La situación en Haití se agrava y en la mayor parte del mundo un silencio culposo oculta la realidad.
La nación caribeña lleva años de protestas por mejores condiciones de vida y contra Jovenel Moïse, cuyo periodo de gobierno finalizó el pasado 7 de febrero, siendo sostenido por el régimen neocolonial implantado por el imperialismo estadounidense, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la estructura de ocupación militar de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH) establecida desde el 1 de junio de 2004, y que ha sido durante mucho tiempo apoyada por diversas potencias europeas.
El dictador Moïse ha utilizado diversas formas de represión y estrategias legaloides para aferrarse al poder, entre ellas, pretendía efectuar un referéndum constitucional el 27 de junio próximo (para modificar la Carta Magna a su favor), pero debido al aumento de las movilizaciones obrero-populares y de la afectación del Covid-19, el Consejo Electoral Provisional (CEP) anunció el aplazamiento indefinido, dejando en claro, que el gobierno es totalmente ilegitimo y rechazado por la mayoría de la población.
A pesar de la resistencia, las condiciones de vida del pueblo haitiano se han agudizado llegando ya a niveles de crisis humanitaria, las décadas de políticas neoliberales-capitalistas han dejado profundas huellas que ahora se expresan en la conciencia y el rechazo al establecimiento de una nueva dictadura y la prolongación de la condición neocolonial que el imperialismo y sus aliados quieren mantener. Entre las diversas acciones de solidaridad con el pueblo haitiano que se realizan en el mundo, en octubre de 2020 se inició la campaña internacional Stop silence Haiti (¡Basta de silencio en Haití!), con la finalidad de visibilizar, denunciar y revertir los abusos, la violencia y las injusticias incrementadas por el autoritarismo del actual régimen.
Algunas manifestaciones importantes en el seno de los países opresores van surgiendo, como, por ejemplo, la petición de 78 demócratas en el Congreso de Estados Unidos por un cambio en la política de Washington hacia Haití y el hecho de que el Parlamento Europeo mediante una resolución del 20 de mayo pasado determinó no apoyar el referéndum, sin embargo, son apenas expresiones moderadas que debieran ser acompañadas por acciones claras y directas en contra del régimen dictatorial de Moïse, aunque se sabe y es más que claro, que tanto el imperialismo estadounidense como el neocolonialismo europeo, pueden prescindir del gobernante en turno pero no de sus intereses que han generado-profundizado la crisis social-humanitaria en Haití.
Ante estos agravios al pueblo haitiano, la campaña internacional Stop silence Haiti, exige entre otros los siguientes puntos: “1). Respetar la soberanía de los haitianos y haitianas y denunciar toda injerencia; 2). Escuchar a los actores de la sociedad civil haitiana, que se han pronunciado pública y repetidamente en contra de la celebración de un referéndum y de unas elecciones que, en las condiciones actuales, no serán ni libres ni democráticas, y sólo podrán ser una trágica farsa, con el riesgo de conducir a la restauración de la dictadura; 3). Denunciar la ilegitimidad del referéndum y del proceso electoral, así como la ausencia de condiciones para la celebración de elecciones libres y democráticas con Jovenel Moïse en el poder; 4). Apoyar un proceso de transición demandado e implementado por los haitianos y haitianas, basado en la Constitución de 1987”.
Es importante sumarse a la campaña Stop silence Haiti, como una forma de solidaridad internacionalista con el pueblo haitiano y por el fin de la injerencia imperialista-neocolonial en dicha nación. Quien desee puede firmar la declaración hasta el 13 de junio en el siguiente vínculo: http://bit.ly/stopsilencehaiti
¡Rompamos el cerco mediático que oprime a Haití!