El anuncio de Ricky en la tarde del domingo al efecto de que renuncia a la presidencia del PNP, no correrá en las elecciones del 2020, pero que se atrincherará en Fortaleza, más que una muestra de arrogancia refleja la profunda crisis que aflige tanto la élite política en la colonia como los capitalistas que […]
El anuncio de Ricky en la tarde del domingo al efecto de que renuncia a la presidencia del PNP, no correrá en las elecciones del 2020, pero que se atrincherará en Fortaleza, más que una muestra de arrogancia refleja la profunda crisis que aflige tanto la élite política en la colonia como los capitalistas que ésta defiende. No hay candidatos viables para sustituirlo dentro del gobernante PNP y la convocación de nuevas elecciones provocaría una crisis constitucional.
El reconocimiento de que la creciente presión de las masas que se manifiesta en repetidas protestas multitudinarias representa una forma de democracia superior al desgastado fraude electorero que se orquesta cada cuatro años le siembra terror dentro de la clase capitalista y sus representantes políticos. Más aun, los estrategas capitalistas entienden muy bien que una destitución forzosa del gobernador por las masas mismas no sólo serviría como precedente aterrorizador para todo politiquero en la colonia, sino que también correría el muy real riesgo de que la situación se le fuera de las manos. Así lo expresó el canalla Leo Díaz en una reciente reunión entre alcaldes y legisladores del PNP.
Los capitalistas y sus representantes políticos desesperadamente desean una resolución «ordenada» a la actual crisis política para así quitarles la iniciativa a las masas. Hasta hoy, sus dos opciones preferidas han sido una renuncia coordinada que le ceda la gobernación al nuevo «escogido» del PNP o el residenciamiento.
Con el anuncio de Rosselló tal parece que los estrategas capitalistas en la colonial se han dado cuenta de que la actual crisis política no puede resolverse dentro de los habituales confines de las maquinaciones partidistas tras bastidores. La pantomima fiscalizadora representada por un proceso residenciamiento desde la legislatura, además de comprarles un poco más tiempo, figura como la única opción viable que les permitirá a los politiqueros coloniales cínicamente achacarse como reivindicación suya la salida de Ricky.
Por su parte, los sectores más conscientes de la clase obrera y algunos intelectuales radicales aliados a ella entienden que la impresionante ola manifestaciones de repudio al gobierno actual surge de la frustración acumulada durante años, aunque todavía no claramente articulada, con el capitalismo mismo.
Además, resaltan que las repetidas manifestaciones multitudinarias que se han visto en los últimos días representan un ensayo del verdadero poder que tienen las masas trabajadoras y las capas medianas radicalizadas cuando éstas entran en el escenario político. Por eso, se escuchan consignas que van más allá del llamado a la renuncia de Ricky o su residenciamiento para incluir que se vaya la junta también y hasta que se destituyan a otros politiqueros corruptos. Algunos de entre este sector políticamente avanzado entienden que las manifestaciones multitudinarias también representan el germen de nuevas formas de organización de las masas que si se cultivan y desarrollan, muy bien pueden conducir a una estado de poder dual.
Entre estas dos tendencias, los sectores liberales de la clase media y los elementos conservadores de la clase obrera oscilan. Si bien estos sectores exigen la renuncia de Ricky, evitan la muy vital pregunta: y después de que se vaya ¿qué? Será para los sectores políticamente avanzados ganarse a los elementos honestos de entre esta multitud vacilante en la medida en que les sea posible.
Los politiqueros en la colonia harán todo lo posible por reivindicar como suya la eventual salida de Ricky. Prefieren emplear el fraudulento mecanismo de residenciamiento, en donde los mismos legisladores corruptos le harán juicio a otro corrupto en un proceso fraudulento. Bajo el residenciamiento intentarán enfocar la atención de las masas exclusivamente en la conducta criminal de Ricky para así evitar un cuestionamiento más amplio del sistema capitalista que ellos defienden.
Pero los sectores más conscientes de la clase obrera no se dejan engañar. Saben muy bien que lo del chat sólo fue la chispa que encendió la pradera de tensiones sociales que se iban acumulando desde hace años bajo condiciones de creciente crisis capitalista.
Si bien las grandes manifestaciones en Puerto Rico, como en otros lugares del mundo, confirman la evaluación de los marxistas de que el aumento de la desigualdad social engendrada por el capitalismo desembocaría en una intensificación del proceso de lucha de clases y la introducción de una nueva época de revoluciones, también es cierto que la clase obrera tiene que fijar su vista en logros concretos capaces de servir como punto de partida para una nueva fase de su lucha.
En este sentido, es necesario que los trabajadores políticamente avanzados no sólo se pongan a la cabeza de las grandes masas impulsando la salida de Rosselló bajo la amenaza real de que lo destituyan a la cañona,sino también que dirijan la transformación de las manifestaciones actuales en nuevas instancias organizativas donde pueden ejercer su influencia sobre cada vez más sectores de la sociedad.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.