El primer cuadro de la ciudad amaneció tomado por la Policía Nacional y militares con armas de alto calibre, en cada esquina -desde la Catedral, hasta el Barrio de la Plazuela- patrullaron en equipos de 4 a 6 uniformados. La tensa calma -horas antes de la marcha de la Resistencia- se vio interrumpida con enormes […]
El primer cuadro de la ciudad amaneció tomado por la Policía Nacional y militares con armas de alto calibre, en cada esquina -desde la Catedral, hasta el Barrio de la Plazuela- patrullaron en equipos de 4 a 6 uniformados. La tensa calma -horas antes de la marcha de la Resistencia- se vio interrumpida con enormes contingentes que bloqueaban el paso en puntos estratégicos de la capital hondureña, incluso los reservistas del ejército marcharon en un acto de intimidación.
El área inmediata al Estadio Nacional de Fútbol era un bunker, barreras de hierro forjado, tanquetas y los destacamentos de distintas partes del país convirtieron al Barrio Morazán en un Estado de sitio. A la altura del final de la multitudinaria marcha de la Resistencia, una tanqueta lanza-agua merodeaba, acompañada por las fuerzas especiales (conocidas como Cobras) acosaron a los pacíficos manifestantes. La situación se repitió en el desvío del Bulevar Morazán hacía el centro histórico, otra tanqueta, barreras metálicas y un convoy militar vigilaron con nerviosismo la marcha.
Las guardias con asaltaron Tegucigalpa fueron replegadas, sólo la Catedral tenía un policía cada 3 metros, al igual que la Alcaldía. El síntoma de la descomposición de las Fuerzas Armadas se visualizó cuando no pudieron resguardar la estatua de Francisco Morazán en el Parque Central, jóvenes de la Resistencia escalaron el pedestal y el bronce ecuestre, izaron la bandera del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) y colgaron a un gorila de peluche en la espada del Libertador de Centroamérica.
Los milicos salieron corrieron de sus puestos, ante la lluvia de flores que desprendía la Resistencia de las coronas fúnebres que llevó el régimen de Lobo, la plaza fue recuperada e iniciaron los discursos del FNRP. A diferencia de San Pedro Sula, donde los militares y la Policía Nacional reprimieron la concentración pacífica, durante la participación del grupo musical Café Guancasco, los organismos de Derechos Humanos reportan un compañero muerto por intoxicación, por consecuencia del gas lacrimógeno; varios compañeros y compañeras golpeadas por la policía, niños intoxicados y la infraestructura del concierto destruida; y a pesar de las medidas cautelares que tenía Radio Uno -emisora de San Pedro Sula- fue allanada por la policía y bombardeada por gases lacrimógenos.
El régimen de Lobo no respetó la vida ni los Derechos Humanos en el día de la Independencia de España (15 de septiembre de 1821), los militares y la policía actuaron con total impunidad y saña en contra de la población que pacíficamente festejaba a la Patria. De la intimidación vivida en Tegucigalpa, pasamos a la feroz represión en San Pedro Sula. Desde COFADEH y Defensoresenlinea.com hacemos un llamado a la comunidad internacional, a los colegas de la prensa y a los compañeros defensores de los Derechos Humanos para que se pronuncien sobre la sistemática represión orquestada por el régimen de Lobo Sosa.
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