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Elsie Monge en Honduras

«Sin verdad no existe justicia»

Fuentes: Rebelión

«Me han dicho que soy un Obispo «Rojo», comunista. Si trabajar cristianamente por la paz, la justicia y los derechos humanos de los más pobres es ser «rojo», ojalá que todos nos volviéramos siquiera «colorados» Monseñor Leónidas Proaño, el obispo de los Indios Creo que su gran fuerza deriva de la fe, de su dulce […]

«Me han dicho que soy un Obispo «Rojo», comunista. Si trabajar cristianamente por la paz, la justicia y los derechos humanos de los más pobres es ser «rojo», ojalá que todos nos volviéramos siquiera «colorados»

Monseñor Leónidas Proaño, el obispo de los Indios

Creo que su gran fuerza deriva de la fe, de su dulce pero decidida convicción que la misión que la vida le entregó es ocuparse de los más pobres, de los marginados, de los invisibles, el prójimo más necesitado y más querido por el «Hermano Mayor», como le gusta llamar a Jesús Cristo. 

Ella es Elsie Monge Yoder, una monja ecuatoriana de la comunidad católica de Maryknoll, en los EE.UU., cuyo ministerio se ocupa de los desafíos más duros de nuestros tiempos: los pacientes de SIDA, los refugiados políticos, la defensa de los derechos humanos, la hambruna y la pobreza.

Por esta motivación, cuando la Plataforma de los Derechos Humanos en Honduras le pidió que prestara su preciosa experiencia como presidenta de la Comisión de la Verdad en Ecuador, para participar en la Comisión de Verdad en Honduras, no ha titubeado un momento a seguir su misión y respaldar la búsqueda de verdad y justicia de los hermanos hondureños.

«Por mí será una experiencia de enriquecimiento, que me preocupa, por tanto estoy contenta con arrimar el hombro para permitir que las cosas cambien en Honduras. Con mi experiencia en Ecuador, sé cómo se puede aclarar sobre los hechos sucedidos, retomar la memoria histórica, porque la mirada en el pasado tiene un sentido cuando puede transformar el presente y el futuro», me cuenta Elsie.

«Es muy importante poner pilares fuertes para que estos hechos no se repitan jamás, combatiendo la impunidad; también es fundamental indemnizar las víctimas y sus familiares, establecer sobre todo un alivio por las torturas psicológicas y las violaciones sexuales, que marcan demasiado, en forma indeleble, mas las almas que los cuerpos», continua la monja ecuatoriana.

«Con respecto a mi trabajo desarrollado en Ecuador, aquí está todo más difícil, en mi país el estado no estuvo persiguiendo los miembros de la Comisión: sin contar los delitos políticos, en Honduras la vida humana no vale nada», Elsie me confiesa preocupada.

«Hemos decidido que nos encontraremos otra vez en octubre, en tanto se formará un equipo local que debe recoger todos los datos que existen ya, estudiar los parámetros para analizarlos y comunicarse con posibles asesores que nos ayudarán en el camino a la justicia», afirma la nueva coordinadora de la Comisión de Verdad en Honduras.

«Yo he insistido mucho sobre la protección del equipo local y sobre la total protección a las víctimas que decidirán declarar, porque no hay que desestimar la gran inseguridad que es vigente en el entero país», me dice Elsie, alarmada.

Y para concluir nuestra charla, mientras sus grandes y móviles ojos azules brillan de energía, afirma que a pesar del peligro de deber trabajar en una situación atípica, mientras el mismo golpe cívico-militar todavía está en curso, es muy estimulante el hecho que no sean trascurridos 25 años desde las violaciones de los derechos humanos, que sea el mismo pueblo a empujar esta búsqueda de la verdad con su lucha pacífica y su estupenda Resistencia, que ya desde más que 365 días queda en las calles, rebelándose.

«Soy impresionada positivamente por este enorme y maravilloso empuje social de los hondureños y las hondureñas: cómo Comisión, haremos todo lo posible para ser a la altura del glorioso pueblo de Francisco Morazan», concluye Elsie con una maravillosa sonrisa, visiblemente emocionada.  

Ida Garberi. Periodista de defensoresenlinea.com  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.