El golpe de Estado que tuvo lugar el pasado 28 de junio en Honduras ha puesto en peligro no sólo la continuidad de la democracia y del presidente legítimo, Manuel Zelaya. También se ve gravemente amenazada la labor de las organizaciones de base y de las plataformas sociales que llevan años trabajando para que los […]
El golpe de Estado que tuvo lugar el pasado 28 de junio en Honduras ha puesto en peligro no sólo la continuidad de la democracia y del presidente legítimo, Manuel Zelaya. También se ve gravemente amenazada la labor de las organizaciones de base y de las plataformas sociales que llevan años trabajando para que los hondureños tengan un futuro mejor en un país más democrático donde puedan ver garantizadas sus necesidades básicas. Muchas de estas asociaciones forman parte actualmente del Frente Nacional de Resistencia Popular, que pide la vuelta de Zelaya y la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente que dé lugar a un nuevo sistema político y social caracterizado por la redistribución de la riqueza y el fomento de la participación ciudadana. En esta entrevista realizada el pasado jueves hablamos con una persona perteneciente a una de estas asociaciones vinculadas con el Frente. Ha querido mantenerse en el anonimato debido a las amenazas que sufren todos los que se oponen a los golpistas.
Noticias Positivas: ¿Cuál es la situación en estos momentos en Honduras?
Frente Nacional de Resistencia Popular: Ahora hay mucha incertidumbre. Esta mañana concluyen las negociaciones entre las dos partes, el gobierno de facto y el gobierno constitucional. Dicen que han avanzado en un 90%. El punto más polémico es la restitución de Manuel Zelaya. Según algunas informaciones preliminares, no se logró un acuerdo porque el gobierno de facto dice que esta comisión representa sólo al poder ejecutivo, y para lograr la restitución completa de Zelaya se requiere la aprobación de la Corte Suprema de Justicia, es decir, del poder legislativo.
Desde el comienzo del golpe, el gobierno de facto ha empleado tácticas dilatorias y medidas de presión para consolidarse en el poder. Por eso se han hecho todas las acciones posibles a fin de impedir el ingreso de Zelaya. Aunque ellos digan a nivel internacional que el decreto donde se suspendían las garantías constitucionales de la población ya no está vigente, en la práctica esto no ha sido así. La policía sigue reprimiendo a la gente, siguen suspendidas las garantías de libre movilización y libre expresión, y prácticamente seguimos en estado de sitio. Siguen produciéndose muchas violaciones a los derechos humanos. Prosigue la persecución y la intimidación de quienes manifiestan su oposición al gobierno de facto, represión que se hace especialmente dura en el caso de las asociaciones más visibles dentro de la resistencia. Hay represión en las manifestaciones públicas y también se dan casos de amenazas directas mediante llamadas telefónicas o acercamientos para intimidarte o decirte que estás siendo investigado.
Los medios de comunicación independientes fueron cerrados a raíz de la aplicación de este decreto. Fueron clausurados, sus periodistas fueron amenazados e incluso un periodista del diario El Libertador fue encapuchado y torturado. Hay una completa utilización de los medios de comunicación por los golpistas. Anteanoche publicaron que la ONU ya había acordado que lo que había sucedido en Honduras no era un golpe de Estado, sino una sucesión constitucional, y afirmaban que había un informe que decía esto. Todo tipo de información es manipulada a conveniencia de los intereses de ellos y también para causar más polarización entre la población, que ya está altamente polarizada. Se usan los medios para satanizar a Mel Zelaya y acrecentar el odio hacia él. También se emplean para justificar la represión. Los golpistas dicen que los militares están defendiendo la Constitución y que están haciendo el papel que les corresponde para garantizar la soberanía popular, porque dicen que aquí venía el comunismo y el chavismo. Dicen cosas tan idiotas como que te van a quitar tu casa o tu carro y que esto va a ser un lugar como Venezuela.
N+: Esta es la situación actual, bastante complicada y con una fractura social muy fuerte. En medio de este contexto está el Frente de Resistencia, que además de pedir la restitución de Zelaya, está defendiendo un proyecto social muy claro. ¿Cuáles son las reivindicaciones del Frente?
FNRP: El Frente está exigiendo la restitución de Manuel Zelaya para la vuelta del orden democrático y la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. En las mesas de negociación había un representante del Frente Nacional por parte del presidente Zelaya que, en vista de que él no pudo firmar el acuerdo por el que estas mesas de diálogo renunciaban a la Asamblea Nacional Constituyente, tomó la decisión de retirarse de esta representación. El Frente ratificaba así que no se va a claudicar en la lucha por la Asamblea Nacional Constituyente.
Este golpe de Estado vino a remarcar las heridas que tiene la población, que está exigiendo un cambio social, reformas estructurales donde se puedan garantizar mejores beneficios para toda la población y no una distribución de la riqueza como la que hay ahora en Honduras, donde el 80% de la riqueza está distribuida entre 10 o 12 familias o grupos de poder. El pueblo está exigiendo eso y no va a bajar la guardia en este sentido. Debido a la manipulación y la mala utilización de los medios de comunicación por los golpistas, la gente tiene mucho miedo a la Constituyente. Por esta razón, los activistas y las organizaciones sociales del Frente están realizando acciones de socialización y sensibilización sobre lo que significa una reforma constituyente donde van a estar expresados el sentir del pueblo y sus necesidades. Aunque Zelaya renunciara a este objetivo, esta exigencia continuaría.
N+: ¿Y qué mejoras concretas para la población se quieren introducir dentro de esta reforma constitucional?
FNRP: Se busca que esta Asamblea Constituyente dé lugar a leyes que beneficien a toda la población. Que se quiten exoneraciones, que haya reformas en el sistema de salud, en el sistema agrícola y en el sistema de educación. Se trata de que haya leyes y un aparato constitucional y estatal que gobierne para la población pobre, que es la mayoría. Actualmente hay exoneraciones y concesiones para las empresas transnacionales y nacionales, que son los mismos grupos que están detrás del golpe. Reciben todo tipo de prebendas de parte del gobierno de facto amparadas en leyes de incentivos que realmente no benefician a la población mayoritaria, sino solamente a estos grupos. Aquí se ha dado el país en bandeja de plata a estos grupos económicos poderosos.
También queremos que haya un proceso democrático de elección de los cargos del Tribunal Supremo Electoral, de la Corte Suprema de Justicia y de los mismos cargos directivos de los diputados. Hasta ahora, han sido elegidos a dedo, de forma fraudulenta y por componendas políticas. Ayer precisamente eligieron a los representantes en el Congreso Nacional del Tribunal Superior de Cuentas. Los diputados no vieron la hoja de vida ni saben absolutamente nada de estas personas que fueron elegidas. Las eligieron así porque son mayoría en la cámara y porque ya tienen instrucciones precisas. Las personas que han venido gobernando, tanto el presidente nacional como el del Congreso, o los mismos diputados, son personas que gobiernan para estos grupos de poder y obedecen únicamente sus órdenes y sus intereses.
A Mel Zelaya le decían que la consulta que organizó sobre la Asamblea Nacional Constituyente era ilegal, pero era tan sólo una consulta que no era vinculante y donde se preguntaba a los hondureños si estaban a favor o en contra. Zelaya estaba además amparado en una ley de participación ciudadana que había aprobado a inicios de su gobierno y que permitía este tipo de consultas. Por su parte, los golpistas hicieron una ley de referéndum y la emplearon para hacer el doble juego y seguir diciéndole a la gente que Zelaya quería reelegirse y gobernar como Hugo Chávez, razón por la que Zelaya no quería hacer una ley como esta que ellos aprobaron. Pero resulta que dicha norma del gobierno de facto tenía cláusulas restrictivas que impedían hacer consultas sobre temas como la reforma del gobierno, el presupuesto o alguna otra cuestión que tuviera interés para la población. Fue una farsa para justificar sus actos y sostener que lo que estaba haciendo Zelaya era desobedecer a los otros poderes.
N+: Muchos medios de comunicación aquí en España también han sostenido la versión de que Zelaya quería perpetuarse en el poder con su iniciativa.
FNRP: No se puede asegurar cuáles eran las intenciones reales de Zelaya. Él dijo en la asamblea de la OEA que no iba a perpetuarse en el poder, que dejaría el cargo en la fecha prevista y que su intención era permitir la participación ciudadana y darle voz al pueblo. Pero a los grupos poderosos no sólo de Honduras, sino de toda Latinoamérica, les conviene que la población continúe estando empobrecida para mantener sus intereses. El escenario de que la población pueda demandar y exigir causaba mucho temor, sobre todo tras la adhesión de Honduras al ALBA y el triunfo del FMLN en El Salvador.
N+: Honduras es un país bastante dañado por los acuerdos de libre comercio. Precisamente ahora la UE está negociando con Centroamérica un Acuerdo de Asociación, que es otro tipo de acuerdo de libre comercio. Dentro de tu país han surgido muchos movimientos sociales que están luchando contra la pobreza causada por estas políticas, y sus iniciativas pueden ser víctimas del golpe de Estado si finalmente no vuelve la democracia. ¿Qué están haciendo estos movimientos sociales para luchar contra la pobreza y mejorar la vida de la población?
FNRP: La historia de Honduras desde los 80, cuando tuvo lugar el último golpe de Estado, había determinado que cualquier manifestación o acción que manifestara descontento no duraba más que una semana, a lo sumo semana y media. Había un control absoluto de la población y no había una sociedad civil organizada como tal. Esto les había permitido a los poderosos hacer todo lo que quisieran para mantenerse en el poder. Ellos pensaron que con este golpe de Estado se iba a mantener la misma tónica. Pero las organizaciones civiles, los movimientos sociales y las organizaciones de base se han ido fortaleciendo a lo largo de todos estos años y han protagonizado diferentes iniciativas. Por ejemplo, han denunciado las consecuencias de los tratados de libre comercio y de los Acuerdos de Asociación, se han producido reclamaciones de una reforma agraria por parte de los movimientos campesinos y las asociaciones gremiales han exigido el respeto de sus derechos. Tras el golpe de Estado, el Frente Nacional ha logrado articular todos estos movimientos, como ha demostrado con sus más de cien días de resistencia.
Los medios de comunicación del gobierno de facto han intentado crear un odio en la población contra esta resistencia. Están introduciendo a infiltrados y haciendo algunas acciones repudiables para que la población los vea como los comunistas o los insurgentes que únicamente causan disturbios en el país. Pero las organizaciones del Frente han dejado claro que se van a manifestar de forma pacífica, y así lo están demostrando a pesar de la brutal represión. Sólo entre los sindicalistas, ya se han contabilizado 15 muertos. No los matan en las manifestaciones, sino que lo intentan disfrazar de delincuencia común para que no se les vincule.
Están utilizando muchas armas para esta represión. En la embajada de Brasil emplean gases químicos que afectan a la salud. Al parecer, la gente está enfermando después de haber sido víctima de ataques con gases lacrimógenos. Los médicos nos dicen que están sufriendo daños internos. No saben qué tipo de gas o de componentes químicos tienen estas bombas, que están afectando a la salud de la población no en forma inmediata, sino a largo plazo. También están utilizando químicos que queman la piel y un aparato que emite sonidos que pueden ocasionar la pérdida del equilibrio o dañar algunos órganos, como los oídos.
No sabemos de dónde están recibiendo la financiación. Sí han recibido apoyo de los grupos económicos de poder y de organizaciones de derecha y de ultraderecha de otros países. Se ha comentado la existencia de un contrato de lobby procedente de EE. UU. valorado en 260.000 dólares. También circuló que había un monto que el gobierno dio a la Asociación Nacional de Industriales para financiar varias marchas en oposición a Zelaya. Están utilizando también los fondos de reserva del país. Ya han utilizado 280 millones de dólares de estos fondos. Se habla además de varias transnacionales, aunque ellas mismas han publicado notas aclaratorias negándolo.
No se sabe de dónde están recibiendo sus fondos, pero lo que sí se sabe es que están haciendo una inversión increíble en el sector militar. Todos los militares andan con equipamiento nuevo, con motocicletas, con esas sofisticadas armas que antes mencionaba y que son completamente nuevas. Hay especulaciones de que reciben ayuda de Israel o de Perú, aunque no se sabe a ciencia cierta. Lo que está claro es que están descapitalizando el dinero del país y desatendiendo los sectores prioritarios, como la salud. Toda la cirugía está siendo suspendida porque no hay recursos en los hospitales. También nos alarma que el gobierno ha cerrado el año escolar. La idea es que las escuelas se militaricen para según ellos proteger el material electoral y que no se puedan boicotear las elecciones.
N+: ¿Qué os parece la postura de la comunidad internacional?
FNRP: Estamos muy preocupados por la posibilidad de que la comunidad internacional apoye al gobierno de facto en la búsqueda de la salida a esta crisis que ellos están argumentando, que sería la celebración de elecciones en noviembre. No se puede garantizar un proceso de elecciones transparente y con garantías en las condiciones actuales del país. Permanecemos en un estado de sitio bajo control militar y siguen suspendidas las garantías individuales y los medios de comunicación.
Las elecciones no pueden ser la salida de esta crisis, porque entonces sería como legalizar un golpe de Estado. Esto no solo afecta a Honduras, sino a toda Latinoamérica. Porque en adelante, cualquier gobierno que se oponga a grupos o intereses económicos poderosos puede ser víctima también de lo que le está pasando al presidente Manuel Zelaya. Él y el grupo de personas que le acompañan en la embajada están sufriendo unas condiciones realmente precarias.
Si bien es cierto que la comunidad internacional ha mantenido su posición de rechazo al golpe, también creemos que desde el inicio debieron haberse establecido medidas de presión más fuertes que realmente afectaran a los intereses particulares de los grupos que están detrás del golpe, como actuar contra sus importaciones y sus exportaciones. Un bloqueo comercial obviamente afectaría a la población, pero también causaría un perjuicio a los intereses económicos de los golpistas, que no podrían controlar esta situación.
N+: ¿Qué supondría para Honduras y para América Latina el triunfo de la democracia y del cambio que promueven los movimientos sociales?
FNRP: Definitivamente, que se lograra la restitución de Zelaya y se solucionara esta crisis política no sólo tendría valor para los hondureños, sino para toda América Latina. Sería el triunfo también de todas estas plataformas de movimientos y organizaciones sociales que exigen cambios estructurales y reformas políticas y sociales que beneficien a toda la población. Esto es algo que debe pasar en toda Latinoamérica. No podemos permitir que la desigualdad se mantenga y que sigan los mismos niveles de corrupción que mantienen a nuestros países sometidos a la pobreza y la opresión.
La vuelta a la democracia y el logro de estas exigencias de los movimientos sociales serían una victoria para América y para todo el mundo. Si no lo logramos, será una derrota que va a causar mucha mella en el espíritu y en el imaginario colectivo de la población.
La restitución de Manuel Zelaya es uno de los pasos, pero la clave es que la población, que ya ha despertado y tiene una conciencia crítica hacia las problemáticas que nos han venido oprimiendo, se empodere y continúe en la lucha para construir una Honduras y una América Latina más justas, más solidarias y más conscientes.