A casi cien días de represión y resistencia, el pueblo hondureño sigue en pie por la restitución de la democracia y el orden constitucional. Miles de personas provenientes de todos los departamentos del país se suman a las actividades de la resistencia, desafiando el toque de queda, los retenes militares y logrando burlar las medidas […]
A casi cien días de represión y resistencia, el pueblo hondureño sigue en pie por la restitución de la democracia y el orden constitucional. Miles de personas provenientes de todos los departamentos del país se suman a las actividades de la resistencia, desafiando el toque de queda, los retenes militares y logrando burlar las medidas impuestas por el gobierno de facto.
Además de las armas químicas que, según organizaciones de la resistencia hondureña, se utilizaron contra la marcha del pasado 26, la represión militar aparentemente también habría usado armas sónicas conocidas como estrategia HSS (Hyper Sonic Sound). Esta fue utilizada por el ejército estadounidense en Iraq a partir de 2004, y por el ejército sionista israelita en 2005, en la franja de Gaza.
Según un comunicado del sábado último, emitido por la Organización Fraternal Negra de Honduras (OFRANEH), la HSS y del VMAD (Vehicle-Mounted Active Denial System) forman parte del nuevo arsenal de los Estados Unidos y son consideradas armas «no letales»; no obstante, lo de no letales varía en la graduación del efecto que les quiera dar su operador.
La HSS puede llegar a provocar molestias auditivas en las personas que son consideradas como objetivos, además de inducir vómitos y desmayos. La VMADS produce una sensación de quemadura en la piel, mientras se está bajo la onda electromagnética que emana dicha arma.
En la madrugada del domingo 27, fuentes de Radio Liberada informaron a SEMlac que Wendy Elizabeth Ávila fue la primera persona fallecida como consecuencia de los ataques de las bombas de cianuro de hidrógeno lanzadas contra la Embajada de Brasil.
El domingo, Wendy era velada por su familia y amistades en la colonia Flor del Campo, mientras los militares y miembros de la policía nacional seguían cateando casas en las colonias Villa Nueva, El Pedregal, San Miguel, entre otras, deteniendo a jóvenes, mujeres y hombres que son considerados «sospechosos de vandalismo y sedición».
Entre las acciones de represión emprendidas el sábado día 26 de septiembre estuvieron el cateo y amenaza de cierre de la Red de Desarrollo Sostenible (RDS), organismo con más de 15 años de trabajo, que transmite importante información de la resistencia a nivel nacional e internacional; y la presencia permanente de la policía en los hospitales públicos llevando detenidas a personas heridas, identificadas como integrantes de la resistencia.
En horas de la tarde se lanzó una bomba lacrimógena al interior del Comité de Familiares de Desaparecidos en Honduras (COFADEH), uno de los pocos organismos donde se atienden las denuncias de violaciones a los derechos humanos por este régimen de facto.
A las 10 de la noche de ese mismo día se difundió, en cadena nacional, el comunicado del gobierno de facto dando un plazo de 10 días al gobierno de Brasil para que defina la modalidad con la cual se ha acogido al presidente Manuel Zelaya, y prohibiendo la entrada a Honduras de los embajadores de Brasil, México, España y Argentina. El mensaje incluye un ultimátum a todas la representaciones diplomáticas para que presenten sus credenciales ante el régimen golpista; de lo contrario, deben devolver sus beneficios diplomáticos.
Mujeres y feministas en resistencia siguen siendo el blanco de amenazas y violaciones a los derechos humanos, como el ataque y allanamiento de la casa de la diputada Silvia Ayala, militante activa de la resistencia en San Pedro Sula, y las amenazas de muerte que reciben jóvenes de Feministas en Resistencia por medio de mensajes y llamadas a sus teléfonos celulares.
Indyra, Claudia y Daysi, de Feministas en Resistencia, denunciaron acciones para que no se transmitieran los programas radiales del Centro de Derechos de Mujeres y del Centro de Estudios de la Mujer-Honduras, en un acto más de violación a la libertad de expresión.
Como colofón de estas acciones, en horas de la tarde del sábado 26, la policía irrumpió también en el centro de acopio de la resistencia, de donde se llevó la comida destinada a la alimentación de las personas que se encuentran en las manifestaciones pacíficas. En este ataque, Fredesbinda Fúnez, responsable del centro, denunció que ella y otras compañeras fueron golpeadas con toletes (porras de goma), cuyos fuertes impactos les impedían respirar, además de que les fueron decomisadas sus cédulas de identidad.
Mientras se sigue esperando la resolución de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y la presencia activa de los demás países del mundo en la solución de este conflicto, el presidente Zelaya sigue llamando a la resistencia a concentrarse en las calles de la ciudad capital y continúa la lucha en los barrios, en los hospitales, en las calles.
Su mensaje va más allá de la restitución del presidente. Es una convocatoria a resistir contra las barbaries del ejército y las violaciones a los derechos humanos, a la vez que exige la instalación de una Asamblea Nacional Constituyente donde se plasmen los derechos de las mujeres, los pueblos indígenas y afro-descendientes, de obreros y obreras de maquilas y fábricas, maestros y maestras, de los patronatos y organizaciones campesinas, sindicales, obreras, de las personas con discapacidad, de la tercera edad, de las organizaciones gay y lésbicas, que han formado el cuerpo de esta resistencia nacional.
Fuente: http://www.redsemlac.net/noticias/2009/090928tm.htm
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