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A 50 años de la “Marcha sobre el Pentágono”

Movilización contra la guerra de agresión de Vietnam y aquel aciago instructor del «enemigo interno»

Fuentes: Rebelión

Todo lo que me preocupe, lo llamaré político. Lema de los años sesenta. Hace medio siglo en los EE.UU. masivas protestas contra la guerra de Vietnam se producían de una manera que hacía pensar al establecimiento imperial, que la estructura que les había conducido a ser potencia, podría sino derrumbarse, verse afectado por impredecibles presiones […]

Todo lo que me preocupe, lo llamaré político. Lema de los años sesenta.

Hace medio siglo en los EE.UU. masivas protestas contra la guerra de Vietnam se producían de una manera que hacía pensar al establecimiento imperial, que la estructura que les había conducido a ser potencia, podría sino derrumbarse, verse afectado por impredecibles presiones internas. El problema debía ser solucionado a cualquier coste, incluso el de pasar por encima de todo el ordenamiento legal y social que les auto identificaba a la nación. Se le encomendó a un avezado militar en lucha contrainsurgente el vigilar a la población estimada por entonces en vías de sublevarse; este tecnócrata de la represión cumple su labor pasando por encima de los derechos de sus compatriotas y en el exterior ordena la práctica de métodos que harán historia por su calculada crueldad. Documentos desclasificados recientemente permiten una visión más clara de la álgida situación de entonces. Cincuenta años después en varios sentidos las cosas han empeorado.

El sábado 21 de octubre de 1967 una indignada e informada multitud de unas cien mil personas se dirigió al ostentoso edificio del ministerio de defensa de la primera potencia mundial en ese momento, el Pentágono, en la inmediaciones de de la capital de los EE.UU., en lo que se llamó Demonstrate! To end the war in Vietnam Confront the Warmakers 21 Oct Washington D.C. Era tan estadounidenses como cualquiera, pero habían tomado una abierta posición crítica ante las agresiones que el gobierno que les representaba cometía en el sureste de Asia, desde hace por lo menos una década, sobre pueblos prácticamente indefensos, mediante la máquina de guerra más ampulosa de todos los tiempos.

Sus propósitos diferían dramáticamente dada la heterogeneidad de los concurrentes; iban a ejecutar desde tácticas efectivas de confrontación, pasando por la desobediencia civil, hasta de actos de intencionalidad simbólica y teatral inofensiva [1]. Más coincidían al estimar que se le enfrentaban al corazón desde donde se planeaban y ordenaban todas aquellas ignominias al otro lado del mundo y otros lugares; a estas alturas descreían de la pertinaz habladuría de los círculos de poder de que esto era parte de la «lucha contra el comunismo» [2]. La sensibilidad había sido exacerbada por testimonios de primera mano de soldados de regreso de esa carnicería, impuesta como necesidad de guerra. La terminante oposición a la conscripción obligatoria era fundamental en estos momentos.

En realidad, bajo la óptica del poder expansivo, de quienes tomaban decisiones y de quienes como burócratas de la violencia las obedecían, a manera de un «trabajo» como cualquier otro, estos marchantes «radicales» del 21 de octubre de 1967 eran muy peligrosos [3]. Representaban una muchedumbre motivada, con alguna organización, idealista, políticamente consciente, segura de la justeza de sus pretensiones, hasta mística en muchos sentidos; eran la parte más activa de millones de silenciosos de variadísimas tendencias, que pensaban como ellos, evidentemente en un momento histórico muy particular [4]. El desacuerdo frontal con el poder era enfocado por los marchantes como algo fundamentalmente humanista [5]. Políticamente hablando, ¿para una oligarquía hay algo más amenazador que mujeres y hombres en estas circunstancias a la vez que se comete una guerra neocolonial?

En determinado momento de ese día 21, se vieron cara a cara; adiestradísimos soldados con variadas armas intimidatorias frente a espontáneos miembros de heterogéneas vestimentas y tendencias, con todo lo positivo y negativo que esto implica; los unos con la amenazante panoplia reglamentaria, los otros con el variopinto de muchas banderas (hasta del FLN, el Vietcom), fotos del Che Guevara (recientemente asesinado, justamente por una orden emitida desde esa ciudad), exhibiendo lemas desafiantes al poder («¡paz ahora!»), en medio de un clima de ludicidad y música y paradójicamente de un crispado furor.

La meditada crueldad del aparato estatal hizo su aparición sobre la marcha de una forma sistemática, poniéndose en práctica como tácticas y técnicas de guerra [6]. Para los policías y soldados apostados los marchantes representaban una masa de antiestadounidenses a causa de ir en contra de los postulados dominantes, un despreciable «enemigo interno», el cual desconcertantemente para ellos tenía la identificable apariencia de ser en su mayoría jóvenes estudiantes de su propio país [7].

Al final, las declaraciones oficiales del Pentágono, en su habitual jerga burocrático-castrense, contra su voluntad, aclararon el objetivo primordial de tal despliegue de fuerza y astucia destinada a reprimir a quienes se oponían a una muy injusta política estatal: «Creemos… que nuestra actuación ha sido consecuente con los objetivos de seguridad y control frente a los diversos niveles de disensión« [8].

Ante la magnitud de un riesgo de sublevación de la población en unos momentos de guerra externa en Asia, sin resultados en el dominio de la población de la nación invadida y con una porfiada acción de la resistencia, además de las restantes tensiones propias de la Guerra Fría con la Unión Soviética y China en el resto del mundo, las medidas a tomar por dictatoriales que fueran parecieron ser pocas a la élite gobernante, que acostumbra por todo el planeta a tratar insumisos con brutalidad.

En este orden de ideas, a partir de una orden presidencial [9], justamente un día antes de este 21 de octubre, el jefe militar del espionaje de los EE.UU. en todo el mundo general William Pelham Yarborough, establece que prácticamente toda la población de su país políticamente comprometida con alguna causa incómoda para el gobierno de Washington, se encontraba potencialmente en la categoría de «Enemigo Interno» al cual tener como objeto de sospecha y por tanto de extremado control de sus actos y hasta sus pensamientos. No era en absoluto relevante que se tratara de sus propios compatriotas; a partir de allí líderes de los derechos civiles, actores, periodistas, asociaciones feministas, veteranos de la guerra, sindicalistas, congresistas y hasta algún miembro de la poderosa Reserva Federal, entre otros, fueron objeto de variadas acciones ilegales e inconstitucionales de seguimiento, vigilancia y apertura de expedientes secretos [10]. Agencias como la NSA, DIA, FBI, CIA, etc., se encargaban de tan ominosa tarea con base en la elaboración de listas de sospechosos de variados niveles, las cuales llegaron a incluir más de un millón de personas (con un núcleo de 73 mil «ultra peligrosos»), como lo han ratificado documentos desclasificados en septiembre de 2017 [11].

Esa verdad que se deseaba «saber» por entonces era «cualquier información disponible sobre la influencia extranjera o el control sobre los disturbios civiles que se estaban presentando en los EE.UU. [12] » Tanta resistencia, con la cohesión y vehemencia que se advertía en los movilizados, para los burócratas imperiales del espionaje y la milicia no podía ser instintiva, debía provenir de una fuerza maligna ajena a las mentes bondadosas que siempre habían creído en lo que decía el gobierno sobre sus despiadadas decisiones en ultramar. A partir de allí todo fue operaciones encubiertas [13].

Para los militares estadounidenses avezados en la parafernalia de las operaciones psicológicas la realidad era la de que si alguien se muestra inconforme por una situación relacionada con la vida social de la comunidad donde reside, es porque simple y llanamente ha sido influenciado, inducido, engañado, manipulado, lavado el cerebro, etc., por una potencia rival, maligna por su puesto (como Rusia y China, al igual que hoy), que tiene la obcecada misión de destruir la forma de vida estadounidense (american way of life). Algo así como que si no eres chauvinista, consumista, aislado, egoísta, superficial o indiferente, potencialmente estas en situación de ser sospechoso traicionar a tu país, un pensamiento ya aflorado con anterioridad en la era del macarthysmo congresional de los años 50, con sus cacerías de brujas y ambiente de suspicacia generalizado. Sin embargo, en los años sesenta el clima de prevención mucho más generalizado había girado primordialmente hacia el gobierno ejecutivo, a la par del surgimiento de una generación mucho menos conformista que se asomaba al mundo destruyendo mitos de excepcionalidades, prepotencias y racismos.

Yarborough, el encargado de tomar todas las medidas conducentes a retornar al estado de pasividad anterior, no era un militar más, era un experto en la llamada Guerra no Convencional, esa que se encarga en tratar con mano de hierro insurgencias, en detectar facinerosos, en aplastar gente díscola, claro, al menos hasta ese momento, en ultramar o en los guetos afros. Para este oficial los métodos «perfeccionados» a través de sus misiones allende los mares, sobre todo en poblaciones del Tercer Mundo, no expresaban reato de conciencia alguno; tomando como premisa el equiparar «disidentes» con «bandidos» y «guerrilleros» (personas armadas y desarmadas), instruye a militares extranjeros en la ejecución de interrogatorios «exhaustivos» a cualquier persona mayor de 12 años en lugares «aislados» de los cuarteles militares y de policía, organizar grupos contrainsurgentes (terrorismo de Estado) [14]; así mismo, impone a las autoridades (del país cliente, en este caso Colombia en 1962) el realizar atentados, homicidios selectivos, desplazamientos, terrorismo, mediante estructuras cívico-militares de carácter paramilitar [15], cuando las circunstancias sean las convenientes [16]; en este tipo de contrainsurgencia es sabido el establecimiento del terror como una arma táctica [17]. Un procedimiento de instrucción en un país «anfitrión» (como Colombia), inclusive ordenado en los manuales pentagonales ya desde entonces [18].

La experiencia en trato con revoltosos y alborotadores, de una autoridad en el tema como Yarborough, se inicia, en los años 30 en Filipinas esa nación tomada mediante una guerra cruenta a principios del siglo XX por Estados Unidos y en la cual se habían creado atroces tácticas para intimidar y penetrar a la población; otra más seguramente la pudo haber aprendido Yarborough en la Gran Bretaña donde estuvo en 1952, cuando esta potencia colonial en decadencia se enfrentaba a insurrectos africanos en Kenia [19], y en seguida otra más en Cambodia donde nuevamente tuvo contacto con esos odiosos conspiradores del Tercer Mundo [20]. Luego se había visto acrecentado una vez más este «saber» represivo por su nombramiento de Comandante de un cuerpo de «contrainteligencia» en Stuttgart Alemania ( Commander of the 66th Counter Intelligence Corps (CIC)), en 1958, donde sin duda tuvo contacto de primera mano con relatos de las practicas ejecutadas por los nazis en la Segunda Guerra Mundial en las poblaciones invadidas, sobre todo en el frente oriental [21]; prácticas inhumanas justamente muy estudiadas por el Pentágono para ser tenidas en cuenta e incorporadas en los aciagos manuales contrarrevolucionarios propagados en naciones clientes [22]. De hecho muchas expresiones usadas en la actualidad en textos castrenses de origen estadounidense guardan directa relación con términos militares nazis [23].

Naturalmente con unas experiencias y desarrollos teóricos acumulados su cargo no podía ser otro que ser designado en el momento de mayor histeria de la Guerra Fría por el presidente John F. Kennedy en 1961, como comandante en jefe en Fort Bragg Carolina del Norte, de la US Army Special Warfare Center/School for Special Warfare (Escuela de la Guerra Especial del Centro de la guerra especial del Ejército de los Estados Unidos), donde fue un destacadísimo recopilador y creador de técnicas y tácticas «contrainsurgentes», es decir, de terrorismo de Estado, ideando sus respectivos «pénsum» secretos o cifrados y siendo prolífico articulista en la materia [24]; con un curriculum como el citado, ver hasta a sus propios connacionales como seres a ser objeto de, al menos, algunas de sus prácticas de control social violento, no ha debido ser un paso muy esforzado.

Algunos de los cursos establecidos por Yarborough y ofrecidos por la Escuela de Guerra Especial de aquí en adelante a alumnos nativos y foráneos (aún hoy invitados), son bastante dicientes: Guerra no convencional (Unconventional Warfare) es decir Guerra de Guerrillas y Guerra Contrainsurgente, el muy en uso en los actuales momentos: Curso de Contraterrorismo (Counter-Terrorism course), es decir, de terrorismo [25], y una escuela de instructores militares en estas «prácticas», fue creada a instancias suyas (Military Assistance Training Advisor School ) [26].

Pasó en los años sesenta por otro lugar geográfico hoy punto de tensión y peligro de guerra nuclear, la península de Corea como jefe negociador de la «UN Command Military Armistice Commission«, para de allí ser asignado al cargo de Ayudante en Jefe del Estado Mayor para Operaciones Especiales en el Pentágono (Assistant Deputy Chief of Staff for Special Operations in the Pentagon) y por tanto bajo este mando tiene el control de las Fuerzas Especiales, las operaciones psicológicas (PSYOPS, manipulación de la población), y los llamados «Aspectos Civiles» (Civil Affairs). En esta posición completa «exhaustivos estudios» sobre el estado de las insurgencias en Tailandia y en América Latina (1965-66); para continuar en esta línea, es luego entre 1966 y 1968 «Jefe Adjunto del Estado Mayor para Inteligencia» (Assistant Chief of Staff for Intelligence) [27]. Es en este cargo donde se avoca a la tarea de realizar prácticas de infiltración y espionaje de todos aquellos que estime como peligrosos para el gobierno de los Estados Unidos de América, justo cuando esos jóvenes, unos politizados, ingenuos pero activos y envalentonados, rodearon al Pentágono, centro de planes de guerra literalmente erizado de bayonetas y porras aquel 21 de octubre. Yarborough se dedico en todo este tiempo a idear tácticas y técnicas para el control y no precisamente por la persuasión, de mujeres y hombres rebeldes; fue uno de los primeros «expertos» en tan tristes artes, las cuales han sido seguidas por nefastos ejecutores en la Centro América de los años ochenta, hasta esas otras naciones sometidas a una nueva guerra de agresión en el siglo actual: Afganistán, Irak, como el coronel James Steele [28]. Así mismo aquel fue un precursor al intentar hacer un uso militar, es decir destinado al sistemático dominio por la violencia, de profesiones que justamente tienen una intrínseca vocación de acrecentar la libertad del ser humano [29]. Creó programas de entrenamiento en espionaje y de lo que se denomina eufemística y ambiguamente «seguridad» [30]. Yarborough fue un teórico-práctico de las prácticas de terrorismo de Estado más inhumanas, detestadas y viles que ha sufrido el continente americano. Es necesario advertir, que todo este acerbo de «conocimientos» en el sometimiento de seres humanos mediante diversos grados de atrocidad, nefastamente también se vio expandido desde Europa por la llamada «Escuela Francesa» de la Guerra Contrarrevolucionaria, la cual abiertamente justifica el empleo de todo tipo atrocidades como la tortura y el terror generalizado, experimentados en el feroz castigo al independentismo argelino (1954-62)9 [31], muy influyente en las dictaduras suramericanas de los años sesentas y setentas, a su vez aplicando la Doctrina de la Seguridad Nacional (DSN). Al final de los años sesenta se hace una especie de simbiosis de las «escuelas represivas» de ex potencias coloniales como la Francesa y la Inglesa, con la norteamericana. Media centuria después de la Marcha sobre el Pentágono y de la implementación metódica de despiadadas tácticas y técnicas para tratar «disidentes», «guerrilleros», «insumisos», «revoltosos», etc., la situación presenta diversos grados de inmutabilidad y hasta retrocesos. En Estados Unidos la intimidación y la vigilancia generalizada derogando principios elementales de presunción de inocencia, libertad y privacidad se han tornado ley [32], siendo acometidas por las mismas agencias de espionaje que las perpetraban en los años sesenta, pero esta vez con una mejor tecnología electrónica invasiva. Las fuerzas militares y policiales al presente emplean una violencia mucho más intimidante y sistemática que hace medio siglo, con una letalidad en aumento, ensañándose con ciertas etnias revelando su ideología discriminatoria. Basta verles en las calles escarmentando manifestantes. En Colombia, el país donde Yarborough dejó su doctrina militar contrainsurgente, luego de más de 55 años de una guerra de baja intensidad y unos 200 mil muertos, 60 mil desaparecidos, 7.5 millones de desplazados, la paz anhelada no aparece. Muertes selectivas e intimidación colectiva se han venido produciendo en muy específicas zonas desde hace un par de años (justo los de la recta final del acuerdo de paz con la insurgencia), con el modus operandi de hostigamiento a comunidades [33], y el de la perpetración constante homicidios del tipo de «escuadrones de la muerte» paramilitares [34], a líderes sociales irreductibles ante los grupos de poder tradicionales, exactamente lo prescrito por el oficial estadounidense en 1962, pero esta vez ante cualquier punto de vista contrario al statu quo. El terror como táctica de amedrentamiento de quienes se organizan solidariamente. Por ello ha aumentado de nuevo el número de quienes huyen al exterior por razones políticas [35]. En este contexto, la particular situación de aplicación de esta clase de acciones contrainsurgentes ordenadas por la «doctrina Yarborough», con el antecedente cercano del exterminio físico del partido político Unión Patriótica (1984-1995), hace muy sombrío el futuro político y social de los colombianos.

A la par, el gobierno de Bogotá ha defendido la continuidad mimetizada de la doctrina militar proveniente de aquella época, la cual es enseñada a las fuerzas armadas a manera de política de Estado, aún luego de la desmovilización y entrega de armas de la mayor guerrilla existente FARC. En el mismo sentido, las fuerzas armadas colombianas son más que notorias por el envío masivo de sus miembros a los cuarteles estadounidenses con el fin de ser instruidos en todas estas prácticas.

Es notable que para los cuerpos castrenses contrainsurgentes, de acuerdo a sus estrechos postulados, el disenso, cualquiera que sea, pero si busca un efectivo grado de oposición a cualquier política de los gobiernos a los cuales aquellos sirven, sitúa a quienes son catalogados como «disidentes» en el campo del «enemigo interno» irreductible, el cual en determinados momentos y latitudes puede ser eliminado físicamente, desaparecido, sometido a tormentos, vejado, etc., como aplicación de un «terror táctico» prescrito en semi-ocultos manuales militares.

La paranoia de doctrinas contrainsurgentes o contrarrevolucionarias como las impuestas por Yarborough, aún mantiene su vigencia a pesar de negaciones y variados eufemismos; es una Espada de Damocles que pesa sobre pueblos al sur del Río Bravo, la cual en algunos ya ha caído, pero también, aunque matizadamente, puede hacerlo en los del norte. Quienes controlan el poder, aunque no parezca, como hace media centuria, viven en continuada zozobra.
De este lado y después de todo, nuestras preocupaciones, ya atinentes hasta a nuestra propia existencia como seres biológicos, son políticas, como hace 50 años, aunque a veces lo olvidemos.

Notas

[1] Dos de los más renombrados líderes de la Marcha afirmaban: Jerry Rubin: «Estamos embarcados en un asunto de disturbios al por mayor, de resistencia generalizada, de dislocación de la sociedad norteamericana». Abbie Hoffman: «Vamos a levantar el Pentágono a cien metros de suelo» (?) mediante poder mental. Norman Mailer. Ejércitos de la Noche. Editorial Anagrama S.A. Barcelona 1995. Pág. 270, 316

[2] Ver La Sixieme Face du Pentagone. Marer Bonfanti, Carlos Reichenbach et alteri. 1967 https://vimeo.com/61411619 Documental sobre la Marcha sobre el Pentágono

[3] Movilizaron para su contención unos once mil hombres entre civiles, militares PM y paracaidistas; 20 mil soldados de estados aledaños fueron puestos en estado de alerta. Mailer. Pág. 282.

[4] La época posterior a la Segunda Guerra Mundial, especialmente los años sesenta «fue como la transformación social mayor y más intensa, rápida y universal de la historia de la humanidad…» La Revolución Social, 1945-1990. Eric Hobsbawm. Historia del Siglo XX. Crítica (Grijalbo Mondadori S.A.) Buenos Aires 1998. Pág. 291

[5] «El pueblo norteamericano vive hoy en un país que ha desarrollado la máquina militar más homicida del planeta. Vivimos en una sociedad que adiestra a sus hijos para que sean asesinos, y que emplea su inmensa riqueza en sojuzga a hombres valerosos -desde Vietnam a Detroit- que luchan por el simple derecho humano de gobernar sus propias vidas y destinos. Nosotros los norteamericanos no tenemos derecho a llamarnos seres humanos a menos que, individual y colectivamente, nos pongamos en pié y digamos NO a la muerte y la destrucción perpetrada en nuestro nombre«. Mobilizer boletín de la Movilización. Mailer. Pág. 270.

[6] Se usaron en veces gases lacrimógenos, se impedía que los soldados se relacionaran con los manifestantes, se hacían detenciones al azar sin mediar ningún motivo, las tropas atacaron premeditadamente con brutalidad a las mujeres «les daban patadas, les lanzaban continuas estocadas con los fusiles, les golpeaban en la cabeza y brazos para romper la cadena de brazos unidos»; con ello se quería «humillar a los manifestantes quebrar su resistencia… se llevaban a rastras a sus mujeres». Mailer. Pág.309, 312, 313, 318, 319

[7] «Había surgido una nueva generación de jóvenes norteamericanos, una generación diferente de las generaciones anteriores de clase media. Y esta nueva generación creía en la tecnología más que cualquiera de las precedentes, pero también en el LSD, en las brujas, en el conocimiento tribal, en la orgía, en la revolución… Su radicalismo estribaba en su odio a la autoridad, que para esta generación encarnaba una manifestación del mal». Mailer. Pág. 105

[8] Mailer. Pág. 326. Cursiva fuera de texto.

[9] Del presidente Lyndon B. Johnson. William Burr (editor). National Security Archive. National Security Agency Tracking of U.S. Citizens – «Questionable Practices» from 1960s & 1970s. National Security Archive Electronic Briefing Book No. 605. Washington, D.C., September 25, 2017.

[10] Actores como Donald Sutherland, Gregory Peck, congresistas como Walter Mondale, Frank Church, Otis Pike, Howard Baker Jr, periodistas como Seymour Hersh, lideres corporativos como Thomas Watson de IBM, el presidente de la ponderosa Reserva Federal Arthur Burns, asociaciones de veteranos de Guerra, de liberación de la mujer, entre otros muchos. Burr (editor). National Security Archive. ibídem

[11] Burr (editor). National Security Archive. Ibídem

[12] Burr (editor). National Security Archive. Ibídem

[13] Se inician programas de espionaje interno como COJNTELPLO, Proyectos del estilo Merrimac, Resistance, Readiness Exercise 1984, Operaciones del tipo Caos, Garden Plot. La burocracia de la represión se mantuvo justificando su salario.

[14] «El ejército, la fuerza aérea, y la policía deberán desarrollar una sistema de aislamiento, construyendo áreas de aislamiento en cada zona -jurisdicción-, donde se interrogue a cada hombre, mujer y niño mayor de 12 años. No puede ser liberado ninguno hasta ser interrogado». William P. Yarborough. Team from Special Warfare Center, Fort Bragg, North Carolina, 26 February 1962. Kennedy Library, Box 319, National Security Files, Special Group (CI): Subjects: Fort Bragg team visit to Colombia, March 1962. John Kennedy Presidential Library and Museum. http://www.jfklibrary.org/Asset-Viewer/Archives/JFKNSF-319-003.aspx

[15] Es lo que se denomina «Contraorganización», la cual también se hizo muy notoria en los años 80 en la guerra en El Salvador y en toda Centroamérica, por sus asesinatos y desapariciones, auspiciada por la administración de Ronald Reagan. Michael McClintock. Instruments of Statecraft. US Guerrilla Warfare, Counterinsurgency, and Counterterrorism, 1940-1990. The Heart of Doctrine.

[16] «Debe crearse ya mismo un equipo en dicho país, para seleccionar personal civil y militar con miras a un entrenamiento clandestino en operaciones de represión, por si se necesitaren después. Esto debe hacerse con miras a desarrollar una estructura cívico militar que se explote en la eventualidad de que el sistema de seguridad interna de Colombia se deteriore más. Esta estructura se usará para presionar los cambios que sabemos van a ser necesarios para poner en acción funciones de contra-agentes y contra-propaganda y, en la medida en que se necesite, impulsar sabotajes y/o actividades terroristas paramilitares contra conocidos partidarios del comunismo. Los Estados Unidos deben apoyar esto». (subrayado fuera del texto). Yarborough. Team from Special Warfare Center… Secret Suplement. Colombian Survey Report.

[17] McClintock. Heart of Doctrine. A Doctrine for the Future.

[18] Manual de campo del Ejército de EE.UU. FM 33-5 Operaciones Psicológicas. McClintock. The Heart of Doctrine. Counterinsurgency and Unconventional Warfare Merge.

[19] WILLIAM PELHAM YARBOROUGH Lieutenant General, U. S. Army May 12, 1912 – December 6, 2005. http://www.509thgeronimo.org/documents/LtGen.Yarboroughbio.pdf

[20] YARBOROUGH Lieutenant General…

[21] «Fui sorprendido al principio en cuanto al por qué había sido promovido a la posición ACSI (Jefe adjunto del Estado Mayor de Inteligencia, Assistant Chief of Staff for Intelligence). Más tarde conjeturé que era porque yo había tenido experiencia en inteligencia de un modo operacional. Tuve mando sobre el 66 Grupo CIC en Europa. Había algunos períodos bastante activos. Allí se atrapaba a muchos espías y con ello se aprendía. Entonces yo conocía bastante bien la mecánica de estar en primera línea». Yarborough. Lori S. Tagg. LTG William Yarborough, Assistant Chief of Staff, Intelligence, December 1966-July 1968. December 5, 2014 https://www.army.mil/article/139473/ltg_william_yarborough_assistant_chief_of_staff_intelligence_december_1966_july_1968

[22] Las experiencias de castigo a partisanos en rebelión ante la ocupación nazi de los Balcanes son estudiadas con especial detenimiento. Existe el Center of Military History, por ejemplo, con una publicación dirigida al tema: «German Antiguerrilla Operations in the Balkans (1941-1944) Publication 104-18» http://www.history.army.mil/books/wwii/antiguer-ops/AG-BALKAN.HTM.

[23] Los métodos propagados por la época de Yarborough y hasta la actualidad a estados subalternos, se acercan mucho a los empleados en la Segunda Guerra Mundial por los variados cuerpos nazis. Grupos de tareas ( Einsatzgruppen destacamentos de exterminio de seres humanos en el frente oriental) , Operaciones Rastrillo (búsqueda de castigo indiscriminada de hombres), terroristas (aplicado a quienes repelían la agresión nazi), etc.

[24] Yarborough es el creador de las Boinas Verdes, unas Fuerzas Especiales con entrenamiento para ser exclusivamente una legión fulminatriz.

[25] «… las definiciones de «terrorismo» son prácticamente idénticas a las de «contraterrorismo» (llamado a veces ‘Conflicto de baja Intensidad’)» Noam Chomsky. Hegemonía o Supervivencia. El dominio mundial de EE.UU. Grupo Editorial Norma S.A. Bogotá 2008. Pág. 257

[26] YARBOROUGH Lieutenant General…

[27] YARBOROUGH Lieutenant General…; Lori S. Tagg. Ibídem.

[28] Juan Carlos Pérez Salazar. Tras las huellas del misterioso «asesor de la muerte». BBC Mundo . 21 marzo 2013. http://www.bbc.com/mundo/noticias/2013/03/130320_centroamerica_james_steele_escuadrones_muerte_jcps

[29] Ciencias modernas como historia, sociología, la antropología, psiquiatría, psicología, la economía, etc. Lo cual es un verdadero retroceso al ser utilizadas para generar en el ser humano, por medio de los conocimientos que estas generan, sumisión por el temor: «La Ilustración en el más amplio sentido del pensamiento progresivo, ha perseguido desde siempre el objetivo de quitar a los hombres el miedo y convertirlos en señores». Max Horkheimer, Theodor W. Adorno. Dialéctica de la Ilustración. Fragmentos Filosóficos. Abra Completa 3. Ediciones AKAL. Madrid 2007. Pág. 9

[30] YARBOROUGH Lieutenant General…

[31] Con militares fascistizados teorizantes y practicantes impenitentes de una variedad de atrocidades como Charles Lacheroy, Roger Trinquier, Marcel Bigeard, Paul Aussauresses, David Galula, etc. ver Marie-Monique Robin. Escuadrones de la Muerte. La Escuela Francesa. https://www.youtube.com/watch?v=6-Sz1A2_80A

[32] la Ley de Autorización de Defensa Nacional (National Defense Authorization Act, HR 1540), hace legal la posibilidad de que un ciudadano estadounidense opuesto a las políticas de la Casa Blanca sea sospechoso de terrorismo y detenido indefinidamente bajo mandato militar. Alberto Rojas Andrade. ¿ Absurdos de la vigilancia y el control social? La Seguridad Nacional y la razón iluminista. Rebelión. http://rebelion.org/noticia.php?id=188341; invasivos programas informáticos del tipo PRISMA (EE.UU.) o TEMPORA (Gran Bretaña), forman parte de un minucioso propósito de intromisión y control planetario que incluye satélites, submarinos, aviones teledirigidos, y otros artilugios . Carlos Fazio menciona también el avión experimental X-37 (posiblemente un avión rastreador de señales electrónicas ver CNN Marzo 9 de 2011. http://mexico.cnn.com/tecnologia/2011/03/06/estados-unidos-lanza-segundo-avion-experimental-no-tripulado-desde-florida ). Snowden y la cloaca cibernética orwelliana. La Jornada. Julio 8 de 2013 http://www.jornada.unam.mx/2013/07/08/opinion/021a1pol

[33] «En la zona hay muchos grupos de ladrones que son conformados por los mismos paramilitares para que hagan su trabajo de hurtos, amenazas, asesinatos y no los impliquen como tal. Tratando de limpiar así la imagen del Gobierno, el cual se refiere a este problema como «posconflicto» y cuyo origen es la misma población civil… también se hayan multiplicado los informantes al servicio de la Brigada XVII y los paramilitares que ya están armados, con muy buenos radios para informar y recibir órdenes en contra de la Comunidad de Paz y de la población de la región en general». Agencia Prensa Rural. Camuflajes de la delincuencia estatal. Comunidad de Paz de San José de Apartadó. Lunes 2 de octubre de 2017. http://prensarural.org/spip/spip.php?article22107 [

34] «Aunque el conflicto armado con las FARC-EP terminó, los defensores de los derechos humanos aún siguen siendo amenazados y asesinados a un ritmo alarmante». Andrew Gilmour . Secretario General adjunto para Derechos Humanos ONU. http://www.un.org/spanish/News/story.asp?NewsID=38231; A marzo de 2017 ya habían sido muertos 156 líderes sociales. El País. Colombia http://www.elpais.com.co/colombia/registran-156-asesinatos-de-lideres-sociales-en-colombia-en-los-ultimos-14-meses.html

[35] Laura Delle Femmine . Los colombianos vuelven a pedir asilo en España. El País. Octubre 16 de 2017 https://elpais.com/internacional/2017/10/02/actualidad/1506943761_949828.html

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