«Hoy, 26 de abril, a eso de las 10h30 de la mañana, paramilitares fuertemente armados, en dos vehículos…» Así comienza el relato de Candelario Reyes (52), educador, poeta, en la denuncia que presentó ante la embajada hondureña en Costa Rica, por las persecuciones de que ha sido víctima desde el golpe militar del 28 de […]
«Hoy, 26 de abril, a eso de las 10h30 de la mañana, paramilitares fuertemente armados, en dos vehículos…»
Así comienza el relato de Candelario Reyes (52), educador, poeta, en la denuncia que presentó ante la embajada hondureña en Costa Rica, por las persecuciones de que ha sido víctima desde el golpe militar del 28 de junio pasado, en su país.
«Llegaron con el motor apagado, bajando hacia el centro, buscando sorprenderme. Empezaron a preguntar por mí, pero nunca se identificaron. Pero pudimos apuntar las placas. Por eso doy nombres. Entonces salí nuevamente del país», cuenta, en su exilio provisional, en Costa Rica.
«Un Toyota placas PAK 2820 y un segundo vehículo, placas PBH 3334, en el que conducía un conocido miembro del batallón 3-16, conocido como José Gallardo, cuyo oficio conocido es de vendedor de armas de fuego y municiones en las inmediaciones de la plaza central de la ciudad de Santa Bárbara.»
Comisión de la Verdad
Hacía sólo 24 horas, el martes 4 de mayo, que se había celebrado en Honduras la instalación de la «Comisión de la Verdad» encargada de recopilar los antecedentes del golpe de Estado, «lo que ocurrió en el país antes, durante y después» del derrocamiento de Manuel Zelaya, el 28 de junio del año pasado.
La creación de esa Comisión se contemplaba en el Plan Arias y terminó transformándose en parte de un ritual exigido por la comunidad internacional para reconocer a Porfirio Lobo, que reemplazó al golpista Roberto Mcheletti al frente del gobierno hondureño.
Pero la Comisión no cuenta con el respaldo del opositor Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que la considera un intento de «blanquear el golpe de Estado». Por eso crearon una comisión alternativa, a la que llamaron «Comisión de Verdad».
«Yo estoy con esa comisión alternativa», dijo Reyes.
«Creo que la Comisión que propone el gobierno es un esfuerzo para continuar con el mismo estilo de lo que fue la propuesta del Plan de San José, que nunca solucionó nada, pero que permitió dar largas a una solución política al problema», agregó.
«La propuesta del Frente es hacer una constituyente que integre a todos los hondureños. La visión pacifista del Frente no es excluyente, no pretendemos borrar del mapa a nadie, como sí pretenden los golpistas, mediante una guerra sucia que se ha desatado contra nosotros», explicó.
«Esta otra Comisión alternativa, en la que hay personas que han arriesgado su vida, o reconocidas personalidades como Rigoberta Menchú y Adolfo Pérez Esquivel, entre otros, nos va a servir para una verdadera reconciliación nacional, para ponernos todos frente a la ley, frente a la justicia, para construir una nueva Honduras».
Un país empobrecido
«La situación de Honduras es trágica», afirmó Candelario Reyes. «Al ver hoy Honduras, la sufres. Honduras, de por sí, es uno de los países más pobres del continente. Es una paradoja de la vida que el país que está en el corazón del continente sea el que no pertenezca a América, sino a África, en materia de desarrollo humano».
A raíz del golpe, añadió, «uno encuentra a la gente más empobrecida, con mayor incertidumbre, en el sentido de que, si bien hay una lucha buscando una nueva alternativa, viendo los extremos que se dan en el país y los intereses de las grandes compañías, no se sabe realmente si vamos a alcanzar el sueño o si los políticos al servicio de las trasnacionales prefieren exterminar a todo un pueblo, como sucede en África».
Según Reyes, «nos hemos ido convirtiendo en un país sin Estado, el principio de gobernabilidad se ha perdido. La ley se aplica de manera privada, por organismos de seguridad contratados por empresarios, como está sucediendo en el Bajo Aguan. Allí hay una militarización, a raíz del conflicto por la tierra, un verdadero estado de sitio», enfatizó.
«Están asesinando a los periodistas, educadores. Hay un promedio de 14 muertes violentas diarias en el país. Un día anunciaron que, en la morgue de Tegucigalpa, había 60 cadáveres sin reconocer. ¿En qué país vivo?, me pregunto».
«Existe la impunidad total. Creo que un país así no es ninguna oferta de futuro para sus jóvenes. Eso explica la necesidad de una reconciliación desde una visión con sentido de la vida».
Escapando de la muerte
Reyes dirige desde hace 21 años un fundación, el Centro Cultural Hibueras, en la localidad de Santa Bárbara, en la zona occidental del país. Ha publicado varios libros de poesía. Uno de ellos, Poesía de Contragolpe, está constituido por versos que escribía a diario -uno cada día- desde el golpe de Estado del año pasado.
«La fundación tiene 21 años dedicada a la promoción de cultura de paz con niños, jóvenes y familias campesinas. Ésta es la gente que ha sido permanentemente excluida, sin casa, sin tierra propia, y nosotros hemos logrado que formen su patrimonio, hemos construido casas, escuelas, los niños escriben poesía, hacen periodismo, tenemos programas de radio y TV con ellos, llegamos a una población de 14.000 personas».
En 1986, cuando los militares hondureños transformaron el país en una base de operaciones de la «contra» nicaragüense y se recrudeció la represión, Reyes tuvo que abandonarlo. Estuvo tres años en el exterior.
«Hacía teatro popular con grupos campesinos vinculados a la reforma agraria. Los campesinos sin tierra empezaron a rescatar su memoria, el sentido de la organización. Lo hacíamos en los caminos, en las esquinas de las calles, no teníamos iluminación. Éramos pobres en elementos, pero muy ricos en contenidos, contábamos nuestra historia de manera muy rica, muy llena de colorido, y eso se vuelve un peligro», afirma.
Fue en esa época que el batallón 3-16 se hizo famoso por la desaparición de personas y por los asesinatos políticos. Ahora los mismos personajes resurgen en el escenario político hondureño y, como en aquella época, amenazan a toda la región.
«Éste es un tema de estos cinco países centroamericanos, no solo hondureño», asegura Reyes. Así como los presidentes de UNASUR han asumido el caso, muy preocupados, y se han negado a aceptar la presencia de Lobo en la cumbre iberoamericana que se celebrará este mes en Madrid, a nivel de la región centroamericana los gobiernos deberían retomar el tema, más allá de sus intereses políticos particulares, y ver que una situación como ésa, tarde o temprano, los alcanza».
«Yo creo que se están dando demasiada urgencia, quieren remendar, de manera forzada, una crisis y eso, a la larga, se rompe. Hay que corregir los problemas de Honduras con toda la mesura, con toda la dedicación necesaria. Tiene que ser sano lo que surja», afirmó.
El objetivo es lograr una reforma de la constitución del 1982, elaborada por los militares en medio de la crisis que llevó a los conflictos armados en Centroamérica.
«Lo que sigue lo hemos resumido en tres puntos», añadió:
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Realizar nuevamente una consulta pública, el 28 de junio, al cumplirse un año del golpe, sobre la necesidad de una constituyente;
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El segundo punto de la lucha es ir a por una nueva constitución. La consulta es para demostrar que la mayoría de la población quiere una nueva constitución, considerando, además, que venimos de un golpe militar que destituyó el gobierno legítimo del presidente Manuel Zelaya;
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Y lo otro es el regreso de todos los hondureños exiliados, el cese la represión y la liberación de todos los presos políticos que fueron detenidos después del golpe militar y que aún permanecen en la cárcel.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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