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Entrevista a Mario Ramos Méndez, historiador, periodista y analista político puertorriqueño

“Puerto Rico, desde 1898 es un territorio de los Estados Unidos”

Fuentes: Rebelión

Mario Ramos Méndez (Puerto Rico, 1960) es historiador, periodista y analista político. Se formó como historiador en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico y el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Realizó sus estudios doctorales de Derecho en la Universidad Interamericana de Puerto Rico.

Fuera del laberinto: La estadidad como igualdad y soberanía (Puerto Rico: Publicaciones Gaviota 2016) es uno sus últimos libros. Ramos Méndez ha contestado mis preguntas sobre status y descolonización, y todas sus respuestas son para ser compartidas con todos vosotros.

– Wilkins Román Samot (WRS, en adelante) – ¿Es hora de exigir el fin del colonialismo y comenzar una conversación sobre reparaciones económicas entre Estados Unidos y Puerto Rico? ¿Por qué?

Mario Ramos Méndez (MRM, en adelante) – Exigir reparaciones económicas parece como si se tratara de una responsabilidad civil extracontractual, cuando en realidad el daño es más bien de ausencia de derechos. Anualmente Puerto Rico recibe en ayuda económica mucho más de los que recibe Israel y Egipto juntos, siendo ellos las naciones más favorecidas en ayuda extranjera. Por ejemplo, el año pasado Israel recibió. $3.3 billones en ayuda extrajera y Egipto $1.3 billones. Si le añadimos a Jordania, que recibió $757 millones podemos decir que, en esos tres países del Medio Oriente, una zona vital para los intereses geopolíticos de los Estados Unidos, estaríamos hablando de $5.357 millones. Puerto Rico recibe alrededor de $10 billones actualmente. Además, la ayuda extranjera de los Estados Unidos el año pasado fue de $38 billones. Más que eso reciben la mayoría de los estados de la Unión. La diferencia entre nosotros y los países extranjeros que buscan ayuda es que en nuestro caso formamos parte de la nación. Eso es sin el poder político que tendríamos si tuviéramos congresistas y senadores. De hecho, un congresista tiene mayor acceso al presidente de los Estados Unidos que cualquier jefe de estado de Latinoamérica. Eso es lo que mucha gente no entiende. Dentro de la nación exigiríamos nuestros derechos. Como independientes pediríamos favores, peor aún, si somos un país sin importancia geoestratégica y, para colmo, pequeño que en una mesa de negociación no tendría nada que ofrecer, porque los Estados Unidos -que enviaría a esa negociación funcionarios de tercer nivel- se interesarían solo sobre los asuntos que benefician al interés nacional. ¿Por qué? Porque la relación es completamente asimétrica. La mayor potencia de la historia contra una isla de 100 x 35. Una cosa que los independentistas y los que creen en la Libre Asociación no le dicen al pueblo es cómo se sustituirían los fondos federales que tanto ellos critican. ¿Con ayuda extranjera de los Estados Unidos? El gobierno americano ayuda si le conviene a sus intereses nacionales. La cantidad que recibimos ahora y que sería mucho mayor bajo la estadidad no la recibiríamos como país independiente. Como todo en la vida, gratis no es nada.

– WRS – ¿Qué relación si alguna ves entre la migración de los puertorriqueños a los Estados Unidos y las innumerables oportunidades desarrolladas por el Congreso de los Estados Unidos para que las corporaciones estadounidenses exploten a Puerto Rico?

MRM – Son dos cosas que no necesariamente se relacionan. Y decir el Congreso es generalizar. Es cierto que las compañías farmacéuticas se ganan enormes sumas de dinero y que sus productos, entiéndase medicamentos, son a precios exorbitantes. Por otro lado, las contribuciones que pagan son irrisorias. Según los números de hace dos años, de casi $45 billones en ganancias pagaron alrededor de $1.7 billones. Eso es una aportación al erario de 3.7 por ciento; o sea, que proporcionalmente un trabajador paga mucho más en contribuciones que estas compañías. Eso es injusto y abusivo. La carga contributiva es para las empresas locales. Eso viene de mediados de la década de 1940 cuando se creó el programa de fomento bautizado por Luis Muñoz Marín como Operación Manos a la Obra. La estrategia era industrialización por invitación, donde se les aseguraba a las empresas foráneas la infraestructura, mano de obra barata, subsidios de agua y luz, bajos salarios y cero uniones obreras. La emigración se dio porque la economía puertorriqueña no podía absorber a todos los desempleados. A mediados de la década de 1950 el desempleo rondaba por el 15 por ciento. De hecho, el Departamento del Trabajo tenía una oficina de migración que estimulaba la emigración de puertorriqueños a los estados del este a trabajar en la agricultura en condiciones de trabajo deplorables. Creo que, con todo ese proceso de industrialización, al que se le llamó la Batalla de la Producción, un nombre con tufo a izquierda, no pudo sacar a Puerto Rico de la pobreza. Es cierto que el puertorriqueño tenía mejores servicios médicos, mejor educación, mayores beneficios y mayor expectativa de vida, pero con eso y todo había gente que seguía viviendo en la miseria. Creo que el Congreso, a pedido de las corporaciones foráneas y por los gobiernos del Partido Popular, les han pedido a los congresistas legislación para el estímulo económico. Un ejemplo de ello lo es la Sección 939 del Código de Rentas Federal. Sin embargo, la política de estas corporaciones de que si le ponen contribuciones se van de la isla es la misma donde quiera. En estos días salió en The New York Times que unos congresistas proponen legislación para reducir los costos de los medicamentos y los comparan con los mismos medicamentos en Canadá y otros países donde el costo es mucho más barato. Las corporaciones establecidas en California pusieron el grito en el cielo y respondieron que si eso se daba la pérdida de empleos sería grande. Ellos tienen unos grupos de cabilderos con un poder considerable y aportan mucho dinero a las campañas políticas de algunos congresistas, mayormente del Partido Republicano.

– WRS – ¿Cuál debería ser el rol de la academia y la sociedad civil puertorriqueña dentro de los Estados Unidos en la descolonización de Puerto Rico, si alguno? ¿Qué deberían hacer?

MRM – Sociedad civil somos todos. Insinuar que sociedad civil es un grupo que toma decisiones y sugiere estrategias y soluciones es incorrecto. No existe nada como sociedad civil. Incluso, los militares, cuando no están en servicio, son sociedad civil.

En cuanto a la academia, este sector podría ayudar muchísimo. Se han hecho publicaciones a través de libros, revistas y escritos en periódicos que crean opinión y discuten ideas, las cuales también las sugieren. Por mencionar unos pocos autores; Juan R. Torruella y Cristina Duffy, entre otros. Hay un sin número de libros que tratan el tema. Hay dos que son excelentes: Reconsidering the Insular Cases: The Past and Future of the American Empire y Foreign in a Domestic Sense: Puerto Rico, American Expansion, and the Constitution.

La academia tiene mucho que aportar, aunque siempre vamos a ver escritos tendenciosos. Eso es inevitable.

– WRS – ¿Cómo la Comisionada Residente de Puerto Rico en el Congreso de los Estados Unidos y los congresistas de origen puertorriqueño podrían ayudar a resolver los problemas económico-sociales creados por la explotación de los Estados Unidos en Puerto Rico?

MRM – La explotación, si alguna, vendría de las grandes corporaciones que disfrutan de grandes exenciones contributivas en Puerto Rico. La estrategia del Partido Popular es que esas corporaciones se establezcan para la creación de empleos, aunque la creación de riqueza sea mucho más. Yo entiendo esa estrategia, y también entiendo que el éxito que ello conlleva ayuda a la imagen del Estado Libre Asociado como estatus político digno y como soberano en asuntos fiscales. Sin embargo, es cierto que los profesionales que tenemos hoy, al igual que nuestros padres, estudiaron y se desarrollaron profesionalmente bajo la actual condición política. Médicos, enfermeras, farmacéuticos, abogados, ingenieros, arquitectos, agrimensores, maestros de escuela y profesores universitarios, son producto del desarrollo económico nuestro. Por eso hay que tener mucho cuidado como usamos los términos. Yo creo que, en Puerto Rico, con la excepción de la enseñanza del inglés, hemos tenido una educación escolar buena. En la universitaria igual.

Sin embargo, yo creo que el mayor problema que tenemos es la desigualdad en derechos y la falta de poder político que de ello emana. Con el poder político que adquiríamos siendo estado podríamos hacer cosas que como territorio no podemos. Al no tener congresistas con voz y voto estamos a merced del capricho del Congreso. Nuestro representante en ese cuerpo legislativo solo tiene voz y no el derecho al voto, y eso tiene sus consecuencias negativas para nuestros asuntos sociales y económicos. Yo sigo creyendo que nuestro mayor problema es la falta de poderes y la igualdad en derechos.

– WRS – ¿Por qué los movimientos de estadidad no han sido capaces de confrontar al imperialismo estadounidense en Puerto Rico y los Estados Unidos? ¿Qué deberían hacer?

MRM – Joaquín Becerril decía que en política todo es comida, y Santos P. Amadeo, tal vez el campeón de los derechos civiles en toda la historia de Puerto Rico, decía que el día que un partido estadista llegara al poder la estadidad sería soslayada por el disfrute del gobierno y todos los beneficios que ello genera.

Son muy pocos los estadistas que tienen a su ideal en su mente y corazón todo el tiempo. El PNP, que postula la estadidad se ha convertido en otro Partido Popular, de administración y presupuesto. La estadidad no puede ser algo partidista. Es un asunto de derechos civiles. Es la igualdad en derechos de todos los ciudadanos americanos que viven en Puerto Rico. Sin embargo, para el PNP no es así. Primero es el líder, luego el partido y, si conviene, la estadidad, que solo se usa para mercadear candidaturas. Nadie sabe nada, ni les interesa. Cada cual está por lo suyo.

Un día, luego de cometer el error de aspirar al Senado por Acumulación, tuve una experiencia decepcionante. Fue en una actividad en Arecibo. Había varios aspirantes y varios incumbentes. Estábamos conversando y traje a la conversación un libro que hacía poco me había leído. Se trataba de la tesis doctoral de un historiador alemán experto en Latinoamérica que explicaba por qué en Cuba hubo en el siglo 19 un movimiento fuerte para que se convirtiese en estado. Su tesis es que cuando un país pequeño está muy cerca de una potencia emergente las instituciones de gobierno y su filosofía política de esa potencia influyen decisivamente. Es el libro de Josef Opatrny, U.S Expansionism and Cuban Annexation in the 1950’s. No había terminado cuando ya el grupo se había dispersado. En ese momento sentí que yo estaba en el lugar equivocado y en el partido equivocado. Luego me salí de todo lo que tenga que ver con la política partidista. Y no me arrepiento.

– WRS – ¿Qué ha hecho, si algo, la presidencia de los Estados Unidos, y los dos partidos políticos dominantes dentro de los Estados Unidos, el demócrata y el republicano, para mitigar el desastre que ellos y los estadounidenses ayudaron a crear dentro de Puerto Rico?

MRM – En realidad, no han hecho nada. Creo que Bill Clinton fue el que más nos ayudó. Ningún gobernante hace algo a menos que le cueste votos o que los gane. O sea, que le beneficie políticamente. Recordemos que en Puerto Rico los congresistas no acumulan votos y los candidatos presidenciales en las primarias, solamente.

Sobre el desastre que crearon, primero habría que identificar cuál es el desastre y segundo, cuán grande y decisivo ha sido. Los estadounidenses no lo crearon, pues el pueblo americano, salvo en las elecciones, no toma decisiones sobre política doméstica o exterior. Si el desastre se dio, pues pudo ser creado por el gobierno federal. A veces conocemos mejor lo que es Puerto Rico por los inmigrantes que por nosotros mismos. Creo que nosotros seguiríamos siendo lo que somos y con la estadidad ganaríamos los derechos que ahora no tenemos. De hecho, para muchos inmigrantes nosotros vivimos en un paraíso. Y eso es un problema de percepción que tenemos. Por no conocer comparables con otros países entendemos que tenemos lo peor. Por eso siempre digo que lo verdaderamente malo es la falta de derechos políticos. Lo que Rafael Hernández Colón hablaba del déficit democrático, es la desigualdad política.

Ahora, cuando se trata de lo que hizo el Navy en Vieques y Culebra, pero más en Vieques, no tiene nombre. Se apoderaron de la isla Nena para explotar bombas y hacer un lugar de prácticas militares que contaminaron el ambiente. Los viequenses tuvieron que aguantar eso por muchos años.

El senador por Illinois, Paul Simon, lo dijo una vez, magistralmente; que si Puerto Rico tuviera dos senadores federales y sus congresistas lo del Navy en Vieques no hubiera llegado lejos.

Por otro lado, con PROMESA se ha demostrado que quienes le han hecho daño a Puerto Rico son los partidos políticos. Llegamos a la quiebra por ellos, no por el gobierno federal que sigue enviando fondos federales para educación, salud, becas y otras cosas. Nosotros demostramos que bajo cualquier estatus político somos un desastre como administradores de la cosa pública. Lo que los congresistas dijeron cuando se fue a aprobar la Ley Foraker en 1900, que no podíamos gobernarnos a nosotros mismos -por una petición que se hizo durante las vitas para tener un gobierno propio con gobernador electivo- tal se ha demostrado. Eso habla mal de nosotros como puertorriqueños. La quiebra es de hechura criolla.

– WRS – ¿Cuál sería la forma de que los puertorriqueños rompan con este ciclo de abuso del colonialismo estadounidense dentro de Puerto Rico? ¿Debería Puerto Rico y los puertorriqueños ser reparados económicamente por Estados Unidos?

MRM – Volvemos a la doctrina jurídica de la responsabilidad civil extracontractual. Si vamos a un tribunal de los Estados Unidos y logras llegar al Tribunal Supremo de la nación con un caso de reparación económica tenemos el peso de la prueba. El procurador general podría ir con el argumento que todo el dinero que hemos recibido por concepto del PAN, de Pell Grants, vivienda, fondos de Medicaid, infraestructura, comedores escolares, etc., superan cualquier cuantía que pidamos como indemnización.

Sin embargo, la mejor forma de romper con el ciclo de colonialismo es logrando la igualdad política. Iguales en los derechos. Si viajamos a la Florida, Nueva York, Texas o California ganamos derechos que en Puerto Rico no tenemos. Al regresar los perdemos. De eso se trata. Por eso hay que tener cuidado como desarrollamos el discurso y qué tipo de reclamos hacemos.

– WRS – El economista francés Thomas Piketty considera que Francia debería reparar en más de 28 mil millones de dólares americanos a Haití. ¿En cuánto debería Estados Unidos reparar económicamente a Puerto Rico y a los puertorriqueños?

MRM – No sé en qué consiste el daño de Francia a Haití, según Piketty. Lo desconozco. Pero son dos cosas totalmente distintas. Haití es una nación independiente desde 1804. Puerto Rico, desde 1898 es un territorio de los Estados Unidos. Las instituciones políticas de los Estados Unidos en Puerto Rico tienen una alta estima por parte del pueblo. Igual sucede con la figura jurídica de la ciudadanía. Incluso, la expresión “ciudadano americano” no se escucha en ningún lugar del planeta. Solo la decimos aquí. Ya es parte de nuestro acervo cultural.

Las ayudas económicas que Puerto Rico recibe de los Estados Unidos son recurrentes y se acercan a los $10 billones anualmente. Eso es algo que tiene que analizar quién quiera llevar un caso de reparación económica por conceptos de daños causados a los puertorriqueños. No sé si te has fijado, los independentistas tratan con guantes de seda lo de los fondos federales. ¿Cómo tú vas a atacar algo que toda la población, de una manera u otra, se beneficia? No es que la estadidad o el Estado libre Asociado se base en fondos federales, pero es una realidad que a la hora de un cambio en el estatus político hay que sopesar. Las escuelas, las universidades, los pobres, los que necesitan casa, los que necesiten atención médica dependen de estos fondos. Si no les presentas una alternativa que iguale o mejore ese sistema no te van a apoyar jamás. Recordemos que el puertorriqueño primero es individuo. No es nación, ni estatus o lo que sea. Es un individuo con una necesitad que le atiendan sus problemas vitales y existenciales en esta sociedad moderna.

Por otro lado, y esto es un poco complejo, en una independencia o libre asociación, es lo mismo, la relación entre Puerto Rico y los Estados Unidos es totalmente asimétrica. Soy de los que piensan que en una mesa de negociación no se daría una dinámica de iguales. Todo lo contrario. La nación más poderosa de la historia con un país pequeño que clama en el desierto.

– WRS – Muchos puertorriqueños viven en la diáspora, bien en Estados Unidos como fuera de los Estados Unidos. Otros puertorriqueños han sido y son partícipes del saqueo estadounidense dentro de Puerto Rico. Todos, los primeros y los segundos son estadounidenses. ¿Por qué deben ser o no ser recompensados? ¿Son todos los puertorriqueños sujetos coloniales a los que se les ha robado su futuro en su propia tierra? ¿Se les debe devolver su futuro estén donde estén, sean quienes sean?

MRM – Hay que definir lo que es el saqueo estadounidense. Si a lo que te refieres es a corrupción pública, pues todo el que viole la ley debe pagar por ello y más si hay fondos públicos envueltos. Sobre ser recompensados volvemos a la doctrina de daños. Quién va a cuantificarlos.

Si los puertorriqueños son o no sujetos coloniales mi opinión es que no y me explico. Todo puertorriqueño se siente libre, aunque Puerto Rico sea una colonia o un territorio de los Estados Unidos. Saben que aquí no hay derechos plenos, pero los hay en los estados. Se han educado aquí y se han desarrollado profesionalmente en los estados. Son personas que el estatus político no le interesa para nada. Ve donde una madre soltera que solo se gana el mínimo y lo que recibe de pensión alimenticia es una cantidad irrisoria y háblale de estatus político. Te va a botar de la casa. Para ella, su situación económica es todo lo que le importa y lo que desea resolver cuanto antes.

Por otro lado, se habla de colonialismo como una enfermedad. Eso viene de Franz Fanon con su libro Los Condenados de la Tierra. Es una clasificación sui generis y subjetiva. Yo no creo que en la sicología y la psiquiatría exista una enfermedad que sea “complejo colonial”.

Creo que el futuro del puertorriqueño está en la igualdad de derechos. Estamos inmersos en la primera economía del planeta. Lo único que nos falta es la igualdad política. Aquí la gente se siente libre y hace lo que le da la gana. Los problemas vitales del puertorriqueño son las necesidades inmediatas, no el estatus que -es una triste realidad- no le importa a nadie. Solo a un pequeño grupo de personas que parecemos monjes elucubrando ideas.

Wilkins Román Samot, Doctor de la Universidad de Salamanca, donde realizó estudios avanzados en Antropología Social y Derecho Constitucional.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.