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“Normalidad“ dos años después del 18 de abril

Nicaragua bajo Daniel Ortega y el coronavirus

Fuentes: Rebelión

En las siguientes páginas describo los principales encuentros y acontecimientos que experimenté durante mi estadía en Nicaragua del 14 al 28 de marzo de 2020. Me di cuenta de muchos detalles que desde fuera no conseguí ver, a pesar de muchos artículos, informaciones, e-mails y mensajes que he recibido diariamente desde y sobre Nicaragua. Ya que soy activista de la solidaridad con Nicaragua desde hace más que cuarenta años, esta crónica es expresión de una vista tanto desde fuera como también del interior del país.

Cambié todos los nombres por razones de seguridad, pero las funciones mencionadas son correctas en todos los casos.

Nicaragua se encuentra en un doble estado de emergencia: el gobierno Ortega-Murillo ha puesto al país en un estado de emergencia de facto, lo que ha resultado en violaciones masivas de los derechos humanos y una abolición casi completa de todas las libertades democráticas. Se debe destacar que todos los grupos de oposición, organizaciones, partidos y alianzas, a pesar de toda su pluralidad y diversidad, están de acuerdo en un punto central: no quieren tomar las armas, sino luchar por una transición pacífica y constitucional hacia una democracia post-Ortega. La presencia omnipresente de las fuerzas policiales, algunas vestidas de negro, otras de azul, muchas con armaduras puestas y armas de guerra en mano, es absolutamente aterradora. Una demostración tan amenazante del poder represivo del estado, que hasta ahora solamente he visto una vez en mi vida: durante los últimos años de la dictadura franquista en España.

El mensaje principal que muchas amigas y muchos amigos de absoluta confianza me han entregado para que lo lleve a mi país es: ¡Apoyen nuestra lucha civil con su solidaridad! Su primera y más importante tarea es aislar internacionalmente el régimen Ortega-Murillo. Nos hemos comprometido con la lucha de resistencia cívica y pacífica, pero necesitamos su apoyo para eso. Sin la solidaridad internacional, tenemos pocas posibilidades de luchar contra este sistema de terror y violencia. Solo habrá elecciones democráticas si Ortega se ve sometido a una presión externa tan alta que lo obligue a hacer concesiones democráticas. Es esencial congelar toda cooperación con el régimen de inmediato y al máximo posible hasta que la libertad y la democracia hayan sido restauradas en Nicaragua. Cualquier proyecto social que se lleve a cabo en cooperación con una institución estatal, independientemente del nivel, es principalmente un apoyo político para la dictadura. ¡Detén estos proyectos que supuestamente son de nuestro interés! Desde el simple taxista hasta los máximos representantes de la oposición, escuché el mensaje explícito: ¡Aíslen la dictadura! Estamos listos para luchar pacíficamente y sufrir por el derrocamiento del régimen Ortega-Murillo. ¡Pero no queremos cualquier conexión a la red de agua potable o de electricidad, que tenemos que pagar con nuestra libertad y con nuestra sangre!

14 de marzo de 2020

En los dos últimos días antes de mi viaje, el coronavirus mundialmente ha tenido la tasa más alta de infecciones y fallecimientos por día. Si bien el número de infecciones y muertes en China ha disminuido durante algunas semanas, a partir del 24 de febrero los casos fuera de China han superado el número de casos interiores. Desde el 26 de febrero, el número de víctimas contagiados y fatales ha aumentado considerablemente en todo el mundo. Italia fue puesta en cuarentena total por el gobierno. Estados Unidos ha cerrado el ingreso al país no solo para pasajeros aéreos de China e Irán, sino también de la UE. Si hubiera reservado una ruta de vuelo a través de los EE. UU., como suele ser el caso, mi viaje aquí habría terminado. El 11 de marzo, la OMS declaró como pandemia la epidemia del coronavirus.

A pesar de los consejos bien intencionados de amigos y familiares, decidí mantener mi plan de viajar a Nicaragua. Lo había preparado por mucho tiempo. Quería reanudar la comunicación personal con mis amigos en Nicaragua. Había publicado varios artículos sobre Nicaragua y durante casi dos años sólo podía recurrir a fuentes personales a través del Internet o de segunda mano. Para mí era importante obtener una visión actualizada a través de mi propia experiencia. Ello era particularmente importante para mí, porque en estos momentos dentro del movimiento de solidaridad existen diferentes interpretaciones de la situación actual de Nicaragua y también diferentes posiciones sobre la cuestión de cómo debemos orientar nuestro trabajo de solidaridad bajo estas condiciones.

En el avión a Panamá hubo muchos asientos libres. Pude compartir una fila de cuatro asientos con otro pasajero que también quería ir a Nicaragua.

En el aeropuerto de Panamá, un grupo de personas totalmente con vestidos de protección, revisaron, interrogaron y sometieron a una medición de temperatura a todos los pasajeros del avión. Este aeropuerto parecía estar tan frecuentado como siempre. Solo una pequeña minoría llevaba máscaras protectoras.

Salvo un atraso de tres horas, tomé tranquilamente el vuelo a Managua. La gran pregunta era si podría ingresar a Nicaragua sin problemas. Es de conocimiento común que los agentes orteguistas roban los celulares, notebooks, tabletas o cámaras no solamente a ciudadanos nicaragüenses para identificar las redes de comunicación de la gente, sino que también los quitan de extranjeros con el mismo propósito. Por eso había dejado en casa todos mis dispositivos electrónicos, mis contactos, mis correos electrónicos y mi WhatsApp –todo lo que facilita tanto la comunicación en el mundo. No quería poner en peligro ni a mí mismo, ni a mis contactos en Nicaragua. Pero en la aduana todo transcurrió con la mayor rutina y tranquilidad. Solo tuve que proporcionar una persona de contacto y su número de teléfono dentro del país, aunque esto no estaba exigido en el formulario de entrada. Así regresé a Managua casi dos años después de haber salido de Nicaragua el 15 de abril, justo tres días antes de la explosión social de 2018. Las calles estaban inusualmente vacías para un viernes por la noche. Recibí mi nuevo móvil prepago de Movistar. Y luego, después de un viaje de 24 horas, caí en mi cama habitual en la casa de amigos donde he estado tantas veces durante los últimos 35 años.

15 de marzo

El domingo descansé del viaje y comencé a construir mi infraestructura para la visita en Nicaragua: desempacar mi ropa, poner el mosquitero encima de mi cama, instalar el celular Movistar (luego insertar el chip en el smartphone que traje conmigo), informar a mi compañera que había llegado bien, comprar fruta, comunicarme con mis primeros contactos, organizar las primeras reuniones, tener un churrasco súper sabroso y tierno en el restaurante Don Parrillón … y luego luchar contra el cansancio para no acostarme demasiado temprano y luego despertar demasiado temprano.

Ya se había convertido en una costumbre viajar a Nicaragua una vez al año, generalmente justo antes de Pascua, para reunirme con amigos y conocer la situación política y social allí. Debido a la política represiva del régimen de Ortega y las condiciones inciertas asociadas, tuve que prescindir del viaje el año pasado. Desafortunadamente, ya no se me permitió ver a Moniquita, mi mejor amiga desde hace mucho tiempo en Nicaragua. Antes de morir hace unas semanas, tuvo que ser ventilada a mano durante 24 horas porque no había ventilador disponible. Cuando la trasladaron al hospital militar, el mejor equipado, lo cual solo fue posible porque se había depositado una tarjeta de crédito como seguridad, el ventilador ya no podía hacer nada

16 de marzo

Me desperté a las 5:00 de la mañana, justo el momento adecuado para hacer un recorrido a pie. Estuve caminando de las 5:30 a.m. hasta las 7:30 a.m., tal vez no tan dinámico como en los años anteriores, pero aún así podría haber hecho 6 o 7 kilómetros.

Al regresar me enteré que la aerolínea había cancelado mi vuelo de regreso. Por lo tanto, mi estadía en Nicaragua podría extenderse … en ese momento nada estaba claro. Pero tenía un buen lugar para hospedarme, en un ambiente agradable y de confianza.

Por la noche visité a Alejandra y Víctor, sin que nos dimos abrazos ni besos, pero emocional y políticamente aún más cordialmente. Durante la revolución sandinista, pertenecían al FSLN. Alejandra es feminista y fue una promotora del Movimiento Autónomo de Mujeres (MAM) en Nicaragua. Víctor es actualmente un miembro destacado de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Ambos me advirtieron explícitamente que no me reuniera con los líderes del orteguismo local en León. Según ellos, a partir del abril de 2018 León se ha convertido en un centro de la represión en Nicaragua. Desde el jefe de policía local, hasta los paramilitares y varios partidarios fanáticos del “comandante”, algunos de los peores torturadores y asesinos del régimen se han concentrado en León. El exalcalde Tránsito Téllez, que transmite mensajes de caridad cristiana a través del Radio Venceremos, también pertenece a este grupo. Es un secreto a voces que Manuel Calderón, quien se había ganado el título de “comandante garrote” por razón de su agresión violenta contra participantes de una manifestación del partido opositor MRS antes de las elecciones locales de 2008, fue el jefe de los paramilitares y otros involucrados en la represión masiva de 2018. Después de haber sido nombrado ilegalmente alcalde de León por el Consejo Supremo Electoral y después haber sido destituido por Murillo inconstitucionalmente, hoy en día es el hombre fuerte en León que gobierna la ciudad desde la casa del partido del FSLN. En Hamburgo, las autoridades alemanas recientemente han negado la solicitud de asilo de un joven quien, en 2018, apenas logró salir vivo de esta casa, donde le habían torturado severamente.

El núcleo duro del orteguismo local ha cruzado una línea roja con sus redadas y asesinatos en León. A través de estos crímenes, que por cierto no se investigan oficialmente, los perpetradores están casi inextricablemente vinculados a Ortega y su sistema y son la imagen visible del actual FSLN. Por lo tanto, no tendrán miedo de cometer más crímenes sangrientos si recibieran las órdenes correspondientes de Ortega o Murillo.

Alejandra y Víctor me hablaron de la reciente formación de la Coalición Nacional y explicaron que es una plataforma bien amplia y que por eso es lo más natural que dentro de este organismo existan diferencias y disputas. Pero no será posible derrocar a la dictadura sin un frente común de todas las fuerzas políticas opositoras. Con respecto a la participación del PLC (cuyo ex presidente Arnoldo Alemán, a través de su pacto con Ortega, hizo posible que Ortega volviera al poder en 2007) señalaron que este partido todavía es un factor político importante en el país porque tiene una base históricamente bien anclada, especialmente en las zonas rurales. El antiguo grupo de liderazgo en torno a Alemán está bajo una enorme presión política por parte de la base del partido, que está reivindicando una ruptura definitiva con Ortega y una integración en la amplia Coalición para juntar las fuerzas para derrocarlo.

El 15 de marzo de 2020 una masiva presencia de fuerzas policiales impidió que la Coalición Nacional hiciera una reunión para constituirse en la ciudad de León.

17 de marzo

Decidí posponer mis reuniones con todas las personas mayores hasta la próxima semana. La probabilidad de que esté infectado por el coronavirus es extremadamente baja. También puedo cumplir fácilmente con las medidas actualmente requeridas, como lavarme las manos regularmente y mantener cierta distancia a las personas. Pero aun así habría sido un error imperdonable exponer a personas importantes de la resistencia política, algunas de ellas con más de 80 o incluso 90 años de edad, al menor riesgo de infección por el virus actualmente desenfrenado.

Así, tuve mucho tiempo para hablar con la residente alemana Johanna, quien ha vivido y trabajado en Nicaragua por más de 20 años. Confirma, como lo he escuchado en muchas ocasiones, que, a esta altura, Daniel Ortega es rechazado por la gran mayoría de la población. Pero, por otro lado, también existe una profunda desconfianza generalizada hacia todas las instituciones, especialmente las estructuras estatales, partidarias, pero también hacia las opositoras. La gente quiere el fin de la dictadura, pero eso no significa que automáticamente estuvieran convencidos de la oposición. Desea una transición cívica y a través de elecciones. Sin embargo, también hay quienes tienen la impresión generalizada de que se falsificaran los resultados de las elecciones de una forma u otra, por lo que les parece mejor no participar en ellas y privarlas de legitimidad a través de una baja tasa de participación. No será fácil encontrar un denominador común aquí.

Sin embargo, si la oposición no logra desarrollar un proyecto conjunto, Ortega tendrá una partida fácil para mantenerse en el poder. Él es un maestro del engaño político, de promesas públicas y pactos secretos, del método de palo y zanahoria, de la mentira y el cinismo. Nadie domina el principio de divide et impera mejor que él.

18 de marzo

En el aeropuerto, tuve que proporcionar en el formulario de entrada en el país un contacto telefónico dentro de Nicaragua. Hoy recibí una llamada del centro de salud y me preguntaron cómo estaba y si tenía algún síntoma que indicara una infección por coronavirus. Pude confirmar tranquilamente que estaba en el mejor estado de salud. La persona que llamó mencionó que volvería a llamarme en 5 días para preguntarme otra vez sobre mi condición de salud (lo cual realmente haría más tarde).

Por la noche tuve una larga conversación con Alberto, un editor de izquierda no dogmático que ha estado activo desde la lucha contra el dictador Somoza. Es uno de los nicaragüenses más leídos que he conocido, y es una mente muy educada y crítica. Cuando le pregunté qué debería hacer la solidaridad internacional en la situación actual en Nicaragua, respondió sin hesitar: el régimen de Ortega debe ser aislado internacionalmente. La lucha de la población por una vida digna y libre depende del apoyo internacional. Sin presión internacional, no habrá elecciones legítimas y democráticas. Cualquier forma de presionar al régimen es un apoyo para el pueblo. El apoyo que todavía está respaldando a Ortega no supera el 20 por ciento, incluso hay fuentes que indican que su apoyo solamente llega a 10 por ciento. Fue una decisión importante del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) detener un préstamo de $ 7 millones destinado a la policía nicaragüense. Sin embargo, fue más un movimiento simbólico, ya que en los últimos meses ya había transferido más de $ 50 millones para la policía, con los cuales compraron las infames camionetas y otros equipos policiales. En los últimos dos años, el BCIE ha sido un prestador importante para el gobierno orteguista.

En este contexto fue importante, resumió Alberto, que la Unión Europea haya aislado y presionado al régimen de varias formas políticas y económicas, para obligar a Ortega a terminar la represión, liberar a los presos políticos y comenzar un diálogo con la oposición sobre un proceso electoral democrático.

19 de marzo

El jueves fui a León para ver la ciudad donde, desde 1984, he pasado más que dos años de mi vida en varias misiones de solidaridad. Los propietarios de las fincas al lado de la carretera vieja o de la carretera nueva a León desde la década de 1980 siempre han mostrado públicamente sus preferencias políticas a través de las banderas izadas rojas (liberales), verdes (conservadores) o rojinegras (sandinistas) y también a través de murales correspondientes. Ahora no vi ni una sola bandera o pintura en todo el camino. Algunos podrían no haber mostrado su bandera por miedo, otros posiblemente por vergüenza. Ni siquiera esta normalidad de las banderas de colores de las últimas décadas se puede encontrar en la Nicaragua actual.

El camino a León, la carretera vieja, estaba completamente vacío. El país parece paralizado. En general, en la misma Managua, en todo el camino y también en el mismo León, no había ni un solo cartel con Ortega, su esposa o mensajes de “solidaridad cristiana y socialista”. Hasta la masacre de abril de 2018 y los meses posteriores, ello era parte de la imagen general de las calles. El color “rosa-chicha”, que Rosario Murillo eligió una vez como símbolo de la nueva orientación seudo religiosa y esotérica del FSLN, ha desaparecido en gran parte del público. Hace unos años, todos los alumnos querían una mochila escolar en rosa-chicha, hoy en día solo se ven en casos aislados. No se ve en Managua, ni en León, ni siquiera una camiseta con una consigna política, una cabeza, un partido o cualquier otro símbolo político. Esta normalidad de larga data también ha desaparecido por completo, con la excepción, por supuesto, de que Murillo ordene alguna demostración de poder y un cierto atuendo para ello. Por ejemplo, durante la misa de cuerpo presente para Ernesto Cardenal el 2 de marzo, grupos de orteguistas fanáticos que habían llegado de manera bien organizada en varios autobuses y que estaban semi uniformados con pañuelos rojinegros ocuparon partes de la catedral de Managua, blandieron banderas del FSLN y gritaron consignas contra la oposición política y, por lo tanto, contra el propio Cardenal. Al mismo tiempo, Murillo había publicado en la plataforma orteguista, El19Digital, un artículo “en honor” del poeta, no superable en su mendacidad. El colmo era declarar tres días de luto nacional para el difunto. Quien conoce las intrigas, las calumnias y la intransigencia con que esta mujer persiguió al poeta desde la década de 1980, difícilmente puede encontrar adjetivos para caracterizar adecuadamente esta duplicidad cínica.

Actualmente, nadie habla de política en público. La única cosa que se puede escuchar, es la esperanza religiosa de que se mejore la situación del país. No obstante, la fe cristiana está presente en todos los sectores políticos y sociales de Nicaragua.

Denis, un joven ingeniero que se ocupa de la ejecución de proyectos, explica que todos los proyectos que se llevan a cabo en colaboración con la alcaldía municipal son instrumentalizados indebidamente para los objetivos políticos del partido FSLN. Luego se dice una y otra vez que estos proyectos surgieron “gracias al comandante” (Ortega) o “gracias a la compañera” (Murillo). Los donantes internacionales solo se mencionan de pasada para demostrar a través de esta cooperación que el gobierno de Ortega o sus títeres locales gozan del apoyo de la comunidad internacional que, por lo tanto, reconoce la supuestamente existente “normalidad” en Nicaragua. Mientras la solidaridad internacional continúe llevando a cabo proyectos en cooperación con la alcaldía, apoyará la dictadura de Ortega-Murillo. El régimen está abusando de estos proyectos para atar los beneficiados a ellos y para comprometerlos a agradecer al presidente por ello. Cualquiera que critique esto será insultado y discriminado como un sujeto “malagradecido”.

Al mismo tiempo, todo el sistema social, que brilla por fuera con lemas como “atención médica gratuita” o “educación escolar gratuita para todos”, está completamente podrido por dentro. Cuando Denis, quien padece de una alergia, una vez sufrió un choque alérgico y se desmayó debido a la falta de aire, se le negó el tratamiento en el hospital porque el médico de guardia afirmó que estaba borracho. Fue solo después de que su esposa montó un gran escándalo que lo examinaron y resultó que no tenía ni una gota de alcohol en la sangre. Luego todo sucedió rapidísimo, obtuvo una receta de cortisona, corrió a la farmacia más cercana para comprar el medicamento, le inyectaron y en poco tiempo recuperó la conciencia. Sin embargo, cuando se dio cuenta de que estaba en el hospital HEODRA y vio a las cucarachas corriendo alegremente por allí, puso toda su fuerza en levantarse y abandonar este lugar lo más rápido posible. En este momento los médicos de repente querían mantenerlo allí un día o dos más para su observación. Pero huyó de este lugar porque temía que allí solo se infectaría con otras enfermedades.

Cuando mi viejo amigo Fernando, un hombre de la primera hora de solidaridad entre Hamburgo y León y ex cuadro intermedio del FSLN, se enteró de mi presencia en León, quería reunirse conmigo de inmediato. Solamente diez minutos después de mi llamada estuvo en la puerta de mi hogar, y, después de no habernos encontrado durante décadas, iniciamos nuestra conversación intensiva, profunda y de toda amistad y confianza sobre todo lo que ha sucedido en Nicaragua, así como si nos hubiéramos visto la última vez solo un día antes. Me asegura que “no fuimos nosotros quienes se apartaron del sandinismo y de la revolución, sino que Ortega y su camarilla trocaron sus antiguos ideales por la riqueza y el poder”. Me confiesa que de alguna manera se siente responsable por la situación actual de Nicaragua que en cierta manera también es producto del período de gobierno sandinista en los años ochenta. Después de Vilma Núñez y Luis Carrión, él es el tercer sandinista del que escuché esta reflexión autocrítica. Son precisamente aquellos que quizás menos han ensuciados sus manos los que más están dispuestos de analizar crítica y autocríticamente su propio pasado político, mientras que los demás permanecen en silencio y disfrutan de su riqueza robada.

Fernando está convencido de que solo una minoría de la población aún apoya a Ortega, y muchos de ellas y ellos solamente porque son empleados del gobierno o esperan obtener un chancho o algunas láminas de zinc de él.

Por la noche tuve una conversación larga con mi anfitrión Don Gregorio, quien, en una refrescante mezcla de sarcasmo y humor, identificó muchas de las contradicciones del sistema Ortega-Murillo. Es realmente sorprendente y realmente impresionante la cantidad de bromas y el buen humor que todavía se puede encontrar entre la gente, a pesar de la situación completamente desolada y deprimente en Nicaragua. Él percibe la situación actual del país, significativamente agravada por la crisis del coronavirus, de la manera que el descontento general de la población solamente puede ser controlado por medio de la manifestación masiva y omnipresente del poder armado de los distintos cuerpos policiales. El más mínimo acontecimiento podría ser la chispa para una nueva explosión social en el país que incluso podría llevar al colapso completo del régimen. Nadie sabe si un nuevo gobierno será mucho mejor. Pero un gobierno de transición que al menos cumpla con ciertos estándares mínimos del estado de derecho ya sería un gran paso adelante en comparación con la situación actual en la cual los Ortega-Murillo ya han perdido su capacidad de gobernar, pero todavía logran aferrarse al poder con todos los medios disponibles.

Otra forma de mostrar su poder e intimidar a la población es tocar, en las rotondas de la capital o en edificios gubernamentales en los barrios de otras ciudades, música sandinista de tipo “Daniel, Daniel, el pueblo va con él …” a medianoche y repetidamente durante muchas horas en un volumen aterrador. Nadie se arriesga de protestar y de pedir silencio nocturno. Pero por el momento esto ya no es un fenómeno general; estas provocaciones son más bien reacciones excesivas y desafiantes de individuos orteguistas completamente cegados.

20 de marzo

Un día para poner mis cosas en orden, organizar contactos, obtener una breve impresión de León y verificar qué tan segura está la situación en las calles. La presencia policial en la calle es inusualmente baja, en contraste manifiesto a la capital. Por la noche, las calles están casi completamente vacías. Los bares y restaurantes también están vacíos. Algunos de aquellos tuvieron que renunciar a los negocios por completo. En los restantes, una o dos de las cuarenta mesas están ocupadas. León que solía ser un centro comercial, turístico, vivo y divertido, se ha convertido en un pueblo fantasma.

En el centro de la ciudad, se han creado zonas peatonales en tres calles, donde se han puesto linternas kitsch y plantado algunos árboles raquíticos. Yo tengo la impresión de que los gobernantes locales, que, durante los últimos dos años, han oprimido, arrestado, torturado y asesinado a tantos de sus conciudadanos leoneses, ahora tratan de reconciliarse con su gente a través de algunas modificaciones superficiales en el centro de León.

21 de marzo

Recibí una invitación para almorzar con un grupo de sacerdotes y para escuchar sus puntos de vista respecto a la situación actual de Nicaragua en general y de León en particular. El mayor de ellos es una de las personas más importantes para la construcción de las hermandades de base entre Hamburgo y León en la década de 1980. Se dedican principalmente a su trabajo en una escuela secundaria. Pero, por supuesto, también se preocupan por la situación política actual. Dado que algunos de ellos son de origen extranjero, tienen que ser muy cuidadosos en sus actuaciones públicas. Sin embargo, uno de ellos participó activamente en las manifestaciones del año 2018 contra la dictadura. Mas también ven la interferencia de los Estados Unidos con mucha preocupación y por eso tienen grandes esperanzas en Europa. Solo, que todavía no hubo medidas concretas por parte de la Unión Europea o de cualquiera de sus estados miembros contra el régimen de Ortega-Murillo. A veces se sienten abandonados por todo el mundo. Incluso encontré gente que pensaba que el mismo nuncio apostólico está del lado de Ortega. Siendo la situación así, el más mínimo gesto de solidaridad con la gente y de aislamiento de Ortega sería un importante apoyo moral para los incansables esfuerzos populares para superar la pesadilla actual.

22 de marzo

La sindicalista y feminista Ana María varias veces no consigue detener sus lágrimas cuando hablamos de los ideales con los cuales alguna vez, como campesina pobre y analfabeta, se había integrado a la lucha de liberación contra Somoza y al FSLN. Ahora tiene que darse cuenta que su sueño histórico ha resultado en un sistema basado en mentiras, corrupción y violencia brutal. La esperanza de construir una sociedad autodeterminada, libre y justa en la década de 1980, también motivó al movimiento de solidaridad internacional a apoyar políticamente a la Nicaragua sandinista y proporcionar ayuda financiera para miles de proyectos de desarrollo económico y social.

Por razones que no son méritos míos, tuve la oportunidad de conocer esa Nicaragua libre de primera mano, que se caracterizó por un espíritu de optimismo que nunca antes había presenciado en mi vida. En aquel momento, sectores importantes de la población y la gran mayoría de los jóvenes tenían una voluntad ilimitada de dar todo por esta nueva y libre Nicaragua, sin esperar ninguna ventaja personal en cambio. Miles dieron sus vidas por esta. En estos días no queda nada de eso. El lado oscuro de la revolución de entonces: verticalismo, paternalismo, clientelismo, la exclusión de disidentes, obediencia ciega a las autoridades, machismo, nepotismo, corrupción, doble moral, coerción en lugar de convicción política, cinismo y mentiras, tortura y asesinatos, terror y pura violencia militar contra el propio pueblo han prevalecido en todos los ámbitos de la sociedad. El sueño de toda la vida de Ana María, por el cual nosotros dos nos hemos empeñado durante más de 40 años, ha sido completamente destruido. Aquellos que alguna vez habían predicado este sueño, actualmente lo están pisoteando todos los días prefiriendo dedicarse a su enriquecimiento particular por medio de engaño, estafa y corrupción.

Ana María también me cuenta que hay casos en los cuales la policía no ha ejecutado las órdenes de la fiscalía de arrestar a hombres que les habían maltratado violentamente. La reapertura de algunos comisariatos de mujeres, después de haberlas cerrado por un tiempo, es pura propaganda sin ningún significado práctico. Ya nadie tiene confianza en los órganos policiales. Aunque la violencia contra las mujeres es un problema grave en Nicaragua, el local de la comisaría de la mujer de León está completamente vacío, una oficial de la policía suele estar sola y aburrida en la puerta para matar allí el tiempo.

Desde su punto de vista, el sistema de salud también es un desastre. Aunque tenía una enfermedad grave, tuvo que ir siete veces al centro de salud antes de ser aceptada y examinada como paciente. Cuando finalmente fue admitida, el médico inmediatamente ordenó una operación de emergencia sin la cual ella podría haber perdido una pierna o incluso haber muerto. Quien no tiene “amigos” en las instituciones, está perdido. Si un médico le receta un medicamento específico que no está en la lista de servicios de atención primaria, primero tiene que hacer una solicitud, que luego es examinada por el Ministerio de Salud en Managua, lo que puede llevar muchos meses o, a veces, incluso queda en el aire sin respuesta alguna.

Don Gregorio, y especialmente su esposa, habían apoyado la lucha del FSLN, le dieron refugio a los guerrilleros y escondieron sus armas en un depósito secreto en su hogar. Cuando le pregunté cuál debería ser la tarea de solidaridad más importante en este momento, no dudó en decir: “¡Sanciones!”. A mi objeción de que esto podría significar que la población también tendría que sufrir respondió con una sonrisa: “¡Entonces veamos quién puede soportarlo más! Hasta ahora, ¡solo hemos sufrido nosotros bajo el gobierno de Ortega, en caso de sanciones por lo menos tienen que sufrir también!”

Hoy fue asesinado a tiros en la calle por dos personas enmascaradas el joven político liberal Rommel A. Hernández en el pueblo de Wiwilí, en el norte del país. Este es el cuarto asesinato de un empleado de la ciudad gobernada por el PLC. La organización de derechos humanos CENIDH en 2019 ya había denunciado otros 17 casos en los que campesinos del norte de Nicaragua, que habían participado en las protestas contra el gobierno de Ortega, fueron asesinados por unidades paramilitares. Es el terror absoluto que gobierna allí. Hay un ambiente generalizado de intimidación, miedo, rabia impotente, pero también la paciente esperanza de que cualquiera de las muchas chispas que el orteguismo provoca constantemente conducirá a un movimiento popular masivo, que esta vez pondrá definitivamente punto final al régimen dictatorial.

23 de marzo

Mi reunión con dos representantes de una cooperativa pesquera fue una experiencia increíblemente impresionante porque demostró que todavía no solo hay nepotismo y corrupción en Nicaragua, sino también iniciativas de base de auto organización. Los miembros de esta cooperativa, la mayoría de los cuales son mujeres, tratan de ganarse la vida con el trabajo básico (pesca, cosecha de conchas y comercialización de estos productos) y al mismo tiempo para mejorar las condiciones ambientales naturales (reforestación de los manglares) y el fortalecimiento asociado con la sostenibilidad de la producción de sus productos.

Pero también mostró que el régimen actual no tiene ningún interés en apoyar tales esfuerzos. Independientemente de la situación económica de la cooperativa, tiene que pagar varios impuestos: 30,000 córdobas anualmente a la Alcaldía, impuestos al estado, una cuota por el número del barco, impuestos al ministerio de salud, etcétera. Para cualquier aprobación, facturación, gestionar la licencia y otros procesos burocráticos tienen que viajar a Managua, a menudo sin recibir los documentos o respuestas necesarios. Parece que el aparato estatal, hinchado por cantidades de orteguistas fieles, está librando una batalla burocrática en contra de cualquier intento de auto organización orientado a la sostenibilidad económica de esas cooperativas. Pero a pesar de todas estas adversidades, la cooperativa está luchando incansablemente por su supervivencia e incluso está tratando de expandir su negocio. Ella merece todo el apoyo que podemos organizar.

Juana también está involucrada en un proyecto de base: es un preescolar que atiende principalmente a niños de familias pobres con un enfoque pedagógico alternativo. Junto con otras dos empleadas, trabaja para apoyar a niños de entornos sociales difíciles, fortalecer su personalidad y desarrollar su iniciativa propia. De esta manera, les ofrecen una alternativa constructiva a la violencia y las drogas. Esta maestra también está comprometida con los niños que más necesitan un apoyo pedagógico y social. No solo está altamente calificada profesionalmente para esta tarea, sino que también se caracteriza por un idealismo que solo merece admiración, reconocimiento y apoyo.

Fue extremadamente interesante hablar con Humberto y Arturo, dos veteranos de la lucha de liberación en Nicaragua. Como crítico del orteguismo, siempre tengo que preguntarme a mí mismo y aceptar que me pregunten en qué medida mi crítica realmente está justificada. Humberto estuvo activo en el Partido Socialista PSN (que es el tradicional Partido Comunista de Nicaragua) contra Somoza ya en la década de 1950, antes de unirse al FSLN. Muchos cuadros importantes del FSLN anteriormente fueron miembros del PSN, como Carlos Fonseca Amador, Tomás Borge, Herny Ruiz y muchos otros más. Arturo es periodista y catedrático en periodismo retirado. Ha capacitado a muchos de los periodistas que luego desempeñarían un papel importante en Nicaragua como sandinistas o con otras orientaciones políticas. Por ejemplo, William Grigsby, quien hoy, a través de su emisora Radio La Primerísima, difunde abiertamente que los “paramilitares” son personas como él que están listas para defender al poder de Ortega con armas en la mano. Mis dos interlocutores están convencidos de que el liderazgo actual del FSLN –no estaban completamente de acuerdo si Ortega todavía mandaba o si Murillo ya había asumido la dirigencia– había botado toda la ética política y solamente está perpetrando una lucha desesperada por preservar su poder y riqueza.

24 de marzo

Es el 40 aniversario del asesinato del arzobispo Romero de El Salvador. Inmediatamente antes de ser asesinado por los escuadrones de la muerte, había llamado a los soldados del país a que no obedecieran las órdenes de reprimir y matar a su propia gente.

Hoy puedo volver a Managua con Fernando. Es especialista en la gestión de proyectos. Me explica que en Nicaragua nunca antes hubo una corrupción tan descarada y un enriquecimiento ilícito de tales dimensiones como lo existe hoy en día. No existe ningún proyecto que haya sido aprobado sin pagar un soborno al director responsable. Eso también vale para la adquisición de materiales para la policía o el ejército, para proyectos locales de las alcaldías, para la adquisición de medicamentos, para proyectos de la empresa de acueductos y alcantarillados, del Ministerio de Familia, etcétera. Las licitaciones correspondientes generalmente son amañadas también. Por supuesto, todo ello es ilegal y prohibido. Pero el régimen de Ortega no interviene en contra de estas prácticas, para poder chantajear a las personas involucradas en eso y, de esta manera, atarlos políticamente a su poder. Fernando me explica que, de esta manera, muchos funcionarios gubernamentales en funciones altas de la administración pública se han convertido en multimillonarios. En nuestro camino a Managua pasamos por dos haciendas enormes, la primera propiedad de la exjefa de la policía Aminta Granera y la segunda de Chico López, uno de los confidentes más cercanos de Ortega.

Al llegar a Managua, me comunico con la embajada alemana para averiguar las opciones para regresar a Europa. El gobierno alemán está preparando un vuelo de retorno de Nicaragua para Alemania. La embajada, desde el 16 de marzo, ha estado enviando a todos los alemanes interesados un “Informe para los conciudadanos” para informar sobre la situación de la pandemia del coronavirus en Nicaragua y sobre el vuelo de retorno previsto. Me inscribí en la lista relevante, aunque me siento absolutamente seguro en la casa donde estoy alojado. Pero no se sabe de ninguna manera cuándo tendría la próxima oportunidad para volver a Europa, por lo cual decidí provechar del vuelo organizado desde Alemania.

En los próximos días se tornará cada vez más claro que Nicaragua no está preparada de ninguna forma para enfrentar una situación en la que el coronavirus apareciera en el país. En lugar de implementar las medidas de aislamiento social recomendadas por la Organización Mundial de la Salud, el gobierno incluso organizó un desfile de carnaval el 14 de marzo bajo el lema “Amor en tiempos de Covid 19”. Nicaragua tiene un número limitado de ventiladores (las estimaciones actuales sugieren 50 dispositivos de este tipo) y, como lo he mencionado varias veces en este informe, su sistema de salud está en un estado catastrófico. Además, para mi trabajo en el movimiento de solidaridad, también puede ser más importante estar en Europa e informar sobre mis experiencias aquí que permanecer en Nicaragua sin ninguna opción real de acción. Muchos de mis contactos ya habían cancelado reuniones conmigo, por razones de seguridad. Además, informes críticos de Nicaragua podrían interpretarse fácilmente como una “interferencia política desde fuera” o incluso una actividad “terrorista” y “golpista” por parte de las autoridades. En los últimos días, el gobierno nicaragüense había advertido nuevamente de manera explícita a las misiones diplomáticas extranjeras que a los extranjeros en Nicaragua no se les permite participar en actividades políticas y que podrían ser expulsados en caso de violaciones a esta regla.

25 de marzo

Mi primera reunión de este día tiene lugar en la casa de Edgar, un reconocido activista de derechos humanos de Nicaragua. Ante la crisis de Covid-19, se queja particularmente del secretismo hermético del gobierno. La gente ya no confía en el gobierno. El gobierno trata a la oposición, que pide medidas de precaución contra el virus, como “golpistas terroristas”. Hasta hoy, en Nicaragua solo hay dos casos confirmados oficialmente de personas infectadas, una de las cuales ha muerto ya. El sistema de salud está muy centralizado, pero también funciona de manera muy burocrática. Todas las clínicas deben enviar casos sospechosos de personas infectadas al ministerio de salud. Sin embargo, se les realiza una prueba por el coronavirus solamente a aquellos pacientes que tienen síntomas claros de Covid-19 y quienes también tenían contactos con extranjero. Otros son enviados a casa sin haberles hecho una prueba y sin que ellos o su médico supieran si están infectados o no. Los hospitales privados no tienen permitido hacer testes por el virus. Varios especialistas en neumonía y epidemiólogos han advertido que el gobierno está minimizando los peligros de esta pandemia. Todo esto aumenta enormemente la incertidumbre de la población. Cualquier persona que use una máscara protectora en público indica claramente que no confía en los informes del gobierno. Aunque las escuelas y universidades todavía estaban abiertas hasta hace dos días, muchos padres ya no enviaban a sus hijos a la escuela, y solo unos pocos estudiantes asistían a los seminarios y lecciones. No obstante, rápidamente se supo que los 21 nietos de la pareja dictatorial habían dejado de ir a la escuela hace mucho tiempo, porque van a la escuela alemana que, bajo la presión de los padres, ya había sido cerrada una semana antes.

Con respecto a la situación política general, Edgar explica que existen muchos intereses particulares dentro de la oposición y que obviamente es muy difícil crear una cohesión real de todas las fuerzas opositoras con el objetivo común de derrocar a la dictadura. También teme que Estados Unidos intente aumentar su influencia en las estructuras de la oposición.

En mi segunda cita, hablo con el abogado y catedrático universitario Héctor y su esposa, con quienes he tenido una estrecha amistad desde mediados de los años ochenta. En aquel momento eran miembros del FSLN, pero se alejaron de este partido en la medida en que se ha convertido cada vez más en un instrumento de los intereses particulares de Ortega y su familia.

También ve el peligro de que el gobierno de Estados Unidos intente expandir su influencia en la oposición en Nicaragua. Señala que el partido relativamente nuevo Ciudadanos por la Libertad (CxL) tiene como asesores tres figuras, que están muy a la derecha en el espectro político, pero nunca antes se habían unido a un partido político: Arturo Cruz jr., Bosco Matamoros Hüeck (ambos ex líderes de la contra) y Humberto Belli (exministro de educación en el gobierno Chamorro). CxL aún no se ha unido a la Coalición Nacional porque dice que la coalición está infiltrada por el sandinismo, refiriéndose al hecho de que el partido MRS (Movimiento Renovador Sandinista, que se separó del FSLN en la década de 1990) de orientación socialdemócrata también es parte de la Coalición Nacional.

En ocasión de la reciente visita de una delegación del parlamento alemán a Nicaragua, explicó a los parlamentarios lo importante que era congelar toda cooperación con las instituciones estatales nicaragüenses hasta que las condiciones democráticas volvieran a prevalecer en Nicaragua. Un miembro de la delegación se opuso a esta posición, indicando que la falta de apoyo, por ejemplo, para proyectos de agua potable, afectaría a toda la población. Héctor, así me dijo, le contestó: ”Pero ¿de qué sirve el agua potable si tengo que mandar a mi hijo al extranjero porque los grupos fanáticos del actual gobierno lo amenazan de muerte?”

Está convencido de que es esencial entablar una conversación con el gobierno para acordar estándares mínimos para la conducción de elecciones democráticas y transparentes. Pero ese diálogo solo se producirá si se ejerce una presión política y financiera masiva sobre el régimen Ortega desde el exterior. Sin embargo, a este respecto, las políticas de Alemania y también de la Unión Europea dejan mucho que desear.

Al final de la tarde me encuentro con Fernando, un periodista que ha participado en la formación de los primeros sindicatos y partidos obreros en Nicaragua desde la década de 1940, que durante la revolución sandinista fue miembro del FSLN, diputado en el Consejo de Estado y editor responsable de asuntos políticos en el periódico Barricada del FSLN. Todavía publica comentarios críticos, empujando a los vacilantes de la oposición y llamando a los sectarios a moderarse para fortalecer la unidad necesaria en estos días.

Ninguna de las personas mencionadas en este texto ha recibido algún favor o alguna prebenda del gobierno. A algunas de ellas se les ofrecieron altos cargos o bienes materiales para silenciarlos. Pero eso nunca fue una opción para ellos. En las condiciones actuales todas y todos pueden darse el lujo de expresar sus opiniones políticas abiertamente, porque no pueden ser chantajeados porque nunca han participado en ningún negocio sucio. Sus únicas restricciones consisten en la amenaza y la ejecución de la represión estatal, contra la cual tienen que protegerse de diferentes maneras.

26 y 27 de marzo

La crisis del coronavirus ya se ha extendido por todo el país. Ya no es posible hacer un contacto más. Muchas calles están desiertas. La gente desconfía del gobierno. Aunque las autoridades de salud han prohibido al personal del hospital usar máscaras protectoras, supuestamente para no causar pánico, cada vez más personas obtienen máscaras, guantes protectores y desinfectantes. La mitad en broma mitad en serio, un taxista, que también usaba una máscara protectora, me dijo que las máscaras protectoras eran la nueva versión de los globos azules y blancos: cualquiera que usara una máscara desconfiaba del gobierno, y él que no usara ninguna, estaba dispuesto a arriesgar su salud y hasta su vida por el “comandante”. Pero las calles están vacías y hay cada vez más personas que se ponen máscaras.

En la noche del 26 al 27 de marzo, cinco dirigentes indígenas mayagnas de las comunidades Wasakin e Ibu fueron asesinados por los colonos que intentaban apoderarse ilegalmente de sus tierras. Estos asesinatos no son casos aislados. Pero estos crímenes no son investigados por la policía y sus perpetradores no son llevados ante la justicia. Durante varios años, las organizaciones de derechos humanos han estado señalando que campesinos e indígenas están siendo asesinados en áreas remotas del norte y el este del país, sin que se hiciera ninguna investigación de estos casos. Estos acontecimientos son parte de la “normalidad” de la Nicaragua actual.

Miro a mis notas y escribo mi informe. Mi viaje fue muy diferente de lo que hubiera pensado. No obstante, pude obtener impresiones importantes y profundas sobre la sociedad nicaragüense en la actualidad. La gente tiene grandes esperanzas por el apoyo internacional. No debemos defraudar estas esperanzas ni dejar este pueblo a su suerte.

28 de marzo (salida)

Hoy me fui temprano al aeropuerto “Augusto C. Sandino”. Cuando llegué a tiempo a las 7:00 a.m., la sala de facturación ya estaba abarrotada de aproximadamente 200 personas que deseaban regresar a Europa con el vuelo de regreso del ministerio de relaciones exteriores alemán. Además de los alemanes, también hubo pasajeros del Reino Unido, de Francia, Grecia, España, Nicaragua, Malta y otros países más. La embajada alemana en Managua había preparado este viaje, el primero de dos, muy bien y manejó a los participantes de manera rápida y profesional.

Entro en conversación con Hans-Peter, un empleado de la embajada. Después de agradecerle por esta acción, también comparto mi crítica de la política de apaciguamiento de la embajada alemana con el régimen de Ortega. Aunque muestra comprensión por mi posición, señala que la política exterior alemana tiene tareas diplomáticas y no la de actuar contra el gobierno de Ortega. También era importante que la embajada todavía tuviera ciertos canales de comunicación con el régimen, que ninguna otra embajada en Managua tenía para ofrecer. El embajador alemán es el único diplomático extranjero que estuvo presente en el acto de proclama de la Coalición Nacional. Hans-Peter opina que la diplomacia y la solidaridad independiente juegan dos papeles diferentes, pero se complementan una a la otra. Las actividades de protesta pública del movimiento de solidaridad también serían un empuje importante para apoyar los esfuerzos diplomáticos de la embajada, cuyo objetivo es crear las condiciones para poder celebrar elecciones democráticas y transparentes en Nicaragua. Definitivamente deberíamos continuar con las actividades críticas por parte del movimiento de solidaridad.

Todavía estoy convencido de que el pueblo de Nicaragua actualmente necesita principalmente de un apoyo claro del exterior y no de mediadores hábiles. El único lenguaje que entiende Ortega es el de la presión política y económica masiva.

Resumen

Es obvio que la Nicaragua paralizada no podrá continuar a funcionar de la manera actual. El núcleo duro del orteguismo se aferra al poder. El pueblo, en su gran mayoría, está completamente descontento y solo está esperando la oportunidad adecuada para poner el fin a la dictadura Ortega-Murillo.

En Nicaragua existe una tónica en la cual se puede sentir casi físicamente el peso asfixiante del aire. En cada rincón de la capital hay grupos de policías, tanto los azules, las unidades normales de la Policía Nacional, como los negros, las unidades de contrainsurgencia. Una y otra vez circulan columnas de dos o hasta diez camionetas, las luces intermitentes puestas. En las áreas de carga están unos 10 hombres y mujeres uniformados, muy jóvenes, delgados y bien entrenados, con equipos protectores y sus armas policiales y de guerra. Todos los transeúntes, incluido yo mismo, pretendemos no ver nada de esa presencia amenazadora de la policía. Todos tratamos de evitar cualquier tipo de atención para no entrar en el foco de este poder estatal de aspecto marcial.

Todos evitan hablar de política en público. Tampoco quedan carteles políticos en las calles. Incluso dentro de muchas familias, la política ya no se discute porque ello parece ser la única manera de evitar que los matrimonios o familias enteras se separen. Hay varias líneas de rupturas: hay muchos casos donde la generación de los padres sandinistas es leal a su “comandante”, quien –como muchos lo ven– les ha dado un cierto ascenso cultural y social, mientras que grandes sectores de la juventud simplemente quieren vivir y trabajar en paz sin tener que subordinarse a ningún caudillo. En el caso de las parejas binacionales, la parte nicaragüense está más del lado de Ortega, mientras que la pareja extranjera a menudo toma una posición claramente antidictatorial.

La dirigencia del FSLN exige de sus seguidores una “disciplina partidaria” absoluta, lo que significa que hay que ejecutar cualquier orden desde arriba sin discusión alguna. Este principio no es nuevo y siempre ha sido de gran importancia, particularmente en el caso de los fraudes electorales en los últimos años. Pero nunca se ha insistido en este principio autoritario tan estrictamente como lo están haciendo en la actualidad. Al mismo tiempo, hay dos movimientos opuestos en el campo orteguista: por un lado, existe una insatisfacción difusa entre los partidarios, que se manifiesta de diferentes maneras (crítica de la presidencia “eterna” de Ortega, descontento con la vicepresidenta, quejas sobre la llamada juventud sandinista, la corrupción, la cooperación con el gran capital etcétera). Por otro lado, algunos elementos previamente críticos, que se ven a sí mismos como sandinistas no-orteguistas, se sienten arrinconados por las críticas masivas de la oposición y nuevamente se orientan más hacia Ortega-Murillo.

Lo que no existe dentro de este campo es una crítica fundamental de la política de la pareja presidencial, a los numerosos asesinados y lesionados, a la persecución política, al verticalismo (“disciplina partidaria”), al nepotismo, al enriquecimiento de la familia Ortega-Murillo, la represión policial y militar … y tampoco a la existencia y la actuación de los paramilitares orteguistas.

Todos mis entrevistados confirmaron que actualmente solo es una minoría que está detrás de Ortega. Mucha gente está esperando por las elecciones. Pero pocos creen en elecciones verdaderamente democráticas y transparentes. Hasta el momento, no hay señales de que Ortega esté dispuesto a negociar con la oposición un proceso electoral que pueda ser aceptado como legítimo por todas las partes.

Existe una falta general de conocimiento sobre cómo la oposición está estructurada. Casi nadie conoce la relación entre los tres grandes organismos, Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), la Alianza Cívica por la Justicia y Democracia y la Coalición Nacional Opositora. Muchas personas no saben qué formación funciona para cuáles objetivos específicos. La mayoría de mis contactos tenía la esperanza y la confianza de que las diferentes fuerzas del movimiento opositora lograrán de alguna manera encontrar una forma común de derrocar al régimen Ortega-Murillo mediante elecciones. Pero nadie sabía realmente cómo podría ser organizada este camino.

Conclusiones

El orteguismo ha destruido a Nicaragua. La economía está por el suelo. El país está profundamente dividido, la brecha atraviesa toda la sociedad, a todas las familias, cada cuadra, cada pueblo. Incluso si hay elecciones mínimamente democráticas y Ortega será derrotado, pasarán muchos años antes de que este –repetido– trauma de poder, de violencia y arbitrariedad pueda superarse. Rara vez en la historia ha habido un gobernante absolutista tan omnipotente como Ortega en los últimos dos años. Él puede ordenar todo lo que quiera en la Nicaragua de hoy, puede nombrar o destituir cualquier magistrado, oficial del ejército o de la policía, profesor universitario, director en la administración, delegado, ingeniero o empleado público, puede ordenar cualquier operación policial, cualquier expropiación de bienes o exoneración de impuestos, destituir cualquier médico cuyos diagnósticos no le agradan, ordenar el arresto o la liberación de cualquier ciudadano del país, decidir a cuáles leyes tiene que respetar y cuáles puede violar, escoger cuál canal de televisión va a cerrar y cuál canal va a regalar a uno de sus hijitos, mandar el bloqueo de todo un distrito de Managua para que su hijita preferida pueda celebrar allí su ostentosa boda, decretar cualquier aumento de impuestos o recorte de las pensiones, mandar el asesinato de cualquier persona que ha caído en su desgracia y ordenar cualquier asalto perpetrado por sus paramilitares incondicionales, pero ya no puede gobernar al país. Desde la aparición del coronavirus, no se había presentado en público durante cinco semanas. Ya antes de la corona crisis, no hubo presidente. Ahora se escucha en todos los lados especulaciones sobre la cuestión: “¿Quién tiene realmente el mando en la casa presidencial El Carmen? ¿Ortega o su esposa y vicepresidenta Murillo?” Pero eso no tiene importancia ninguna. Lo que realmente importa es unir las fuerzas y hacer todo lo posible para que esta dictadura absurda y anacrónica desaparezca lo más pronto posible.