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Se acabó el efecto Obama

Fuentes: Rebelión

Creo que ya, de una vez por todas, basta del efecto Obama. Ya nos dejó a todos anonadados por ser el primer presidente negro de los Estados Unidos, aunque realmente parece no ser muy negro de corazón, especialmente cuando va a África a apoyar regímenes africanos impuestos por multinacionales occidentales y se pone como ejemplo […]

Creo que ya, de una vez por todas, basta del efecto Obama.

Ya nos dejó a todos anonadados por ser el primer presidente negro de los Estados Unidos, aunque realmente parece no ser muy negro de corazón, especialmente cuando va a África a apoyar regímenes africanos impuestos por multinacionales occidentales y se pone como ejemplo afirmando que sus antepasados eran esclavos y ahora es presidente de los Estados Unidos, afirmando que el sistema funciona, no sólo insulta a la inteligencia de los africanos sino que además los traiciona, y una vez más los ha traicionado una persona de sus mismo color de piel.

Nos dejó anonadados con sus solemnes discursos cargados de pacifismo y esperanza, aunque realmente profundizó en la guerra de Afganistan llevándola hasta Pakistán y estableciendo 10000 soldados en las fronteras con Venezuela y Ecuador, además de esconder su juego sucio en Somalia e incluir en la lista de terroristas a presidentes como Evo Morales.

Nos dejó anonadados al reconocer que se acababan los días de intervencionismos estadounidense en America Latina, pero sus lobbys en Honduras provocaron un golpe de estado del cual el país aún no se ha recuperado.

Nos dejó anonadados cuando prometió un sistema público de salud en el país más rico del mundo, y parece ser que ahora ha admitido que la reforma llegará solo a una pequeña minoría, la cual apenas tendrá ningún tipo de protección sanitaria.

El señor Obama parece el mesías pero se comporta como Judas, prometió ser el joyero del pueblo y ahora es un noble que nos impone su bisutería barata.

Y ya por último nos dejan anonadados los jueces del premio Nobel, otorgando el premio Nobel de la paz a un presidente que ha intensificado las matanzas contra los afganos y pakistaníes con la excusa de la lucha antiterrorista, aunque realmente quería restar poder a Irán, Rusia y China, no permitiendo la contrucción del gran oleocucto que transportase crudo hasta el país con más habitantes del planeta. Otorgando el premio Nobel a un presidente que establece entre siete y diez bases en Colombia con más de 10000 soldados con la excusa del narcotráfico, lo que no dicen o no saben los jueces del premio Nobel es que desde que la presencia norteaericana está vigente en Colombia la presencia de los narcos en el gobierno colombiano ha aumentado, y la producción de droga en Colombia ha aumentado, eso si, los asesinatos a disidentes y sindicalistas se ha disparado y ya son más de un millón los refugiados que se agolpan en las fronteras de Venezuela y Ecuador.

Por último los jueces del premio Nobel nos han dejado anonadados afirmando que su elección se debe especialmente a los esfuerzos que dedica el presidente norteamericano a la lucha por el desmantelamiento nuclear, habría que recordar que Estados Unidos es el país que más dinero invierte en mantenimiento de las bombas atómicas y que además es el que más posée. De todas maneras que podemos esperar de un jurado que otorgó el mismo premio a Henry Kissinger, culpable de promover guerras en todo el mundo, a Oscar Arias, presidente de Costa Rica que lleva lustros en el poder y siempre apoyó a los Estados Unidos en su lucha belicista contra el gobierno democráticamente elegido de Nicaragüa.

Que podemos esperar ya del premio Nobel, supongo que el año que viene se lo otorgarán a Napoleón, que aunque ya está muerto según los patrones que siguen se lo merece más que Obama.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.