Más de cuatro meses de resistencia del pueblo hondureño. Muertos, desaparecidos, torturados, un sinfin de detenidos acusados de sedición, esa es la realidad desde que el presidente constitucional fue desalojado de Honduras. El avión militar donde llevaron a Zelaya, tras hacer escala en la base militar estadunidense de Palmerola, aterrizó en Costa Rica. Desde ese […]
Más de cuatro meses de resistencia del pueblo hondureño. Muertos, desaparecidos, torturados, un sinfin de detenidos acusados de sedición, esa es la realidad desde que el presidente constitucional fue desalojado de Honduras. El avión militar donde llevaron a Zelaya, tras hacer escala en la base militar estadunidense de Palmerola, aterrizó en Costa Rica. Desde ese mismo país, salía poco tiempo después, la propuesta de «negociación».
Todo estaba perfectamente preparado con la complicidad, como no, de Estados Unidos, para acabar con un proceso que más allá de Zelaya, sintonizaba con las luchas de emancipación que se viven en el continente. Una Assemblea Constituyente como las que aprobaron Venezuela, Bolivia y Ecuador era la gran amenaza a la actual constitución de la oligarquia. La «pétrea» fue un maquillaje que EEUU propuso en 1982, para iniciar la caza de rojos y la «contra» hacia Nicaragua. Una constitución, que como las Tablas de la Ley, contiene un principio divinamente antidemocrático: No se puede cambiar, por los siglos de los siglos.
El acuerdo de Costa Rica fue desde el principio una trampa. Una trampa y una traición a la constituyente, la principal esperanza de las clases populares que ven en ella la posibilidad de acometer cambios estructurales en torno a las privatizaciones, la reforma agraria, el papel del ejercito y la democracia participativa.
Casi cinco meses después, tras una inmensa farsa, donde la OEA y EEUU no han mostrado la más mínima intención de acabar con los golpistas. Se han sucedido uno tras otro, ultimátums, sin medidas reales para acabar con Micheletti. Se ha puesto en simetría a verdugos y victimas.
Los golpistas se han vuelto a burlar. Tras un acuerdo, donde aparecían, como mediadores, ahora si, los «auténticos» representantes de Obama, bajo el «espíritu» de Costa Rica, el punto central, la restitución de Zelaya ha sido incumplido en los plazos y en las narices de una cómplice e impotente «comisión de verificación».
Micheletti ha conformado un «gobierno de unidad», con nombres de su gabinete y otros golpistas menos conocidos. El parlamento, el mismo que aprobó la destitución de Zelaya, no tiene dia para reunirse y evidentemente, no hay garantías de que si lo hace, resuelva la restitución. Pero Estados Unidos en boca del representante de Obama Thomas Sannon, ha manifestado que reconocerá el gobierno que salga de las próximas elecciones, con o sin Zelaya.
El Frente Nacional de la Resistencia contra el Golpe llama a todas sus organizaciones a ejecutar acciones de desconocimiento de la farsa electoral y la comunidad internacional a mantener la posición de deslegitimación del régimen de facto y las elecciones del 29 de noviembre.
El Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, asimismo, convoca a la solidaridad internacional «…no solo por principio de solidaridad sino por razones de autodefensa ya que si los golpistas se consolidan en Honduras se acabará la primavera democrática de los pueblos del mundo particularmente de los pueblos de nuestra América».
Honduras es un gran «test». El modelo puede ejecutarse también en Guatemala, Nicaragua ó por ejemplo, en Paraguay, donde Lugo ya ha destituido a la cúpula militar.
Y la contraofensiva imperialista sigue, también contra Venezuela, donde los paramilitares han empezado a operar más activamente en la frontera con Colombia, ahora con 7 nuevas bases estadounidenses que amenazan a todo el continente.
Es la hora de solidaridad activa. De denuncia, movilización y exigencia a nuestros gobiernos del compromiso de no enviar observadores al proceso electoral. De no reconocimiento del gobierno salido de una ruptura constitucional y unas elecciones farsa.
Ahora con más fuerza que nunca: restitución de Zelaya, castigo a los culpables y constituyente.