El Triunfo resiste y lucha contra proyectos mineros
Honduras tiene más del 35 por ciento de su territorio concesionado para proyectos extractivos y energéticos. 302 son las concesiones para exploración y explotación minera, 110 de ellas en el sur del país. En el caso del municipio de El Triunfo, a pocos kilómetros de la frontera con Nicaragua, el pueblo organizado ha logrado detener al menos nueve proyectos que pretenden cercenar unas 19 mil hectáreas de territorio, donde se ubican 11 aldeas y 136 comunidades. Cofadeh y Rel-UITA viajaron a la zona.
En diciembre del año pasado, con el apoyo de organizaciones locales y sectores de la iglesia católica, la población de El Triunfo llevó a cabo una consulta ciudadana sobre las concesiones mineras que involucró a casi 9 mil personas.
El resultado fue contundente: el 97,9 por ciento votó contra la minería, en especial contra el proyecto impulsado por la canadiense Minera Los Lirios que, ofreciendo aportar para obras sociales, comprando conciencias y sembrando división, había intentado, inútilmente, echar a andar su proyecto extractivo.
El padre Florentino Hernández tiene 51 años y es párroco en El Triunfo. Durante varios años ha acompañado la lucha de la inmensa mayoría de la población contra la minería.
En el 2015, monseñor Guido Charbonneau, obispo de Choluteca, decidió trasladarlo a una parroquia de Nacaome, a casi cien kilómetros de El Triunfo, con degradación de cargo. Padre Florentino se declaró «objetor de conciencia» y rechazó el traslado.
La decisión de desafiar el poder jerárquico para quedarse a acompañar a su pueblo no sólo le acarreó muchos problemas, sino que su vida ahora corre peligro.
«Me siento identificado con la liberación de los pueblos. No me gusta confrontar a las personas, pero me mantengo firme», dijo padre Florentino a la misión de Cofadeh y Rel UITA.
Cuenta el sacerdote que personeros de la empresa minera lo visitaron en varias ocasiones, pidiéndole que se mantuviera neutral y prometiéndole financiar proyectos para mejorar la estructura y las actividades de la Iglesia.
Hasta le sugirieron que evaluara la idea de trasladar una parte de la población a otro lugar, para poder desarrollar el proyecto minero.
Toda lucha tiene su costo y padre Florentino ha probado en carne propia qué quiere decir enfrentarse a los poderosos. Hace 9 años, unos desconocidos asesinaron a Faustino López, su brazo derecho. El crimen quedó en total impunidad.
También comenzaron las presiones de parte de la jerarquía católica y los poderes fácticos que mandan en Honduras. Pero, por otro lado, la gente lo protege y nunca lo deja sólo.
«Me acusan de desobediencia y quieren trasladarme, pensando que de esta manera resuelven el problema con la minera y con el poder político y económico que impulsa estos proyectos extractivos.
«Han llegado al punto de suspender a todos los delegados de la palabra que siguen respaldándome y de militarizar la zona mientras celebraba la misa.
Fue solamente gracias a la presencia del pueblo que acudió masivamente en mi ayuda y abarrotó la Iglesia, si no pudieron arrestarme», recuerda padre Florentino.
El sacerdote sigue rechazando su traslado e invocó la objeción de conciencia.
«La población ha tomado conciencia, ha tomado las riendas de la lucha y ha estado graníticamente unida. Ha decidido que no quiere nada con minería y no hay vuelta atrás. A pesar de este bloqueo inmisericorde y de la violación de mi libertad individual, no voy a abandonar a mi pueblo», concluyó.
Fuente: Rel-UITA
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