En Honduras, la resistencia popular al gobierno golpista de Roberto Micheletti cumple sus 100 días de lucha en un silencio mediático ensordecedor. Durante estos últimos meses, varios muertos, decenas de personas lesionadas y centenas – y probablemente muchos más – de personas detenidas y más allá de esto, un pueblo entero, quien, luchando cada día […]
En Honduras, la resistencia popular al gobierno golpista de Roberto Micheletti cumple sus 100 días de lucha en un silencio mediático ensordecedor. Durante estos últimos meses, varios muertos, decenas de personas lesionadas y centenas – y probablemente muchos más – de personas detenidas y más allá de esto, un pueblo entero, quien, luchando cada día por el respeto a la Constitución y el regreso del presidente democráticamente electo Manuel Zelaya, no tuvieron el derecho de ser difundidos por los periódicos o las televisoras.
Por lo tanto, su resistencia no fue en vano. Hoy en día, el gobierno de facto, aislado en su país y en América Latina, parece mostrar primeros signos de retroceso.
Cabe recordarlo. El golpe de Estado del 28 de junio en Honduras afecta toda la región. Este país es la base avanzada del intento de las derechas y de la oligarquía local de retomar el poder en el continente latinoamericano, apoyados directamente por elementos del Pentágono y de la administración estadounidense;
Se trataba de socavar todos los procesos democráticos y sociales que llevaron al poder en estos últimos años gobiernos en ruptura con el modelo neoliberal y con la tradicional dominación de los Estados Unidos y sus aliados reaccionarios en América Latina.
Estos gobiernos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Venezuela se reúnen en la Alternativa Bolivariana para Nuestras Américas (ALBA) y desarrollan hoy en día los instrumentos de su independencia política frente a los Estados Unidos. Igualmente, promueven nuevos espacios de cooperación internacional entre países del Sur, como lo confirman las conclusiones la Segunda Cumbre África / América del Sur (ASA) que tuvo lugar en Venezuela los 27 y 28 de septiembre con la presencia de 27 jefes de Estados.
Son estas dinámicas políticas que intentan impedir las oligarquías. Roberto Micheletti no dice otra cosa, usando la lengua tradicional de los sectores políticos, económicos y intelectuales derechistas en América Latina y en Estados Unidos, cuando afirma, en una entrevista para la revista brasileña Veja, que la motivación real que le condujo, con el activo apoyo del ejercito hondureño, a fomentar el golpe de Estado fue la de «defender el país de un comunismo versión siglo XXI inventado por un loco de América del Sur»
Considerando al presidente elegido Manuel Zelaya como «un muñeco de Chávez», Micheletti concede sin embargo y por primera vez , que su expulsión «fue un error». Lo cual es un elemento nuevo. Expresa también la promesa, en un actitud de puro cinismo, que los responsables de este acto de violación de la Constitución serán castigados por la Ley.
Una confrontación directa entre Estados Unidos y América Latina
Este cambio de tono y de posición se produce en la hora en que el gobierno de facto se encuentra bajo la presión permanente de las movilizaciones populares que se multiplican en el país y de los gobiernos latinoamericanos.
Brasil, al recibir a Manuel Zelaya en su embajada en Tegucigualpa después de su regreso al país el 21 de septiembre decidio confrontar directamente a Micheletti.
El mismo presidente Lula obtuvo además en el marco de la tercera cumbre Unión Europea / Brasil que se esta desarrollando actualmente, la firma el martes 6 de octubre de una declaración común de los dos actores denunciando la violación del orden constitucional en Honduras.
El gobierno de facto sabe que no tiene la capacidad de obtener una legitimidad política en el país unas semanas antes de las próximas elecciones nacionales el 29 de octubre. Pero al buscar permanecer en el poder hasta pocas semanas antes de esta fecha (en la cual, a pesar de lo que intentó hacer creer la propaganda oficial inicial, Manuel Zelaya no podrá participar) este mantiene su objetivo : impedir, en cualquier caso, a Manuel Zelaya desempeñar un papel político concreto en Honduras antes de esas elecciones.
Al anunciar el lunes 5 de octubre la anulación del decreto del 27 de septiembre sobre la suspensión de las libertades públicas de reunión, asociación, circulación y expresión, el cual extendía los poderes represivos de la policía y del ejercito, Roberto Micheletti parece querer mostrar una cara nueva de su gobierno antes de la llegada en Tegucigualpa de la nueva misión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) el miércoles 7 de octubre, lo cual terminaron aceptando los golpistas el 2 de octubre aunque habían prohibido su entrada 10 días antes.
Para Zelaya, este movimiento del gobierno de facto es una trampa en la cual pide a la OEA no caer. Aunque el decreto fuera anulado, los dos principales canales de oposición al gobierno Micheletti, Radio Globo y Canal 36, siguen censurados y la embajada de Brasil en la cual se encuntra el presidente hondureño sigue rodeada por las fuerzas armadas. El presidente legitimo de Honduras ve en la actitud del gobierno de facto «un intento táctico de mejorar su imagen internacional». Por su parte, Micheletti «quiere ganar tiempo reiniciando nuevas negociaciones sin cesar y organizando una nueva trampa para prolongar la agonía del pueblo hondureño.»
Tratándose de negociaciones verdaderas, Zelaya pone sus condiciones. Tendrá que aceptar las propuestas incluidas en el acuerdo de San José elaborado en Julio durante la primera mediación de la OEA y cuya concreción fuera frustrada por la intransigencia de los golpistas. Este acuerdo, que Zelaya considera como obsoleto en el contexto actual, preserva sin embargo lo esencial : el regreso efectivo e inmediato de Zelaya a la presidencia. Así se entiende la importancia de este punto con el cual el gobierno golpista quiere ganar tiempo. Frente a la prensa internacional, Micheletti dice que está listo para «tomar esta decisión (el regreso de Zelaya a la presidencia) si esto puede reducir el problema actual»
¿Hacia una salida de crisis?
Los golpistas no han bajado la guardia. Intentarán usar el tiempo frente a Zelaya y, al mismo tiempo en la perspectiva de las próximas elecciones, intentarán preparar la candidatura, con los gigantescos fondos institucionales, financieros y mediáticos, de una persona capaz de defender sus intereses y los de los medios económicos, políticos y mediáticos que los sostienen.
Así, solo la fuerza de las movilizaciones populares y la solidaridad política de los gobiernos latinoamericanos a favor del presidente Zelaya podrán influenciar la secuencia política que empieza.
Tenemos que confiar en los Hondureños quienes deberán cada día más seguir su combate en el silencio mediático.
Christophe Ventura, Memoria de las luchas
Traducción: Grégoire Souchay
(1) Sobre el tema del tratamiento mediático de los procesos de transformación social y política de América Latina, véase el artículo de Eric Toussaint «América Latina: «pequeños» olvidos y «grandes» mentiras de los medios«.
(2) Véase «La segunda cumbre Africa-América Latina desemboca en propuestas históricas«.
(3) Conferencia de prensa del 6 de octubre.
Más artículos de Christophe Ventura en el sitio de su fundación.
Fuente: http://www.larevolucionvive.org.ve/spip.php?article372