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Panamá: regreso de la guerra fría

Fuentes: Rebelión

O quizá nunca se fue. En mi libro El despertar de un pueblo, le dediqué un pequeño capítulo al macartismo. El cual no es nuevo. Muchos pensaron que era un tema superado, sin embargo, estamos en un momento de nuestra historia con una marcada persecución a quienes piensan distinto. Sabemos que la historia no es lineal, es zigzagueante, pero hoy incluso tendríamos un retroceso importante, en materia de Derechos Humanos y libertades, lo cual es sumamente preocupante.

Lo que se conoció como la guerra fría se llevó a cabo durante la segunda mitad del siglo pasado, fue el resultado del enfrentamiento de dos grandes potencias en el campo cultural e ideológico. Dividió el mundo en dos: entre los buenos y los malos, con una propaganda cargada de mistificaciones. El simplismo de que, los capitalistas son buenos, los comunistas son malos, en el capitalismo habrá abundancia, en el comunismo miseria. Esto se llevó a la industria cultural, el cine, la música e, incluso, la lucha libre de entrenamiento en Estados Unidos (WWE). 

Aunado a esto, podríamos también señalar el macartismo como la persecución directa a líderes comunistas y a quienes se sospechaba que lo eran. Para esto, se recurrió al amañamiento legal para acusar a personas con estas ideas políticas. Este comportamiento macartista en nuestros gobernantes nunca se extinguió, lastimosamente coquetean con ideas de vivir en una sociedad unidimensional, sin oposición de ningún tipo y eso no es democrático

Como lo ha planteado con meridiana claridad la exmagistrada Esmeralda Arosemena de Troitiño quien fuese magistrada en Panamá de la Corte Suprema de Justicia y comisionada en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, no se está respetando el derecho a la protesta, en lugar de eso, hay represión y persecución a dirigentes sindicales y magisteriales, como en los mejores tiempos de la guerra fría. Los argumentos que utilizan para atacar son de la guerra fría, que quienes protestan son los malos (comunistas, maleantes) y ellos son buenos que quieren hacer prosperar al país.

A nuestro juicio se esconde una situación aún peor, se está discriminando a quienes piensan distinto ante la mirada pasiva de todos. Y, nuestra Constitución en el artículo 19 señala “No habrá fueros o privilegios ni discriminación por razón de raza, nacimiento, discapacidad, clase social, sexo, religión o ideas políticas”. También en el artículo 3 de la ley 16 del 2002 “se entiende por discriminación cualquier acto que denote algún tipo de distinción, exclusión, restricción o preferencia basado en el color, la raza, el sexo o la orientación sexual, la edad, la religión, las discapacidades físicas, la clase social, el nacimiento, las ideas políticas o filosóficas”.

Además, Panamá es dignatario de convenciones internacionales en contra de la discriminación. Realmente es indignante la situación en la cual nos encontramos y en la indefensión. No sabemos hasta que se mantendrá la represión y persecución, y hasta qué punto también el pueblo se mantendrá en las calles defendiendo sus ideales colectivos. Incluso se habla de seguir aplicando medidas que atentan contra las garantías fundamentales. Flaco favor se le hace a nuestra ya debilitada democracia. 

La crisis en la que nos encontramos hoy ya trasciende la crisis solamente de un partido o de una figura política, estamos hablando de la necesidad de cambiar nuestro modelo económico y político para garantizar mayor bienestar y mayor participación en la toma de decisiones. Las acciones de la Guerra Fría, de someter a la oposición y perseguir a los adversarios políticos no son la solución, sino parte del problema. 

Abdiel Rodríguez Reyes. Profesor e investigador universitario 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.