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Piden en ONU centrar agenda post-2015 en combate a pobreza y hambre

Fuentes: Prensa Latina

La comunidad internacional abogó en el debate de alto nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas, foro clausurado ayer, por colocar la erradicación de la pobreza y el hambre en el centro de la agenda post-2015 de desarrollo. Presidentes, primeros ministros y cancilleres de los cinco continentes abordaron en sus discursos la necesidad de […]

La comunidad internacional abogó en el debate de alto nivel de la Asamblea General de Naciones Unidas, foro clausurado ayer, por colocar la erradicación de la pobreza y el hambre en el centro de la agenda post-2015 de desarrollo. Presidentes, primeros ministros y cancilleres de los cinco continentes abordaron en sus discursos la necesidad de impulsar el cumplimiento de los objetivos del milenio -restan unos 460 días- y de crear las bases para el marco que les dará continuidad a partir del año próximo, tema principal del debate instalado el 24 de septiembre.

Durante los seis días de intervenciones en el renovado salón de la Asamblea, se escucharon menciones a los pasos dados en materia de erradicación de la pobreza, el empoderamiento de la mujer y el acceso a la salud y la educación, así como insatisfacciones por la exclusión social imperante en el planeta.

Pese a los avances en la mayoría de los objetivos fijados hace 14 años de cara a 2015, el actual panorama mundial no deja margen para celebraciones, solo para el compromiso con un futuro diferente, advirtieron aquí líderes de países del Sur.

Alrededor de mil 200 millones de seres humanos sumidos en la pobreza, más de 800 millones de hambrientos, 770 millones de analfabetos, dos mil 500 millones que carecen de condiciones de sanidad adecuadas y miles de niños que mueren a diario de enfermedades curables, representan un lamentable escenario.

En las conclusiones del debate general, el presidente de la Asamblea General en su 69 Período de Sesiones, Sam Kutesa, destacó que uno de los mensajes del foro es la importancia de formular en la agenda post-2015 ambiciosas metas de inclusión y desarrollo transformador.

Debe apuntarse hacia la materialización de beneficios tangibles y mejoras en el bienestar de todas las personas, subrayó.

Según Kutesa, las maratónicas jornadas de los pasados días también representaron llamados al trabajo conjunto entre gobiernos, sociedad civil y sector privado, y la asistencia al desarrollo.

Desde naciones pobres abundaron las demandas a las industrializadas de compromiso con el financiamiento y la transferencia tecnológica y de capacidades, luego de muchas promesas incumplidas al respecto.

El segmento de alto nivel ratificó además entre las prioridades la reforma a la ONU, en particular a su Consejo de Seguridad, y al sistema de gobernanza global para hacerlos más democráticos, inclusivos, transparentes y representativos.

No pocos Estados, como Belarús, Bolivia, Cuba y Venezuela, defendieron la búsqueda de un nuevo orden mundial alejado de las guerras, el saqueo de recursos, las sanciones unilaterales y el irrespeto a la soberanía de los pueblos, y apegado al multilateralismo y las soluciones pacíficas a las crisis.

Asimismo, la paz y la seguridad internacionales constituyeron temas dominantes en el foro que reunió a más de 130 jefes de Estado o de Gobierno.

Muchos oradores expresaron preocupaciones por el auge del extremismo, ante el accionar del Estado Islámico, al Qaeda, al Shabaab y Boko Haram entre otros grupos armados, y urgieron a una respuesta unida al problema del terrorismo, señaló Kutesa en las conclusiones del debate.

También fue recurrente la convocatoria a encontrar salidas negociadas a los conflictos en Ucrania, Siria, Sudán del Sur y el que enfrenta a palestinos e israelíes desde hace décadas, con amplios reclamos del cese de la ocupación sionista, su colonización de territorios y del bloqueo a la Franja de Gaza.

Los mandatarios coincidieron en la necesidad de establecer compromisos concretos para encarar el cambio climático y sus amenazas a la especie humana, entre ellas la elevación del nivel del mar.

Países del Sur exigieron responsabilidades comunes pero diferenciadas, bajo el argumento de que las naciones industrializadas deben asumir el costo de décadas contaminando el planeta.