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Entrevista a Julio Escoto, Premio Nacional de Literatura de Honduras

«Las transnacionales petroleras están detrás del clan conspirador golpista»

Fuentes: TeleSur

En entrevista con teleSUR, el escritor Julio Escoto (1944) admite: «Es impresionante, ver a multitudes enfrentarse sin violencia a la policía y al ejército, sacudirles los escudos, detenerles los golpes, a los estudiantes universitarios devolviéndoles las latas de gas lacrimógeno, aventándoles piedras; a dirigentes ancianos y ancianas -que participaron en la gran huelga de 1954, […]

En entrevista con teleSUR, el escritor Julio Escoto (1944) admite: «Es impresionante, ver a multitudes enfrentarse sin violencia a la policía y al ejército, sacudirles los escudos, detenerles los golpes, a los estudiantes universitarios devolviéndoles las latas de gas lacrimógeno, aventándoles piedras; a dirigentes ancianos y ancianas -que participaron en la gran huelga de 1954, clamando por la democracia- esto es emocionante, me llena de orgullo contemplar a mi nación que resiste y no se hunde, que tiene fe en su capacidad para reconquistar la libertad»

Julio Escoto, Premio Nacional de Literatura de Honduras (1974), es autor de: Los Guerreros de Hibueras (1967); La balada del herido pájaro y otros cuentos (1969); El árbol de los pañuelos (1972). Antología de la poesía amorosa en Honduras (1975); Casa del Agua (1975); Días de ventisca, noches de huracán (1980); Bajo el almendro… junto al volcán (1988); El ojo santo: la ideología en las religiones y la televisión (1990); José Cecilio del Valle: una ética contemporánea (1990); El general Morazán marcha a batallar desde la muerte (1992); Rey del Albor, Madrugada (1993); Todos los cuentos (1999) y El génesis en Santa Cariba (2008).

«¿Y si alguien consiguió petróleo tras el derrocamiento del Presidente Zelaya?» preguntó Julio Escoto a principios de mes, una variable geopolítica descuidada por otros analistas y que toma fuerza: «Ahora que han transcurrido los días se va precisando con mayor claridad el gran objetivo del golpe: el reparto de los bienes nacionales, tanto de la naturaleza como del Estado… A ello se agrega, la existencia ya comprobada de petróleo explotable en un área de 1500 kilómetros cuadrados en la costa Atlántica de Honduras y Nicaragua; tal plato apetitoso no podía dejarse, debía servirse en el banquete de las transnacionales petroleras, a las que por cierto Zelaya había limitado el monto de sus ganancias. Las grandes petroleras no conciben alianzas que no sean dentro del primer mundo para explotar los recursos del tercero, y de allí que se resistan terriblemente a que surjan otros centros de poder económico»

MC.-Parafraseándolo, y con el toque de queda a cuestas, ¿cómo transcurren las noches de huracán y los días de ventisca entre la represión golpista?

JE.-Transcurren combatiéndola, denunciándola, revelándola, formando conciencia entre convencidos y no convencidos de que esa no es forma civilizada de vivir pues, aunque luzca absurdo, aún existen personas que creen que las palabras «orden» y «civilización» exigen naturalmente a las otras: «garrote» y «bomba lacrimógena». Transcurren igual controlando la ira para transformarla en mensajes orientadores que impongan la cordura sobre la indignación, pues en su inicio la Resistencia ocupó que le advirtieran no permitir provocadores en sus filas, no aportar mártires sino luchadores, operar con cordura pero con valor y, sobre todo, mantener la vista fija en el objetivo central: restaurar lo constitucional. Cuando puse aquel título a la novela ya había vivido yo el golpe de Estado de 1963 y la invasión salvadoreña de 1969, pero no creí que de llegar al siglo XXI iba a presenciar otra vez tales días y noches.

MC.-Escribió un ensayo que bajo otras circunstancias parecería ficción: «El golpe del oro negro», sobre la posibilidad de extraer petróleo en Honduras; por si no fuera suficiente el estudio geopolítico con las consecuencias de la base militar de EE.UU. en Palmerola, ahora propone la variable petrolera, ¿exportación de la doctrina del shock de Afganistán a Irak pasando por Honduras?

JE.-Ahora que han transcurrido los días se va precisando con mayor claridad el gran objetivo del golpe, cual es el reparto de los bienes nacionales, tanto de la naturaleza como del Estado. Cada día es más obvio el concordato de la clase pudiente financiera con el poder militar, mejor dicho con el aparato represor militar. La semana pasada, por ejemplo, un diputado golpista propuso que se proceda pronto a vender los bienes incautados al narcotráfico y a quiebrabancos para financiar al gobierno, pero en verdad, en el fondo, para medrar y ganar comisiones; igual se propuso en el congreso modificar la ley de servicio militar para permitir reclutamiento forzoso en caso de emergencia pública, pero en realidad para acrecentar los batallones y contar con mayor fuerza represora; algunos diarios pro-golpe critican esta semana al sistema telefónico celular del Estado (Hondutel) precalificándolo de fracaso, pero en verdad con el propósito de eliminarlo y pasarlo a la telefonía privada, que ya cuenta con millones de usuarios por los que no paga impuesto; y luego el canal supuestamente educativo de televisión ha empezado a «informar» sobre la conveniencia de sustituir la producción térmica de energía por la originada de recursos naturales, lo que era un proyecto impulsado por el gobierno de Manuel Zelaya, con lo que se manifiesta que la empresa privada va por negocios multimillonarios que pudo emprender el Estado, en particular con apoyo de la ALBA. Son los inmediatos productos del golpe.

«A ello se agrega, lógico, la existencia ya comprobada de petróleo explotable en un área de 1500 kilómetros cuadrados en la costa Atlántica de Honduras y Nicaragua; tal plato apetitoso no podía dejarse, de ninguna manera, a la mesa de la «chusma» nacional, peor aliada con capitales estatales venezolanos, sino que conforme a la tradición capitalista mundial debía servirse en el banquete de las transnacionales petroleras, a las que por cierto Zelaya había limitado el monto de sus ganancias. Y como ya ocurría un clima de confrontación provocado por La Cuarta Urna -que en el fondo era el primer paso para convocar a la Asamblea Constituyente- y como el mismo partido de gobierno estaba dividido ideológica y políticamente, ni se necesitó accionar a los 800 soldados norteamericanos asentados en la base de Palmerola sino que la tribu local castrense obedeció a las órdene$ emitida$ por el clan con$pirador -los signos de dólar son intencionales; el rumor es que los generales fueron abundantemente pagados-»

MC.-He ahí el dilema: ¿Artículos «pétreos» de la Constitución o derivados petroleros?

JE.-Su pregunta remite al meollo del asunto, a la rigidez de que habló Henri Bergson y que es la causa de los autoritarismos y de lo ridículo. Las grandes petroleras no conciben alianzas que no sean dentro del primer mundo para explotar los recursos del tercero, y de allí que se resistan terriblemente a que surjan otros centros de poder económico, en este caso latinoamericanos. Los constituyentes de la Carta Magna hondureña de 1980 igual partieron de su visión rígida del mundo, creyendo, como si fuera Biblia, que su palabra sería imperturbable y que nada debía cambiar. El mundo del humanismo moderno muestra que lo que carece de flexibilidad se quiebra.

MC.-Durante una visita oficial a México, el Presidente Zelaya explicó la innovadora licitación internacional para comprar combustibles a mejor precio; aunado al aumento del salario mínimo, su acercamiento al ALBA, la intencionalidad de una Asamblea Constituyente, ¿qué otros factores se debatieron al interior del país al punto que la oligarquía instauró un régimen de facto?

JE.-Otro aspecto de importancia fue la lucha interna del Partido Liberal entre la dirigencia usual, de la tradición, y nuevas fuerzas llamémosle «contestatarias», si bien lo fueron sólo ligeramente. La vieja guardia de Carlos Flores Facussé y otros caudillos a lo siglo XIX vieron riesgo de que gentes más jóvenes variaran el credo conformista, incluso neoliberal, del partido y se alzaran con la dirigencia, que es lo que se supone lograría Zelaya y su grupo de los «patricios» si triunfaba la convocatoria a la Constituyente. El suceso del golpe vino a probar, así, que había oposición del Partido Nacional pero igual dentro del Liberal ya que la propuesta de Zelaya atentaba contra el sistema. El sistema de expoliación del Estado por parte de esos dirigentes como de la claque económica; el sistema de la corrupción institucionalizada; del aprovechamiento de los beneficios del Estado: en Honduras las transnacionales mineras pagan 11% de canon mientras que un gambusino que explora en los ríos en busca de oro tasa el 40%; las franquicias de comida rápida no pagan impuestos, por ampararse a la ley de fomento del turismo, pero un hondureño que instale un restaurantito de hamburguesas paga 100% de impuestos, eso es también parte del viciado sistema.

«Los beneficiarios del sistema dejaron sin aprobar en el congreso: la ley de minería, porque las mineras no estaban contentas con lo propuesto y que favorecía a la nación; la nueva ley de telecomunicaciones, porque a los dueños de grandes cadenas (algunas hasta con 200 frecuencias radiales y televisivas) no les convenía que se abriera el espectro electromagnético; el sistema aprobó de urgencia, el pasado junio, las fórmulas de referéndum y plebiscito pero en el reglamento los amarró tanto que es casi imposible que el pueblo haga uso de ellos para, precisamente, modificar al sistema. Tras esto no cuesta identificar a los golpistas ocultos y los velados»

MC.-Usted es un estudioso de las ideologías en la religión y la televisión, ¿qué ejemplifica el golpe de Estado en ambas esferas?, lo pregunto porque un obispo hondureño pretende postular a las elecciones presidenciales de noviembre y los mass media son la columna de la dictadura de Micheletti…

JE.-Lo «hermoso» del golpe de Estado, si puede acuñarse tal frase, es que develó con terrible claridad a lo que se mantenía oculto. Hizo caer máscaras. El dolor contribuyó a que miles y millones de personas comprendieran que ciertos vocablos a los que atribuía intención exclusivamente teórica, como «oligarquía», son intensamente reales y ciertos. De pronto esa oligarquía quedó precisamente identificada incluso con rostros que circulan profusamente por Internet, con definición de sus negocios y fortunas, de sus traiciones y manipulaciones. Entre tales surgió cada vez más definido un rostro del que se sospechaba injerencia pero que se conservaba difuso, y que es el del capital en manos de la etnia árabe -libaneses y mayormente palestinos-, de fuerte presencia en Honduras -si no me equivoco, después de Antofagasta, San Pedro Sula es la ciudad con mayor influjo de ascendencia árabe, por cierto extremamente conservadora-

«Las máscaras cayeron también de la faz de pastores y sacerdotes, así como personificaron con honor a otros sacerdotes y pastores dignos que se unieron a la Resistencia y contribuyeron a fortalecer la decisión insubordinada del pueblo. Lo más doloroso en esta materia fue la negación -metafóricamente por tres veces- del hasta entonces respetado Cardenal O. A. Rodríguez, quien sin tener necesidad de ello, pero respondiendo a su condición de clase y su formación sotanada, acuerpó al golpe, lo avaló y certificó. Ha sido este un profundo desengaño amoroso que nadie esperaba. Con todo, ahora la gente está clara de que no se puede separar nunca religión de política»

MC.-A nivel comunicacional, ¿qué distractores están a la vista?, ¿las rondas clasificatorias rumbo al Mundial de Fútbol?, ¿la influenza H1N1?

JE.-Mayormente dos, las elecciones y el fútbol rumbo al mundial. Ya hay quienes proponen una tercería: que renuncien Mel y Micheletti y se haga cargo del Estado el presidente de la Corte Suprema, de quien buenas y malas lenguas cantan impresionantes rosarios de errada conducta y corrupción; yo ni siquiera lo conozco. Adelantar las elecciones sería validar al golpe, algo que no deseamos, no queremos ni podemos siquiera contemplar, menos pedir que renuncie Zelaya a su derecho de restaurar la constitucionalidad. Si él quiere renunciar al siguiente día de colocársele en el solio, perfecto, pero antes no. En este momento circulan miles de autos por las calles de San Pedro Sula reclamando el retorno de Mel, pero no por Mel mismo sino porque la reparación democrática pasa forzosamente por él.

«El fútbol es un gran distractor pero parece que la conciencia ganada por la población es ahora tan amplia y madura que, como ya ocurrió, se da el gusto de marchar en protesta todo el día y luego asiste al estadio por la noche. Parece que ha aprendido a pelear y disfrutar; incluso circulan chistes sobre Micheletti, lo que indica que si la gente maneja el humor en una situación tan crítica es que ya perdió el miedo o tiene confianza en que logrará lo que quiere. Sólo los fuertes sonríen frente al peligro»

«Con todo, luce que lo que se ha iniciado en Honduras no es una coyuntura sino un proceso. Mucha gente afirma que con o sin Mel la convocatoria a la Constituyente y la reforma de la constitución, equivalente a la reforma del Estado, va. Que todo lo que de conciencia y formación política acelerada que se ha ganado en estos días no puede perderse y que deben realizarse cambios profundos en lo nacional. Los subsiguientes meses y años dirán si esto fue sólo una herida o una transformación»

MC.-Usted dice: «sólo los fuertes sonríen frente al peligro», ¿piensa caricaturizar, en una crónica, el patético papel de los golpistas?

JE.-Sé de por lo menos cuatro proyectos de redacción, que es decir de reflexión y condensación, sobre lo que sucede ahora. Hay fotografías extraordinarias y tantas como para cubrir edificios con su muestra de rebeldía y dignidad, así como de bestialidad y represión. Cada día debo dedicar por lo menos dos horas a leer o eliminar los cientos de correos que transitan por Internet y que se refieren a la crisis; no sé si en el futuro escribiré algo extenso sobre ello, puede ser.

MC.-El 24 de julio de 1941, Neruda leyó una sentencia de Simón Bolívar, «Dijo: Despierto cada cien años/Cuando despierta el pueblo» y en el Canto general (1950) dedicó un poema a Centroamérica: «Alta es la noche y Morazán vigila/Te desmoronan hijos y gusanos/se extienden sobre ti las alimañas/y un puñal con tu sangre te salpica» ¿Cada cuándo vuelve a marchar Morazán por Centroamérica?, ¿qué lectura hace de los poemas que se escriben desde la resistencia hondureña?

JE.-Una novela mía se titula el General Morazán marcha a batallar desde la muerte (1992), y ya lo está haciendo. Sin pretensiones folclóricas ni pedanterías superfluas, la movilización que ocurre hoy en Honduras, y desde hace casi sesenta días, es extraordinaria, heroica y épica. Siempre oí de mis padres y abuelos decir que el hondureño es pueblo que aguanta de todo y no reacciona, pero también que «el día que este pueblo despierte va a ser terrible», y lo está siendo.

«Lo que abunda es la canción, música dedicada a estimular la resistencia, poemas y cantos venidos de diversos sitios del mundo -Francia, Venezuela…- que elevan la estima de quienes se sacrifican día a día por restituir lo dañado. No hay una sola canción de los fariseos, es decir de los ‘blancos’ y entre los artistas dignos da vergüenza que se les relacione con ‘ellos’, es decir con los golpistas. Desde luego que los ‘contras’, como igual se les nombra, tienen también sus acólitos y guardaespaldas intelectuales, pero no son significativos y, lo peor, desde hace 60 días no han podido variar las explicaciones y justificaciones de su discurso. No hay nuevos argumentos y, como se sospecha, pronto incluso quedarán sin voz, pues se les acabará la cuerda al retornar Zelaya y recomponerse la civilidad»

MC.-El Presidente Salvador Allende dijo en su último discurso: «Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos», ¿la resistencia al golpe en Honduras es la confirmación de las grandes Alamedas?

JE.-Absolutamente sí, como es también el ritornello del hermoso poema a Túpac Amaru, aquel de «querrán matarlo y no podrán matarlo». Una de las canciones más queridas y sonadas del momento en las radios alternativas (a las que habría que dedicar extensísimo capítulo de admiración por su arrojo y valentía) fue compuesta por Liliana Felipe y Jesusa Rodríguez, dos artistas mexicanas, y su leit motiv reza: «nos tienen miedo porque no tenemos miedo»…Es impresionante, Mario, para erizar los cabellos del cuerpo, ver a multitudes enfrentarse sin violencia a la policía y al ejército, sacudirles los escudos, detenerles los golpes, a los estudiantes universitarios devolviéndoles las latas de gas lacrimógeno, aventándoles piedras; a dirigentes ancianos y ancianas -que participaron en la gran huelga bananera hondureña de 1954, o como Dionisia Díaz, la comandante abuelita, que a sus 75 años ha participado en todas las marchas de resistencia megáfono en mano, clamando por la democracia- esto es emocionante, me llena de orgullo contemplar a mi nación que resiste y no se hunde, que tiene fe en su capacidad para reconquistar la libertad. Desde luego, debe declararse, que la solidaridad internacional es la llama que da pábilo a esta heroica resistencia nacional.

«Es un fenómeno trascendente. Sabemos los letrados, e intuyen los iletrados, que estamos en la mirada del mundo y que si nosotros dejamos que este golpe triunfe habremos sido el pueblo que permitió se iniciara el retorno de los gorilas a América, lo que no debemos permitir. Sabemos que no debemos ni podemos quedar en la historia con tal mancha, si bien es la mancha de un grupo pequeño y no mancha nacional. Aún así estamos como obligados, como condenados, dígase así, a lavarla. Y es lo que vamos haciendo día a día, cada vez con más fuerza y más fe. Esto no hay nadie que lo detenga, y no es que sea petulante o excesivamente optimista, pues si acaso no se resuelve ya, en días, se conquistará en años pero se conquistará. Hemos descubierto el principio del honor, del valor y la dignidad y es que ‘nos tienen miedo porque no tenemos miedo'»

MC.-Finalmente, ¿escribirá una segunda entrega para la saga novelística de la infamia militar en Honduras?

JE.-Mi novela: Rey del Albor, Madrugada (1993) abarca con amplitud -espero que con calidad- los temas de la dictadura y la guerra sucia. Concluí recientemente otra obra extensa que es como continuación de aquella y que habla sobre el narcotráfico y el lavado de activos, a ver cuándo se publica. En verdad -me doy cuenta ahora- creo que estoy un tanto perezoso, o bien ocupado en acciones concretas, viendo cómo otro gran escritor que se llama pueblo redacta su propio ensayo de libertad y redención. Es, no me canso de alabarlo, insisto, una lectura histórica y apasionante.

http://www.telesurtv.net/noticias/entrev-reportajes/index.php?ckl=357