primer lugar en el foco de atención de Washington en el espacio postsoviético lo ocupa Kirguizia, en la que acaba de ser derrocado el régimen de Akáyev. Parece que en la «revolución de los tulipanes» kirguiz es sólo el principio del «gran juego»que se va a jugar en el escenario de Asia Central. La causa principal hay que buscarla en la agudización de las contradicciones chino-americanas. Pekín ha activado en los últimos tiempos su política en dirección al norte. Así lo atestigua su participación en la expropiación de «Yuganskneftegaz»5, la formación de un lobby de construcción para un futuro oleoducto, la fijación en el acuerdo de ingreso de la Federación Rusa en la OMC6 de una cuota ampliada para la emigración de trabajadores chinos a nuestro Extremo Oriente. Simultáneamente , China ha dado «de facto» carta blanca a Corea del Norte en su desmarque antiamericano en el tema nuclear, ha fortalecido su respaldo político a Irán, ha adoptado una ley que legaliza una posible intervención militar en Taiwán. Todo lo cual ha sido muy molesto para Washington, que, con el apoyo de su socio, Gran Bretaña,ha respondido con acciones en Asia Central.

La situación aquí consiste en la consecuente desestabilización de Kirguizia, donde desde el derrocamiento de Akáyev el proceso de caotización no ha hecho más que empezar, después el valle de Ferganá en Uzbekistán, con las provincias de Tashkent y Khorezm, después el Sur de Kazajstán y la provincia de Leninabad , en Tayikistán. Las fuerzas islamistas, la narcomafia y las élites regionales descontentas están predispuestas prácticamente en todos los lugares mencionados. Si este plan sale adelante se habrá formado una fuerte base para presionar sobre el Xinjiang chino, habitado por uigures musulmanes. Junto con esto, aunque el éxito del «caos organizado» sea capaz de crear a China serias dificultades, sin embargo, no se contaría con lograr la desestabilización de Xinjiang, pues no se duda que Pekín tiene capacidad para aplicar duras medidas represivas contra separatistas e islamistas. Pero algunos otros deseos de Occidente, ante todo de los ingleses, son totalmente factibles. Precisamente en Londres se encuentra el cuartel general del partido radical Hizb ut-Tahrir al-Islami, participante activo en la revolución kirguiz. Como es bien sabido, los ingleses tienen fuertes posiciones al norte del vecino Afganistán. En Qunduz está desplegado su contingente militar. Además ellos son los responsables oficiales de la lucha antidroga en todo el territorio del país. Por cierto, la producción de heroína desde el momento de la caida de los talibanes, creció, según datos de la ONU, en 40 veces. El Gobierno de Kharzai no controla la situación, excepto en Kabul, y entre las fuerzas de la OTAN y los caudillos militares locales existe un acuerdo tácito, por el cual los afganos no atacan a los «pacificadores», y estos, a su vez, cierran los ojos ante el negocio de las drogas.

De hecho, los servicios secretos británicos en Afganistán se dedican a dar cobertura al comercio de narcóticos. Una situación análoga se da en el Pamir, que ahora está completamente abierto al narcotráfico: no hace mucho que salieron de aquí los últimos guardias de fronteras de la Federación Rusa y la única fuerza influyente que queda es el «Fondo del Aga Khan IV», cuyo cuartel general también está en Londres. Si en Osh y, en todo el valle de Ferganá y alrededores el control pasa a manos de Hizb ut-Tahrir al-Islami y en dirección norte fluye una corriente de refugiados, entonces toda la ruta del narcotráfico de Afganistán a la Federación Rusa quedará abierta. Y, en la Federación Rusa , según datos de la ONU, ya hay más de 1 millón de heroinómanos, es decir, 9 veces más que en 1995. Además , dentro de 3 o 4 años, los ingleses pueden trasladar completamente la producción de opio y heroína directamente al valle de Ferganá. Es decir, metafóricamente, mover el «narco-Afganistán» 100 km. al norte.

A diferencia de sus aliados británicos los objetivos de los americanos en Asia Central parecen más meditados. Quizás con la exclusión de del objetivo de transformar Osh y Ferganá en un polígono para la preparación de la»revolución social islámica permanente» y una base para su exportación a Kazajstán y la región del Volga-Urales en la F.R., donde debería unirse con la jihad del norte del Caucaso. Todavía hay otro claro objetivo, cerrar el posible tránsito de petróleo del N. de Kazajstán a China. Por otro lado, no se comprende que pasará en ese caso con las bases americanas y francesa en la región. Cierto que todas ellas lejos del valle de Ferganá. Si los USA pactan con los clanes norteños de Kirguizia, los de Kuljab en Tayikistán ,y los de Samarcanda- Bujará en Uzbekistán la fragmentación de los estados de Asia Central, las bases teóricas para ello pueden implantarse. Sin embargo, considerar que el caos se puede delimitar territorialmente, es, como mínimo, ingenuo. Como que el caos no tocará a Turkmenia. Pues, por lo que parece, los americanos se preparan en serio para intimidar a Turkmenbashi7 con los islamistas y conseguir su acuerdo para el despliegue de sus tropas en esta república, rica en petróleo y gas. Si eso sucede, los USA llegarían al Caspio desde el este y cerrarían el anillo alrededor de Irán. Sin embargo, la realidad de semejante escenario escenario es dudosa, en vista de la previsible oposición de Irán, así como por la imposibilidad de controlar de forma efectiva a Hizb ut-Tahrir.

De una manera u otra , americanos e ingleses han emprendido en Asia Central un juego extremadamente peligroso con el Islam radical. Peligroso, no tanto para ellos mismos (ellos se encuentran bastante lejos) e incluso para China, como para nosotros. Entre tanto, en la cumbre de Bratislava, Bush prometió, a petición del Kremlin , no agitar la situación interna en la Federación Rusa ni a través del Cáucaso, ni por otros medios. Además , después de Bratislava, Bush envió una indicación directa a lo servicios secretos para «dar un toque» mediante canales confidenciales a las estructuras oficiales de la F.R. acerca de aquellos de nuestros ciudadanos que, instalados en Occidente, llevan a cabo actividades «anti-Kremlin». En particular, sobre aquellos que buscan contacto con Soros y Berezóvski. Resulta que los americanos prometen una cosa al Kremlin y hacen otra. O la administración Bush no controla a sus propios servicios secretos. Lo que, por otra parte, no es, en absoluto, sorprendente.

NOTAS

1. Heydar Aliyev, presidente de Azerbaiján ,fue sucedido en el cargo en 2003 por su hijo Ilham Aliyev.

2. Mikhail Saakashvili, presidente de Georgia desde 2004, llegó al poder como consecuencia de la llamada «revolución de las rosas».

3. Zurab Zhvania, político georgiano, antiguo aliado de Saakashvili en la «revolución de las rosas», muerto recientemente en extrañas circunstancias.

4. Saakashvili.

5. Unidad de producción (filial) de la famosa empresa petrolera rusa «Yukos», recientemente desgajada de esta y vendida.

6. Organización Mundial del Comercio.

7. Saparmurat Niyazov, «Turkmenbashi», actual presidente de Turkmenia.