El vicepresidente de la República Oriental del Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, explicó el 21-12-05 («El Observador») que su gobierno no anulará la Ley de Impunidad, perdón, de Caducidad, porque 2 millones de uruguayos tenían menos de 10 años cuando se produjo el golpe de estado de 1973 y «no se les puede heredar ese dolor […]
El vicepresidente de la República Oriental del Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, explicó el 21-12-05 («El Observador») que su gobierno no anulará la Ley de Impunidad, perdón, de Caducidad, porque 2 millones de uruguayos tenían menos de 10 años cuando se produjo el golpe de estado de 1973 y «no se les puede heredar ese dolor tan antiguo».
Hace 30 años que tuvo lugar en Argentina el golpe de Estado que instauró la dictadura militar más sangrienta de la historia del país, han pasado desde entonces dos generaciones que no tenían 10 años o no habían nacido cuando se produjo y los familiares de los desaparecidos y buena parte de la sociedad civil siguen exigiendo verdad, justicia y un lugar para enterrar a sus muertos. ¿Al vicepresidente Nin Novoa le parece mal que se recuerde ese «dolor tan antiguo»? ¿Y la matanza de estudiantes en la Ciudad de México, que se remonta a 1968, sería la Edad Media según sus parámetros? ¿Y qué decir de Hiroshima y Nagasaki, que ocurrieron en un lugar del calendario tan lejano como 1945? ¿O de la Shoa, que comenzó hace la eternidad de 70 años o más?
¿El vicepresidente Nin Novoa no está de acuerdo en que se rememoren esos dolores para él sin duda antiquísimos, remotos, ya perdidos en el fondo de los tiempos? ¿Piensa que los 200 desaparecidos uruguayos se desvanecen comparados con los 30 mil de la Argentina, o con los 300 mil que mató el primer estallido atómico del planeta, o con los 6 millones devorados por las fauces del nazismo? ¿Cree que la vida humana es una cuestión de cantidad? ¿Le parece que un uruguayo vale menos que un japonés, un argentino, un mexicano o un judío?
¿Piensa que se puede construir una conciencia cívica sana con agujeros que lastiman la memoria de una sociedad entera, la primera víctima del golpe de Estado de 1973? ¿No considera que el dejar sin castigo a los asesinos, torturadores, secuestradores y ladrones de niños de su propio pueblo, sienta un pésimo ejemplo que daña la moral ciudadana de los 2 millones de uruguayos que tenían menos de 10 años «cuando vino el quiebre de la democracia» y la moral ciudadana de los que vinieron y vendrán después? ¿Quiere que esos «que no tenían ni 10 años» practiquen la lección de impunidad que se les imparte hoy desde una muy alta instancia del gobierno de Uruguay?
¿Es más humana la civilización que olvida sus crímenes?
Pregunto, nomás.