Entrevista al abogado Andrés Pavón, Presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras, (CODEH). Señor Pavón, en el contexto de las elecciones de domingo (29 de noviembre), usted ha advertido en varias ocasiones sobre los abusos por parte de las Fuerzas Armadas y de la Policía. ¿En qué pruebas se basan […]
Entrevista al abogado Andrés Pavón, Presidente del Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras, (CODEH).
Señor Pavón, en el contexto de las elecciones de domingo (29 de noviembre), usted ha advertido en varias ocasiones sobre los abusos por parte de las Fuerzas Armadas y de la Policía. ¿En qué pruebas se basan sus temores?
Hace algunos días hemos recibido informaciones confidenciales de oficiales leales al pueblo hondureño. Nos indican que el gobierno del dictador Micheletti planea una masacre dirigida a la Resistencia. Estas acciones de violencia podrían provocar más de 1000 víctimas. La CODEH ha implementado un número de teléfono especial al que han llamado muchos coroneles de la reserva. Nos informaron que, a pesar de los 12.000 soldados de las Fuerzas Armadas se movilizaron 5000 reservistas. Conocemos el nombre del coronel que ha organizado las células. Entre el 25 de noviembre y 2 de diciembre, periodo en cual el dictador Roberto Micheletti anunció «retirarse para reflexionar», el gobierno de facto ha impulsado un plan de contingencia para hospitales públicos.
La CODEH ha constatado el aumento de los homicidios de miembros de la Resistencia. ¿Quién está detrás?
En las últimos tres semanas más de 20 miembros de la Resistencia han sido asesinados. Este lunes, un grupo motorizado sacó de su coche al profesor Gravis Espinal (56 años), activo coordinador del movimiento. La morgue de Tegucigalpa llamó al día siguiente a Kenneth, su hijo más joven. El profesor Gravis Espinal (56 años), coordinador activo de la Resistencia, fue asesinado el martes por militares y policías. El homicidio presenta las mismas características que los anteriores asesinatos perpetrados contra miembros de la Resistencia. Fue interceptado en su carro por un supuesto operativo que no era de rutina, destinado sólo a él, lo detuvieron y fue trasladado a un lugar desconocido. Apareció muerto el día siguiente, trasladado por una persona desconocida a la morgue de la capital. Lo torturaron. La policía asegura que no puede identificar a los agresores.
Los últimos días la Policía encarceló a un grupo de personas que se manifestaron frente al Congreso Nacional, la institución golpista. Más de 100 diputados y 150 alcaldes han renunciado a su candidatura. Desde la fecha del golpe de Estado ( 28 de junio), más del 90 % de los medios de comunicación van de la mano del régimen usurpador. Micheletti ha sido apoyado fuertemente por propagandista extranjeros que llegaron en las últimas tres semanas a nuestro país. La CODEH ha confirmado que agencias estadounidenses, como la IRI (Internacional Republican Institut), la USAID (United States Agency for International Development) o la Fundación Freedom House han entregado aquí financiamientos, creando estructuras que den cobertura para el golpe de Estado.
La Unión Europea no se ha pronunciado definitivamente sobre si va o no a reconocer la elecciones generales. Alemania no ha condenado firmemente la ruptura del orden constitucional y las graves violaciones a los derechos humanos en Honduras. ¿Cuál es su mensaje?
La Unión Europea, el gobierno alemán y sobre todo los partidos políticos alemanes, deben de saber que aquí en Honduras hay un golpe de Estado militar. Este golpe militar es una gran ofensa a la humanidad. Ha violentado derechos de carácter universal, como el derecho a la vida, han incurrido en delitos de lesa humanidad, agresiones directas a la integridad física, psíquica, mental y moral, han detenido, de manera arbitraria, a más de 3.500 personas, hay ya más de 130 homicidios ocurridos en el marco de la política de Estado.
Frente a estas violaciones a los derechos humanos, el gobierno de Alemania no debe validar las elecciones en Honduras. Reconocerlas representaría apoyar una dictadura sangrienta. Sería abrir las puertas en América Latina a derrocar gobiernos elegidos de manera democrática por sus pueblos.
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa de la autora, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.