La abogada y notaria Judith Alemán fue asesinada en el segundo intento. El 6 de junio de 2008 lo intentaron sin éxito. En esa ocasión cinco disparos dieron en el blanco pero no fueron suficientes para acabar con su vida. Esta vez, los sicarios cumplieron su objetivo. Junto a su asistente y su conductor y […]
La abogada y notaria Judith Alemán fue asesinada en el segundo intento. El 6 de junio de 2008 lo intentaron sin éxito. En esa ocasión cinco disparos dieron en el blanco pero no fueron suficientes para acabar con su vida. Esta vez, los sicarios cumplieron su objetivo. Junto a su asistente y su conductor y guardaespaldas fallecieron a causa de los certeros disparos de AK47 y 9mm, armas preferidas por los sicarios y prohibidas para uso civil en Honduras. Solo militares y policías disponen de ellas.
Alemán fue una abogada polémica durante su vida profesional. El caso mas notorio, la defensa del cubano americano Mario Delamico, quien a través de la empresa panameña Longlac Enterprises, y con el visto bueno de la CIA (se dice era uno de sus oficiales activos), el gobierno hondureño, los militares y la contra nicaragüense y con el financiamiento de un hermano de un ex presidente panameño, establecieron en Honduras un «supermercado» de armas para la contra nicaragüense, algunas de las cuales quedaron varadas en el batallón de Naco, Cortés por muchos años. Se libró un largo caso en los tribunales de la república para que el remanente de armas (4600 fusiles FAL, 800 fusiles AK47, lanzacohetes RPG7, misiles de vario tipo, entre otras armas) fueran devueltos a Delamico. Judith Alemán ganó el caso y este incluía, el pago de sus honorarios por parte del estado mayor del ejército y del estado hondureño. Este caso le representaría al menos, un par de decenas de millones. Al momento, no sabemos si se los pagaron.
Cabe mencionar que Delamico no es un angelito. Manejó la logística del abastecimiento de la contra nicaragüense por varios años. Estuvo conectado directamente con el terrorista Luís Posada Carriles y con su lugarteniente Félix Rodríguez. Durante ese tiempo, se volvió millonario con el negocio del abastecimiento a la contra nicaragüense. Sus contactos fueron los más altos jefes de la contra, políticos y militares (Calero, Bermúdez), los más altos militares hondureños y, por supuesto, los más altos jefes de la CIA. El fue traído a Honduras por el más nefasto embajador del imperio, John Negroponte.
Volviendo al asesinato de la abogada Alemán uno se pregunta, ¿por qué la asesinaron en este momento? ¿Qué tiene que ver su asesinato con la crisis generada por la criminalidad incrustada en la policía? ¿Qué pista intentan borrar los sicarios? ¿Cómo es posible que ocurra este asesinato a cuatro cuadras del Ministerio Publico, en una zona llena de guardias de seguridad privada y en medio del operativo «relámpago» de la policía para reducir la criminalidad?
El asesinato del hijo de la rectora de la universidad y su amigo cercano, destapó la olla de criminalidad que involucra a todo nivel a la policía nacional. Por supuesto en Honduras el hilo de la madeja lleva mucho mas allá de la policía. No sólo se trata de tapar los rastros que llevan a los jefes máximos de la policía, sino, los que llevan a fiscales, jueces, militares, políticos y hasta empresarios, todos coludidos con el narcotráfico y otras formas del crimen organizado. La podredumbre está a punto de salir a flote. Se trata entonces de hacer hasta lo imposible por cortar el hilo que pueda llevarnos a la verdad. La sabiduría popular no se equivoca: los cuatro principales involucrados en el asesinato de los dos universitarios es más que seguro, que están bajo tierra o agua. Ese absurdo e increíble «permiso de salida» cuando estaban claramente identificados como los asesinos de los dos jóvenes, nadie se lo cree. Tuvieron suficiente tiempo desde el viernes hasta el lunes en la mañana para hacer lo que quisieran con ellos. Eran el hilo más visible de la madeja. Había que ocultarlos a como diera lugar. Hasta se han inventado que dos de ellos se fueron a Nicaragua y que están coordinando con la policía de allá para capturarlos. Incluso, han publicado hoy en Diario Tiempo, una historia inverosímil del único oficial involucrado. Se nota fácilmente que es una operación psicológica, como les gusta llamarles en su propio lenguaje. En el nuestro, se trata simplemente de despistar. ¿Por qué no entrevistan a sus familiares a ver que piensan?
Ahora surge el asesinato de la abogada Alemán. ¿Cómo se relacionan ambos casos? Podemos adelantar un par de hipótesis basadas en los hechos y la especulación. Está claro que el robo de armas de los almacenes de la policía -aunque han intentado también despistar diciendo que quizás los campesinos del aguán los tienen, sin considerar siquiera que se trata de dinero y mucho como principal motivación y que a los campesinos es lo que más les falta- es un negocio muy grande. Han trascendido apenas dos casos, pero poco a poco va saliendo que el asunto es mucho más grave. Habría que revisar también los inventarios del ejército. Probablemente nos encontraremos con sorpresas mayores. Recuerden que el ejército comparado a la policía, maneja verdaderos arsenales. Los de la policía palidecen ante semejante material bélico.
Otra cosa que queda clara con las comparecencias del Ministro de Seguridad y los jefes de la policía es que todos los funcionarios, desde el presidente para abajo tratan de minimizar el asunto. Que eran armas viejas, que no sabían cuantas estaban buenas, etc. etc. Lo que no dicen es que un fusil Fal, no de los originales belgas, tienen una vida útil (el cañón) de entre 40 y 60 mil tiros disparados. Esto es, podrían disparar más de veinticinco tiros diarios al menos por seis años continuos sin parar. Seguramente los 300 FAL que se perdieron del escuadrón Cobras, no han recibido semejante trato. Estaban almacenados. No digamos si hablamos de los otros fusiles, pistolas, hasta lanzacohetes. Seguramente es un negocio demasiado grueso para hacer lo posible por ocultarlo, el asesinato incluido.
Lo que une el caso de los universitarios y el de la abogada Alemán es que con el primero, se destapó la conexión criminal a todo nivel de la policía. La «perdida» del armamento es otro hilo de la madeja. Casualmente se trata de fusiles FAL, tanto de los 300 que se robaron del escuadrón cobras, como del enorme cargamento que gracias a los oficios profesionales de la abogada Alemán, tuvieron que devolverle al traficante y agente de la CIA Mario Delamico. Esta es la segunda conexión.
Podemos adelantar un par de hipótesis: 1. Probablemente la abogada Alemán, dadas sus conexiones con alguien muy bien vinculado al negocio de venta de armas (Delamico), haya servido de conexión entre los oficiales involucrados en la sustracción (robo) de las armas de la policía y quienes las compraron. 2. La segunda hipótesis es más grotesca. La abogada Alemán estaba muy bien conectada. Era notaria registrada ante la embajada americana para llevar casos de ciudadanos «americanos» en el país. Tenía muchos recursos, al grado que sus hijos, estudiaron en la misma universidad que la hija de los Clinton. Se trataría entonces de enviar un mensaje, por un lado, a quienes intentan llegar al fondo de la investigación y castigar a los culpables, no importa a que nivel estén, para advertirles que no sigan el camino de la verdad, so pena de aplicarles la ley del sicariato. Segundo, al mismo tiempo, para el público común, desviar la atención del caso de los universitarios y al mismo tiempo de la podredumbre de la policía.
Lo cierto de esto es que este nuevo asesinato múltiple solo confirma el nivel de indefensión en que está sumido el pueblo hondureño al tener como responsable de la seguridad a una pandilla de criminales que empujados por la ambición desmedida, no han dudado en renegar de la importante función que les ha sido confiada y asesinar, secuestrar, torturar, reprimir y tener a la población de Honduras de rehén de sus instintos canallescos.
Nos toca ahora incrementar la presión popular, la denuncia, para arrancar de tajo la putrefacción que corroe no solo la policía, sino al Ministerio Público, al sistema judicial, en fin a toda la institucionalidad del estado que ha sido puesta al servicio de una pandilla criminal que tiene secuestrado a nuestro país. La mayoría somos buenos y debemos acabar con quienes nos sojuzgan y nos asesinan. La indignación es un camino para la refundación. No dejemos que los criminales se oculten y se agazapen porque volverán a las andadas. Gallina que come huevos, aunque le queme el pico. No esperemos a que toquen a nuestras puertas. Actuemos ahora. Los criminales solo pueden estar tras las rejas. Ahora es cuando debemos hacer nuestro mejor esfuerzo por refundar nuestro país. Indignémonos para no tener que lamentarnos mañana.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.