En esencia, «peruanizar el Perú» significa construir una nación partiendo de su propia realidad, historia y componentes culturales, y no imponiendo modelos extranjeros que no se ajustan a sus características únicas. Es un llamado a dejar de mirar a Europa o a los Estados Unidos como el único espejo de modernidad y a reconocer el valor y la potencialidad de lo que ya existía en el Perú. Para entenderlo mejor, hay que desglosar sus componentes clave: Reconocer la Realidad Concreta del Perú. Mariátegui criticaba a los intelectuales y políticos de su época que querían aplicar recetas europeas (liberales o socialistas) de manera mecánica, sin considerar la especificidad peruana. Para él, el primer paso era diagnosticar correctamente el problema. Mariátegui, tempranamente rechazó las identidades existentes como la racial, según él, el «problema del indio» no era racial, sino fundamentalmente económico y social. La raíz de la opresión indígena estaba en el sistema de tenencia de la tierra: el latifundio feudal y la comunidad campesina despojada de sus recursos. El Problema de la Tierra: la columna vertebral de la economía y la sociedad peruana era, para él, la cuestión agraria. Sin una reforma radical de la tierra, no podría haber una verdadera nación. Revalorar el elemento Indígena, a diferencia del pensamiento dominante de la época, que veía al indígena como un obstáculo para el progreso, Mariátegui lo veía como la base y la savia de la futura nación peruana. En su obra maestra, 7 Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana, Mariátegui señalaba que las comunidades indígenas (ayllus) tenían una tradición colectivista y comunitaria muy sólida. Él veía en esta tradición un «socialismo práctico» anterior al capitalismo, que podía servir como base para un socialismo moderno y auténticamente peruano. No se trataba de volver al Incanato, sino de ver en esa herencia un principio viable para organizar la economía y la sociedad. Lo indígena se concibe como cultura Viva y «Peruanizar el Perú» implicaba incorporar plenamente al indígena no solo como fuerza productiva, sino como sujeto político y cultural con voz propia.
Se trata de crear un proyecto nacional auténtico en el que la «peruanización» era, por lo tanto, un proyecto de construcción nacional desde adentro hacia afuera. Superar el semicolonialismo externo integrado al país y el colonialismo Interno extractivista y rentista: significaba terminar con la dependencia imperialista y con las estructuras coloniales que aún persistían (el latifundio, la servidumbre, la discriminación cultural) y que impedían la formación de una nación integrada. La reforma agraria de 1968 fracasó por su verticalismo y por no colocar en su lugar adecuado lo colectivo y lo familiar. Por no considerar a los pueblos originarios como sujetos de la historía y al permanecer la subjetividad segregacionista y racista fue imposible la democratización y la construcción de un Estado republicano. En ese sentido y en resumen: ¿Qué Significa «Peruanizar el Perú»?. Dejar de ser una «seudo-república» colonial y convertirse en una nación auténtica. Resolver el problema de la tierra y la cuestión indígena como el fundamento de cualquier proyecto nacional. Valorar la herencia y la cultura indígena no como folklore, sino como un componente vital y potente para el futuro. Construir un socialismo (o cualquier otro sistema) que no sea una copia europea, sino una creación original basada en la realidad peruana, un país con una profunda raíz indígena, mestiza y propia, sobre la cual construir su destino.
Es una idea que sigue siendo profundamente relevante hoy en día, en los debates sobre identidad, desarrollo desigual y justicia social en el proyecto de un Perú republicano comunista. Se trata de fusionar culturas, lo Indígena y lo occidental, la tradición y lo moderno: No se pretende rechazar toda influencia externa, sino de asimilarla de manera crítica y creativa, fusionándola con las tradiciones y necesidades locales para crear algo nuevo y propio. La modernidad no debía ser una copia, sino una creación original peruana, heroica. Desde el siglo XIX y hasta hoy, tenemos una pseudo república, algunos le llaman republiqueta o entidad frustrada y que podría se una posibilidad considerada como república democrática que deseche tradiciones nocivas como las que menciona De Francisco:
«Hay dos cosas fundamentales en la tradición republicana: la corrupción como mal a evitar y la igualdad como condición social de la república. La corrupción no sólo… forma extrema de corrupción como robo directo. La corrupción se sutiliza en las mil caras del clientelismo, en la asignación de cargos al margen del mérito, en el faccionalismo partidario, en la impunidad de la mentira, en las puertas giratorias. Y de forma más sutil aún, la corrupción entra en el alma -del político y del ciudadano- en forma de cinismo, de oportunismo y de falta de coraje. A su vez, una sociedad polarizada, con grandes niveles de desigualdad, pierde el valor de lo público como bien común, los valores y símbolos compartidos, y cae más fácilmente en la demagogia populista. Sin cultura cívica, de poco sirven las leyes y los checks and balances. Se subvierten. Sin necesidad de dar golpes de Estado. Y las democracias, como dicen Levitski y Ziblatt, mueren, desde dentro.»1
Y, desde el punto de vista demo-republicano, existe espontáneamente una lucha por una república democrática en la medida en que existe un movimiento organizado de masas que ejerce presión para controlar estos tres ámbitos de la comunidad: relaciones sociales, ethos, ley y representantes electos. Democracia es el nombre de un movimiento de masas organizado. Se echa de ver con claridad, una vez se enuncia cuáles son los constituyentes de una comunidad sin cuyo control por la ciudadanía ésta no es república, cosa pública, que estas cosas, estos asuntos no pueden ser delegados en representantes, el control se ejerce «desde dentro» de la actividad, desde sus microfundamentos, que son la vida cotidiana, la actividad cotidiana de la gente. A lo que hay que agregar la desmonopolización de las armas por las organizaciones de autodefensa y protección de pueblos y líderes amenazados por el despojo.
En lo ideológico, en lo filosófico, la igualdad es el valor fundamental de orientación de todo quehacer político. Su horizonte es una sociedad de iguales. La igualdad, la libre igualdad, es el valor de las masas democráticas, populares, el que las impulsa a la lucha político-social, las lleva a tratar de protagonizar la vida política. De la igual libertad, libertad que solo se da entre iguales, que nosotros denominamos socialismo. Sin embargo, no obstante que avanzamos en integrar lo nacional popular a lo indígena campesino y migrantes urbanos, existe el peligro de romper esta relación, como que ya se esta dando y que en Bolivia acaba de implosionar dejando como actor hegemónico al cholo neoliberal (como varios congresistas y autoridades locales o regionales), Soruco dice:
«(En el siglo XX) la lógica del mercado, en este sentido, cruza el espectro étnico, en tanto un cholo que acumula suficiente capital lo invertirá para que la próxima generación devenga criolla, adquiriendo educación, un nuevo apellido y un círculo social blanqueado.(…) De igual manera, familias criollas empobrecidas realizarán alianzas matrimoniales, económicas y políticas con cholos y descenderán en la cadena étnica, y ésta es la preocupación reflejada en las novelas de inicios del siglo XX».
Para esta autora, lo cholo, en el siglo XX actuó como una identidad bisagra, nunca hegemónica, siempre, secundaria. Actualmente, debido a la derrota masista, el panorama se aclaró y nos permite pensar que la derrota masista ‘liberó’ a lo nacional popular de lo indígena campesino, y entregó la centralidad del bloque nacional popular al urbano cholo, el cual, en algunos casos se aproxima al campesino, como el pasado reivindicativo, pero también al futuro como criollo blanco.2
Estos procesos pueden revertirse desde la óptica zapatista y de Miras Albarrán, con la praxis de larga duración venciendo la impaciencia política,
que implica reconocer que todo proyecto depende de la capacidad, del poder de control que se posee sobre la realidad: todo fin o «causa final», incluso el aparentemente más modesto, está en relación con el poder hacer o «causa eficiente» que se posea, está en relación con nuestra capacidad para imponerlo. No en relación con el intelecto excepcional de unos dirigentes. No en relación al caudillismo oportunista. Por tanto se trata de tener claridad de ideas y saber que el propósito político fundamental, inmediato, debe ser ayudar a crear un poder de control sobre la propia actividad, desde la vida cotidiana, constituido por la organización de la mayoría de la gente para ejercer la democracia. Se trata de ayudar a que los explotados se constituyan en Sujeto común, en bloque social organizado que domine el hacer que nosotros mismos generamos, y a partir del mismo, a partir de esa fuerza autocreada en nosotros, se trata de que vayamos imponiendo el destino a nuestra comunidad, como hace el verdadero soberano; solo eso es república, cosa pública.3
Este es un proceso, no algo que se consigue de inmediato, el proceso de la democratización de la vida cotidiana. Pero no hay atajos, como lo viene practicando y demostrando el zapatismo mexicano y otras experiencias en distintas latitudes
Recomienda Miras Albarrán la Paciencia y la praxis política desde la vida cotidiana para controlar la propia actividad son dos elementos modestos, que exigen el modesto esfuerzo de todos, pero sin excesos, el sentimiento de pertenecer a una comunidad y a una lucha de tiempo largo, que ha tenido continuidad gracias a la participación anónima de tantos que nos han precedido, es un valor fundamental e histórico del movimiento de los subalternos y ha constituido parte de su tradición. La Amistad es el tercer valor democrático, popular, a practicar. La amistad, el sentimiento de copertenecer, de que los explotados son una comunidad, es un valor fundamental para crear un sujeto comunitario. Y por supuesto, la honestidad, la probidad, sin la que no hay izquierda.
Una síntesis teórica y estratégica que busca adaptar el horizonte comunitario a la realidad puede expresarse así:
1.
Un Nuevo Proyecto de País:
El
núcleo de su propuesta es la necesidad de una ruptura democrática
con el neoliberalismo y su régimen político agotado e incapaz de
resolver las grandes crisis del país: la social, la territorial y la
de soberanía. Proceso Constituyente: Propone abrir un proceso
constituyente para fundar la República. Esto es una refundación
completa del pacto social y territorial. Modelo Federal y
Plurinacional: La República debe ser federal para dar una solución
democrática y pactada a la «cuestión territorial».
Reconoce al país como un «país de países» o un Estado
plurinacional, y aboga por un modelo donde las diferentes naciones
puedan unirse libremente en un proyecto común soberano.
2.
Recuperación de la Soberanía como Eje Central
No
hay posibilidad de políticas de izquierdas o de avance hacia el
socialismo sin soberanía. La patria, como se mencionó
anteriormente, es la comunidad que debe ser soberana para decidir su
futuro. Tenemos que recuperar las herramientas de política económica
cedidas a una «jaula neoliberal» que impide a los estados
proteger a sus clases trabajadoras. Esto implica cuestionar los
tratados y recuperar el control sobre la moneda, el presupuesto y la
política industrial. La soberanía reside en el pueblo, en la
«gente». Por tanto, la democracia debe ser radicalizada,
con más mecanismos de participación directa para que las decisiones
cruciales no queden en manos de élites económicas, organizaciones
criminales o burocracias supranacionales o la complicidad de todas
ellas.
3. Un horizonte socialista más allá del capitalismo
El adjetivo socialista se refiere al horizonte a largo plazo: la superación del capitalismo como sistema. Ello implica: fortalecimiento de lo público: el primer paso es defender y expandir los servicios públicos (sanidad, educación, pensiones, vivienda, dependencia) como un embrión de lógica no capitalista dentro de la sociedad. Democracia económica: se propone avanzar hacia un modelo donde los trabajadores y la sociedad tengan un control democrático sobre la economía desde las necesidades básicas. Esto incluye el apoyo a cooperativas, la nacionalización de sectores estratégicos (energía, banca) y la planificación democrática para afrontar retos como la crisis ecológica.
La crítica al capitalismo debe ser una posición omnipresente y considerar al comunismo como la única alternativa real a un capitalismo que genera desigualdad creciente, precariedad, crisis ecológicas y guerras. Es una meta de una sociedad sin clases, sin explotación y radicalmente democrática.
4.
El sujeto del cambio será un nuevo bloque histórico
El
sujeto revolucionario clásico (el proletariado industrial) ha
cambiado. El cambio debe ser impulsado por un «bloque histórico»
más amplio. Se trata del Pueblo-Clase Trabajadora, de la multitud
etnico-clasista: Proponemos la construcción de una nueva alianza
social que una a la clase trabajadora tradicional con los pueblos
originarios, los afectados por la minería y los agronegocios, los
nuevos precarios, los autónomos dependientes, los jóvenes, las
mujeres y los sectores populares empobrecidos. El objetivo es
construir una nueva «voluntad popular» que se identifique
con este proyecto de nueva república.
En resumen, el republicanismo refundacional democrático propone utilizar la República Federal como el marco político y democrático para iniciar una transición hacia el socialismo. Es una estrategia de «guerra de posiciones» gramsciana: construir una nueva hegemonía cultural y política en torno a las ideas de soberanía, justicia social y democracia radical, culminando en un proceso constituyente que abra la puerta a superar el capitalismo. La recuperación del Republicanismo —especialmente en su vertiente más plebeya y democrática— es una herramienta fundamental para construir un nuevo proyecto de país. No se entiende la república como un simple cambio de jefatura de estado, sino como una refundación soberana y popular. Pasa por la crítica a la izquierda hegemónica, con la deriva de la socialdemocracia y progresista neoliberal, en general, con las izquierdas que han aceptado el marco neoliberal y la soberanía limitada impuesta.
Coincidimos con Aguilar cuando señala: «Así, la profundidad de la captura de este Estado por todo tipo de actores privados, que operan en su beneficio (oligarquía, militares, transnacionales, empresariado emergente, economía criminal, servidores públicos electos o designados…) debe acelerar la organización comunitaria y territorial para el ejercicio de la autonomía y la decisión propia, en todos los ámbitos de interés”4.
En Resumen: 1.Perú no es una nación, no es una república, nunca hubo democracia ni estado de derecho, ni ciudadanía, ni división de poderes. Es una republiqueta recolonizada con un Estado oligárquico en descomposición, degenerado, racista. El neoliberalismo por su propia naturaleza significa despojo y muerte, es antipopular y antidemocrático, con el desaparece la soberanía y empobrece a la mayoría, es criminal y saqueador.
2. El Perú es un país muy rico pero esta territorialmente repartido entre trasnacionales y monopolios oriundos, sigue siendo una republiqueta, gobernada por la fusión de grupos criminales que han concentrado el poder político. En ese país regido por una Constitución neoliberal y defensora del saqueo de la res pública (con mas de 50 reformas que legalizan el crimen y la corrupción), los Comandos de las FFAA y grandes lumpen empresarios son enemigos de la soberanía; el Congreso y ejecutivo son ilegítimos y han destruido la representación; la Junta Nacional de Justicia (JNJ), el Tribunal Constitucional (TC), la Defensoría del Pueblo (DP) son símbolos de crimen e injusticia; la policía esta privatizada, embrutecida y repleta de bandas asesinas; donde todos los espacios institucionales están corrompidos y las empresas no pagan los impuestos mínimos.
3. La cacocracia es el principal rasgo del régimen. No es de derecha ni de izquierda. Es un conglomerado de mafias criminales en alianza para saquear el país acompañando a trasnacionales y monopolios nativos. Su dirección esta en manos de Keiko Fujimori y sus secuaces: Acuña-Lopez Aliaga-Cerrón y Moreno (PR), han cooptado a fiscales y funcionarios judiciales- jefes de las FFAA y PP-dueños de medios-. instituciones criminales a todo nivel. desde el congreso hasta las subprefecturas y alcaldías, pasando por las FFAA y PP , fiscalias, JNJ, TC, DP, gobiernos regionales, burocracia. Tenemos todo un sistema corrupto, leyes pro crimen y un ejército de corruptos en toda la administración pública.
4. La soberanía y sus derivados la constitución , las leyes, la elección de representantes, el referéndum, la rebelión, las armas han sido usurpados y apropiados por estas mafias
5. La derecha ya no puede engañar con defensa de la democracia, de la paz, o el combate al terrorismo. Así como caudillos patanes como el dueño de PERÚ LIBRE- Vladimir Cerrón, Bellido, Breña, no puede hablar de defensa de la izquierda o del pensamiento marxista. Dejando de lado la crítica al Presidente Castillo, su detención-secuestro es injusta y debe ser liberado de inmediato, para iniciar cualquier dialogo.
6. El bloque histórico se ha modificado, hoy integra a un enorme ejercito de reserva que incluye: pueblos originarios, migrantes a las ciudades de la costa, campesinos pobres, jovenes sin futuro, jornaleros, desempleados, economía artesanal y pequeños productores, mujeres oprimidas,
7. Perú tiene alma de izquierda, con esperanza de un mundo mejor, hizo ganar a todos los 6 últimos presidentes, sin embargo la izquierda institucional solo fragmentó al pueblo que lucha por el cambio, con sus catecismos ideológicos, su oportunismo, intereses grupales. Hoy continuan reproduciéndose mientras el pueblo necesita de su disolución y fraguar desde abajo un frente popular con un programa único, básico y rebelde que elija democráticamente candidatos únicos o compartidos para establecer un régimen transicional hacia un socialismo peruanizado que exprese los intereses comunes.
BIBLIOGRAFÍA GENERAL
Adorno, T. (1966). Dialéctica negativa. Fráncfort: Suhrkamp Verlag.
Benjamin, W. (1940). Tesis sobre la filosofía de la historia. Obra póstuma.
Cabanas, A. (2025). Democracia comunitaria, democracia electoral (y sus respectivos estados). Rebelión.
De Francisco, A. (2019). Republicanismo y democracia: el resurgimiento de una tradición. Madrid: Editorial Trotta.
Galloway, G. (2023). The West’s War on Democracy. London: Verso Books.
Marx, K. (1852). El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. Hamburgo: Editorial de Otto Meissner.
Mariátegui, José Carlos, (1972) 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana, Lima: Amauta.
Miras Albarrán, J. (2015). Praxis política y republicanismo. Barcelona: Editorial Crítica.
Rousseau, J. J. (1762). El contrato social. Ginebra: Marc-Michel Rey.
Zibechi, R. (2020). Los desbordes desde abajo. Buenos Aires: Editorial Lavaca.
Notas:
1 Salvador López Arnal, Entrevista a Andrés de Francisco sobre la situación actual de la democracia, mayo 2021, https://espai-marx.net/?p=9810
2 Ximena Soruco Sologuren, La ciudad de los cholos,Mestizaje y colonialidad en Bolivia, siglos XIX y XX , PIEB, La Paz 2011. Blanqueamiento social, un proceso en el que el poder económico del mercado se utiliza para ascender en la jerarquía étnico-racial de la sociedad. ilustra cómo los individuos de origen indígena o mestizo con el capital suficiente buscan una forma de ‘limpiar’ su herencia étnica en favor de una identidad más cercana al grupo privilegiado
3 Cazabaret conversa con Joaquín Miras sobre su libro Praxis política y estado republicano. Crítica del republicanismo liberal. https://espai-marx.net/
4 Samuel Aguilar Solís. «La captura del Estado», diario El Financiero, México, agosto de 2025.
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