En entrevista con defensoresenlinea.com un Objetor de Conciencia desde el exilio, explica las razones por las que decidió abandonar la Base Naval de Amapala: «Como militar me entrené para defender a mi Nación y no estaba de acuerdo en levantar mi arma en contra del pueblo. Me protege el Artículo 3 de la Constitución de […]
En entrevista con defensoresenlinea.com un Objetor de Conciencia desde el exilio, explica las razones por las que decidió abandonar la Base Naval de Amapala: «Como militar me entrené para defender a mi Nación y no estaba de acuerdo en levantar mi arma en contra del pueblo. Me protege el Artículo 3 de la Constitución de la República de Honduras: ‘Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador, ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas’. Cumplir la Ley no es una obligación exclusiva para los civiles, también lo es para los militares». El Objetor de Conciencia conversó con defensoresenlinea.com en medio de la Jornada Continental por el cierre de la Escuela de las Américas y la desmilitarización del continente.
MC.- ¿Por qué decidiste de salir de la Base Naval y solicitar asilo político en El Salvador?
OC.- Mi papá participó desde el inicio en la Resistencia, junto a mi familia, yo no podía estar del otro lado; tengo claro que, según la Constitución de la República, la soberanía recae en el pueblo y usurpar la soberanía popular es una traición a la Patria, como militar me entrené para defender a mi Nación y no estaba de acuerdo en levantar mi arma en contra del pueblo.
MC.- ¿La deserción se tipifica como delito en el Código militar?
OC.- La deserción es un delito que se paga con la cárcel, depende del tiempo en que uno abandona el cuartel o la base naval, el estado de deserción lo declara el fuero militar; es un delito fiable -condena menor de 6 años-, pero en las condiciones de ingobernabilidad en el país y dentro de un Estado fallido, me vi obligado a salir de Honduras y me encuentro refugiado en El Salvador.
MC.- ¿Te consideras Objetor de Conciencia o un desertor?
OC.- Yo hice mi declaración como Objetor de Conciencia, porque es un derecho de los ciudadanos: decidir por nuestro destino y convicciones sobre lo que consideramos correcto o no. El golpe de Estado sí es un crimen militar, yo no estoy de acuerdo en participar de los crímenes de lesa humanidad, ni en la ruptura Constitucional.
MC.- ¿Cuál era la atmósfera previa al golpe de Estado en la Base Naval de Amapala?
OC.- Un par de semanas antes del 28 de junio de 2009, nos llevaron al cerro -de la Base Naval de Amapala- para hacer entrenamientos especiales con armas de grueso calibre: MK-19 (arma para disparar granadas) y con ametralladoras, para realizar ejercicios antimotines y tácticas de represión; yo le pregunté al Comandante, «¿por qué tanto movimiento?», él nos dijo que el entrenamiento era para apoyar La Cuarta Urna. Luego del golpe de Estado el ambiente era de fiesta en el Club de Oficiales, decían: «hoy sí tenemos el poder y ya van a ver, será como en los años ochenta», por eso decidí no volver a comer en el Club de Oficiales, prefería comer con las cocineras, era más digno; un Oficial de la Naval me preguntó: «¿por qué ya no nos acompañas?, me di cuenta que tu papá anda con los perdedores de la Resistencia, ojalá vos no andes en esas cosas», lo sentí como una amenaza.
MC.- Off the record, nos contabas de los ejercicios matutinos de la tropa, ¿qué tipo de consignas gritan los marinos frente a tu casa?
OC.- Cuando salí de Honduras, mi esposa me dijo que todavía pasan los pelotones por la mañana corriendo y van gritando consignas: «¡Juanito era un buen soldado, pero ya se fue, y ahora qué vamos a hacer, pues lo vamos a joder!», esas son amenazas directas.
MC.- ¿Te han notificado el inicio de una Corte Marcial?
OC.- No, pero compañeros cercanos a un comandante -que por seguridad no daré sus nombres- me llamaron por teléfono y me dijeron: «ya vinieron a traer tu hoja de servicio, así que mejor búscate un abogado y a los organismos de derechos humanos o ándate a la mierda de aquí, porque sabemos cómo son estos pendejos oficiales, lo vimos en la década de 1980»; por eso firmé un poder legal al COFADEH, para que me representen y asesoren.
MC.- ¿Qué estrategia legal han discutido con las abogadas del COFADEH?
OC.- Lo primero es investigar cómo va mi caso, COFADEH presentará mi declaración de Objetor de Conciencia; me protege el Artículo 3 de la Constitución de la República de Honduras: «Nadie debe obediencia a un gobierno usurpador, ni a quienes asuman funciones o empleos públicos por la fuerza de las armas o usando medios o procedimientos que quebranten o desconozcan lo que esta Constitución y las leyes establecen. Los actos verificados por tales autoridades son nulos», porque cumplir la Ley no es una obligación exclusiva para los civiles, también lo es para los militares. El 28 de junio de 2009, el Comandante General de las Fuerzas Armadas era el Presidente Manuel Zelaya, la usurpación del poder la hizo la Junta de Comandantes, yo no reconozco a las autoridades del régimen de facto. Por temor a represalias pediré un juicio fuera de mi unidad militar, cuando se restablezca el Orden Constitucional.
MC.- ¿Cuándo solicitaste el asilo político en El Salvador?
OC.- Desde el 24 de marzo del 2010, salí por las amenazas durante el régimen de Porfirio Lobo Sosa.
MC.- Porfirio Lobo asegura que no existen exiliados hondureños, ¿qué le responderías al régimen de facto del Lobo?
OC.- Le diría que su mentada «reconciliación» no existe, yo salí después de que aprobaron la Ley de Amnistía, una de sus estrategias para legitimar el golpe de Estado y para proteger a los militares y civiles que cometieron los crímenes después del golpe hasta la actualidad.
MC.- El gobierno del Presidente Mauricio Funes les otorgó asilo político a varios hondureños, ¿el Carnet de Identidad emitido en El Salvador para los Refugiados desmiente al régimen de Lobo?
OC.- Sí, en varios países los exiliados hondureños viven y trabajan bajo la figura migratoria de: Refugiado Político. Yo no puedo regresar a Honduras, me he tenido que separar de mi familia, a pesar de que yo no he cometido ningún delito, y los militares y policías que sí cometieron crímenes de lesa humanidad se pasean libres por todo Honduras.
MC.- Finalmente, formas parte de la comunidad de hondureños exiliados en El Salvador, ¿están organizados y en comunicación?
OC.- Sí, estamos organizados y en comunicación; somos alrededor de 20 hondureños exiliados en El Salvador, conmigo viven 3 expatriados, conocemos a una familia hondureña de 7 integrantes, y tenemos a varios compañeros de la Resistencia que viven fuera de la ciudad de San Salvador.
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