OKLAND, Estados Unidos – La crisis climática y la migración son dos de las cuestiones más críticas -y controvertidas- de la época actual. También están inevitablemente relacionados, y si queremos abordar ambos, debemos hacer algo más que mitigar los impactos negativos del cambio climático.
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«La buena noticia es que las decisiones humanas son las que más contribuyen al riesgo de desastres, por lo que tenemos el poder de reducir sustancialmente las amenazas que se ciernen sobre la humanidad”, dice un informe que llama a transformar la gobernanza de los desastres, para que haya un futuro resiliente para la tierra y sus pobladores.
El desfase entre lo que hay que hacer para salvar la Tierra del desastre medioambiental del calentamiento global desenfrenado y lo que realmente se está haciendo continúa creciendo. Un buen ejemplo de este desfase son las prácticas de financiación de los mayores bancos del mundo.
El Ártico se derrite aceleradamente
Lluvias extremas e inundaciones como las que causaron en abril más de 400 muertes en varias zonas del país africano son el doble de probables por el cambio climático, según un nuevo estudio rápido de atribución.
Estamos en Semana Santa, los musulmanes están en su Ramadán, las Naciones Unidas se encuentran embarcadas en una campaña de alerta al conjunto del planeta, planteando que es “Ahora, o nunca”. Eso dicen, al menos, los 278 científicos de 195 países del planeta reunidos en torno al Sexto Informe del Panel de Expertos de la ONU contra el Cambio Climático.
La inacción climática pone en grave peligro a muchas especies, entre ellas la humana, especialmente a las personas más vulnerables.
Centenas de científicos se movilizaron en diversas ciudades de mundo entre el 4 y el 9 de abril en defensa del clima. Un grito desesperado desde la ciencia contra el calentamiento global y las promesas incumplidas del poder político y económico.
La crisis climática se ha convertido en un nuevo mercado financiero donde se especula con la extinción de las especies y las catástrofes climáticas. Las corporaciones han conseguido que los mecanismos de mitigación sean rentables, flexibles y voluntarios.