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En la sesión de la chanchera hondureña

Las mujeres otra vez ponen la cara

Fuentes: Rebelión

En una sesión marcada por el cinismo, la ignorancia, el entreguismo y la sumisión, los diputados del Congreso Nacional -bautizado muy bien por la resistencia como la chanchera, en alusión a los nobles animalitos que acostumbran a revolver con sus hocicos, lo que expulsan nuestras entrañas- hicieron lo que se esperaba: ratificar la violación brutal […]

En una sesión marcada por el cinismo, la ignorancia, el entreguismo y la sumisión, los diputados del Congreso Nacional -bautizado muy bien por la resistencia como la chanchera, en alusión a los nobles animalitos que acostumbran a revolver con sus hocicos, lo que expulsan nuestras entrañas- hicieron lo que se esperaba: ratificar la violación brutal a nuestras leyes, a la constitución y al mas elemental sentido de la justicia.

No podíamos esperar nada de quienes bien sabemos a que se deben, de quienes tienen hundido en el estiércol a nuestro país y a su gente. Pero la ocasión fue genial para escuchar y ver en persona y uno a uno a los que el 28 de junio pasado violaron la constitución y las leyes. Hoy ratificaron eso y quedó grabado como prueba de convicción para el posterior juicio que por traición a la patria -que no prescribe- se les cursará. La ignorancia en la mayoría y la perversidad en otros fue la nota que matizó el espectáculo porcino al que nos tienen acostumbrados los mal llamados padres de la patria.

La nota de dignidad la puso un grupo pequeño de diputadas y diputados que establecieron con detalles, la cantidad de delitos que cometieron por partida doble quienes hoy ratificaron el adefesio, la traición y el crimen que inició la madrugada del 28 de junio. Vale la pena resaltar la valentía de ese pequeño grupo de representantes que hicieron uso de la palabra para dejar claramente asentado que la justicia y la dignidad son elementos fundamentales de la democracia. Que no es posible ocultar ni maquillar lo que no fue más que un golpe artero a la democracia y a la institucionalidad de nuestro país y de America Latina.

Mujeres valiosas como Gladis del Cid, Elvia Valle, Carolina Echeverria, Silvia Ayala, Marleny Paz y Margarita Zelaya han puesto la nota de dignidad que ha hecho levantar el ánimo y la esperanza por la renovación de nuestro país. Vale la pena resaltar entre ellas el impresionante alegato ético y jurídico que la diputada Gladis del Cid hizo, no a favor de Mel, sino a favor de la institucionalidad y el respeto a las leyes. Esta humilde educadora, abogada y diputada con una simpleza pasmosa les estrelló en la cara de quienes en su mayoría ostentan títulos de abogados, su falta de ética cuando de defender sus intereses se trata. Uno a uno fue hilvanando sus argumentos como en una magistral pieza de Bach. La sinfonía legal de su alegato fue una dulce música a los oídos de quienes estamos del lado de la razón y la justicia y un potente aldabonazo para aquellos que creen que la justicia es sinónimo del remedo de sistema legal que tenemos en Honduras. Se les olvida que millones de ojos están observando sus actos y estos confluirán en la Corte Penal Internacional para exigirles con dureza, lo que no fueron capaces de aceptar con valentía.

Por el contrario, la vileza, el servilismo, la bajeza y la ignominia se hicieron visibles para que nuestro pueblo en su sabiduría nata, pudiera constatar que no se equivocó cuando acató masivamente el llamado a la abstención del Frente Nacional de Resistencia Popular.

Los aprietos en que está envuelto el Tribunal Supremo Electoral son el resultado de este exitoso llamado de la resistencia, que no es más que la cúspide del desencanto del pueblo hondureño por un sistema político que indudablemente llegó a su fin, no por voluntad propia, sino porque el abuso, la impunidad, la injusticia llevada a extremo, cuando se le ha negado lo más elemental al pueblo para tener una vida digna, llámese trabajo, salud, educación, alimentación llegó al extremo. La mentira, la promesa falsa del político mediocre se acabaron como recurso mediático y electorero. Las caras renovadas como por arte de magia con potoshop ya no engañan a nadie.

Hoy nos quedó claro a quienes vivimos en Honduras y a aquellos que pudieron ver la extensa sesión del Congreso Nacional –la chanchera– la brutalidad, el cinismo y la desvergüenza de aquellos que creyendo poder ocultarse en la mayoría de los mal llamados representantes, no saben que han sentado la base de su perdición. La Corte Penal Internacional está tomando nota y acopiando pruebas. Si de algo tienen que estar seguros es que la impunidad, no es un mal universal. Sigan el consejo del etéreo canciller. Busquen buenos abogados porque la justicia internacional no es una chabacanada.

Rebelión ha publicado este artículo con autorización del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.