El archivo Lini de Vries está registrado así: Item description, dates. MC 573, folder #. Schlesinger Library, Radcliffe Institute, Harvard University, Cambridge, Mass. El obituario en The New York Times (03.04.1982) dice: Lini Moerkerk de Vries, a public health administrator and teacher, died last Saturday at Valley Hospital in Ridgewood, N.J. She was 76 years […]
El archivo Lini de Vries está registrado así:
Item description, dates. MC 573, folder #. Schlesinger Library, Radcliffe Institute, Harvard University, Cambridge, Mass.
El obituario en The New York Times (03.04.1982) dice:
Lini Moerkerk de Vries, a public health administrator and teacher, died last Saturday at Valley Hospital in Ridgewood, N.J. She was 76 years old.
A las víctimas hay que individualizarlas. Ponerles un rostro, una edad, una familia, un barrio, algunas inquietudes, unos cuantos sueños, una debilidad visible o escondida, como lo fue la Lini de Vries que se dibuja a sí misma en El Sótano. Los activistas sociales como ella lo han sabido de tiempo atrás, como para presentar cualquier campaña de opinión que aspire a provocar empatía en el ciudadano con un rostro concreto, un nombre y una edad. Los de Lini, por ejemplo.
Parece que en estas fechas hay una voluntad colectiva de concordia, que las rivalidades pierden rigor y nuestras líneas se engalanan con buenos propósitos. Tal vez deba ser así, porque conviene y es saludable que sea así, que el pensamiento se mantenga en suspenso unos días antes de volver a la carga, a la opinión, a la arena.
Ha resultado inevitable, después de ver el el rostro de Lini de Vries en las portadas de sus libros, pensar en su madre Elizabeth, pensar que para ella el Rosh Hashana era una celebración anual demasiado compacta y sin ventanas al exterior como resultaba ser para sus predecesores holandeses.
Eso explica la salida al aire libre con su pertenencia impostergable al Partido comunista, que era en la primera mitad del siglo XX la catapulta de los judíos que temen demasiado vivir en un mundo hostil y amenazante por los motivos inevitables existencialmente hablando. Así es como Jean Paul Sartre lo destacó en La question juive. Y aun hoy no hay un solo dato o juicio de valor en este libro del considerado filósofo de Israel, ni una partícula del análisis de la agresión que tan bien Sartre desmenuzaba por partes, que no hayan sido parte de las vivencias personales de Lini de Vries.
El tiempo avanza en una densidad amorfa, sin conceder tregua alguna ni consuelo, empecinada como está la mente en nuestro tiempo, en un solo propósito: que se haga justicia a todos los señalados por la ley y los prejuicios. Y por ello he querido que el primer artículo de este año apenas inaugurado esté dedicado a ella, a esa militante sin fronteras, a esa profesional de la salud, a esa antropóloga de todas las razas, a ella, que no le escasearon motivos para vivir litigando a fin de que su persecución increíble en su propio país se convirtiera en paradigmático, y que su muerte sólo registrada por The New York Times no haya caído en el olvido.
Que nos enseñe a atajar la intolerancia cuando brota: desde la casa, la escuela, la justicia, y que entendamos la necesidad de enseñar a quienes no tienen demasiadas luces y oportunidades; a los resentidos, a los duros de corazón, a sufrir con el dolor ajeno.
Y si es que la naturaleza no les ha dado la capacidad de comprender el sufrimiento del prójimo que sea la justicia la que ponga freno a su tara. Querría que mi artículo tuviera un rostro, el de Lini de Vries acompañada del recuerdo de los miles de sefarditas que están a la espera del veredicto real español sobre los perseguidos que ha anunciado que les va a rescatar del confinamiento histórico.
Biografía
Lini De Vries nació el 25 de julio de 1905 en Prospect Park, Nueva Jersey y su nombre original completo fue Lena Moerkerk, hija de Elisabeth (De Vries) Moerkerk. Su hermana menor Elizabeth, nació en 1913.
Leonard Moerkerk, esposo de Elizabeth, educó a Lini (nombre familiar de Lena), pero pronto supo que su padre biológico era en realidad Bernard Pollack, novio holandés de su madre. La lengua de Países Bajos se hablaba en la casa de los Moerkerk, y De Vries aprendió la lengua inglesa sólo cuando asistió a la escuela primaria a los 12 años.
Después de graduarse al terminar su educación primaria, fue enviada a trabajar en un taller de seda en los alrededores de Paterson, Nueva Jersey. Más tarde trabajó en un taller de algodón y por último en un taller para fabricar cintas, como secretaria y operadora telefónica.
De Vries tuvo una infancia infeliz en el interior de la vida familiar. En contrapartida con marcado entusiasmo organizó la tropa de las Girl scouts hacia 1918 como un medio que le permitiese ampliar sus horizontes del lado exterior de la puerta de casa.
En 1925, De Vries se enroló en un programa de capacitación en la Escuela para enfermeras del hospital New Rochelle en Nueva York. Conoció a Wilbur Fuhr en 1926 cuando era atendida de una fiebre reumática en ese Hospital de Nueva Rochelle. De Vries se graduó al finalizar su programa en junio de 1928 y se casó con Fuhr, quien vivía del negocio de productos lácteos en Puerto Chester, Nueva York. Sus nombres con los que se presentaba socialmente eran «Lini M. Fuhr» o «Lee Fuhr».
Su hija, Mary Lee, nació en 1930. Pero Wilbur Fuhr, debilitado por una fiebre reumática que padecía desde niño, falleció el año siguiente. De Vries trabajó entonces como una enfermera visitante, al tiempo que asistía a sus cursos de bachillerato, que terminó en 1932. Al año siguiente comenzó un curso en la Escuela de maestros de la Universidad de Columbia, donde obtuvo el grado de bachiller en enfermería. Para ello se mudó a la ciudad de Nueva York con su hija, y se ocupó en varios empleos mientras asistía a clases. Trabajó en esa época como trabajadora social y enfermera y, finalmente, consiguió un trabajo de tiempo completo al lado de Margaret Sanger en su clínica de control natal en 1935 y 1936.
En 1935, De Vries se afilió al Partido comunista. En enero de 1937 se enroló para ir a España como parte del Centro Médico para apoyar a la causa republicana española, al lado de la brigada Lincoln. Ese servicio médico proporcionó considerable ayuda a las brigadas internacionales y a los luchadores antifascistas españoles mientras duró la Guerra civil española. Pero De Vries permaneció sólo unos meses en España porque regresó a Estados Unidos, a echar a andar una campaña de relaciones públicas en favor de la república española, consistente en conferencias que dictó en varias partes de Estados Unidos, y en la captación de fondos económicos en beneficio de la causa.
De Vries tomó en seguida un trabajo de enfermera en Nuevo México para ayudar allí a su hija, que sufría de fiebre reumática, a mejorar en un clima caluroso.
De 1938 a 1940, De Vries trabajó en la Unidad de salud pública en el ayuntamiento de San Miguel, de donde solía dirigirse a los pequeños poblados de inmigrantes mexicanos que hablaban poco inglés para introducirlos con la labor sanitaria, y prestarles servicios de enfermería. De Vries fue colocada más tarde por un tiempo como asesora de salud maternal en el Departmento de Salubridad en Puerto Rico.
En Puerto Rico, De Vries conoció a Louis Stoumen, fotográfo viajero 12 años menor que ella.
La Segunda guerra mundial fue la excusa que permitió a De Vries para regresar a Estados Unidos, donde trabajó en la Administración federal para el mejoramiento del trabajo (Federal Works Progress Administration), revisando los programas de salud a lo largo del sureste del país. De nuevo en la ciudad de Nueva York, se graduó finalmente de enfermera en la Universidad de Columbia en 1943. Y después de su graduación trabajó como directora de epidemiología de acuerdo al programa de combate a las enfermedades venéreas de Chicago. Se casó con Louis Stoumen en Nueva York en enero de 1944 y comenzó a ser llamada Lini Stoumen. Se mudó la familia a Los Angeles cuando la salud de su hija Mary comenzó a deteriorarse de nueva cuenta.
De Vries se puso a trabajar en el Centro de control de enfermedades venéreas del Departamento de Salud de Los Angeles. Más tarde fue Supervisora de los servicios médicos y enfermería de los trabajadores agrícolas de la salud y la Asociación médica del sur de California. La hija de Lini y de Stoumen: Toby, nació en 1946. La pareja se separó en 1948 y llegó al divorcio en 1949.
Al inicio de 1938, De Vries en medio de su acción por la república española, fue acosada por el FBI debido a su afiliación al Partido comunista y a su trabajo en esa guerra civil. Sus empleadores solían ser visitados con frecuencia agentes del FBI lo mismo que sus amigos. En 1946, De Vries accedió finalmente a hablar con el FBI, y negó ser miembro del Partido comunista y no quiso mencionarles el nombre de amigos y camaradas del partido.
En 1948, De Vries fue púbicamente expulsada del PC por instigación de la antigua militante Elizabeth Bentley, quien escribió varios artículos de confesiones y un libro sobre su propio pasado comunista. Cuando su trabajo en la Asociación médica del sur de California terminó en 1948, De Vries tuvo dificultad para hallar otro debido a las afirmaciones de Bentley y al continuo acoso de FBI. Supo que su nombre había sido puesto en una lista negra enviada a los eventuales empleadores. Mary Lee comenzó sus estudios universitarios en la universidad californiana en Berkeley en otoño de 1947; and was planning to attend Barnard College en el otoño de 1949. Sintiéndose incapaz de poder dar apoyo financiero a sus dos hijos, Mary Lee y Toby, De Vries decidió marcharse a México en diciembre de 1949.
Al llegar a México, De Vries se instaló en Cuernavaca antes de cambiar su domicilio a Oaxaca en 1952 donde se puso a enseñar inglés y salud pública en la universidad estatal. En 1956 pasó a ser encargada de salubridad en la Comisión del Papaloapan, con alcance al centro de Veracruz y Oaxaca, en la región donde los indígenas hablan poco español y necesitan desesperadamente acceso a un sistema de salud moderno.
En 1957, De Vries se mudó a Jalapa, capital del estado de Veracruz, a dar clases en la Universidad Veracruzana al lado del antropólogo Gonzalo Aguirre-Beltrán. Dio clases sobre la salud pública a un público formado por estudiantes de antropología y medicina. Estos cursos dieron sentido a la escuela de verano para extranjeros que llegaban a la UV. En 1963 regresó a Cuernavaca donde fundó otra escuela de verano semejante a la de Jalapa en la Universidad de Morelos. Casi de inmediato fue designada su directora. En 1967 fundó el Instituto de estudios mexicanos, para familiarizar a estudiantes de origen anglosajón en la cultura nacional. Participó asimismo en el Centro Intercultural de Documentación, o CIDOC, que era un instituto de investigación multidisciplinar que dirigía el filósofo y anarquista Ivan Illich.
De Vries fue subdirectora del Instituto de Estudios contemporaneous y más tarde se involucró en tareas educatrivas en Cuernavaca, dirigidas a estudiantes extranjeros en el Instituto Fénix, de Cuernavaca y Cemanahuac, una comunidad educativa donde Lini solía impartir clases de historia mexicana y salud pública. Pero además de la enseñanza, Lini tenía abiertas las puertas de su casa para dar hospedaje e instaló, además, una pequeña tienda en la que vendía artesanías oaxaqueñas a los visitantes extranjeros.
De Vries escribió una autobiografía que fue publicada en español e inglés El Sótano (The Cellar), que es el recuento de su infancia hasta 1925, fue publicada en 1959 por la Universidad Veracruzana formando parte de su colección Ficción.
La misma editorial llevó al público España 1937 (Memorias), un relato de su experiencia en la guerra civil española en 1965. En 1969, CIDOC publicó el libro de De Vries titulado El pueblo de las montañas: Educación para la salud en las comunidades indias en Oaxaca, México, que describe su trabajo desempeñado en la Comisión del Papaloapan.
Otro volumen, que describe la vida de De Vries en México de 1949 a 1962, fue publicado en 1972 en inglés en Mexico por Minutiae Mexicana: Please, God, Take Care of the Mule (Dios, cuida a mi mula). Ese título le pérmitió obtener el premio del libro del año en Mexico, y fue luego traducido al japonés (formando parte de una sección sobre la Guerra civil española) en 1974. Una descripción de su vida de 1905 a 1962 fue publicada en EU en 1979 por Vanilla Press titulado Up From the Cellar.
En 1962, Lini obtuvo la nacionalidad mexicana por decreto presidencial, para honrar su labor en la Comisión del Papaloapan.
Fue miembro activo en su comunidad académica del Centro internacional de documentación CIDOC y en el Museo de Cuernavaca. Finalmente, recibió autorización y visado para ingresar en Estados Unidos, su país de origen en 1970, de donde regresó en varias ocasiones más tarde. Lini De Vries murió el 27 de marzo de 1982, al no resistir la repetida intervención quirúrgica, en Ridgewood, Nueva Jersey. Fue enterrada en el cementerio de Fair Lawn.
Margarita Nelken-Mausberger
Margarita Nelken (Madrid, 1896 – México, 1968) fue una política comunista española de quien se rumoreaba en la época que gobernaba el estado de Veracruz Antonio Quirasco, que había sido entrañable compañera de Lini en España. No hay nada escrito al respecto, salvo una abundante bibliografía sobre ambas en varios catálogos de obras de militantes de la Internacional comunista. Toca a la administración actual de la Universidad Veracruzana, emprender las investigaciones sobre esa política clandestina en la que convivían en Jalapa y Cuernavaca muchos militantes comunistas y también anarquistas como Emma Goldmann.
Conocida por su decidida actuación política durante la Segunda República y la Guerra Civil. Hija de una francesa y de un joyero, que descendían de judíos alemanes llegados a la capital en 1889, recibió una educación esmerada que se tradujo en tempranas inclinaciones hacia la pintura y la música. Las abandonó en plena juventud para dedicarse al activismo político y social.
Dice Wikipedia que Margarita en el verano de 1936 luchó frente a los militares sublevados y estuvo en los frentes de Extremadura y Toledo. En noviembre de 1936, partició en la defensa de Madrid y se distinguió asimismo en la organización de la Unión de Mujeres Antifascistas. Se incorporó al PCE en noviembre de 1936, poco después de la formación del gobierno de Largo Caballero. Pasó la última etapa de la guerra en Barcelona. Es muy probable la tesis de la militancia conjunta de ambas en el teatro madrileño de la guerra.
Derrotada pero no vencida, Margarita marchó al exilio: de París a Moscú y, luego, en 1939, a México, donde se instaló definitivamente. Trabajó en la Secretaría de Educación Pública, colaboró con el gobierno republicano en el exilio, participó en las actividades de la Unión de Mujeres Españolas y nunca abandonó las actividades literarias y periodísticas.
En octubre de 1942 fue expulsada del PCE por haber criticado la política comunista de la Unión Nacional. Los reveses del exilio, las cargas familiares y, sobre todo, la muerte de sus dos hijos (el hijo, en 1944, luchando con el ejército soviético, y la hija, en 1956, de cáncer) consiguieron vencer la incansable resistencia de esta mujer. Se mantuvo activa, sin embargo, hasta el final de sus días en la crítica de arte, el periodismo y las actividades del exilio español, así como en la ayuda a los refugiados.
(Wikipedia)
La cultura marxista en Veracruz que merece ser restaurada
Durante muchos años y desde que Veracruz existe como entidad federativa, los elementos radicales han contribuido al trazo de su personalidad. El Partido comunista de México luego Partido comunista mexicano, aportó numerosos cuadros a la organización del estado, con altas y bajas, con hechos lamentables, crímenes pero también el campo propicio para la cultura, de esa cultura que la UV dio asomó por su ventana, por primera vez, fuera de México con su rector Ezequiel Coutiño en el gobierno de Marco Antonio Muñoz.
En el gobierno de Rafael Hernández Ochoa cuantificaba sus recursos humanos como una combinación de actividad agrícola y explotación petrolera. No había más en la estadística ni en el cargo presupuestal.
En la actualidad el recurso demográfico veracruzano se debate en una complejidad cuyos componentes llegaron del exterior. La intranquilidad reinará por un tiempo el panorama estatal. Por eso vale la pena demostrar a la población el valor de los portadores de utopía dentro de una realidad que será dominada por el desorden. Echamos de menos a Herón Proal, Luciano Galicia, Hernán Laborde, Vidal Díaz Muñoz en el «santoral» laico del Sistema.
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